1897,
Agosto 29
Segundo
día del ataque a Las Tunas
Cae
Sedano, el niño artillero
|
Al
amanecer se inicia el fuego de fusil y cañón en todo el frente. A poco los
españoles izan una bandera con cruz roja, lo que significa que piden una
tregua para enterrar a sus muertos y curar los heridos. El ayudante de
Calixto que salió a parlamentar le dice a los españoles que es decisión del
General García que si quieren sepultar a sus muertos y curar sus heridos, lo
tendrán que hacer bajo el fuego cubano. Y se reanuda el combate.
Caen
bajo en manos mambisas otros dos fuertes españoles. Y a la vez los cubanos
combaten contra el cuartel ubicado en la Plaza de Armas.
Contra
ese ultimo baluarte está disparando el cañón de dinamita cuando un certero
disparador enemigo acierta sobre la región inguinal Sedano, el niño
artillero, quien, sabiéndose al borde de la muerte escribe a sus padres,
diciéndole que a ellos les deja el machete glorioso y sus prendas
particulares. Luego muere.
|
|
Acción
frenética de Ángel de la Guardia
|
Cuando
ve caer al glorioso artillero, Ángel de la Guardia[1]
avanza frenético sobre el Hospital y lo captura. Luego regresa contra el
Cuartel de Artillería y allí, al frente del bastión enemigo, en la Plaza de Armas de Las
Tunas, cae mortalmente herido “el
heroico coronel que pronto sería general”.
Dijo
Nicolás Cárdenas que Ángel de la
Guardia se puso en el marco de una puerta, frente a los
españoles del cuartel artillería y, magnifico y enardecido, les grito: “Aquí está Guardia, hagan fuego que él no
teme a ustedes ni a nadie”.
Funston,
en “Memorias de dos Guerras”, dice: “Ángel
de la Guardia
había obtenido algún licor y tomado fuertes tragos. Caminó hacia la calle a 50 pies de distancia del
fuerte enemigo y comenzó a blandir su machete y a maldecir a los españoles
que habían asesinado a su padre y que él no quería nada mejor que chocar con
ellos. Sus camaradas le llamaban, los oficiales españoles les decían que no
querían matarlo, pero él había perdido la razón. Se escuchó un mando enérgico
detrás del muro de ladrillos, el fuego salió de las aspilleras y el joven
cubano cayó perforado de balas. El general García, con un gran sentido de los
justo, no hizo responsable de su muerte al comandante del fuerte “El
Telégrafo” (cuartel de artillería).
|
|
Durante
todo el día continuó el ataque cubano contra el formidable cuartel de
infantería de Las Tunas.
|
Durante
todo el día continuó el ataque cubano contra el formidable cuartel de
infantería. Lo mandaban los coroneles Paula Valiente y Montalvo y el
brigadier Carlos García Vélez, pero sin resultado apreciable, a pesar del
fuego del cañón.
A
las cuatro de la tarde Collazo emite un parte al General: “Creo que el cañón de dinamita podría
proteger a los asaltantes, para el asalto esta noche o mañana”. (Del
cuartel de infantería).
Comunicación
de Carlos García Vélez: “Papá, estoy
contento, los soldados del fuerte están parlamentando y se rendirán esta
noche. El comandante es el que no quiere. Se me han presentado siete soldados
y quince más después. Creo que no habrá que asaltar. No se preocupe por mi
que tengo mucha prudencia y muchísima calma”.
Pero
el cuartel español en Las Tunas no se rinde ese día aunque dentro hay cerca de cien heridos y enfermos.
|
|
|
|
|
|
Anterior Siguiente
|
[1] Se trata del joven que casualmente
estaba cerca de Martí en Dos Ríos, el último cubano que vio con vida la Apóstol
de la independencia de la Isla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario