LO ÚLTIMO

La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

21 de junio de 2020

Donde se ofrece información sobre García Holguín, que es el más antiguo mito de Holguín, al norte oriental de Cuba, o la proeza de Arquimedes de Paz y José Novoa Betancourt



































10 de mayo de 2020

García Holguín murió en Trujillo, Perú

Por Arquimedes Paz Pérez y José Novoa Beatncourt


Para 1550 García Holguín estaba en Trujillo y “(…) gozaba de una renta anual de 1 300 pesos otorgada por el Presidente La Gasca en el reparto de Huaynarima”[1]. Según Busto Duthurburu, La Gasca favoreció en el reparto a muchos de los que a última hora desertaron del campo de los encomenderos rebeldes y aceptaron el perdón real, (Zevallos Quiñones dice que García Holguín fue de ellos y que se plegó a La Gasca con armas y caballos[2]).
Seguidamente continuamos esta historia a partir de lo narrado por el historiador holguinero contemporáneo José Novoa Betancourt[3].
Recién regresado Verdugo de Panamá, La Gasca lo recriminó por sus desafueros y violencia y luego le aconsejó que se alejara definitivamente de Panamá y del Perú. Verdugo, obedeció y se fue a España, donde aspiraba a disfrutar sus muchas riquezas y, lo más importante para él, obtener el perdón de los reyes por los varios crímenes que había cometido. Y al parecer lo consiguió porque el Rey firmó una cédula que le permitía volver al Perú y volvió, el temible Verdugo volvió al lugar donde había sido rebelde contra la corona española. En Perú encontró que el Presidente de la Audiencia había entregado a García Holguín casi todos sus indios, creyendo como creía que Verdugo no regresaría jamás, y como es fácil de imaginar el eterno rival de García Holguín entabló un litigio judicial.
Holguín no logró ver el final del proceso que cada vez se hacía más largo. Murió el 20 de mayo de 1557 sin dejar descendencia[4]. Lo enterraron en la Iglesia Mayor de Trujillo y luego su viuda doña Beatriz de Isásaga continuó el pleito.
Verdugo murió diez años después que Holguín y todavía los jueces no habían dado su veredicto, por lo que las dos viudas retomaron el engorroso litigio.


[1] Busto Duthurburu, José Antonio del. “Dos personajes de a conquista del Perú”. Lima: Editorial Universitaria, 1969 y “García Holguín”. “Diccionario histórico-biográfico de los conquistadores del Perú”, Arica, Lima, 1973
[2] Zevallos Quiñones, Jorge. “Los fundadores y primeros pobladores de Trujillo del Perú” Vol. I. Las Semblanzas. Trujillo: Fundación Alfredo Pinillos, 1996.
[3] Novoa Betancourt, José. “García Holguín, nueva visión”. Holguín: Ediciones Holguín, 2010.
[4] Archivo General de Indias, Sevilla. Consejo de Indias: Jordana Mejías contra Beatriz de Isásiga. 1570b, Justicia, 415, No. 2, Folio 15.

Conflicto entre García Holguín y Melchor Verdugo (II)

