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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

15 de febrero de 2022

LA MUNICIPALIDAD HOLGUINERA 1800-1850 (17)

 17.- Considerando que en el campo estaba la redención de Cuba, el Cabildo ordenó a los Capitanes de Partido que exigieran a los vecinos de los Cuartones la siembra de árboles frutales y de frutos menores para su propio sustento y consumo y, el sobrante que fuera vendido en la ciudad de Holguín. Esa exigencia aparece dirigida a los Vegueros, Estancieros, Labradores y Hacendados bajo la pena de ser considerados como Vagos. La dicha calificación la dejaron a cargo de los Capitanes de Partido que debían hacer durante sus recorridos, llegando al extremo de realizar un Registro de Familias para saber lo que cada familia tenía que sembrar para su alimento. 

La habilitación del Puerto de Gibara hizo progresar el comercio y la agricultura en la municipalidad, constando que al terminar el periodo histórico que hoy comentamos, contábamos con 87 ingenios y trapiches, 21 potreros, 1 675 sitios de labor, 3 504 estancias, 314 vegas de tabaco, 29 colmenares, 16 tejares y alfarerías, 7 alambiques, 6 tenerías, 12 caleras y yeseras, 17 carpinterías, 7 tiendas de ropa, 106 tiendas mixtas, 5 panaderías, 24 zapaterías, 2 herrerías, 2 hojalaterías, 9 talabarterías, 10 sastrerías, 2 barberías, 1 sombrerería, 5 tabaquerías, 1 chocolatería, 2 gallerías, 3 fondas, (una de ellas en el caserío de Gibara, aunque de acuerdo con el informe las dichas fondas tenían poca comodidad para los transeúntes por su reducido local, pero podían proporcionar a los viajeros huevos y leche fría).

La descripción anterior ocurrió a pesar de estar el Término de Holguín formado por Haciendas de Crianza ganadera, que era su mayor riqueza y no permitiéndose la demolición para dedicar sus terrenos a la agricultura porque se consideraba perjudicial hacerlo. Y por ello, aunque se encuentran frecuentes quejas por los destrozos que el ganado hacía en las siembras de los agricultores, se prohibió sembrar con menos de 125.00 pesos de posesión, procurar así que se mantuvieran los montes. La causa de esa prohibición es que eran los terratenientes los que mandaban por ser miembros del Cabildo. Prohibieron, también, cortar los montes y mucho menos la madera de cedro. Eso provocó las quejas de los cortadores José Gordillo, Agustín y José Ramón Zaldívar, Rafael Hechavarría y Antonio Rafael Barreda, pero el Cabildo se mantuvo en sus trece, no obstante la comunicación del Capitán General de la Isla autorizando a los dueños de tierras a cortar las maderas de sus montes, como también lo había permitido las Cortes de Cádiz. 

Más tarde se autorizó a los pequeños agricultores a cercar sus sembrados, siendo esa la forma única de evitar que fueran destruidos por el ganado del Hacendado.

Respecto al Ejido, concedieron un permiso para mantenerlo labrado y sembrado, por lo menos por el tiempo en que estuvieran allí sus disfrutadores. Por cierto, a esos, si es que querían servirse de las dichas tierras propiedad del municipio, se les obligaba a tener, por lo menos, 500 cepas de plátano y otros tantos plantones de caña de azúcar y 10 000 matas de yuca, “bajo la pena de ser lanzados (expulsados de las tierras) por haraganes”. 

En 1850 el municipio llegó a tener: 53 770 caballerías de tierra. De ellas 16 750 reservadas a los montes (bosques); 70 para el sembrado de pastizales y 15 110 de terrenos áridos. La producción de ese terreno alcanzó en el año dicho a 4 270 arrobas de azúcar blanca; 3 160 arrobas de azúcar quebrada (parda); 93 480 arrobas de azúcar mascabada; 58 370 arrobas de azúcar de cucurucho y raspadura; 612 pipas de aguardiente; 600 bocoyes de miel de purga; 100 arrobas de café; 20 arrobas de cacao; 10 arrobas de algodón; 90 arrobas de almidón de sagú; 10 arrobas de arroz; 17 410 arrobas de frijoles; 24 500 arrobas de patata (boniato); 8 160 arrobas de millo; 410 arrobas de añil; 110 arrobas de jengibre; 860 arrobas de cera y 720 barriles de miel de abejas, (obtenidas en los 6 400 colmenares con que se contaba); 38 511 cargas de tabaco; 75 560 de plátanos; 46 770 de viandas; 7 510 de hortalizas; 106 470 de malojas; 500 cargas de casabe; y con 180 caballerías sembradas de Caña de Azúcar; veinte caballerías sembradas de Frijoles; veinte caballerías sembradas de Patatas; 10 caballerías sembradas de Mijo; una caballería sembrada de Jengibre; 470 caballerías sembradas de Plátano, que lo eran a su vez de 1 049 890 cepas; 24 610 árboles frutales; 11 520 matas de Café y 4 650 matas de Algodón.

Y las fincas de crianza llegaron a contar con 3 272 Bueyes; 5 562 Caballos y Yeguas; 300 Mulos; 21 416 Toros y Vacas; 4 720 Añojos; 25 380 Cerdos; 2 080 lanar y 1 200 cabríos.

