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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

26 de octubre de 2016

Estudio de la cultura material en la ciudad de Holguín (1899-1920). La Economía.



Con información de la Tesis para alcanzar la licenciatura por la Universidad de Holguín de Yusleydis Hernández Hechavarría


Para 1899 el país padecía en su más profunda anatomía las devastadoras contiendas bélicas que habían durado 30 años y que habían concluido el año anterior.


Fue el territorio donde se asienta Holguín uno de los más afectados. Pero en ese año comenzaron a ponerse en práctica una serie de medidas que muy pronto comenzaron a reanimar la economía, y con ella mejora la vida del holguinero.


Por demás en ese año comienza el período de ocupación y expansión del capital norteamericano en esta región, que, casi en su totalidad, se dirigió hacia el sector azucarero. “[...] Aprovechando tanto el período de ocupación como la depresión económica existente, compañías y colonos norteamericanos invirtieron sus capitales en la compra de tierras. En este período se inició la fundación de grandes centrales azucareros. Al construirse la República mediatizada (1902) en Holguín se hizo sentir la aceleración histórica hacia el capitalismo, con auxilio del moderno capitalismo del norte”[1]. ”


Finalmente las inversiones de las compañías norteamericanas cambiaron el destino de la economía en la región. Aunque tales inversiones siempre estuvieron asociadas a la voracidad por la compra de grandes extensiones de tierra.


Mayormente las tierras holguineras eran fértiles, muy buenas para sembrar en ellas la caña de azúcar, solo que en el período inicial a la instauración de la República las haciendas estaban en estado crítico y sus dueños endeudados. De ahí la facilidad de los inversionistas extranjeros para comprarlas y hacer de ellas una valiosa fuente de obtención monetaria.


Por demás en la etapa circulaban en la ciudad dos monedas, el oro y la plata española (heredadas de la antigua metrópoli, y que desaparecerían para 1915) y la moneda americana que muy pronto ocupó un lugar importante dentro de las operaciones comerciales que se realizaron dentro y fuera del país. Según referencias protocolares las primeras compraventas que se efectuaron con moneda americana datan 1902 y no fueron tierras, sino viviendas.


Para diciembre de 1915 el Departamento de Ahorros publica a través del periódico “El Eco de Holguín”  la siguiente nota, informando como se verá, el cese de circulación de las monedas españolas (oro y plata):

En virtud del Decreto del Gobierno por el cual se ordena retirar de circulación el oro y la plata española, se avisa a los depositantes de nuestros Departamentos de Ahorros que las cuentas en estas especies dejaran de devengar interés desde esta fecha, quedando las cantidades depositadas a disposición de cada interesado en esa misma clase de moneda mientras no se nos ordene la conversión a moneda de curso legal[2].

A partir de esa fecha los procesos comerciales solo se efectuaban utilizando la moneda americana. 

Leer además: Características de la cultura material en Holguín en el siglo XIX: ¿Qué comían? ¿En qué vasijas bebían? ¿Qué ropas usaban? los abuelos de todos los holguineros



En el periodo se constituyeron múltiples y variadas sociedades mercantiles regulares destinadas a diferentes sectores de la economía. Veamos algunas:

Nombre
Representantes
Dedicados
Año
*
Sres Melchor y Pelayo Recio Pascual
Compraventa de tejidos y ferretería
1905
Antonio Rodríguez
Sres Antonio Rodríguez Fuentes y Wenceslao Infante Bidopia
*
1911
Cía Jabonera de Holguín
Sres. Rafael Aguirre y José Díaz
Fabricación y venta de jabón
1914
Elgarresta y Cía
Sres. Lorenzo Elgarresta y Carlos Hernández Valdés
Compraventa de frutos del país
1914
E.Adán y Cía
Sres. Emilio Adán Yepa y Aquiles Betancourt Castillo
*
1915
*
Sres. Antonio Rodríguez Leyva y Manuel Merino Pérez
Venta de víveres, ropas, ferretería, calzado y quincalla
1915
*
Sras. Adelaida Bracho Anzardo y Josefa García Bracho
Víveres, ganadería y fabricación de tabacos
1915
La Casa Grande
Sres. Esteban Galván de la Torre y Rudencio Pintado Rodríguez
Venta de ropas
1915
R. Trueba e hijos
Sr. Remigio Trueba González
Venta de víveres, ferretería, peletería, lencería y otros
1916
Landabe y Luís
Sres. Tiburcio Landabe Velazburo y Angel Luís
Compraventa de víveres, frutos del país y licores
1917
Gutiérrez Valdés y Cía
Sres. Oscar Gutiérrez Sánchez y Julio Valdés Rivadulla
*
1917
J.González y Cía
Sres. Juan González de la Rosa y Restituto Velásquez de la Rosa
Tejidos y peletería
1918
El Nuevo Progreso
Sres. Pedro Rafael y Enrique Rodríguez Fuentes
Fabricación de hielo y aguas gaseosas
1918
Rodríguez González y Cía
Sres. José Cermandas Pérez y Miguel Rodríguez Muñoz
Víveres
1918
José Motola y Hermanos
Sres. León, José y Gastón Motola
Venta de tejidos y ropas hechas
1920
*
Sres. Eleuterio Moro Percina y José Pedrás Fornaris
Explotación de la industria de maquinaria y trabajos mecánicos y de herrería
1920
 * La fuente no refiere el nombre de la Sociedad o a qué se dedicaba.