Por Arquimedes Paz Pérez y José Novoa Beatncourt


Para continuar la historia del enfrentamiento entre Melchor Verdugo y García Holguín hay que regresar en el tiempo al instante en que inician las Guerras Civiles en el Perú.
En el enfrentamiento entre Pizarro y Almagro, Melchor Verdugo fue pizarrista. Y después llegó Vaca de Castro nombrado por la Corona juez comisionado y gobernador del Perú y concluyó el enfrentamiento entre seguidores de uno u otro bando.
Le sigue cronológicamente la llegada del primer Virrey Blasco Núñez Vela quien amparado por las Leyes Nuevas quitó posesiones a los encomenderos; estos se sublevaron y capitaneados por el hermano menor de Pizarro, Gonzalo Pizarro presentaron un proyecto de separación de la corona.
Los seguidores de Gonzalo Pizarro causaron desmanes y saqueos de todo tipo en Perú y también en Panamá y Nicaragua. Sin embargo, Melchor Verdugo y García Holguín, que eran encomenderos perjudicados, apoyaron a Gonzalo Pizarro. Pero posteriormente Verdugo se alió con el Virrey y los encomenderos rebeldes fueron por él, lo apresaron y le exigieron explicaciones convincentes para no ser ejecutado.
Al final los seguidores de Gonzalo Pizarro le perdonaron la vida a Verdugo pero este, para no tener que tomar partido en las acciones rebeldes, se refugió en Trujillo y se fingió enfermo.
Precisamente en ese momento es cuando Verdugo ideó una estratagema para salir de Trujillo con armas y dinero y proclamar nuevamente su lealtad al rey[1]. Esto fue lo que hizo: con el supuesto de su supuesta enfermedad logró atraer hasta su casa a varios de los vecinos principales de Trujillo, entre ellos a García Holguín, y una vez dentro, los encerró, los tomó como rehenes, los acusó de deslealtad al Rey y les exigió dinero como rescate que él, aseguró, entregaría como contribución a la causa real.
A la vez y con los rehenes a buen resguardo, Verdugo arengó a la población y logró captar adeptos que se sumaron a la revuelta e, incluso, saquearon algunas casas.
Cuando los prisioneros hubieron pagado por su libertad, Verdugo y sus secuaces los llevaron hasta la playa y confiscaron el barco nombrado Santiago, que se hallaba fondeado. “Seguidamente ordenó que los soltaran a todos menos a García Holguín y a Cristóbal Angulo, a los que hizo subir al barco y se los llevó consigo”[2]. Según Duthurburu “parece la causa de que Verdugo no liberara a estos dos personajes es que García Holguín no quiso pagar su rescate y Angulo no tuvo con qué”. Siguiendo al mismo autor los sucesos ocurrieron el 31 de octubre de 1544*, día de San Quintín[3].
Verdugo navegó hacia Nicaragua donde sus hombres causaron todo tipo de desórdenes[4]; después, atravesando el Lago de Nicaragua salieron por su desaguadero al Mar Caribe, en arriesgada travesía.
La documentación hasta ahora revisada no aporta información sobre cuál fue el destino de García Holguín durante o después de la travesía con Verdugo hasta el Mar del Norte, como se le llamada entonces al Océano Atlántico. La próxima referencia sobre el personaje es de 1547 cuando algunos documentos señalan su presencia en Trujillo nuevamente[5]. 

*Se subraya esta fecha porque resulta relevante en cuanto al cotejo de fechas y hechos registrados por la historiografía tradicional de la región de Holguín, Cuba. Esa dice que García Holguín estaba en este lugar en abril de 1545 y que en esa fecha reabrió su hacienda, dedicándola ahora a la cría de hatos de reses y caballos.


[1] Busto Duthurburu, José Antonio del. “Dos personajes de a conquista del Perú”. Lima: Editorial Universitaria, 1969 y “García Holguín”. “Diccionario histórico-biográfico de los conquistadores del Perú”, Arica, Lima, 1973
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Lockhart, James. “El mundo hispanoperuano 1532-1560”. México: Fondo de Cultura Económica, 1982.
[5] Pérez de Tudela Bueso, Juan. Editor. “Documentos relativos a don Pedro de la Gasca y a Gonzalo Pizarro”. Vol, I. Archivo Documental Español. Madrid: Real Academia de la Historia, 1964.

Conflicto entre García Holguín y Melchor Verdugo (I)



En plena etapa del gobernador Vaca de Castro estalló el conflicto entre García Holguín y Melchor Verdugo (que antes hemos esbozado).
El gobernador, en cumplimiento de las ordenanzas recibidas de Carlos V para reformar las encomiendas, decidió en 1543 dividir la perteneciente a Verdugo, considerando que dicho repartimiento poseía un número excesivo de indios tributarios[1]: siete “guarangas”*.
De las siete guarangas que le habían pertenecido a Verdugo, tres se entregaron a Hernando de Alvarado. A la muerte de este pasaron a Diego de Urbina y posteriormente a García Holguín. Verdugo, no satisfecho con la decisión inició un largo litigio contra García Holguín con el objeto de recuperar lo perdido**.


*Siguiendo el sistema e organización Inca, una guaranga era igual a siete pachacas y una pachaca igual a cien familias.
**En los Archivos de Indias en Sevilla aparece abundante documentación sobre el proceso, que es accesible a través de Internet.


[1] Sánchez Zorrilla, Manuel. “La encomienda de Cajamarca: apuntes para su historia”. Repositorio. Monografías.com, octubre de 2015.

