La llegada de los Dumois a Banes y la compra por parte de estos de la Hacienda de Banes fue el puntillazo final para el nacimiento del pueblo. Por cierto, fueron los Dumois quienes vendieron la hacienda a la United Fruit Co. El texto siguiente es un extracto de las memorias del libro de Alfredo M. Dumois titulado: A Name, A Family, And A Town”.
Banes a finales del siglo XVIII
Un día en la primavera del año 1887, cinco jinetes, cansados tras un largo y arduo viaje que había comenzado en la ciudad porteña de Gibara, llegaban a un pobladito de unos pocos bohíos situado en la parte sur de el antiguo Realengo Banes; ya para entonces conocido por el nombre de Hacienda Banes. Iban en una misión, podríamos decir, exploratoria y de evaluación de las tierras de la región con miras a usos agrícolas. Al frente de ese grupo tan diverso iba Don Alfredo Dumois Gessé obrando a nombre de su hermano Don Hipólito, cosecheros ambos y exportadores de bananos de la ciudad de Baracoa.
Acompañaban a Don Alfredo Don Juan Cárdenas Alberti, agricultor de Baracoa y especialista en terrenos, y su empleado Salomé Boza; Don Delfín (Fino) Pupo, comerciante de la ciudad de Gibara y su yerno Torcuato Varona. Vale decir que había sido Don Fino, viejo amigo de Don Alfredo quien, al conocer que los intereses agrícolas de los Dumois eran buscar tierras fuera de Baracoa para expandir sus negocios, le convenció de ver por sus propios ojos las maravillas de Hacienda Banes. Ah, por cierto, Don Fino era dueño de una de las seis acciones de la hacienda. Así llegaron nuestros cinco jinetes al cierto pobladito de unos pocos bohíos encaminándose inmediatamente campo adentro en busca del Coronel Octavio Silva (compadre de Don Fino) morador en esos lares por muchos años. El jovial Coronel, quien hubo ganado sus galones militares peleando en la desafortunada Primera Guerra de Independencia (1868) y que además era un guía fenomenal, seria el guía que llevaría a Don Alfredo y su comitiva por cuantas montañas, valles y llanuras, ríos y bahías, rincones y recovecos de las tierras de la Hacienda Banes – y otras más lejanas aún. El Coronel, siendo un hombre de gran sabiduría natural y clara percepción, se percató de inmediato de lo que significaría para la economía de aquella pobrísima región un proyecto agrícola de la envergadura de la que Don Alfredo se proponía establecer allí, dándole un motivo más para ser solícito en extremo en el cumplimiento de su tarea. La decisión de la familia Dumois fue positiva. !Se comprarían esas tierras!. Ese mismo verano, Don Juan Cárdenas, encomendado por Don Hipólito Dumois, volvió a la región para comprar la Hacienda Banes de unos 33,000 acres, repartidas a partes iguales entre los Dumois, Don Juan, y Don Fino. (Los Dumois continuaron comprando tierras aledañas a la Hacienda Banes hasta la cantidad de unos 100,000 acres.) Así fue como en un mismo instante de tiempo nacieron un pueblo, Banes, y una industria, La Banes Fruit Company con Don Alfredo de administrador.
Situado a orillas del Rió Banes – rió de amplio caudal en aquellos tiempos – y a unas pocas millas de la Bahía de Banes, el lugar era ideal tanto para la industria como para el pueblo propio. Un pueblo en estado de construcción y una empresa que iniciaba sus operaciones al unísono hacia aquello aparecer como casa de locos.!Manos a la obra! era el grito del día. Y en verdad eran muchas las manos de los millares de trabajadores de campo sembrando, cosechando y embarcando por los muelles del embarcadero ramos de guineos por millones cada año. La nueva industria bananera traería una prosperidad tal que se decía por ahí que “un Banense se conocía por la manera en que gastaba su dinero.”
Juan Simon Dumois y Louise-Francisca Gessé, tomado de "A name, a family and a town", de Alfred Dumois, Miami, 1999.
De igual manera, en el pueblo las construcciones proseguían a pasos agigantados. Banes fue trazado con dos avenidas principales paralelas con eje este-oeste, y calles laterales con eje norte-sur. Muy pronto sus calles se llenarían de viviendas y comercios – unas pocas casas de madera con techos de zinc y muchos bohíos de guano– almacenes de víveres y bodeguitas. Un buen día aparecieron dos médicos en el pueblo, uno de ellos se llamaba Don Antonio, médico chino.
Pero, ¿que hacían las gentes de ese Primer Banes para entretenerse, en un pueblo de calles sin pavimento – lodazales con la lluvias – que carecía de sitios propios de recreo, teatros, iglesias, parques o plazas? Pues, si, había mucho que hacer en ese renglón. Los domingos había bailes públicos en el almacén depósito de guineos llamado El Paradero. Los fines de semanas los dos cafés-restaurantes con mesas de billar se llenaban con gentes del pueblo y muchos que venían del campo a pasar un día en la “ciudad.”
Las competencias de música de punto y contra punto en las cuales los trovadores se debatían con versos improvisados; puntos opuestos de un tópico proporcionado por el público. Habían juegos de pelotas y competencias a caballo en una explanada en el lado este del río. Además, el trapiche de Don Fino (Pupo), negocio a las afueras del pueblo donde se exprimía el jugo de la caña para hacer caramelos, era el punto de reunión social para las gentes del pueblo y campos vecinos.
Y que mejor que un baño en las frescas aguas del río Banes en un día caluroso. El primer Banes no pasó de ser un pueblo al estilo de los atrasados pueblitos del oeste Americano de mediados del siglo XVIIII. Pero, bueno ¿que ciudad del mundo no ha comenzado siendo un Banes de 1887? Además, la belleza de aquel primer Banes no estaba en lo que se veía con los ojos, sino en los corazones de sus buenos y nobles hombres y mujeres.
A nuestro querido Banes ya le llegaría su día, pero no sin antes pasar por su “bautismo de fuego” pues en 1896, el ejército libertador quemó a Banes, dejándolo en cenizas.
Otros enlaces de interés:
Genealogía de la familia Dumois de Banes: http://genealogiaholguinera.blogspot.com/2009/05/familia-dumois-banes.html
Norteamericanos en Holguín. Un estudio de caso en la historia regional cubana http://aldeacotidiana.blogspot.com/search/label/Banes
Página Familia Dumois
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