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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

4 de junio de 2009

Holguin: de hato a ciudad

Por José Novoa Betancourt
El Hato de San Isidoro.
Hacia el año 1550 ya Cuba había agotado las posibilidades de su primer ciclo económico basado en la explotación del oro y en menor medida, de productora de casabes y carnes, vendidos a otros colonos en las áreas del Caribe. El agotamiento de las vetas superficiales conocidas, la reducción violenta de la población aborigen utilizada laboralmente y la despoblación hispana, masa siempre sedienta de riquezas, ahora dirigida a las fructíferas áreas de colonización de México o el Perú, obligaron a la revalorización del papel de la Colonia y de su estructura económica. Reducida la minería, las producciones de las viejas Estancias afloraron y sobre su base agro ganadera nacieron, bajo el capítulo de las mercedaciones, los Hatos y Corrales, en las extensas sabanas de la Isla, como ocurrió similarmente en La Española. El ganado vacuno y el porcino aportaron la base de los nuevos productos mercantiles, desde 1550 y durante todo el siglo XVII: los cueros y las carnes saladas, a los que lentamente se sumó el tabaco, antecedentes del terrible reino del azúcar florecido en la segunda mitad del siglo XVIII. El ganado y las haciendas abrieron las puertas a la formación de una nueva cultura que en el ámbito interno originó la jerarquizada sociedad de los Señores de Hatos, extendida en la localidad hasta el siglo XIX, y en el plano externo, en el fenómeno caribeño de los bucaneros, una de las formas europeas de lucha contra el monopolio comercial hispano. Regresado de la Nueva España, García Holguín recuperó sus viejas tierras, hecho legal que debió confirmarle el Cabildo de Bayamo. Armado de la merced, el 4 de abril de 1545 volvió, siguiendo la tradición, al sitio donde existían aún la Encomienda, con los indios supervivientes y los nuevos mestizos, los que debieron conformar la fuerza de trabajo principal de la nueva hacienda. Nació así el Hato de San Isidoro de García Holguín, denominado Holguín a secas, con el transcurrir del tiempo. Desconocemos ahora el recorrido histórico del Hato entre el 1545 y los finales del siglo, explotado solitariamente por García Holguín y sus descendientes, al tiempo que se producía la crisis y reajustes de las explotaciones coloniales más cercanas en las zonas de Alcalá y Banes, por ejemplo. En el último tercio del siglo XVI el Cabildo de Bayamo recordó la región del norte y mercedó el Hato del Cauto, Saos y Cacocum a los medios hermanos Gabriel de Salina y Alonso Cepeda y estos, en el año 1599, se dividieron la posesión, formándose el Hato de Cacocum, enfilado a las posesiones de los herederos del Hato de San Isidoro. Ante tal situación, las nietas de García Holguín, expandidas alrededor del viejo Hato, lograron del Cabildo de Bayamo su multiplicación legal y amojonamiento, naciendo junto originario, los Hatos de Uñas y Las Cuevas. Correspondió el Hato de Holguín a Elvira del Rosario López de Mejía, nieta del conquistador y esposa de Diego de Ávila Albadiana. Durante la segunda mitad del siglo XVII la sociedad y la economía holguinera se activan, mercedándose los Hatos de San Diego de Alcalá en 1653, los Hatos El Hatillo y Guayacanes ¿hacia 1650?, el Hato de Managuaco en 1653, el Hato y Corral del Sao de Yareniquen en 1663, y afines del siglo, los de Santa Bárbara, San Andrés y Bariay. Otra muestra del avance de las rutas del ganado en las sabanas holguineras y del aumento poblacional, fue la aprobación del Obispo Compostela, para construir en Managuaco la primera Ermita Católica de la comarca, por iniciativa de Doña María del Rosario de Ávila y Batista Bello, esposa del hatero Juan González de Rivera y Obeda, inaugurada en octubre de 1692, bajo la advocación de la Virgen del Rosario. Con este suceso se inició en la práctica el liderazgo local de la familia Ávila - González de Rivera. Incluso ellos eran los herederos directos del asiento del viejo Hato de San Isidoro, y debieron sentirse predestinados a jugar un papel histórico principal en el Partido bayamés de Holguín. Los historiadores Diego de Ávila, Juan Albanés y