LO ÚLTIMO

La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

15 de febrero de 2022

LA MUNICIPALIDAD HOLGUINERA 1800-1850 (11)

 11.- El cargo de Teniente a Gobernador era superior dentro de la municipalidad. Representaba ante ella al Gobernador, al Capitán General y al Monarca Español, por lo que presidía el Cabildo y a todos los organismos existentes en el Municipio, era el Jefe superior de la Tercera Sección del Departamento Oriental con sede en la Ciudad de Holguín, y era el Jefe Superior de las tropas destacadas en la Ciudad a pesar de su Cabildo, a pesar de sus Alcaldes ordinarios, “las justicias”, el Alcalde Mayor Provincial, de los Alcaldes de la Santa Hermandad, de los Regidores, del Alférez Real, del Alguacil Mayor. 

Fueron Tenientes a Gobernadores de Holguín en el periodo histórico que hoy comentamos: 

Félix del Corral y Menocal, Capitán del regimiento de “Nápoles”, comenzando su mando en 14 de septiembre de 1801.

Francisco de Navia y Bolaños, Capitán retirado, agregado a la Plaza de Cuba, comenzando su mando en 20 de abril de 1805.

Ramón de Armiñán y Pérez González del Camino, Capitán de Granaderos de Infantería de Línea, comenzando su mando en 6 de abril de 1811.

Francisco de Zayas y Armijo, Teniente retirado agregado a la Plaza de Cuba. Comenzando su mando en 1ro de marzo de 1816. 

Francisco Uribarri Pérez del Camino, Teniente Coronel de Infantería, retirado. Comenzando su mandato en 20 de agosto de 1833.

Ramón Sánchez de Soto, Capitán de Granaderos del Batallón Provisional. Comendando su mando en 16 de septiembre de 1835.

Juan Margallo y Holguín, Capitán de la Compañía de Granaderos del Regimiento de Nápoles. Comenzando su mando en 6 de marzo de 1837. 

Ángel de Loño, Primer Comandante del Regimiento de Infantería Ligero de “La Unión”. Comenzando su mando en 26 de noviembre de 1838.

José Garcerán del Vall, Primer Comandante del Regimiento de “La Habana”. Comenzando su mando en 30 de septiembre de 1841.

Ramón Couti de Galiano, Primer Comandante del Regimiento de Infantería de Barcelona. Comenzado su mando en 17 de octubre de 1848.

Francisco de Paula Moreno, Primer Comandante del Regimiento de Infantería de Isabel II. Comenzando su mando en 10 de agosto de 1850. 

Como vemos, unos fueron militares en activo servicio, otros retirados, pero todos apoyados por las tropas regulares de guarnición en Holguín. Es cierto que de 1816 a 1827 no existían tropas regulares en la Ciudad de Holguín, siendo apoyados entonces por los Cuerpos de Milicias y que lo fueron las 80 plazas de las Milicias Disciplinadas de Infantería del Batallón de Cuba y Bayamo, a cuyo cuidado, celo y disciplina fue enviado a Holguín don Francisco de Zayas y Armijo y más tarde el Teniente retirado José Agustín García y Quintero, este segundo desposó a la holguinera Ana de Leyva y Almaguer. Más tarde hubo en Holguín otras agrupaciones de Milicias, que lo fueron: dos Compañías Urbanas de Infantería de Blancos, las que estuvieron al mando de los Capitanes don Cristóbal y don Miguel Proenza, y la Compañía Urbana de Infantería de Pardos, que estuvo al mando del Capitán Manuel Trinidad Guillén; la Compañía de Infantería Urbana de Morenos, que estuvo al mando del Capitán José María Berrillo; la Compañía Urbana de Caballería de Fernando VII, creada en 1814 por disposición del Capitán General de la Isla; la Compañía de Voluntarios Realistas de Holguín, creada en 1824 y la que en 1834 tomó el nombre de Urbana de Isabel II. Por su parte las Tropas Regulares hicieron su llegada a Holguín en 1827 y lo fueron: el Regimiento de Valancey, al mando de don José Garcerán del Vall. Por cierto, la llegada de las tropas regulates causaba trastornos en la Ciudad, ya fueran des de Valancey, las de La Unión, la de Nápoles, la de La Habana, Galicia, Cataluña, Barcelona, Isabel II, del Rey o de Cantabria, sobre todo por la necesidad de conseguirle alojamiento y alimentos, más suficientes catres para dormir. Cada vez que llegó una de esas tropas provocaron quejas del vecindario ante su mal comportamiento al propasarse con las damas e interrumpir los bailes, y eso de “la mano fuerte” de sus superiores. En Actas del Cabildo consta que el espíritu de la discordia se introducía con la llegada de las tropas regulares, y más al tener esos soldados la categoría de “aforados”; esa condición les hacía tener cierta inmunidad y por ello oponían resistencia a ser detenidos, y de serlo, había que alojarlos en celdas especiales, llegándose al extremo de dictarse Bando prohibiendo al vecindario tratar y contratar con los soldados, bajo pena de nulidad, pérdida de la especie, devolución del precio en su caso y responsabilidad por los perjuicios causados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

LO MAS POPULAR DE LA ALDEA