El nuevo Virrey del Perú priva a García Holguín de sus propiedades e indios

Por Arquímedes Paz Pérez y José Novoa Betancourt


La llegada del virrey Blasco Núñez Vela y los mandatos ordenados por él también alborotaron a la población de Trujillo, donde, como en todas partes del Perú, a todos los vecinos y soldados les quitaron los indios de servicio. Y a Diego Mora y García Holguín les quitaron los indios de sus encomiendas[1].
El argumento de Núñez Vela para proceder a privar de sus encomiendas a García Holguín fue que había entrado en posesión de ellas siendo Teniente Gobernador, lo cual quedaba absolutamente prohibido en las nuevas ordenanzas[2].
En el juicio que posteriormente se siguió contra el Virrey algunos testigos dijeron “(…) que en ambos pueblos [Trujillo y el vecino San Miguel] los vecinos y personas que lo supieron estaban escandalizados en verles quitar los indios, especialmente a García Holguín, que es caballero y viejo y honrado y que ha servido a Su Majestad en estas tierras”[3]. Lo anterior prueba que ante la opinión pública trujillana era García Holguín una figura de renombre y por tanto no estaban de acuerdo que lo privaran de sus propiedades y que lo dejaran sin medios para sustentarse, y tanto así que dramatizaban diciendo que la supuesta edad del Teniente Gobernador era de ochenta años. (De acuerdo con el estimado de edad y tomando en cuenta otros datos que antes hemos dado, la edad verdadera debió ser cercana a cincuenta y cinco).
Ante los desastres promovidos por el virrey Nuñez Vela, carlos V nombró en 16 de febrero de 1546 a Pedro de La Gasca como Presidente de la Real Audiencia de Lima y lo envistió de plenos poderes para actuar como pacificador. A su llegada de La Gasca anunció que era portador de cartas del Emperador español donde se ofrecía derogar las Leyes Nuevas.  



[1] Vázquez, Baltasar, editor. “Traslado de la probanza que fyciern los oidores de la abdyencia de Los Reyes contra el Virrey Blasco Núñez Vela sobre los alborotos y escándalos que produxo con su ida”. En Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españoles de América y Oceanía. Madrid: Imprenta de J.M.Pérez, 1869.
[2] Puente Brunke, José de la. “Encomienda y Encomenderos en el Perú” (Fragmento digitalizado). Sevilla: Diputación Provincial de Sevilla, 1992.
[3] Ibíd, Baltazar Vázquez. (Nota 1)

García Holguín le es fiel a Pizarro

Por Arquímedes Paz Pérez y José Novoa Betancourt

Justamente en el momento en que la conquista del Perú corría mayor peligro por la arremetida de Manco Inca, fue cuando se desencadenó el conflicto entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro por la posesión del Cuzco que ambos consideraban estaba entre las gobernaciones que cada uno de ellos había recibido en virtud de la Real Cédula de 21 de mayo de 1534.
El enfrentamiento entre pizarristas y almagristas marcó uno de los periodos más sangrientos de los protagonizados por los conquistadores españoles en América.
En Trujillo la mayor parte de los vecinos, incluyendo al Teniente Gobernador García Holguín, eran leales a Pizarro[1].
Finalmente el conflicto condujo a la ejecución de Almagro en el Cuzco, el 8 de julio de 1538 y el asesinato de Pizarro el 26 de junio de 1541. Posteriormente y en vista de que el hijo de Almagro encabezó a los seguidores de su padre y la guerra continuó, el 16 de septiembre de 1542 se produjo la batalla de Chupas, entre las tropas almagristas y las de Cristóbal Vaca de Castro, nombrado por la Corona juez comisionado y gobernador del Perú. El hijo de Almagro fue ejecutado en el Cuzco el 27 de noviembre de 1542.
La siguiente etapa de las Guerras Civiles estuvo claramente definida como la rebelión de los encomenderos contra la corona española, sobre todo por el descontento de los encomenderos por una serie de disposiciones legales enunciadas por el Rey conocidas como las Leyes Nuevas. (Este conjunto legislativo, promulgado el 20 de noviembre de 1542, pretendía mejorar las condiciones de vida de los nativos de la América española)[2].   
Con la compleja misión de poner en vigor las Leyes Nuevas, Carlos V envió a Perú a Blasco Núñez Vela con la investidura de primer Virrey. El Virrey llegó en marzo de 1544 y tal fue su exceso de celo en el cumplimiento de su tarea, y tan grande su desconocimiento de la realidad peruana y americana en general, que lo único que consiguió fue exacerbar los ánimos hasta la radical postura de los encomenderos de presentar un proyecto separatista de la corona. 