Tomado de Archivo de Historia de Holguín. Protocolos Notariales. Notarios: Alcibíades de la Peña (1905), Francisco Fernández Rondán (1911, 1914, 1918), Alfredo Vázquez Botana (1915), José García Feria (1916), Enrique Rodríguez Fuentes (1917), Rafael Gastón (1917), José Biosca Jordán (1918, 1920), Pedro Talavera Céspedes (1918) y Angel Rodríguez Fuentes (1920).
El capital de estas Sociedades variaba en dependencia del capital económico con que contaran sus socios. Entre ellas fue una de las que tuvo mayor  utilidad, por la diversidad de oferta que puso a disposición de la familia holguinera, la conformada  “[…] el primero de marzo de 1905 por los señores Don Melchor, Don Pelayo Recio Pascual y Don Sergio Montejo Arteaga; todos de esta naturaleza y dedicados al comercio. El objeto de la sociedad será la compra y venta de tejidos, víveres, ferretería y demás artículos propios de un establecimiento mixto de negocios de comercio, con domicilio en esta ciudad. Su capital social está compuesto de tres mil pesos oro español”[3].

Una tienda holguinera de principio del siglo XX
Generalmente estas sociedades no excedían los cinco años de duración y al concluir el plazo acordado se efectuaba un inventario con un balance de los bienes adquiridos.


Sus accionistas las abrieron pidiendo préstamos con hipoteca. Si el beneficiado se veía en la imposibilidad de pagar, generalmente entregaban al fiador la casa vivienda del beneficiado. Asimismo los préstamos se hacían por cortos períodos  de tiempo, oscilando entre los seis meses y dos años. La cantidad prestada  variaba entre los trescientos y cinco mil pesos; lógicamente se cobraba un por ciento mensual en la misma moneda en que se efectuaba el préstamo.


Los préstamos de hipoteca voluntaria se efectuaban a través de los notarios. Las primeras operaciones de este tipo comenzaron a realizarse en el año 1903, pero no fue hasta 1907 cuando adquirieron mayor fuerza. 


Un ejemplo de ellas fue la que se efectuó ante el notario Francisco Fernández Rondán el 4 de mayo de 1907, por “[…] los señores Marcelino Espinosa Marrero, natural de Bayamo y de profesión tabaquero y Pedro Rodríguez Fuentes, de esta naturaleza y propietario, ambos vecinos de esta ciudad. Estos señores efectuaron una hipoteca voluntaria por trescientos pesos oro americano, con interés del dos por ciento mensual en igual moneda por el plazo de dos años. El prestatario dio a conocer al notario como hipoteca en seguridad la posesión de un colgadizo de ladrillos, maderas y tejas, en la calle Unión con sus correspondientes medidas”[4].


Paralelamente a las constituciones de sociedades y los préstamos de hipoteca   ocurrieron compraventas de establecimientos. Según consta en los Protocolos Notariales, entre los años 1910 y 1920 llegaron a venderse en la ciudad 31 establecimientos: 6 dedicados al negocio de la peletería, sombrerería, ropa, perfumería, relojería y otros; 18 a víveres, panaderías y bebidas y 7 a  café-cantinas.


La operación de compraventa generalmente venía acompañada de un inventario de los medios existentes en los establecimientos, así como una relación de sus precios.


Por ejemplo, en 1911 se produjo la compraventa de un café-cantina que se nombraba Colón. El notario Francisco Grave de Peralta fue quien hizo la escritura en la que dice que “[...] comparecen los señores Francisco Cuayo García y Matías Santiesteban Aguilera, ambos naturales de esta ciudad y dedicados al comercio en un establecimiento situado en la calle Peralta esquina a Maceo, con el mobiliario y enseres propios y necesarios del giro y con ciertas existencias de licores. Lo venden al precio de 900 pesos oro español[5].


El precio de los establecimientos que se vendieron en Holguín variaba en dependencia del lugar donde se encontrase y el estado constructivo del establecimiento. Para hacer las ventas sus dueños llegaron a en los talleres tipográficos de la ciudad hojas donde relacionaban los productos con que contaba el establecimiento en venta. Igual, en la prensa local era usual la presencia de anuncios comerciales sobre tales ventas.


