Aunque existen evidencias
de que algunos canarios que vivían en las inmediaciones de Gibara (siglo XIX), poseían algunos recurso, esos
eran los menos. Los otros, que eran más, eran los pobres. Ellos se establecieron en los cerros, y cuando
lograban reunir recursos, aunque solamente fueran unas pocas
monedas, lo utilizaban para adquirir tierras en la zona llana. Otros muchos,
para conseguir el mismo fin, pedían
dinero prestado e hipotecaban la finca recién adquirida. Así el curioso encuentra
en los protocolos notariales un canario compraba una finca y ese mismo día la hipotecaba.
Veamos un caso específico: el canario Juan Ortega Hernández compró en 50 pesos oro a Juan Gualberto Martínez, tres cuartos de caballería en Los Altos, que era un barrio situado en la Sierra de Candelaria. (Lástima que las escrituras no especifican las dimensiones de la finca)[1]
Generalmente los linderos o
límites de estas fincas que se vendían e hipotecaban eran bastantes peculiares,
así, por ejemplo, en una transacción que hace el canario Rafael Hidalgo y
Mariño con Felipe Munilla en el acta de venta para fijar los límites de la
finca se especifica que aquel era:
“(…) el punto nombrado La Casimba, donde existe una
mata de caña bambú y donde, además, está clavado un horcón de lechero cuyas
señales son conocidas por José Rafael Hidalgo. Más adelante hay otro horcón,
éste de madera de Cuyá que se halla en la cerca que existe a orilla del caserío
de Las Bocas. Estas señales permanecerán fijas sin que puedan ser removidas”[2].
Los canarios, como mismo otros
campesinos que se establecieron en el barrio de Candelaria obtenían pequeños
préstamos de personas establecidas con anterioridad en la comarca y que contaban con recursos. En
los documentos que se conservan destaca como prestamista Mauricio Calvi, sujeto
este de origen italiano que se asentó en el barrio a finales de los años
treinta del siglo XIX. Calvi estableció una sociedad para hacer préstamos con
el también italiano Benito Moro. Este último llegó a tener tal poder económico
que parte del barrio de Candelaria donde se asentó se conoce hoy en día con el
nombre de Candelaria Moro.
Era Felipe Munilla, natural
de Santander y propietario de tierras y comercios en la comarca, otro de los
prestamistas. La parte de Candelaria donde vivía este individuo se le conoce
como Candelaria Munilla. Es interesante que las partes del barrio que se
nombraron con el nombre de vecinos que eran ricos y prestamistas. Ello hace
creer que en la memoria popular y en especial en la de los descendientes de los
canarios, el prestamista alcanzara
dimensiones sobrevaloradas al ser aquel quien podía prestarle el dinero
que necesitaba para comprar tierra apetecida.
Como mismo los
terratenientes mencionados, hubo en Candelaria comerciantes que hacían
prestamos; entre ellos el catalán Martín Gurri, quien incluso, utilizaba un
apoderado o testaferro llamado Manuel Alberti natural de Puerto Príncipe[3].
Un viejo documentos da
cuenta de cómo actuaba Gurri: dice que el día 27 de septiembre de 1858 aquel prestó
la cantidad de 944 pesos 80 centavos al matrimonio canario integrado por
Jerónimo Rodríguez y Juana Hernández. El dinero lo hizo contra la hipoteca de
un sitio de labranza en Arroyo Blanco, punto de la hacienda Candelaria y con la
fianza que otorgó el también matrimonio canario integrado por Ana Francisco
Velásquez y Jacinto Hernández[4].