[1] Castañeda Murga, Juan. “La casa del capitán García Holguín en la ciudad de Trujillo del Perú: apuntes para su historia”. Cuadernos de Historia I, 2002.
[2] Castro Arenas, Mario. “Panamá y Perú en el siglo XVI”. Alicante: Universal Books, 2010.
 

Guerra civil en Perú. El teniente Gobernador de Trujillo se prepara para defender la ciudad

Por Arquímedes Paz Pérez y José Novoa Betancourt



El periodo inmediatamente posterior a la fundación de Trujillo fue extremadamente convulso y violento, sobre todo por las Guerras Civiles que entre ellos mismos se hicieron los conquistadores del Perú (1537-1554).
Manco Inca Yupanqui fue uno de los cuatro sucesores de Atahualpa que se enfrentaron al desmantelamiento del imperio por los españoles, sin embargo, aprovechando la compleja situación política de las naciones andinas en ese momento, divididas y enfrentadas entre sí, Pizarro logró manipular a Manco Inca haciéndole creer que se aliaban y nombrándolo emperador.
Pero tantos fueron los abusos que cometieron los españoles contra el pueblo inca, que Manco Inca inició una nueva rebelión y puso en vilo el dominio de los conquistadores en la región. Entonces tal fue el temor que invadió a Pizarro que comenzó a pedir ayuda a todos los gobernadores de Indias y también a todos los cristianos que vivían dentro de su gobernación[1].
Obviamente que Trujillo no quedó exenta de tales exigencias. A los de esa villa Pizarro les solicitó que acudieran con todas las gentes y armas disponibles y a la misma vez les envió un navío para que sacasen del pueblo a las mujeres y niños y para que resguardaran todos sus bienes  (Trujillo está situada muy cerca del océano Pacífico).
Llegada la petición de Pizarro, García Holguín, entonces Teniente Gobernador de la villa, convocó a una junta de vecinos que acordó la defensa del pueblo y “poner a salvo a las mujeres remitiéndolas por mar a la ciudad del istmo [Panamá] bajo el cuidado de Rodrigo Lozano”[2].


[1] Velasco, Juan de. “Historia del reino de Quito en la América meridional”. Vol II. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 1789.
[2] Zevallos Quiñones, Jorge. “Los fundadores y primeros pobladores de Trujillo del Perú” Vol. I. Las Semblanzas. Trujillo: Fundación Alfredo Pinillos, 1996.

García Holguín, Teniente Gobernador de Trujillo, Perú

Por Arquímedes de Paz y José Novoa

De la etapa peruana en la vida de García Holguín hasta su muerte en 1557 y otros eventos que sucedieron posteriormente a ese año, existen numerosas referencias en la historiografía peruana moderna, en particular la relativa a la ciudad de Trujillo, y ahora pasamos a resumirla.
El 3 de diciembre de 1535, Francisco Pizarro emitió una provisión designando a García Holguín y a Diego de Mora para capitanear a la gente llegada con Alvarado. En el dicho documento dice: “(…) vengan por capitanes de la dicha gente dos personas que sean servidores de Su Majestad, e de fidelidad e de habilidad, por ende, confiando de voz Garzi Holguín e Diego de Mora, que con toda paz e buen recaudo e como convenga traereys la dicha gente (…)”[1]
Casa de García Holguín en Trujillo.
Tres años después de fundado el pueblo de Trujillo, García Holguín era Teniente Gobernador de la villa*. Para entonces había sido beneficiado en la repartición de los solares con uno que hacía esquina con la plaza principal y dando el frente a ella y por tanto a la Iglesia Mayor. La casa que se erigió era de dos pisos y contaba con zaguán, patio, corredores, salón, cuadra, cámara, traspatio y huerta. (Parte del inmueble original aún existe en el centro histórico de Trujillo).
Casi recién nombrado Teniente Gobernador, a su casa en Trujillo llegó don Melchor Verdugo de Olivares** para la toma de posesión de su encomienda. Antes no se habían visto y después lo harían muy comúnmente. Verdugo, posiblemente para hacerle honor a su apellido, se convirtió en el peor enemigo de todos los que Holguín tuvo alguna vez.

