Por: José Juan Arrom
Sobre el nombre con que llamaban a
sus niños los taínos es bueno citar a Mártir de Anglería. Explica
éste:
“Cuando
le nace prole a algún reyezuelo, concurren los comarcanos y entran en la
habitación de la reina. Éste saluda a la criatura con un nombre, aquél con otro.
“Salve, Lámpara Brillante”, dice uno,“Reluciente” aquél; “Domador de los
Enemigos”, otro; y otro le dice “Nieto de un Héroe Esforzado”; otro “Más
Brillante que el Oro”[...] Bebequio Anacaucoa, señor de la región de Jaragua,
del cual y de su discreta hermana Anacaona se habló extensamente en la Década
primera, estos nombres tenía:Tureygua Hobin, que significa “Rey Resplandeciente
como el Latón”, mientras que otros de la misma tribu solamente se llama “Starey”
o sea “Reluciente”; otro “Huiho”, que es “Altura”; otro “Duiheyniquén”,que
significa “Rico Río”[1].
Hágase una precisión al cronista: “Huiho”
no significa “Altura” sino “Estrella”.
Ahora obsérvese, en
primer lugar, la reiteración de imágenes visuales y luminosas en los nombres propios: “Lámpara
brillante [...] reluciente [...] más brillante que el oro [...] resplandeciente
como el latón”. Conociendo esas imágenes que usaban como nombres sirve para
ingresar al mundo interior taíno, el morador de islas bañadas de sol, donde la
intensa luz de los trópicos nítidamente recorta el contorno de los objetos y
dora con brillantes reverberaciones sus bruñidas superficies, por tanto era
natural que esa luminosidad los iluminara interiormente e influyera en sus
costumbres onomásticas, esto es, de poner nombres a los recién nacidos.
Procediendo ahora al análisis de los
términos indígenas del párrafo de Mártir de Anglería, es patente que quien
informó al cronista era persona bien enterada con respecto a la lengua y las
costumbres onomásticas de los taínos. Pero, como Mártir de Anglería escribió de
oídas, hay en sus traducciones algunos términos que acaso se puedan matizar o
rectificar. Así, por ejemplo, al traducir “Tureygua Hobin” por “Rey
Resplandeciente como el Latón”, la palabra “rey” está de más: es obvio que
corresponde al término cacique, que aunque se sobreentiende, en realidad no
aparece en la frase indígena. Y “Hobin”, de acuerdo con Brinton, equivale a “metal
rojizo”, pero “Turey” no puede traducirse simplemente por “latón”. Quienes
hayan leído la estratagema de que se valió Ojeda para apresar a Caonabo
recordará que ésta tuvo éxito porque, según cuenta Las Casas,
“como
los indios llamasen al latón nuestro turey y a los otros metales que habíamos
traído de Castilla, por la grande estima que de ello tenían como cosa venida del
cielo, porque llamaban turey al cielo, y así hacían joyas de ellos, en especial
del latón, llevó el dicho Alonso de Ojeda unos grillos y unas esposas muy bien
hechas, sutiles y delgadas y muy bruñidas y acicaladas, en lugar de presente que
le enviaba el Almirante, diciéndole que era Turey de Vizcaya, como si dijera
cosa muy preciosa venida del cielo”[2].
El sentido trascendental que los
taínos daban al latón se debe a que entre ellos, igual que en otras culturas
amerindias, los metales y las piedras preciosas eran tenidos por emanaciones
divinas, las cuales poseían influjos mágico-religiosos que daban y alargaban la
vida.De modo que teniendo en cuenta las virtudes y el origen atribuidos al
turey, pudiera libremente traducirse “Tureygua Hobin” por “Celestial Resplandor
del Metal Rojizo”.
Otro nombre, “Starey” que Anglería
dice que significa “Reluciente”, lo tradujo el misionero y lingüista francés
Etienne de Bourbourg por “Estrella”[3],
pero a decir verdad el término que se ha registrado en arauaco por estrella es
“wiwa”, y esa palabra a la que parece corresponder es al tercer nombre
mencionado, “Huibo”, que Mártir de Anglería da por “Altura”. Y en cuanto al último,
cabe señalar que en arauaco “oni, wini” es “agua” y “onikain” (pronunciado
onikén) significa “aguas muchísimas” o sea, “río”, y esa es, desde luego, la
voz que entra en la formación de “Duibeyniquén”.
En el caso de la frase nominal
“Nieto de un Héroe Esforzado” cabe preguntar si se refería al cacique que
Fernando Colón y otros cronistas llaman Manícaotex[4]. Manícaotex parece
contener la base manícato, que Oviedo
transcribió con el sentido de “esforzado y fuerte y de grande ánimo”[5],
y el sufijo ligado “ex” o “el”, que según Pané, añade lac onnotación “hijo o
descendiente de”[6]. Ese
sufijo tendría el mismo valor del español “ez” en la formación de apellidos
tales como Alvaro: Álvarez, Gonzalo: González o Martín: Martínez. Y de ser válidos estos datos, Maníca(o)tex
quedaría bien traducido por “Descendiente de un Héroe Esforzado”.
Leer en el siguiente enlace: Los dos nombres propios de aborigenes de las Antillas más famosos.
[1]Mártir de
Anglería, década 3ra., libro IX, capitulo 2; en la ed. cit., p. 281.
[2]Las
Casas: Historia de las Indias, lib. I,
cap. 102; en la ed. cit., I, p. 406.
[3]Charles
EtienneBrasseur de Bourbourg: “Quelquesvestigesd’unvocabulaire de l’ancienne
langue de Haiti et de sesdialectes”, Relation des
choses de Yucatán de Diego de Landa, París,
1864, p. 511.
[4]Fernando
Colón: Historia del almirante don Cristóbal Colón… , México, 1947, p. 237; Las
Casas: Historia de las Indias, lib. I, caps. 105, 107 y
118; en la ed. cit., pp. 417, 423 y 454.
[5]Gonzalo
Fernández de Oviedo: Historia general y natural de las Indias, lib. XVII, cap.
2; en la
ed. de Madrid, 1851, I, p. 499. También lib. XIII, cap.
9; I, p. 435. Acentúo de acuerdo con
Brinton, op. cit., p. 440.
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