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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

27 de abril de 2014

Barajagua. Los Hatos.

Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán 

Es sumamente interesante conocer la importancia socioeconómica que tuvo la zona donde aconteció el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad, para comprender por qué ocurrió allí y cuáles eran las causas por las que los indios venían desde el Real de Minas de Santiago del Prado (El Cobre), hasta el Hato de Barajagua y de ahí a Nipe a buscar sal. 





A su llegada a Cuba el español usó jurídicamente conceptos geográficos y socio políticos de los nativos. Así las tierras mercedadas en el perímetro de una “provincia aborigen” pasaba a llamarse con el nombre dado por los indios, pero, ¿un hato era del tamaño de una provincia?, ¿cuándo se habla de las tierras que conformaron “los hatos” Barajagua ha de entenderse que estos ocuparon la geografía de la antigua provincia?.

Comencemos por determinar quiénes eran los dueños de los Hatos Barajagua para descubrir por qué era ese el lugar de “autoconsumo” de las minas de cobre cercanas a Santiago de Cuba.

En un primerísimo momento durante la conquista y en los primeros años de colonización, los españoles buscaron oro en las arenas de los ríos. Es ese el tiempo de las Encomiendas. Entonces los conquistadores convivieron con los aborígenes en los pueblos de estos, o mejor, en algunos pueblos aborígenes, generalmente los más importantes, adonde trasladaron a los aborígenes de otros lugares. (En la amplia zona que va desde Nipe hasta El Cobre solamente se han encontrado evidencias de pueblos aborígenes donde convivieron españoles en el sitio que ahora se conoce como Loma del Cementerio de Barajagua. ¿Acaso era ese el lugar más importante de la zona?, ¿estaba ahí el sitio principal de la antigua “provincia de Barajagua?).

Durante la segunda mitad del siglo XVI las encomiendas desaparecen porque ya había desaparecido la esperanza española de encontrar oro en Cuba, a las tierras se les dan otros usos. Unas sirvieron para Hatos ganaderos, otras para corrales donde se criaba animales menores o domésticos. Pero en esas vastedades territoriales que eran los Hatos se administraban desde un asiento o lugar-centro y para la subsistencia de los ganaderos que laboraban en el Hato se creaban corrales y estancias, que eran consideradas instalaciones complementarias. Incluso se afirma que en un Hato podían existir más de un corral y más de una estancia. Obviamente las poblaciones de los Hatos se asentaban alrededor de los centros y en las cercanías de las estancias y corrales.

En la zona que nos interesa, los dueños generalmente vivían en la villa de Santiago de Cuba mientras que eran los mayorales quienes  se dedicaban a la explotación del ganado que vivía en sus tierras; dichos mayorales podían ser de cualquier etnia, indios, africanos, criollos, europeos blancos. Y realizaban los trabajos la población de la zona, indios y también los mestizos y morenos nacidos en la tierra, esto es, criollos que eran el producto de los cruzamientos ocurridos en la Isla al mezclarse los distintos grupos. Los Hermanos Hoyos, que eran indios naturales, viajando con un niño negro para hacer monterías de sal a Nipe, ejemplifican el panorama. Todos los anteriormente mencionados eran utilizados como empleados a sueldo o se dedicaban a labores de monteros y rancheadores. Juntos a ellos, y para hacer un mosaico todavía más rico, en los Hatos se empleaban a unos pocos esclavos africanos, pocos porque no se necesitaba gran número de ellos para la actividad ganadera.

Los Hatos, lugares poco poblados durante más de dos siglos y a veces durante un tiempo mayor, también fueron sitio de refugio de contrabandistas y de indios y negros cimarrones. La Península de l Ramón, por ejemplo, un sitio boscoso, montañoso y distante, se convirtió en palenque de cimarrones y en el siglo XIX el lugar pasó a ser propiedad del corsario alemán William Hastie, poseedor de una dotación de esclavos traídos de Nassau.

En geografía con población tan variopinta podían suceder mil anécdotas diferentes; no siempre la vida eran tan armónica como parece que fue el viaje de los dos indios y el niño esclavo que encontraron la imagen de la Virgen. Compruébenlo leyendo el fragmento del siguiente viejísimo documento, dice: (…) que en 1547 cuatro negros huidos fueron a la provincia de Baraxagua y en una estancia propiedad de Juan Escribano, mataron al indio porquero porque no les quiso dar un puerco para comer (…) (Ceballos, 1997:190).
                                                                     
Vistos los que vivían en la zona, intentemos ver a los señores principales, o dueños del lugar, para, más adelante, mirar el trasiego de gentes que iban y venían por allí, sus creencias y transculturizaciones… en fin, la nueva cultura criolla que hizo que fuera este y no otro el escenario donde ocurrió el hallazgo de la Virgen, su reconocimiento y veneración.