El “Eco de Holguín”, en numero correspondiente al 26 de mayo de 1915 publicó la nota de venta de uno de los principales establecimientos de la época, “El Jazmín de Cuba”. Dice la nota que se trataba de un “[...] establecimiento modelo. Hay de todo. Sus dueños tienen el gusto de ofrecer a sus marchantes y al pueblo en general un extenso y variado surtido de ferretería, locería, cristalería, juguetería, zapatería y talabartería. También tenemos gran surtido en quincalla, cedería, joyería y ropa hecha, y así como los gramófonos de las mejores marcas de Víctor Columbia y la excelente agua de Mesa Cabreiroa de los mejores manantiales de su nombre. Esta casa también recibe los mejores vinos tintos de España”[6].


Principales establecimientos comerciales de Holguín (1898-1920)

Nombre
Dedicado
La Estrella Solitaria
Panadería, víveres, licores, tabacos y cigarros.
La Independencia
Sombrerería, perfumería y otros.
La Estrella Cubana
Baratillos
La Francia
Sombrerería, calzado, perfumería y pinturas
El Oriente
Víveres y licores
La Nueva Era
Herrería
El Buen Gusto
Perfumería, quincallas, juguetería y artículos de escritorio
La Picota
Tabacos, víveres y frutos del país
El Paraíso
Comestibles y licores
La Holguinera
Ropas, sedería, perfumería, sombrerería, joyería y quincallas
El Suizo
Relojería
*
Almacén de víveres y panadería
*
Elaboración de pan
La Casa Verde
Ropa, sedería, sombrerería y peletería
El Fénix
Dulces y confituras
La Sucursal
Ferretería, muebles, lozas y cristalería
La Solitaria
Peletería, sombrerería y otros
Colón
Café-Cantina
*
Almacén de víveres y panadería
La Luz de Yara
Ropas, sedería, perfumería y otros
*
Víveres
*
Víveres y panadería
*
Víveres
Café Cosmopolita
Café-Cantina
El Encanto
Tejidos, sedería, sombrerería, peletería y otros
La Barata
Víveres
Los Latinos
Ropas
La Ciudad de Londres
Locería, cristalería, juguetería y zapatería
El Jazmín de Cuba
Locería, sedería, sombrerería, calzado y perfumería
La Casa Lastra
Ropas, sedería, sombrerería, calzado y perfumería
El Rápido
Café
La Industrial
Jabonería
La Central
Víveres
Café Washington
Café-Cantina
*
Bodega
La Reforma
Tejidos
*
Víveres y licores
El Manzanillero
Café
El Triunfo
Café
La Paloma
Víveres
Campo Rojo
Café-Cantina
La Flor Cubana
Dulcería y Repostería
La Estrella
Materiales de Construcción
La Oriental
Mosaicos y ornamentos
Marmolería
Mármoles
El Porvenir
Víveres


Para inicios del siglo existía un número reducido de hoteles en la ciudad, pero, eso sí, gozaban de calidad en sus servicios, comodidad y reducidos precios. Eso y el confort que ponían a disposición de sus huéspedes, atraía a los viajeros de paso. Entre ellos se recuerda al Gran Hotel Tertulia, Hotel Washington y al Hotel Isla de Cuba. Este último, para satisfacción de sus dueños, fue el lugar “[...] preferido de los señores viajeros, no sólo por el suntuoso edificio que ocupa, en el lugar más céntrico de la ciudad, sino por sus cómodas y ventiladas habitaciones, amuebladas con gusto. Este hotel ésta situado a treinta metros del Parque Central “Calixto García” y cuenta con todas las comodidades necesarias; dependientes de reconocida moralidad, excelentes cocineros, servicio cantina, baños y duchas gratis a precios reducidos”[7].


[1] Pérez Cruz, Yadira:  La cultura material en el Holguín Colonial del siglo XlX (1868 -1898).  Trabajo de Diploma. Universidad de Holguín. Facultad de Humanidades. Departamento de Estudios Socioculturales. 2008.

[2] El Eco de Holguín. No 1833. Sábado 11 de diciembre de 1915. Año XXI. Pág.3

[3] Protocolo Notarial. 1905. Alcibíades de la Peña. Pág.766.

[4] Protocolo Notarial. 1914. Francisco Fernández Rondán. Pág. 654.

[5] Protocolo Notarial. 1911. Francisco Grave de Peralta. Pág. 633.

[6] El Eco de Holguín. Año. XXI. No 1776. Pág. 2.

[7] El Eco de Holguín. No 594. Sábado, 25 de febrero de 1905. Año. X. Pág. 5.

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