Por: Ronald Sintes Guethón
En 1900 Carlos García Vélez contrae
nupcias con Amalia Elena Martínez-Ibor, hija de un español emigrado de Cuba hacia Tampa y
pionero de la industria tabacalera en la Florida, se llamó Vicente Martínez-Ibor y Manrara, amigo cercano a José Martí y uno de sus más importantes colaboradores.
En la fecha de su boda, Carlos García Iñiguez ocupaba el cargo de Inspector General de Cárceles, Prisiones y Beneficencia. Al año siguiente el joven matrimonio viaja a Estados Unidos, donde atraviesan por grandes dificultades para encontrar casa. En carta a su madre fechada el 19 de Agosto de 1901 le escribe al respecto: “Ud. no sabe lo que he buscado. En donde encontraba cuartos para dos faltaban muchas cosas necesarias; en otros sitios las había pero sin comida. Ahora tengo una magnífica casa en una calle céntrica, con los carros por la puerta y los colegios cerca, con baño, luz, calefacción y habitaciones muy bien amuebladas en el primer piso con vistas a la calle, comida y servicio por un precio moderado, es una casualidad encontrada”[1].
En el diario-memorias que de Carlos se conserva en la Casa Natal de Calixto
García en Holguín dice él: “Ingresé en la Diplomacia de
la República
por considerar que ella era la que podría contribuir a sacar la República adelante”[2].
Cuando en 1912 Carlos García Vélez fue liberado de su cargo, el periódico “Previsión” publicó: “¿Mantendrá el nuevo secretario que se haga cargo de la Secretaría de Estado, el mismo criterio que el dimisionario señor García Vélez con respecto al boicoteo a la presencia de los negros en esa dependencia del gobierno? ¿Se dará el caso de que el que va a hacerse cargo de esa Secretaría será partidario del continuismo en los procedimientos puestos en práctica por aquel recalcitrante preocupado?”[6].
Visita de José Martí a Ibor-City en 1893 |
El certificado de matrimonio de Amalia Elena Martínez-Ibor con D. Carlos García Vélez recoge que
este tuvo lugar el 19 de febrero de 1900 en la casa de la novia en la calle Consulado no.
130, en La Habana. Ella tenía dieciocho años de edad. El contrayente Carlos García Vélez,
natural de Jiguaní en Santiago de Cuba, contaba en aquel momento
treinta y dos años de edad y fue hijo del mayor general del Ejército
Libertador Calixto García Íñiguez y de doña Isabel Vélez Cabrera. Fue
testigo de la boda el Dr. Eusebio Hernández Pérez, natural de Colón,
Matanzas, doctor en Medicina y Cirugía y vecino de Amargura no.
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En la fecha de su boda, Carlos García Iñiguez ocupaba el cargo de Inspector General de Cárceles, Prisiones y Beneficencia. Al año siguiente el joven matrimonio viaja a Estados Unidos, donde atraviesan por grandes dificultades para encontrar casa. En carta a su madre fechada el 19 de Agosto de 1901 le escribe al respecto: “Ud. no sabe lo que he buscado. En donde encontraba cuartos para dos faltaban muchas cosas necesarias; en otros sitios las había pero sin comida. Ahora tengo una magnífica casa en una calle céntrica, con los carros por la puerta y los colegios cerca, con baño, luz, calefacción y habitaciones muy bien amuebladas en el primer piso con vistas a la calle, comida y servicio por un precio moderado, es una casualidad encontrada”[1].
Pero aunque Carlos al parecer está feliz con la casa que
consiguió en los Estados Unidos, algo va tan mal que su estadía en tierras
norteamericanas es breve. Al final el matrimonio retorna a La Habana y allí,
acompañándose por otros patriotas e
intelectuales, Carlos se enrola en la organización del Partido Unión Democrático con el
cual se postulará para el cargo de alcalde de La Habana, pero pierde en las elecciones frente al
candidato Dr. Miguel Genea y Riverón. Después se instaura la República. El
Presidente Tomás Estrada Palma le ofrece Instaurada la República, Estrada Palma
le ofrece la Legación
de México, el General se transforma en diplomático.