Árbol de poseedores del hato nombrado Barajagua y sus adyacentes.
(Todo lo siguiente tratando de descubrir cuáles eran las tierras de Barajagua propiedad del Real de Minas de Santiago del Prado, minas de cobre, para saber exactamente cuál era el lugar sobre el que mandaba el mayoral Miguel Galán y si lo podemos entrever, finalmente, saber con exactitud a dónde llevaron los Hermanos Hoyos y Juan Moreno la imagen de la Virgen de la Caridad inmediatamente después que la encontraron sobre las aguas de la bahía de Nipe, lugar este que fue donde primero se veneró a la que luego fue y sigue siendo la Patrona de Cuba)


¿Quién o quiénes fueron los primeros dueños del territorio de Barajagua?. La información exacta se desconoce, pero, felizmente, existe un documento con fecha de 1598, que es la escritura de propiedad de los Hatos de Barajagua y que se hizo a petición de amojonamiento o trazado de límites de dichos Hatos por parte del que promueve dicho documento, que es el propietario de dicha comarca. Actualmente el documento está en custodia del Archivo Nacional de Cuba, (ANC) sobre Realengos, Legajo 14, No. 35, Folio 10 vuelta. En él dice que el vastísimo feudo que se extendía desde el río Guaninicum hasta la bahía de Nipe era propiedad del Capitán Juan Lizana Luyando.

Asimismo en el documento Lizana Luyando asegura haber obtenido las tierras de Barajagua del Capitán Luís Bazán y su consorte María Tovar, ambos residentes en (Santiago de) Cuba, y dice también que “(…) apenas había en América hatos y asientos de mas antigua posesión (…) (por lo que) se ha de deducir por necesaria consecuencia que provino de merced hecha a los originarios pobladores de Cuba” (Sic) (ANC, Ibídem, Folio 164 Vt).

Antes de proseguir, algunos datos de los personajes anteriormente mencionados.

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En el  catálogo titulado Pasajeros de Indias, Volumen 6. Archivo General de Indias, Fondo Pasajeros, aparece un Luís Bazan, (Hijo de Hernando de Castro y de Mayer de Bazán), quien, dice, vino desde España en la flota que partió el 5 de agosto de 1579

Juan Lizana Luyando fue escribano del Cabildo de Cuba (Santiago de Cuba), hasta 1599. En 1586 el escribano organizó la defensa de la villa contra los franceses, por lo que desde entonces gozaba de un significativo prestigio. Sus dos Hatos, que obtuvo de Luís Bazán, limitaban con los de Cayo Rey, Miranda y Bocuey.


Una hija de Lizana Luyando se casó con Andrés Duque de Estrada y Tovar, que era parte de una familia que pertenecía a los vecinos notables de la villa de Santiago de Cuba y que en 1632 era propietario del hato vecino a los de Lizana Luyando, el que tenía por nombre Miranda.

En Pasajeros de Indias aparece el que posiblemente es el primer Lizana que vino a América: Juan de Lizana, hijo de Jimeno de Burgos y Catalina de Lizana, vecinos de Toledo. Hizo el viaje a América en agosto de 1513.

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A partir de la propiedad del capitán Lizana Luyando se fue conformando el árbol de poseedores de los terrenos de la provincia de Barajagua.

En un primer momento dichos terrenos se mantuvieron en el seno de las familias Lizana Luyando y Estrada.

Andrés Duque de Estrada y Tovar, esposo de la hija de Lizana Luyando, es el segundo gran propietario conocido y asimismo quien inicia la fragmentación de la propiedad por la multiplicación de los herederos y por ventas.

Los datos anteriores se consiguieron en el documento dicho, conformado a petición de Luzana Luyando, en acto de amojonamiento o trazado de límites de sus propiedades. Y la información siguiente es tomada de un abultado expediente que conserva el Archivo Nacionald e Cuba, Fondo Realengos, Legajo 14 No. 35, titulado: Testimonio del Executorial librado por el Rel. y Supremo Consejo a fabor de los Dueños del Hato nombrado Barajagua y sus adyacentes (Sic). Dicho expediente fue conformado a partir de un litigio establecido en 1776 ante el escribano de la Tenencia de Gobierno de Holguín, Lorenzo Castellanos. (Barajagua pasó a formar parte del territorio de Holguín a partir de 1752, fecha esta cuando se crea la Tenencia holguinera).

Más datos sobre el litigio antes de nombrar a los propietarios de Barajagua. Dicho litigio fue establecido por los herederos del presbítero don Juan de León y Nápoles, de doña Antonia Nápoles y Arévalos y don Fernando Hierrezuelo, contra los herederos de Diego de la Torre, sobre el pago y satisfacción de los réditos redimidos del capital impuesto a favor de la Real Hacienda en las tierras realengas de Barajagua que pertenecían al Clero y que estos los reclamaban, o sea, que el Clero reclamaba la cantidad de dinero que a ellos les pertenecía por una capellanía que hacía 24 años no le pagaban. Y ahora eran los propietarios los que ya nombramos antes al decir quiénes fueron los que impusieron el litigio. Ellos habían comprado la porción de terreno (Hato del Medio) a los herederos de Diego de la Torre sin que este dijera nada del gravamen.