Todas las fincas, por acuerdo del Cabildo, que había sido bajado de la Superioridad, supervisadas por los Capitanes de Partido, los que mensualmente debían de dar cuenta del estado y de la cantidad de lo sembrado. En los partes de los Capitanes de Partido generalmente expresaban que los campos se encontraban en regular estado, no obstante ir en aumento la seca (sequía), y decían que los campos se encuentran estériles por la seca. Por tales informes en cualquier instante sabían en el Cabildo y por él, el Capitán General de la Isla, del estado de las cosechas en cualquier lugar del término de Holguín. Por ejemplo, según esos informes, en 1850 el Partido de Tacajó, que era esencialmente tabacalero, contaba con 2 000 000 de matas de tabaco y 10 000 pies de Yuca; que el de Majibacoa tenía 50 280 cepas de Plátanos, 301 400 pies de Yuca, 32 100 surcos de Boniatos, 20 700 montones de Ñames, 10 200 matas de Calabazas; que en Banes se contaba con 48 490 cepas de Plátanos, 39 540 pies de Yucas, 497 tareas de Maíz, 897 de Cañas de Azúcar, 47 570 surcos de Boniatos, 22 428 matas de Tabaco y 24 989 matas de Calabaza; que en el Partido de San Cristóbal se encontraban 256 355 cepas de Plátanos, 50 234 pies de Yuca, 90 345 tareas de Maíz, 937 montones de Ñame, 577 tareas de Frijoles, 30 141 surcos de Boniatos y 4 352 de Caña de Azúcar; que en San Andrés se contaba con 944 000 cepas de Plátanos, 700 000 pies de Yuca, 40 500 surcos de Boniatos, 16 300 montones de Ñame, 2 000 tareas de Caña de Azúcar, 300 de Frijoles, 6 000 de Calabazas, 18 000 de Maíz y 3 500 000 matas de Tabacos; que en el de Bariay había 1 600 cepas de Plátanos, 900 tareas de Maíz, 60 de Caña de Azúcar, 2 000 surcos de Boniatos, 800 surcos de Calabazas y 55 tareas de Frijoles; en el Sao Arriba 14 075 cepas de Plátanos, 45 116 tareas de Maíz, 60 800 de Caña de Azúcar, 70 500 surcos de Boniatos, 60 500 montones de Ñame, 100 tareas de Frijoles y 100 surcos de Calabazas; en Fray Benito, 6 000 cepas de Plátano,  18 500 pies de Yuca, 86 tareas de Maíz, 5 000 surcos de Boniatos, 201 000 matas de Tabacos, 200 tareas de Caña de Azúcar y 100 de Frijoles; en Auras, con 245 000 cepas de Plátanos, 948 350 pies de Yuca, 90 tareas de Caña de Azúcar, 100 surcos de Boniatos, 250 montones de Ñame; en Tacámara, 43 000 cepas de Plátanos, 110 000 pies de Yuca, 550 tareas de Maíz, 1 200 tareas de Caña de Azúcar, 57 000 surcos de Boniatos, 18 000 montones de Ñame, 80 tareas de Frijoles y 20 000 surcos de Calabazas; en Cacocum, 20 000 cepas de Plátanos, 43 000 pies de Yuca, 150 tareas de Maíz, 22 000 surcos de Boniatos, 4 987 montones de Ñame, 1 600 matas de Tabacos, 50 tareas de Frijoles y 9 876 surcos de Boniato; en Güirabo-Pedernales, 3 400 cepas de Plátanos, 18 000 pies de Yuca, 1 700 tareas de Maíz, 526 tareas de Caña de Azúcar, 3 000 surcos de Boniatos, 1 000 montones de Ñame, 200 tareas de Frijoles y 1 000 surcos de Calabazas; en el Yareyal, 200 000 cepas de Plátano, 400 000 pies de Yuca, 8 000 tareas de Maíz, 2 000 tareas de Caña de Azúcar, 30 000 surcos de Boniatos, 2 000 montones de Ñame, 1 000 tareas de Frijoles y 4 000 surcos de Calabazas;

No obstante ello, eran frecuentes las comunicaciones sobre vecinos que se negaban a trabajar la tierra para alimentar a su familia. Algunos de ellos tenían fama de jugadores o de vagos, otros que eran rateros, otros que se negaban a tener un oficio y otros que eran picapleitos, siendo frecuentes las comunicaciones sobre un tal Luis Angulo, sobre su amigo el chino Pango y sobre el mulato Contreras; el primer era también jugador profesional, el segundo

(FALTA LA HOJA NUMERO 60 DEL MANUSCRITO)

Tampoco faltaron al cabildo los anónimos, unos sobre los mismos hechos mencionados, otros sobre casas de juegos al prohibido y hasta sobre la conducta de los Capitanes de Partido que, según los corresponsales, permitían o disimulaban el juego por ser amigos o parientes de los jugadores, de los vagos o de los rateros. Igual existe un anónimo sobre el Capitán de San Cristóbal, por permitir el juego en su demarcación y otro contra el de Tacajó por permitir la estancia de individuos sospechosos en su demarcación pedánea.


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