 *Se contradicen los autores en la fecha en que García Holguín asumió como Teniente Gobernador de Trujillo y también en la fecha en que dejó de serlo. Zevallos Quiñones afirma que desde 1536 García Holguín pasó a sustituir en el cargo de Teniente Gobernador de Trujillo a Martín de Estele quien había fallecido. Lo cierto es que en 1537 ya Holguín aparece firmando con ese cargo en una información de méritos y servicios. Busto Duthurburu asegura que estuvo en el cargo hasta 1541
** Melchor Verdugo nació en Castilla, España y con 16 años de edad pasó a América, seguro que como escudero de algún soldado de cierta importancia y coterráneo suyo… El adolescente Verdugo fue a Perú y junto al conquistador de aquellas tierras, Francisco Pizarro, participó en el despojo de las ancestrales propiedades de los incas. En pago a sus servicios Pizarro le otorgó un solar en el Cuzco. Sin embargo a Verdugo le pareció que era muy poco y siguió aspirando hasta que consiguió un gran feudo y muchos indios en la ciudad de Trujillo. A que el Teniente Gobernador de esa villa le oficializara las propiedades que le acaban de entregar fue Verdugo y conoció a García Holguín, que, repito, era el Teniente Gobernador. García Holguín hizo lo que quería el visitante y Verdugo se convirtió en personaje influyente del pueblo, tanto que lo nombraron regidor perpetuo… Se dice que las propiedades de Verdugo en Trujillo fueron las más ricas de la región en aquellos tiempos. Y que esa riqueza provenía de las minas de plata que estaban dentro de su feudo… Y se dice también que las riquezas de Verdugo provenían de la extorsión a que sometió a los curacas o príncipes locales incas.


[1] Pizarro, Francisco. “Testimonio: documentos oficiales, cartas y escritos varios”. Editado por Guillermo Lohman Villena. Vol. 3. V Centenario del descubrimiento de América, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos. Departamento de Historia de América “Fernando de Oviedo”, 1986.
 

García Holguín participa en la fundación de la ciudad de Trujillo, Perú

Por Arquímedes de Paz y José Novoa



Por orden de Pizarro los que habían llegado de Guatemala debían partir adonde él, y todos se pusieron en marcha. A su paso por el valle de Chimú, cuando eran los meses finales de 1534, mandó Pizarro que fundaran una población y que le pusieran Trujillo por nombre, en honor a su ciudad natal. De esta forma García Holguín fue de los treinta y un conquistadores que se convirtieron en fundadores y primeros habitantes de la naciente ciudad.

Posteriormente (en 5 de marzo de 1535), Francisco Pizarro instituyó las funciones del Cabildo e hizo el reparto de las tierras e indios. A García Holguín correspondió los repartimientos de Santa y Huambacho[1], que según Zeballos Quiñones era una encomienda pobre y por tanto no rendía tributos significativos; sin embargo a otros, como por ejemplo, Melchor Verdugo, le asignaron Cajamarca, que era muy poblada y por tanto recibiría abundante tributos.






[1] Varios autores dan fe de que es cierta esa información, entre ellos: Busto Durthurburu, 1973; Puente Brunke, 1992; Zeballos Quiñones, 1996; Bammert Bellido, 1997; Castañeda Murga, 2002; Chávez Marquina, 2015.

La campaña de Alvarado en el Ecuador y Perú fue un fracaso tremendo

Por Arquímedes de Paz y José Novoa

La campaña de Alvarado en el Ecuador y el Perú estuvo plagada de tropiezos debido al desconocimiento de la región, las inclemencias naturales, el hambre, las enfermedades y las constantes escaramuzas con los nativos que debieron enfrentar durante los varios meses de deambular por selvas, cordilleras y pantanos. Y cuando al fin cruzaron los Andes, exhaustos y sin muchos hombres de tropa que murieron en el intento, se encontraron con que ya había españoles en la zona que pensaban descubrir. Eran esos los que iban con Sebastián de Belalcazar, uno de los capitanes de Pizarro, quien diez meses antes había fundado la villa de Santiago de Quito.