No le interesa a la Aldea saber el fin de aquel litigio, pero sí, y mucho, el árbol de poseedores de la provincia de Barajagua que el proceso jurídico conllevó a conformar.

El primer dueño que se menciona es el ya conocido Lizana Luyando. Del segundo no se dice nada, pero se infiere que lo serían los sucesores de Luyando a la muerte de aquel, ocurrida poco después del amojonamiento o delimitación de sus propiedades. Este último hecho aconteció en 1598.

Luego aparece un dato de mucha importancia para esta historia que estamos narrando. En el expediente de litigio se mencionan otro título de propiedad sobre el espacio de la provincia india de Barajagua que fue emitido junto al de Luyando en 1598. Se trata del titulo perteneciente al Real de Minas, o lo que es igual, se trata de lo que en verdad andamos buscando: las tierras que en Barajagua le pertenecían a las Minas de Cobre de Santiago. Dicho título está fechado en Cuba (Santiago de Cuba), a diez y ocho de mayo de 1598.

¿De dónde sale la información tan precisa de la fecha en que se dio título legal al Real de Minas sobre su propiedad en Barajagua?. Sale de un proceso legal de delimitación del hato de Miranda, que tenía límites con las tierras de Barajagua. Dicho proceso legal ocurrió en 1632, fecha en la que, dice el documento, el administrador de las Minas de Cobre, Miguel Bartute presentó el documento que legalmente hacía al Real del Prado dueño de esa porción de terreno en Barajagua. ¿Dice el documento la ubicación exacta de la propiedad del Real de Minas?. No, lamentablemente. Pero, por lo menos el documento demuestra que las propiedades del Real de Minas estaban ubicadas en un espacio diferente al que fue propiedad de Lizana Luyando. Entonces, ¿Lizana Luyando no era propietario de todo el territorio que había formado parte de la provincia india de Barajagua?, ¿un fragmento de la antigua provincia india de Barajagua era la propiedad del Real de Minas?, ¿cuál fragmento?. Si hoy se supiera se podría afirmar con propiedad cuál fue el primer lugar de Cuba donde se levantó un templo a la Virgen de la Caridad.

Al parecer la provincia india de Barajagua era de una extensión considerable, tanto que, posiblemente, su terreno fue suficiente para albergar cuatro Hatos, los nombrados Miranda, Bocuey y los dos que pertenecieron a Lizana Luyando, conocidos estos como Barajagua, el del norte, que limitaba con la Bahía de Nipe y Hato del Medio el segundo, que limitaba al sur con el Hato de Cayo del Rey, pero todos los que se encontraban dentro de los límites originales de la provincia de Barajagua, incluyendo al que fue propiedad del Real de Minas, fueron denominados indistintamente por su nombre y por el nombre genérico: Hatos de Barajagua. De los cuatro, dice, fue propietario Antonio de Estrada, al que en el documento llaman El Viejo.

Y para hacer aún más confusa la información, dice el documento que el segundo administrador de las minas de cobre compró parte de los terrenos que entonces eran propiedad de Andrés Estrada, esposo de la hija de Lizana Luyando y por lo tanto su propietario de entonces. Lo que no dice el documento es cuál porción fue la que compró.

Un dato que sería esencial comprender es el que se relaciona con el Hato Cayo del Rey, localizado al sur de la vieja provincia india. Lo singular de este lugar es el nombre que tiene y que su segundo propietario lo fue un yerno de Joan de Eguiluz, individuo este que fue administrador de las minas de cobre. El Obispo Agustín Morel de Santa Cruz, quien a mediados de siglo XVIII recorrió la mayoría de los espacios de la Isla en visita eclesiástica, escribió en su informe de la visita al Cobre:


(…) el ganado Bacuno se puso quince leguas en las tierras de Barajagua con título de Hato del Rey, que hasta oy se conserva.(Sic)


El primer administrador de las minas de cobre y fundador del Hato en tierras de la provincia de Barajagua de donde sacarían el autoconsumo de los cobreros, dijo que dichas tierras estaban a quince leguas del Real de Minas y el mismo dato lo repite Morel de Santa Cruz.

Los ermitaños que narraron la historia del hallazgo y primera veneración a la Virgen han dicho que esta fue llevada al asiento principal o centro del Hato propiedad del Real de Minas y la tradición popular ubica ese centro en el poblado con nombre Barajagua, pero del Cobre a Barajagua hay mucho más que 15 leguas.

El lugar que sí queda a quince leguas del Real de Minas es Hato del Rey, que, igual, está relativamente próximo a Barajagua La Nueva. ¿Inmediatamente después que la encuentran llevaron la Virgen a Barajagua La Vieja o a Barajagua La Nueva?. (Por la profusión en el cambio de dueños que tuvieron esas tierras Barajagua La Vieja también pudo ser propiedad del Real de Minas).

Sea donde halla sido que llevaron a la imagen de la Virgen hoy es casi imposible comprobarlo. Y por demás, la memoria popular dice que fue a Barajagua La Vieja.



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