Fue Cuba el quinto país del mundo y el primero de
Iberoamérica donde hubo Clubes Rotarios.
Entre otras razones, fueron la cercanía geográfica y la
influencia de la cultura norteamericana más el control económico que muchos
monopolios de ese país ejercían en la Isla, las que facilitaron que
el las ideas rotarias llegaran y se propagara rápidamente por toda Cuba.
Solamente entre 1916 y 1920 se fundaron los primeros 6
clubes y en la década siguiente 13 más. Al finalizar los años 30 la cifra
llegaba a la cantidad de 39.
Inicialmente los clubes cubanos pertenecieron al Distrito
8 del sur de los Estados Unidos. En 1921 con la fundación del Distrito 25 que
comprendía a la Isla,
los clubes cubanos se independizaron de los estadounidenses. Al iniciarse la
década de 1950 se la denominación del distrito cubano por el de 101 y en 1957
fue nuevamente rebautizado como Distrito 400, y así se mantuvo hasta su total
desaparición en 1960 como resultado de
las transformaciones sociales traídas por la Revolución.
El choteo criollo decía que los Rotarios era un grupo de
señores burgueses que se reunían para “yantar y hablar”, pero somos de la
opinión de que el Rotarismo en Cuba se
debe juzgar en su contexto histórico y desde las diversas perspectivas que
aportan las ciencias sociales contemporáneas. A diferencia de los de las
grandes ciudades como La Habana,
los clubes holguineros tenían diferencias y con el paso del tiempo acumularon
una prolífica actividad, incluyendo el combate al abandono, la miseria y la
corrupción de los gobernantes y de las “fuerzas vivas” a la que la mayoría de ellos
mismos pertenecía.
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