No debe verse a los
canarios de Candelaria como pobres campesinos, siempre al borde de la ruina. A
algunos de ellos el trabajo y el ahorro les permitió reunir un minúsculo
capital con el que también hacían préstamos. En los documentos que se conservan
en Gibara hay diversos ejemplos de aquellos modestos usureros canarios. En algunos casos se comprueba que eran
gente que iban más allá de hacer un improvisado préstamo a un vecino, sino que estaban
acostumbrados a prestar dinero y que sabían a qué mecanismos legales recurrir
en caso de que el beneficiado se negara a pagar. Así está el caso del canario
José Pérez Martín quien en 29 de julio de 1861 dio un
poder a Rafael Valero para que lo representara en los trámites que
estaban siguiendo para que un acreedor le devolviera 110 pesos “que le es en
deber y siendo preciso la demanda ante la autoridad competente”[5]
También ocurrió que algunos
canarios especularon con la tierra vendiendo pequeños sitios de labranzas a
otros coterráneos suyos, como fue el caso de los canarios Juan Rodríguez y
Pedro Martín quienes le vendieron al también canario Vicente González “una
estancia nombrada La Caridad
situada en el cuartón de Los Hoyos, ejidos de esta población”[6]
(Fue esa una venta modesta por la cantidad de cuarenta pesos. Dice el documento
que los vendedores, Juan Rodríguez y Pedro Martín, no sabían firmar).
Asimismo ocurrió que un canario
del que no podemos saber su nombre porque el documento del que tomamos la
información está deteriorado, en 1ro de octubre de 1861, vendió al también
canario Vicente Guillermo un sitio nombrado San Antonio fundado en 34 pesos de
posesión en la Candelaria
por 300 pesos[7].
En octubre de 1861 don
Raimundo Rodríguez, natural de Islas Canarias, vendió al también canario Antonio
de Ávila, “una estancia situada en el cuartón de los Hoyos” en 25 pesos[8].
Y el canario don Pedro Antonio García le prestó al también canario Jerónimo
Rodríguez la cantidad de 679 pesos de
plata efectiva, respaldado el préstamo por la hipoteca de un sitio nombrado La Caridad, fundado en 29
Pesos de Posesión en la Hacienda
de Arroyo Blanco, Candelaria[9].
El canario Diego Concepción Betancourt vecino de Candelaria,
casado y de oficio del campo, le vendió al también canario Santos Morera, con
residencia en el cuartón de Arroyo Blanco, casado y propietario, un sitio de
labor nombrado San José, fundado en 30 Pesos de Posesión en la hacienda comunera de Pedregoso. La
transacción se hizo por 400 pesos oro[10].
El vendedor había comprado las tierras el 13 de enero de 1872 de manos de Doña Maria
Eduvigis de Mora[11].
En otras ocasiones se
hacían compras de fincas por dos o más canarios. Ahora no es posible saber si
en estos casos era para realizar la explotación común del terreno o si luego de
la compra lo dividían. Lo que sí es fácil de entender que era esa una forma de
poder establecerse en la zona llana de Candelaria donde los terrenos eran más
fértiles, el valor de la tierra era superior y el transporte más fácil.
Ejemplo de lo anteriormente
dicho fue el caso de los canarios Vicente Santos Morera y Raimundo Martín
Betancourt que el 19 de febrero de 1883 compraron
al balear, natural de Ibiza, Jaime
Clapes Ferrer, una finca por el precio de mil pesos oro[12].
La finca que compraron estaba situada en Arroyo Blanco y lindaba con las fincas
de otros dos canarios, Vicente Santos Morera y Raimundo Martín y con las
propiedades del grande terrateniente santanderino Atanasio Calderón y con el
camino de Holguín[13].
(Era entonces el camino de Holguín la
gran posibilidad de comunicarse fácilmente con los barrios y con el puerto).
La alta mortalidad en la
época también posibilitó a los canarios apropiarse de mejores tierras que las
de lo alto de los cerros. Sucedía frecuentemente que muchos hombres fallecían
en edad relativamente temprana y su finca era heredada por una mujer sola, que
podía ser la viuda o la madre. Sin otros hombres que se encargaran de los
trabajos agrícolas, generalmente estas mujeres vendía la finca para irse con
otros familiares. Fue ese el caso de
Silveria de Feria y Gómez, natural de Holguín y vecina de Candelaria. Ella, junto con su esposo Basilio
Infante, poseía propiedades en Candelaria. Al fallecer el esposo fue ella la
dueña, entonces la viuda puso en venta la finca[14].
