El el enlace anterior pueden oír fragmentos de la Misa dada por Mons. Emilio Aranguren, Obispo de Holguín y Las Tunas en Barajagua el 8 de septiembre de 2013, Catrocientos aniversario del hallazgo de la imagen
Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
Roberto Valcárcel Rojas
Miguel Angel Urbina Herrán
La abultada
bibliografía sobre la aparición en las aguas de la bahía de Nipe de la
imagen de Nuestra Señora de la
Caridad (ya definitivamente del Cobre, aunque al principio
fue de Barajagua), trata, sobre todo, de la Virgen en el poblado de Santiago del Prado (El
Cobre) y casi nada es lo que dicen de las condiciones naturales y sociales del
territorio donde sucedieron los hechos iniciales y trascendentales en que se basa el culto y
devoción popular a la Patrona
de Cuba. Estos escritos, con la excepción del de la
Dra Olga Portuondo, NO estudian el espacio
inicial de los hechos, Nipe y Barajagua, donde ocurren sensaciones y hechos muy
diferentes a lo que finalmente se da en El Cobre.
De
ahí que, es principal interés de los autores del texto La Virgen Cubana en Nipe y Barajaguael de acercarse a la génesis cultural del acontecimiento, “basándonos, dicen, en la
declaración de Juan Moreno y la de los ermitaños que sobre esos acontecimientos esenciales escribieron, aunque, no debe olvidarse, sus textos distan un siglo
de lo ocurrido. Asimismo damos igual importancia a la tradición oral y a los
datos históricos y geográficos del entorno por donde cruzó la Virgen desde Nipe, su
llegada a Barajagua, donde es venerada por primera vez, y finalmente su tránsito
hasta el Cobre”.
A
diferencia de la Villa
de Santiago del Prado, (El Cobre), Nipe y Barajagua, esos otros lugares
esenciales en la historia de la aparición de la Virgen de la Caridad, están fuera de
las villas y del espacio hispano del mil seiscientos y por tanto tienen formas
diferentes de interacción comercial, de
vida económica.
Se
trataba, entonces, de un paisaje marino y rural, un territorio con
características muy peculiares por los recursos naturales que poseía y por ser
hábitat aborigen por un periodo largo de tiempo, (este elemento del indio vivo
y actuante hace del espacio lugar diferente en toda Cuba). Territorio, además,
propicio para el comercio de rescate y vía de la jurisdicción santiaguera para
obviar el peligroso Paso de los Vientos.
Por
lo antes dicho es por lo que no se habla casi nada del primer espacio mariano en Cuba: de Nipe, por ejemplo,
nada más se dice, que fue el sitio del hallazgo y de Barajagua, generalmente, lo que
dijo Juan Moreno en su declaración: que era un lugar de la provincia india del
mismo nombre.
Para abundar sobre el lugar del hallazgo y sobre todo, para tener información del lugar intermedio del tránsito de la Virgen, los autores acudieron Archivo Nacional de Cuba y a la Sala Cubana de la Biblioteca Nacional; buscaban información documental y cartográfica, y siempre que fuera posible encontrarla, otras fuentes de importancia que hasta el momento no se hubiera manejado con profundidad.
Finalmente
leyeron y releyeron las obras e informes de trabajos arqueológicos realizados
en el área Banes-Nipe, incluyendo la cayería interior, y la escrita sobre los
sitios localizados en las Alturas de Barajagua, del Grupo Orográfico Maniabón,
así como el análisis de las evidencias encontradas en los mismos. Estas fuentes
son de la autoría de destacados arqueólogos cubanos, Dr. José A. García Castañeda
y Pedro García Valdés, miembros de la Junta Nacional de Arqueología; el Dr. Antonio
Núñez Jiménez; el arqueólogo Rodolfo Payarés
y el Dr. José Manuel Guarch de la
Academia de Ciencias de Cuba, y los grupos dirigidos por el
Lic. Hiram Pérez Concepción de Holguín y el del Centro Norte de Arqueología del
CITMA; además del norteamericano Irving Rouse de la Universidad de Yale.
Luego
fue un arduo trabajo de campo que incluyó la visita y observación del paisaje,
muy bien historiado por los ermitaños, y que hoy es fácilmente reconocible a
pesar de la afectación indiscriminada de la mano del hombre y de la naturaleza
sobre él. Asimismo el encuentro con la población que habita los lugares donde la Virgen permaneció junto a
los indocubanos Juan y Rodrigo Hoyo y el niño esclavo Juan Moreno, escuchar las
narraciones que recibieron por tradición oral de sus ancestros, y que siguen
vivas a pesar del largo periodo en que se contaron muy bajo, por razones
puramente políticas.
¿Quiénes
son los testimoniantes que encontraron los autores en la Ruta de la Virgen?, una población
rural y campesina con bajos niveles de instrucción, que, comúnmente hicieron su
vida sin salir de su medio y que tampoco tuvieron acceso a la lectura de
ninguna de las obras publicadas sobre el tema.
La
primera gran conclusión de los autores es que la riquísima oralidad de la zona,
siempre presta a decir lo que se le pregunte, gustosos de tratar el tema, y
poseedores de una profundisima tradición popular, es quien le ha dado un
reconocimiento histórico al paisaje de la Virgen.
La
presencia de María en el espacio Nipe-Barajagua ha impactado culturalmente hasta
hoy a las personas que habitan allí. Cuentan los vecinos con naturalidad y con
una cercanía a los hechos que ya cumplieron 400 años de ocurridos, sobre la
estancia de la Virgen
en el Cayo de su nombre, localizado en Playa Morales, y de las primeras
muestras de veneración en el Hato de Barajagua, sobre los posibles caminos por
donde la condujeron para traerla y los que se siguieron para llevarsela al
Cobre, sobre especificidades medioambientales, milagros, procesiones, fiestas
tradicionales y manifestaciones sincréticas… La Virgen María de la Caridad de Nipe sigue
siendo la Virgen
de la Caridad
de Barajagua, porque habita la
Santa en la conciencia de estos pobladores.
Finalmente,
si importante ha sido para los autores la consulta de las nuevas fuentes y la
conversación con los vecinos (fuente importante obviamente), muy importante y
novedoso fue tomar en cuenta los trabajos arqueológicos hechos en la inmensidad
de la geografía mariana en el norteoriental de Cuba, porque sirvió para
reforzar el papel importante del indio en el mito esencial de la cultura
cubana, papel que fue primordial en la primera parada de su ruta, en el Hato de
Barajagua.
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