Propaganda de Carlos García Vélez como candidato a la Alcaldía de La Habana |
Las relaciones que México y Cuba han entablado a
través de la historia son un tema que cada día ocupa más a la reflexión
histórica. Hasta hace pocos años el tema predilecto, marcado indudablemente por la Guerra Fría, era la
relación de México con la
Revolución cubana. En la presente monografía se aborda de forma sintética la
presencia del general cubano Carlos García Vélez como primer representante diplomático
en México. El trabajo se divide en dos apartados, el primero de ellos expone
datos significativos y una interpretación sobre el personaje en cuestión,
resaltando sus vínculos familiares, su trayectoria política pero también
intelectual; y una segunda donde se observa el periodo que fungió como
representante diplomático, al destacar su mirada crítica de la realidad
mexicana. 1902 a 1906.
En México se mantiene García Vélez hasta 1906, que fue
cuando a la llegada de las elecciones presidenciales, sucede la llamada
Guerrita de Agosto. “Los liberales comenzaron a conspirar, entre ellos los
generales José Miguel Gómez, Pino Guerra, Quintín Banderas, José de Jesús
Monteagudo, Demetrio Castillo Duany y Carlos García Vélez; entre los civiles
estaban Juan Gualberto Gómez, Alfredo Zayas, Manuel Lazo y Martín Morúa
Delgado.
“El primero en levantarse en Pinar del Río fue Pino
Guerra, que ocupó el poblado de San Juan y Martínez. El Gobierno actuó
rápidamente y el 19 de agosto era detenido en capital el general García Vélez
bajo cuyo mando estaba el levantamiento en La Habana. Le correspondía
a él y a sus seguidores ocupar las estaciones de policía, el palacio
presidencial y detener a Estrada Palma y a Méndez Capote”[3].
Para entender la actitud de García Vélez al sumarse al
movimiento que se oponía a la reelección que preparaba Estrada Palma hay que
remitirse a las concepciones que tenía sobre el tema. “El delito electoral es
el mayor crimen porque es el que corrompe tanto al pueblo elector que vende su
derecho como al pretenso legislador que lo compra. No hay nación que se respete
a si misma que consienta la perduración de tanta nacional ignominia. No hay
mayor traición a la Patria
que la de traicionar su virtud ciudadana”[4].
Impedido de llevar a efecto sus planes, el Presidente
Estrada Palma llamó a las tropas norteamericanas y se produjo la segunda
intervención.
Con la llegada a la Presidencia de la República del Mayor
General José Miguel Gómez, el General García Vélez ocupa diversos puestos,
entre ellos la Secretaría
de Gobernación. Estando en este puesto fue dura y quizás injustamente criticado por el periódico “Previsión”
del Movimiento de los Independientes de Color en 30 de marzo de 1910:
“…La República de Cuba, con un bagaje diplomático que tiende a rivalizar con el de la poderosa Albión, no ha podido nombrar para un simple cargo de canciller a un negro cubano… Bien es que al frente de la Secretaría de Estado no está un prócer de la Patria, en la categoría de los grandes de Cuba; el señor García Vélez tiene que conformarse con ser un segundón de la gloria de su apellido, que es simplemente hereditaria. Y como quizás sus empeños internacionales no le han dejado tiempo para leer…”[5]
Cuando en 1912 Carlos García Vélez fue liberado de su cargo, el periódico “Previsión” publicó: “¿Mantendrá el nuevo secretario que se haga cargo de la Secretaría de Estado, el mismo criterio que el dimisionario señor García Vélez con respecto al boicoteo a la presencia de los negros en esa dependencia del gobierno? ¿Se dará el caso de que el que va a hacerse cargo de esa Secretaría será partidario del continuismo en los procedimientos puestos en práctica por aquel recalcitrante preocupado?”[6].
Cabe señalar que en
los documentos revisados no encontramos pronunciamiento alguno de Carlos García
Vélez ni a favor ni en contra del Movimiento de los Independientes de Color,
tampoco se ha oído nada de que respondiera estos artículos en su contra.
[1] Archivo Nacional Cuba. Fondo Donativos y Remisiones. Legajo 645.
No. Orden 24
[2] Centro Información Museo Casa Natal Calixto García Iñiguez. Diario
Carlos García Vélez. Pág. 166
[3] Castro Fernández, Silvio: La Masacre de los Independientes de Color en 1912.
Editorial Ciencias Sociales. La
Habana. 2008. Pág. 25
[4] Centro Información Museo Casa Natal Calixto García Iñiguez. Diario
Carlos García Vélez. Pág. 131
[5] Castro Fernández, Silvio: La Masacre de los Independientes de Color en 1912.
Editorial Ciencias Sociales. La
Habana. 2008. Pág. 83
[6] Ídem
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