(Por cierto, era un hecho muy singular en la zona este de una mujer involucrada
directamente en una transacción de venta de tierra). Y para que el caso sea
todavía más extraño, quien compró fue otra mujer, doña Josefa Hidalgo Rojas. El
esposo de esta última era el canario Miguel Morera Cruz[15].
Miguel, se sabe por el mismo documento, se había establecido en octubre de 1865
en el barrio de Candelaria donde contrajo el matrimonio con Josefa. Ella,
probablemente, pertenecía a dos antiguas familias holguineras, los Hidalgo y
los Rojas que estaban establecidos en la comarca desde el siglo XVIII. Dice el
documento que la mujer había llevado al matrimonio una dote relativamente
importante y que por eso pudo adquirir la finca a un precio de 600 pesos oro. (Si
como suponemos era ella parte de las dos viejas familias mencionadas, entonces estamos
ante el caso de la inserción los canarios recién llegados en viejas familias de
la comarca).
[1] Museo Municipal de Gibara. Fondo Protocolos Notariales, año1881, página 539, folio 158
[2] Museo Municipal de Gibara. Fondo Protocolos notariales, Año1881, Pagina
603, Folio 173
[3] Puerto Príncipe hoy Camaguey
[4] Museo Municipal de Gibara, Fondo Protocolos Notariales, año 1861, 15 de
octubre, pagina 121
[5] Museo Municipal de Gibara, Fondo Protocolos notariales año 1861, fecha
del documento 29 de julio.
[6] Museo
Municipal de Gibara, Fondo Protocolos notariales, año 1861, pagina 106
[7] Museo Municipal de Gibara, Fondo Protocolos notariales, año 1861, pagina
106.
[8] Museo
Municipal de Gibara, Fondo Protocolos notariales, año 1861, 1ro de octubre,
página 109
[9] Museo Municipal de Gibara, Fondo Protocolos notariales, año 1861, 15 de
octubre, sin pagina.
[10] Museo Municipal de Gibara. Fondos protocolos notariales, año 1883, de 5 de enero de 1883
Pagina 15, Folio 6
[11] Ibidem
[12] Museo Municipal de Gibara. Fondos protocolos notariales, año 1883, de 19 de febrero de 1883
Pagina 115, Folio 39
[13] Ibidem
[14] Museo Municipal de Gibara. Fondos protocolos notariales, año 1883,
Pagina 641, Folio 183
Hola si fuera tan amable de revisar en El Mundo municipal de gibara UN Poco mas de dicho citio llamado candelaria a ver si encuentro a unos familiares. Agustín Sánchez duarte
ResponderEliminarCualquier dato de la familia es y será bienvenido por mi parte.
Si puedes acceder a ellos, pues mucho mejor.
Por otro lado te dejo la información de la que dispongo a día de hoy y que es la que más me interesa.
Es la siguiente:
Agustín Sánchez Duarte, natural de Breña Baja, La Palma (1868-1947); se casó con Damiana LLanes Mayor, Lugar de nacimiento: San Cristóbal de los Pinos (Cuba). Falleció 11 de mayo de 1897, Candelaria (Cuba). Residencia San Cristóbal de los Pinos (Cuba).
HIJOS:
Simón Salomé Sánchez LLanes, 1 de noviembre de 1890. Lugar de nacimiento: Candelaria (Cuba), Bautizado el 22 de Noviembre de 1890 a las 8:00 a.m. Libro 6º Folio 639 No 909 Registrado en la Iglesia del pueblo de Candelaria (Cuba).
Teodora Ciriaca Sánchez LLanes. Nacimiento: 1 de abril de 1895. Lugar de nacimiento: Candelaria (Cuba). Bautizada el 24 de Mayo de 1895. Iglesia del pueblo de Candelaria (Cuba).
Todo lo anterior es lo que más me interesa conseguir y ver si esos dos niños Simón Salomé y Teodora Ciriaca Sánchez LLanes lograron sobrevivir a su madre.
Es todo por ahora.
Seguimos en contacto y muchas gracias por tus gestiones