Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
Roberto Valcárcel Rojas
Miguel Angel Urbina Herrán
Poco se dice de la
relación de los “indios” cubanos con la Virgen de la Caridad y sin embargo ellos tuvieron una
trascendental importancia durante los primeros años después que hallaron la
imagen. Y la hallaron dos indios, hermanos ellos y un niño negro, Juan Moreno,
pero al paso del tiempo uno de los dos indios evolucionó en la memoria popular
y comenzó a ser un blanco de nombre Juan, el tercero de los Juanes, y el nombre
de Rodrigo, que así se llamaba uno de los indios, (el otro Juan, ciertamente),
se borró de las mentes.
Era zona profusamente
aborigen el lugar donde dos indios, rebautizados con nombres y apellidos
europeos, Rodrigo y Juan Hoyos, más Juan Moreno, encontraron la imagen de la Virgen (Bahia de Nipe y sus
alrededores).
Desde unos tres mil años
antes del nacimiento de Cristo arribaron a las costas de la isla de Cuba los
primeros grupos humanos, y desde entonces no cesaron ni las inmigraciones ni el
nacimiento de pueblos, en otros varios lugares de Cuba y en los alrededores de
la bahía Nipe. En el caso de Nipe y sus inmediaciones, la alta densidad
poblacional convirtió el paisaje en indígena.
Gracias a los indicios
arqueológicos hoy se sabe de comunidades (pueblos) de pescadores-recolectores
en espacios costeros de la península El Ramón, de Cayo Saetía y en las
inmediaciones de la desembocadura del río Mayarí. Y al norte de la bahía está
Banes, lugar donde habitó una de las expresiones más potentes de desarrollo
indígena en Cuba.
El concepto de provincias
indias se maneja en la vieja documentación de principios de la conquista para
referirse a un espacio geográfico donde se ubica cierta cantidad de aldeas o
pueblos, por lo que la provincia, parece, debió ser un tipo de unidad
sociopolítica donde grupos menores aceptaban cierto liderazgo regional.
En la zona que ahora
consideramos “la geografía de la
Virgen”, Diego Velázquez menciona con el nombre de provincias
a Baní y a Barajagua, ambos lugares visitados por él en 1513, previo a la
fundación de la villa de Bayamo. Exactamente el dato proviene de una relación
enviada por Velázquez al Rey en la cual le informa sobre los avances en la
dominación y colonización de la isla. (En dicho documento se desprenden ciertos
detalles sobre la estructuración indígena de la región):
(…) á 4 de octubre de 513, con XV cristianos que con el yban, por la mar, en canoas, por la costa del Norte, y llegó a las provincias de Baní y Baraxagua, donde estovo quatro ó cinco días, porque vinieron alló los caciques é indios de las dichas provincias, é les dijo lo que convenia al servicio de V.A., y de allí se partió por las provincias de Guaunaya (Guaimaya) y del Mayzí (Mayyé), fazsiendo lo mismo hasta la de Bayamo. (Pichardo, 1971: 70)
¿Se extinguieron los
aborígenes que vivían en las inmediaciones de la bahía de Nipe y en Barajagua
en la fecha en que fue hallada la imagen de la Virgen?¿Por qué son dos
indios y un negrito quienes encuentran la imagen?
Mujer indigena cubana |
Consistía una encomienda
en la asignación a un español de cierto número de indios que trabajarían para
él a cambio de protección y de la instrucción religiosa que ofrecerían los
curas doctrineros. Mediante tal instrucción los indios serían preparados para
la vida civilizada. Pero en verdad la encomienda resultó un mecanismo de
exterminio pues al no ser permanente el español temía que sus indios fueran
encomendados a otro o que la corona suspendiese su vigencia, por ello trataba
de lograr los mayores rendimientos con los menores gastos, lo que suponía
trabajo excesivo, maltratos y la ruptura de los ciclos de vida indígena y su
reproducción biológica, hambre y la propagación de enfermedades para las que
los indígenas carecían de defensas.
El suicidio y la renuncia
a procrear fueron respuestas a la situación anteriormente narrada, y también,
huidas y rebelión.
Las rebeliones se
reportaron en casi toda la Isla,
intensificándose en momentos en que la conquista de tierras continentales. Verdaderamente
las rebeliones nunca lograron cohesionarse en movimientos estables y amplios,
pero sí fueron frecuentes, especialmente en la tercera década del siglo XVI, y
solo cesaron con la eliminación definitiva de la encomienda.
Paralelo a los procesos de
explotación del indígena se produjo, desde la misma entrada europea, la aparición
de mestizos: hijos de padres españoles y madres aborígenes. Es fácil entender
que entonces la mujer resultaba de enorme interés para una población
mayoritariamente masculina, con un fuerte nivel de presión sexual. Pero asimismo
la mujer india era muy valiosa para los conquistadores que aspiraban a
amancebarse con alguna de ellas que tuviera relación con las jerarquías
locales. Lo anterior le daba al español posibilidades de manipulación de los
conglomerados indígenas.