José A. García Castañeda siempre hicieron mención al segundo nombre de María como la causa esencial de la advocación bajo la que se colocó la ermita. Cierto; pero nos parece pasaron por alto un curioso matiz de la designación. No lo estimamos un simple acontecimiento de galanteo; sucede que esa advocación mariana significa triunfo, valor, resistencia. Renovada la advocación de la Virgen del Rosario al calor de la victoria cristiana en la famosa batalla de Lepanto (1571), bajo la orientación espiritual directa del Papa Pío V, se instituyó cada 7 de octubre la ¨Fiesta a nuestra señora de las Victorias¨ y en las letanías a la Virgen, se incluyó desde entonces el título de ¨auxilio de los cristianos¨. El acontecimiento de 1692 fue una victoria de los Ávila -González de Rivera y un escalón para el futuro. Junto a los Ávila González de Rivera, la familia Torre Hechevarría sería su principal contendiente, descendientes ambas de García Holguín. La historia comarcana los involucrará en todo lo sucedido en su demarcación desde los finales del siglo XVII a los inicios del siglo XIX, envolviéndolos en perennes pugnas, por el predominio político local. En el año 1700 se produjo en España un trascendental cambio dinástico, dejando los Habsburgo el trono y ascendiendo los Borbones al mismo. Ellos significaron transformaciones importantísimas a nivel de la estructuración y funcionamiento del Estado. Entre esas novedades los conceptos de orden fueron la centralización y la militarización de la maquinaria estatal. Dentro del conjunto de innovaciones es necesario recordar, entre otras, la limitación radical del antiguo poder de los Cabildos, subordinándolos a los Tenientes a Gobernadores. Esta línea de acción se muestra en la creación de las Tenencias de Trinidad y Puerto Príncipe en 1733 y la de Bayamo en 1751. Así, el cambio dinástico es trascendente para Holguín porque los pasos de constitución en su terruño, de las estructuras estatales entre los años entre los años 1711 y 1752 responden al final, a la política borbónica de centralización administrativa de su Imperio. En 1709 la Ermita se trasladó para el sitio de Las Guazumas, en el Hato de Las Cuevas, uno de los bastiones de los Torre Hechevarría, a solicitud de María de las Nieves Leyte Rodríguez, popular dama por su alta fecundidad y raíz de varios enlaces entre las familia rectoras, y de inmediato se solicitó su erección en Iglesia, cede para una nueva parroquia en el oriente cubano. Posiblemente en el año 1711, en una visita como representante del Cabildo de Bayamo, el Alcalde Ordinario Luis de Silva y Tamayo, sugirió a los holguineros superaran su dispersa vida civil en varios y alejados caseríos, unificándose en un solo poblado. El funcionario bayamés para esa fecha ya tenía fuertes intereses en la región, porque a finales del siglo XVII había abierto el Hato de Santa Bárbara del Viriviví, con sus sitios de Santa Bárbara y Aguarás. En 1712 el Obispo Gerónimo de Nostis y Valdés autorizó la conversión de la Ermita en Iglesia y Juan González de Herrera fue el primer cura titular, naciendo la primera demarcación parroquial. La creación de la parroquia de Holguín disparó el proceso de constitución del Pueblo. Contando con la autorización del Cabildo y el donativo de tierras por los Terratenientes, Juan y Diego de Ávila y su primo Gerónimo Moreno, el espacio para el pueblo se demarcó en el área del bramadero del viejo Hato de San Isidoro, marcando una línea de continuidad con su fundador. Entre 1716 y 1719 los pobladores fueron abandonando sus viviendas en los muy apartados hatos y corrales y marcharon a instalarse formalmente en el nuevo terreno escogido. Precisamente en 1719 la zona tenía reportados 450 habitantes. La fecha escogida por los pobladores para el establecimiento oficial del Pueblo de San Isidoro de Holguín fue el 4 de abril de 1720, recordando la efeméride tradicional del Hato fundador. La lucha por la Jurisdicción 1720-1752
