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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

18 de octubre de 2016

Club Rotario en el Norte Oriental de Cuba (Actual Provincia de Holguín)



Paul P. Harris

Es el Rotarismo una organización de carácter internacional que fue fundada por el abogado y filósofo estadounidense Paul. P. Harris en los albores del siglo XX. Tenía esa como principal fin, ofrecer oportunidades para formar amistades y desarrollar en el individuo el deseo de rendir servicio a sus semejantes, a su comunidad, a su país y al mundo.
  

Con información del libro inédito de Zenovio Hernández y Roiny Velásquez, La Aldea ofrece: LA HISTORIA DEL ROTARISMO EN LA CIUDAD DE HOLGUÍN Y EN OTRAS CERCANAS QUE HOY CONFORMAN LA PROVINCIA.



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NACIMIENTO Y EXPANSION DEL ROTARISMO



Acabado de establecerse en Chicago, Harris se dio cuenta de que contaba con muy pocos amigos, y deseoso de establecer relaciones, esperanzado de poner en práctica sus ideas para establecer mejores métodos en los negocios y de trato social entre los comerciantes y profesionales, se reunió con algunas de las pocas personas que tenía cerca en la oficina de uno de ellos y comenzaron los trabajos para organizar un “club de amigos”, que en 23 de febrero de 1905 quedó constituido.



A partir de entonces las reuniones de los integrantes del Club se realizaron cada semana en la oficina de un socio distinto; esta rotación de lugar, según se afirma, sugirió a Paul Harris el nombre del nuevo Club: CLUB ROTARIO[1].



Para sorpresa de los iniciadores, a los pocos meses el número de socios del Club Rotario había aumentado tanto que fue necesario celebrar las sesiones en locales grandes[2].



En 1909 uno de los miembros, Manuel Muñoz, se muda a San Francisco de California y añorando el grato ambiente del club de amigos que había dejado atrás,  funda uno similar. Al año siguiente ya existían dieciséis clubes Rotarios en importantes ciudades como New York, Boston, Nueva Orleáns, Detroit y San Luis, por lo que sus miembros deciden fundar la Asociación Nacional de Rotary Clubs  que quedó bajo la presidencia de Paul P. Harris.



La asociación siguió creciendo y en 1911 celebró la segunda convención anual en Portland. Allí se adoptó oficialmente el sugestivo lema “Se beneficia más quien mejor sirve”, se creó una revista mensual, “The Rotarian,” donde se divulgarían las principales informaciones de la Asociación y se consolida la ideología y la estructura  de la organización, que ese mismo año comenzó a exportarse a otros países,  teniendo siempre como punto de partida la fundación de un club, núcleo imprescindible, que tiene la filosofía siguiente:



“Un club rotario es una agrupación de hombres representativos de la comunidad, seleccionados entre los más activos, competentes y honorables en los negocios y profesiones, con una alta ética profesional, que se reúnen por lo menos una vez a la semana para fomentar el conocimiento, la amistad y el compañerismo entre sí, por medio del trato frecuente y el cambio de ideas, para así poder cumplir los fines rotarios cuya base principal es el ideal de servicio. (…) Para establecer un club rotario ese tiene que haber sido admitido por Rotary Internacional”[3].



El periódico “Chicago Examiner” en su edición de 25 de febrero de 1910, al hacer la crónica de una reunión ordinaria del Rotary, dijo:



“La idea es que un solo panadero pueda integrar el club y que los otros 299 que no son panaderos, traten de convencer a los hombres, mujeres y niños, de que el pan de ese panadero es el mejor de Chicago. El panadero, a su vez, debe convencer a la gente de que la leche vendida por otro socio es la mejor de todas”[4]



Los Estatutos de la organización fueron muy específicos en que entre los socios nada más debía haber uno solo de cada línea de los negocios, que podía ser desde vendedores de carbón hasta grandes empresarios. Era lo que para ellos significaba el principio de clasificación. La palabra “clasificación”, en sentido rotario, determina la profesión o negocio que representaba cada socio. El hecho de seleccionar la figura social más destacada en el campo de cada una de las distintas profesiones o negocios, convertió al club en una verdadera síntesis de toda la vida social y económica de la localidad, en una especie de parlamento imparcial donde sus representantes expresaban sus reflexiones e inquietudes en un ambiente de igualdad, y algo muy importante, hacia al socio en alguien respetando, que estaba obligado a dejar fuera de sus discusiones los credos políticos, religiosos o estéticos. Esa norma que determinaba que en cada club solamente podía haber un socio por rama de los negocios, fue superada posteriormente.



Asimismo los dichos Estatutos determinaron que cada Club fuera regido por una Directiva que era renovada cada año, esa la presidida un ejecutivo.



La presidencia designaba los comités administrativos que abarcaban temas como asistencia, estatutos y reglamentos, convenciones, socios, programas, publicidad, pro-juventud, ciudadanía y patriotismo, mejoras de la comunidad, adelantos cívicos, instrucción y recreo, educación y salud.



En agosto de 1912, en una convención celebrada en Duluth, se constituyó la “Asociación Internacional de Rotary Clubs”. A ella pertenecieron los clubes de Winnipeg (Canadá), de Dublín (Irlanda) y de Londres (Inglaterra). Cuatro años después, Cuba se convirtió en el quinto país del mundo y el primero de Iberoamérica en formar parte de la organización.



En 1952 el Rotarismo ya se había establecido en 85 países con 7 600 clubes distribuidos en 292 distritos y con un número aproximado de 360 000 socios, lo que demuestra que consiguió respetabilidad en más de la mitad del mundo por sus humanos fines u objetivos.

Cada club rotario se convirtió en una tribuna pública en la que se exponían y debatían los problemas locales, nacionales e internacionales de mayor importancia, en un plano de comprensión y de posibles soluciones beneficiosas. Por eso de sus mesas de trabajo surgieron iniciativas y obras de extraordinaria valía y connotación no sólo para las clases pobres y marginadas, sino para toda la sociedad.



Algunas personas clasifican a esta institución como Sociedad de Instrucción y Recreo (SIR), pero es más acertada la denominación de cívica y de servicio. Las primeras se remontan a la herencia europea decimonónica, las segundas, conformadas principalmente por los clubes de Rotarios y de Leones, al pragmatismo burgués estadounidense del siglo veinte. Aunque ambas agrupaciones organizaban múltiples actividades, las SIR fomentaban con especial interés el cultivo de las artes y la cultura, mientras que los rotarios eran, más bien, consumidores pasivos de las manifestaciones artísticas, y daban mayor énfasis a lo relacionado con los negocios y el servicio. A diferencia de las SIR, e incluso de los Leones, con los que guardaban una gran semejanza, los Rotarios carecían de una edificación social para sus actividades y asimismo eran mucho más elitistas y selectivos de su membresía, la cual siempre partía del oficio y profesión de los aspirantes a socios.

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[1] Aunque se atribuye la adopción de su nombre al plan, seguido en un principio, de celebrar las reuniones rotativamente en las oficinas de diferentes socios, cuando la organización adoptó la rueda dentada como su emblema oficial, el nombre se interpretó como la búsqueda del progreso y la asunción de las grandes conquistas  de la ciencia y la técnica para el mejoramiento de la sociedad.



[2] Libro de Cuba. El Rotarismo en Cuba, p. 951.


[3] Carlos Garate Bru, Rotary: memorias del año oficial 1939-1940, p. 283.


[4] Rotary. Cincuenta años del ideal de servir. 1905-1955, publicado por Rotary Internacional, Evanston, Illinois, E.U.A.1955, p. 17.


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