Pero también pudo pasar
que de alguna manera la situación que provocó la llegada de tantos hombres
solos fuera manejada por los propios indígenas dentro de sus estrategias de
supervivencia. La mujer que lograra unirse a un español y parirle hijos
garantizaba alimentos y tratos diferenciados.
Y luego, mucho más pronto de
lo que comúnmente creemos, entran al Caribe los esclavos africanos. Para 1537
el registro de 22 estancias de la jurisdicción de la villa de Santiago de Cuba se
contabilizan 92 indios encomendados, 56 indios esclavos y 193 esclavos
africanos.
Obviamente la convivencia
del indio con el africano también produjo mestizos, aunque, aparentemente,
menos que los aportados por las indias y los españoles. De todas formas, el
mestizo de india y negro o de negra e indio también pasó a engrosar los
estratos más humildes y contribuyó a fomentar un temprano mosaico racial en
Cuba.
Luego los libros de
historia de Cuba se olvidaron de los indios, de los que dicen que se
extinguieron todos, pero eso no es cierto, y lo probaremos más adelante, cuando
hablemos de los hermanos Hoyos, que trabajaban en las minas de Cobre para las
que hacían monterías.
Los indios conocían a Nuestra Señora, la Virgen María mucho antes de que
se hallara la imagen sobre las aguas de Nipe.
Los europeos
conquistadores comprendieron desde el inicio la importancia que tenían los
caciques como mediadores para el control de la fuerza de trabajo, de hecho, las
encomiendas se repartían nombrando a los pueblos con el nombre de su cacique y
las leyes reconocían de forma clara cierto privilegios para estos.
Igual, los caciques fueron
elemento importante en el proceso de evangelización y hacia ellos y su familia,
especialmente a sus hijos, se dirigió el accionar educativo y civilizador buscando
convertirlos en difusores de las ideas religiosas entre el resto de los demás aborígenes.
Desde entonces hubo indios que pactaron con los santos católicos traídos por
los españoles, esperando que estos “cemíes” tan poderosos los ayudaran a ellos
como mismo, creían, hacían con los hombres blancos.
Por documentos se sabe que
la primera experiencia indígena con las imágenes de la Virgen María se remite al
naufragio de Alonso de Ojeda en 1509.
Alonso Ojeda |
Sin embargo, tuvieron
dificultades y la mitad de los hombres murieron por el hambre, las enfermedades
y las penurias que tuvieron que vivir en el camino.
Ojeda cargaba con una
imagen de la Virgen María
que llevaba consigo desde la primera vez que se embarcó a América en 1493 e
hizo una promesa a ésta de que le dedicaría un templo que haría levantar en el
primer poblado indígena que encontrara en su camino y que los recibiera con
buenas intenciones.
Poco después, con una
docena de hombres y el pirata Talavera, llegaron a la comarca de Cueybá, donde
el cacique Cacicaná trató amablemente y cuidó a Ojeda y a los demás hombres,
que a los pocos días ya se habían recuperado. Ojeda cumplió su promesa y
levantó una pequeña ermita de la
Virgen en el poblado, ermita que sería venerada por los
aborígenes de la comarca.
En Cueybá estaba Ojeda
cuando fue socorrido por Pánfilo de Narváez y con él fue a Jamaica, isla en la
que Talavera fue apresado por piratería.
Cueybá era lugar que
estaba próximo a Bayamo. Allí los indios, siguiendo las instrucciones de Ojeda,
rindieron culto a la Virgen. Años
después Fray Bartolomé de las Casas intentó recuperar la imagen de Ojeda dando
a cambio otra que llevaba consigo, pero los indígenas prefirieron huir antes
que entregarla.
Otra historia que se
conoce es la del cacique Comendador, en Macaca, cerca de Cabo Cruz. Este cacique
asistió a un marinero enfermo que cuando sanó dio a Comendador una imagen de la Virgen María, a la vez que lo
enseñó a reverenciarla. Rapidamente los indios de Macaca creyeron que eran
amparados por la Virgen
en las batallas que sostenían con otros caciques, aunque en verdad lo que tenían
y los hacía superiores era la asesoría bélica del marinero hispano. Desde entonces
los indios consideraron a la
Virgen María un nuevo y potente cemí y con su imagen
reemplazaron a los antiguos dioses de Macaca.
Un siglo después de la conquista de Cuba, son dos indios y un niño negro quienes hallan la imagen de la Virgen sobre las aguas de la bahía de Nipe. Entonces, posiblemente, ellos estaban familiarizados con la madre de Jesús, ¿sino como es que la reconocieron de inmediato?. Incluso se dice que los indios que encontraron la imagen pudieron leer la inscripción que la identificaba: eso indica que seguramente estaban evangelizados.
La historia del hallazgo de la Virgen está mal contado.
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