1898,
Noviembre 10
La
selección de la Comisión que viajaría a Washington
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Antes
de las votaciones para la selección de los integrantes de la Comisión que viajaría a
Washington, Salvador Cisneros Betancourt planteó que no se considerara
requisito para integrar la dicha Comisión ser asambleísta[1].
Esta posición fue denegada, lo que provocó que el ex marqués de Santa Lucía
exigiera que se hiciera constar en acta su voto contra Calixto García por “considerarlo inconveniente a la salud de
la República”[2].
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1898,
Noviembre 11
Parte
la Comisión que viajará a Washington
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Este
día parte la Comisión
desde Santa Cruz del Sur en el vapor “Antinógenes Menéndez”. Antes de
marchar, dice Juan Gualberto Gómez que: “el general se redirige a la morada
del general Masó. Y allí, en presencia de los numerosos concurrentes a
aquella casa hospitalaria, se acerca el prócer con los brazos abiertos, que
es como si llevara abierta las puertas del alma grande y generosa y le grita:
“Venga un abrazo, Masó, dejemos en el olvido el pasado”. Masó lo abrazó y
acto seguido le sirvió una copa que ambos generales chocaron, y a la vez Masó
le deseó el más completo éxito de la misión que la República le había
encomendado. Fue esa la última vez que ambos generales estuvieron juntos,
pues el General García no regresó con vida a Cuba”.
Y
sigue Juan Gualberto Gómez: “Por la costa sur de Cuba el general hace el
viaje.
“El
12 está en Cienfuegos. El pueblo lo espera en el muelle y le rinde honores.
Luego el general baja a tierra y visita a dos patriotas en sus casas: primero
a la casa de Ana Fernández de Velasco y luego a la de José Frías y Cintra. El
pueblo, aglomerado frente a las casas, sigue dándole vivas.
“Después
sigue hasta Batabanó adonde le espera una multitud de admiradores, entre
ellos civiles y subalternos. Y al llegar a La Habana, sabiendo que un
público inmenso lo espera en la estación de trenes, y para evitar
manifestaciones, desciende en Carlos III. Se aloja en el Hotel Inglaterra,
donde lo está esperando con los brazos abiertos y los ojos llenos de lágrima,
su madre bienamada, pues no ha podido ella contentar su impaciencia y esperar
al hijo en la casa humilde donde vive.
“En
el hotel las visitas a García son muchas. El general rehuye a los
inoportunos, preparándose para ir a cumplir su misión al Norte. Sin embargo
no puede evitar que un corresponsal de “Le Temps” lo entreviste… “Estoy penosamente afectado por la actitud
de otros órganos de la prensa francesa, le dice el general, los que no se han
mostrado como el suyo, imparciales y justos, tocante a la causa cubana. Los
franceses han faltado a su gloriosa tradición. Yo los amo mucho y sufrí ante
la idea de tener en contra a verdaderos amigos”[5].
Y
luego: “¿Por qué la nación que tanto
contribuyó a la independencia americana no nos ha tendido la mano para
conseguir la nuestra?”.
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1898,
Noviembre 18
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(Siguiendo
la descripción de Juan Gualberto Gómez): Se advierte inusitada animación en
la bahía habanera. Cuatro remolcadores, engalanados, se dirigen al vapor
“Seguranca”, que está surto en el puerto. Los remolcadores van atestados de
cubanos jubilosos, que testimonian su simpatía cordial a los representantes
de la Asamblea.
Al
general García le acompañan varios ayudantes, entre ellos su hijo Justo
García Vélez, Carlos Martín Poey, Cosme de la Torriente… rodeado de
ellos se le ve a la débil luz del crepúsculo vespertino, despidiéndose.
Y
cuando el barco leva sus anclas y rompe la marcha, la alegría inunda a
Calixto, pensando como piensa en su esposa doña Isabel Vélez y en sus hijos a
quienes no ve desde hace cerca de tres años. Ellos, lo sabe, le esperan en
los muelles de nueva York.
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[1] Era su objetivo que pudieran formar
parte de la Comisión
otros que no estaban allí presentes, entre ellos: Máximo Gómez.
[2]Temía Cisneros que una vez terminada
la contienda bélica, la forma de gobernar los campamentos militares
trascendiera a la sociedad civil.
[3] La designación de Calixto fue vista
por el historiador Emilio Roig como una rectificación a la determinación del
Consejo de Gobierno a la destitución de su cargo. La historiadora Maricelis
Torres considera que la elección de Calixto se debió al reconocimiento que
tenía el general dentro de la cúpula militar de los Estados Unidos, lo que
podía viabilizar las gestiones de la Comisión.
[4] La propuesta para presentar al
gabinete norteamericano fue suscrita por Juan Gualberto Gómez y Emilio Núñez.
La misma establecía la conveniencia de licenciar al Ejército Libertador y
asimismo instruía a la comisión para que solicitara la ayuda económica al
gobierno estadounidense con la garantía de la renta de Cuba. Además debía
manifestar el apoyo de la
Asamblea al gobierno norteamericano a los efectos de
garantizar el rápido ordenamiento institucional que condujera, sin más
preámbulos, a la constitución de la República.
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