Muy pronto llegó a Pizarro la noticia de la llegada de Almagro y su expreso deseo de arrebatarle su descubrimiento y asimismo que la tropa de Alvarado era significativamente superior, no obstante Pizarro decidió defenderse y envió a Diego Almagro a enfrentar a los recién llegados.
Cuando ambos capitanes españoles (Almagro y Alvarado) estuvieron frente a frente se surgieron voces demandando que no se derramara sangre española.
Alvarado, comprobando que el enfrentamiento podía resultar desastroso para ambas partes y en pleno conocimiento de que actuaba fuera de la ley, aceptó el requerimiento de no causar disturbios y abandonar el país en paz; no obstante el Gobernador de Guatemala había invertido una fortuna en la empresa e, incluso, su vida estuvo en peligro, por lo que no se retiraría con las manos vacías, por eso su propuesta a Almagro: que le entregaría sus barcos, caballos y todos los pertrechos que traía, y que los hombres que quisieran quedarse lo podrían hacer, a cambio de cien mil pesos oro.
Y aquí aparece nuevamente el capitán García Holguín desempeñando el papel de hombre de confianza: luego de que los capitanes llegaron a un acuerdo satisfactorio a ambos, designaron a sus respectivos representantes para hacer efectiva la transacción. Almagro envía a Diego de Mora y Alvarado a García Holguín. Los negociadores se encontraron en Paita[1].
Mientras negocian los hombres de ambas huestes intercambian información. Unos exaltan los prodigios y riquezas de las tierras encontradas, otros maldicen su infortunada suerte. Y al final unos pocos de los que vinieron con Alvarado, con Alvarado regresaron a Guatemala, pero la gran mayoría, incluyendo a casi todos los capitanes, se pasaron a las fuerzas de Pizarro, entre ellos García Holguín[2] que se asentó en Trujillo y allí siguen sus huesos desde el día de su muerte ocurrida veintidós años después .


[1] Zárate, Agustín de. “Historia del descubrimiento y conquista de la provincia del Perú”. Biblioteca peruana. Lima: Editores Técnicos Asociados S.A, 1555 
[2] Hurtado, Publio. “Indianos Cacereños. Notas biográficas de los hijos de Alta Extremadura·. Barcelona: Tipolitografía de Luis Tasso, 1892

3 de mayo de 2020

Alvarado quiere participar en el botin del Perú, y para que explore manda a García Holguín

Por Arquímedes de Paz y José Novoa



En 1527, después de la campaña centroamericana Pedro de Alvarado regresa a España. Se libra de las graves acusaciones que pensaban en su contra y recibe los títulos de Adelantado y Gobernador de Guatemala, el hábito de Santiago y como colofón, se une en matrimonio con Francisca de las Cuevas, sobrina del duque de Alburquerque[1].

Pero hombre ambicioso y de grandes empresas, como era, no le era suficiente la gobernación de Guatemala y enterado de las noticias que le llegaban sobre tesoros fabulosos en los reinos del Perú, de ahí que en 1532 acordó con el Emperador que enviaría a su costa una expedición a los mares del Sur en son de conquista de islas y tierras no descubiertas. 

Cieza de León[2] dice textualmente que Alvarado “envió un navío a  costa del Perú por la mar del Sur para que tomase lengua de lo que había y de lo que era la tierra. Y como jefe puso a un caballero de Cáceres, llamado García Holguín.

Los contrarios a la tesis de que García Holguín es el mismo que aparecerá más adelante como personaje principal en Perú, aseguran que se trata de dos personajes distintos con igual nombre, sin embargo pasan por alto cuando Cieza de León dice que se trata del mismo que capturó a Cuauhtémoc en Tenochtitlán.

“Volvió García Holguín diciéndole al Adelantado (de Guatemala) que la tierra del Perú era muy grande y rica y adonde se podría bien descubrir”[3]. Y por ese motivo en febrero de 1534 Pedro de Alvarado se dio a la vela con una poderosa armada que desembarcó en Caraquez, en el actual territorio del Ecuador.


[1] García Añoveros, Jesús María. “Alvarado, Biografía”. Real Academia de la Historia. 2018.

[2] Cieza de León, Pedro de. “Crónica del Perú. Tercera Parte. Descubrimiento y conquista del Perú”. Lima. Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial: Academia Nacional de Historia, 1987.


[3] Ibíd.

LO MAS POPULAR DE LA ALDEA