Pero la constitución del Pueblo de Holguín no solo fue el resultado de los intereses de agrupación civil de los habitantes de la localidad en nuevos tiempos, ni el feliz empuje del hatero bayamés y holguinero Luis de Silva y Tamayo. En el fondo era un muy bien pensado plan de los terratenientes locales para independizarse de la oligarquía bayamesa y controlar en su pleno beneficio el extenso territorio. Ya para 1724 el cura había elevado al Gobernador del Departamento y este a Madrid, un memorial solicitando a nombre de los vecinos ¨la buena disposición que tenía el Pueblo para formarse Villa o Ciudad¨ y Jurisdicción propia separa de Bayamo. El 18 de mayo de 1725 se les ordenó al Gobernador Carlos de Sucre y al Obispo Valdés que escuchadas las partes, informasen cada uno por separado, sobre sus criterios de lo solicitado por los holguineros. Para 1726 el Pueblo ya contaba con 60 casas y se le han calculado unos 300 habitantes. Ese año el Gobernador determinó, mientras se conocía la decisión real, nombrar interinamente un Teniente de Justicia y Capitán a Guerra para el Partido de Holguín, responsabilidad asumida por Diego de la Torre y Hechavarria, importante hatero local. Esta designación liberó a Holguín de las visitas anuales de los Alcaldes Ordinarios de Bayamo porque el contenido de acción del nuevo funcionario local incluía esa delegación; pero no de otras visitas ocasionales de esos funcionarios para tramitar otros problemas de interés del mencionado Cabildo. Técnicamente Diego de la Torre y Hecheverría fue en 1726 el primer funcionario civil investido del poder estatal en el territorio de Holguín, autorizado para iniciar los expedientes criminales, mediar en los conflictos entre particulares, hacer cumplir las orientaciones superiores, actuar de policía, controlar la vida política de la localidad, organizar los padrones civiles y de la propiedad que se solicitaran, velar contra el comercio ilícito, dar los pases para que los holguineros visitaran otros Partidos, controlar la visita de ajenos, etc. En 1728 se estimó por el Gobernador Juan de Hoyo y Solórzano elegir un Teniente a Justicia auxiliar sustituto. Para el cargo se designó a Rodrigo José González de Rivera y Ávila. En 1730, los holguineros, envueltos en un litigio con lo bayameses sobre las facultades de su Teniente a Justicia, parece insistieron en un nuevo documento elevado por José Mariño y Araujo, cura recién ubicado en el Pueblo y poco después, el 11 de Julio de 1731 el Gobernador Pedro Ignacio Jiménez envió al Rey autos resumiendo el clamor holguinero, ¨sobre el desconsuelo con que es hallan por la falta de administración y justicia y las muchas vejaciones que experimentan de las del Bayamo¨ y haciendo constar tener ¨buena disposición para hacer una celebre población¨. El Sevilla, el 19 de noviembre de 1732 por Real Cédula, el Rey respondió a los holguineros determinando se mantuvieran como Partido, aceptando la constitución del Pueblo y oficializando la institución del cargo de Teniente a Justicia y Capitán Guerra. Paralelamente por despachos en el propio día, se le ordenó al Gobernador de la Isla y al Deán y Cabildo de la Iglesia de Cuba, Morell de Santa Cruz, informasen los pormenores del asunto. En cartas del Deán del 17 de agosto de 1733, del Gobernador del Departamento del 25 de abril, y del Gobernador de la Isla del 6 de Julio de 1734, se respondieron las inquietudes del monarca, haciendo constar lo muy conveniente de la solicitud. Pero las autoridades madrileñas coincidiendo en mucho, estimaron seguir profundizando en el tema porque ¨no se justificaban los daños y perjuicios que ocasionaba la Justicia de la Villa del Bayamo¨, determinando ordenar al Gobernador de la Isla, Juan F. Güemes de Horcasitas, por Real Cédula del 29 de diciembre de 1734, profundizase en el problema, de acuerdo a lo legislado en el Título 5to., libro 4to de la Recopilación de Leyes de Indias. En ese ínterín, el 10 de octubre de 1735, el teniente a Justicia y Capitán a Guerra de Holguín, elevó a Güemes de Horcasitas un conjunto de valiosos documentos, incluyendo un padrón poblacional y planos del territorio. El 30 de Mayo de 1737, el Gobernador de la Isla, armado de toda la documentación y de su propio análisis, respondió a Madrid ¨no hallaba embarazo que se opusiese a la concesión de los que pretendía los vecinos¨, concurriendo las principales calidades recogidas en la Ley 1ra del libro 40, Título 5to de la Recopilación. Entre los datos presentados destacaremos la existencia de 200 hombres armados organizados en la milicia, 139 familias y más de 700 habitantes, de ellos 86 esclavos, la construcción de 62 casas y un territorio total de 770 leguas cuadradas, de ellas 350 de tierras baldías, así como la presencia en el lugar de cobre y oro junto al importante puerto de Gibara, a donde acudían muchas embarcaciones. Con toda esa información acumulada, el 7 de noviembre de 1737 se reunió el Consejo de Indias y evaluó finalmente la solicitud holguinera. El dictamen fue recomendar al monarca la aprobación del pedido; pero por causas ahora no conocidas el expediente holguinero no fue implementado. Mientras, entre 1738 y 1748 las Guerras de la Oreja de Jenkin y la de Sucesión austriaca complicaba la política española y convertían al Caribe en uno de sus principales escenarios. En 1738 soldados inglesas merodean en la Bahía de Gibara. El 19 de julio de1742 tropas inglesas encabezadas por el almirante Edward Vernon desembarcaron en Guantánamo y durante 134 días tratan de establecer una colonia denominada Cumberland. Para enfrentarlas se convocaron las milicias del Departamento. Parte de las milicias holguineras marcharon al combate, compartiendo poco después la victoria criolla. Dentro de ese acontecer se estimó por las autoridades superiores que el Teniente a Justicia titular holguinero Diego de la Torre, no actuó con la energía suficiente en la movilización frente a Vernon, siendo suspendido de sus funciones, comenzadas a ser ejercidas por el Teniente auxiliar Rodrigo González de Rivera. En 1745 se produce otro ataque de fuerzas inglesas en la bahía de Gibara y el río Cacayoguín, muriendo tres día después por la heridas recibidas en la acción, el Capitán Pedro Batista Bello y Garcel (1695-1745). A finales de 1749, el antes Deán y ahora Obispo Pedro Agustín Morell y Santa Cruz, se percato de que la causa holguinera por el título de Villa o Ciudad y Jurisdicción estaba empantanado, por no haber quien lo moviera, y se dispuso con todo su prestigio y autoridad a ser el ¨padrino¨ necesitado por Holguín. Ni corto ni perezoso Morell le escribió al Gobernador de Santiago de Cuba Alonso de Arcos y Moreno informándole del tema y trasladándole copia de los autos anteriores. Por su parte Arcos y Moreno escribió al Capitán General y al Monarca. Como el propio Morell luego contó ¨no se necesito de más diligencia para su consecución¨. Finalmente el Rey Fernando VI (1746- 1759), el 1 de Febrero de 1751, firmó la Real Cédula autorizando la constitución del gobierno local y su demarcación jurisdiccional. La Real Cédula dirigida al Gobernador hacía constar ¨será conveniente al servicio de Dios y al mío el que, el enunciado pueblo se formalice y fomente a imitación de los demás de la Isla (…) os mando lo ejecutéis voz por vuestra parte, por ser así mi voluntad¨. La Real Cédula llegó a manos de Arcos y Moreno el 10 de enero de 1752 y de inmediato dispuso se actuara. El 13 de Enero arribó Arcos y Moreno a Holguín, siendo recibido con actos de alegría y festividad, comenzando los preparativos para el trascendental acontecimiento. Los holguineros cautamente habían solicitado desde 1724 ser Villa o Ciudad y el Rey ahora les ordenaba Ciudad y Jurisdicción. El 18 de enero de 1752, en acto público, luego de declarar el Teniente a Justicia Auxiliar Rodrigo González de Rivera, que Holguín no tenía título alguno ni recaudo de su fundación, proclamó el Gobernador Arcos y Moreno, usando de sus prerrogativas, con toda la solemnidad, el ansiado título de Ciudad a San Isidoro de Holguín. Se ha discutido por el Dr. José Agustín García Castañeda si Holguín por su pobre desarrollo merecía o no tal título. Otros han especulado si la designación fue solo producto de los choques del Estado Colonial con el particularismo de Bayamo o de las diferencias entre el Capitán General y el Gobernador de Santiago de Cuba. Sí, pudiera decirse mucho; pero la política de centralización y las esperanzas de minas de oro en Holguín eran suficientes, sin negar los otros criterios, para dar con justeza aquel título. El 19 de enero de 1752 Arcos y Moreno nombró el primer Cabildo, escogiendo entre los principales pobladores los que cubrirían los cargos.
Al frente de la Tenencia de Gobierno, máxima institución político militar de cada demarcación, el Gobernador Arcos y Moreno designó al doctor José Antonio de Silva y Ramírez de Arellano, Regidor Perpetuo del Cabildo de Bayamo hasta ese momento, e hijo de Luis de Silva y Tamayo, aquel regidor que propugnara a principios del siglo XVIII la creación del Pueblo, considerándolo ¨capaz, prudente y literato¨. Este funcionario ocupó tal cargo hasta el año 1758. El propio 19 de enero, el Gobernador encargó al agrimensor Baltasar Díaz de Prego deslindar los terrenos de la Dehesa y el Egido de la ciudad. La Dehesa, tierras para la futura expansión urbana, se midió desde la Iglesia parroquial, estableciéndose un círculo con un radio de 2 120 metros, teniendo el arco formado una extensión de 13 kilómetros. Al Egido, tierra para las labores agrícolas del sustento de la urbe, se le determinaron 375 caballerías. La extensión total de la Jurisdicción fue de 237 leguas cuadradas, con 152 kilómetros de costa, extendiéndose desde la bahía de Manatí a la boca de la bahía de Nipe, desde esta por el curso del Río Aguas Verdes, pasando por los Montes de Báguano y avanzando luego hasta llegar al Río Cauto y por su orilla, hasta el paraje de Majibacoa, marchando desde ese punto hasta el inicial en la bahía de Manatí, cerrando sus linderos. El 25 de enero de 1752 se realizó la primera reunión del Cabildo. Los primeros acuerdos se vincularon a la aprobación de las festividades oficiales de la comunidad. Se acordó considerar fiestas tradicionales cada 23 de enero, día de San Ildefonso, en reconocimiento a las gestiones fundacionales por el Gobernador Arcos y Moreno, santo además cercano a los holguineros porque fue uno de los alumnos de San Isidoro, y las ya acostumbradas de los dos patronos tradicionales, en abril y octubre. Creo es el instante de apuntar algo sobre San Isidoro. Isidoro de Sevilla (570-636) fue un famoso compilador e historiador del medioevo, autor de la destacada obra en veinte libros, suerte de enciclopedia, ¨Orígenes o Etimologías¨, en la que salvó para la cultura occidental, mucho de la ciencia antigua. El 4 de abril es por Isidoro, una fiesta para la cultura y el saber. Al nacer la Jurisdicción de Holguín, en la Ciudad se contabilizaban 211 casas, 1 291 habitantes libres y 135 esclavos. Por Real Cédula del 22 de diciembre de 1753 el rey otorgó su conformidad a todo le realizado por el Gobernador Arcos y Moreno en Holguín en aquel enero de 1752. Toda esta historia se inició con el hecho fundacional del Hato el 4 de abril de 1545. Una posición nihilista podría ver en este 460 aniversario, el homenaje impúdico a la figura del conquistador García Holguín. Es olvidar a José Martí Pérez, hijo de españoles y cubano íntegro, que recordando sus orígenes, sentía correr por sus venas la sangre enardecida de los pueblos aborígenes latinoamericanos y veía en cada negro un hermano. Somos pueblos nuevos, subrayaba El Libertador, dentro de esa amalgama compleja, Holguín, un pequeño espacio de nuestra América, es un ejemplo más en su 460 cumpleaños.
*En la imagen: El valle de Holguín visto desde el Cerro de la Cruz.

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