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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

20 de octubre de 2010

Cubro mis silencios escribiendo un mundo que quisiera legítimo


“Qué íbamos a imaginar
Alfonsina,
Esa muerte escogida por ti,
A tu talla
Premeditada,
Seleccionada
Entre toda clase de muertes
Rutinarias”.
Marilola X
Texto inédito.

El aliento feminista de Marilola recorre cada uno de sus textos y se convierte en un rasgo diferenciador de su estilo.

La poeta holguinera mantiene vínculos epistolares con mujeres muy reconocidas por entonces: Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, a quien llama “hermana”. Y cuando muere la Storni, Marilola escribe varios poemas que dejan entrever la huella que aquella deja en esta y no solo en lo literario, sino, también, en la conformación de una manera de ver la vida mucho más amplia que la que le permitía el ambiente provinciano en el que desarrolla su existencia.

Yo siento una gran compasión por todos los hombres que se muestran despiadados con la mujer, por esos hombres pequeñitos que pretenden rebajarlas en comentarios mezquinos y también por los que aplauden a estos y ríen sus bufonadas... ¡hombres defraudados todos ellos!.

Los de Marilola son tiempos complejos en todos los órdenes. Si para un hombre dedicado a las letras es difícil entonces encontrar reconocimiento y espacio, en un medio que no estimula el fomento de los valores espirituales, para una mujer es mucho más abrupto el camino, y aún más para una mujer que escribe textos “atrevidos”. Atrevidos significa siempre no acatar el conservadurismo y los prejuicios acuñados y, con frescura, cantar intensamente a la vida. “El contenido (de su obra) era cosa de una muchacha que soñó lo que no disfrutó... ¡Que bueno debe ser tener la vida colmada de una realidad soñada!”

En sus memorias la autora confiesa que ha amado mucho pero no a muchos. “El amor es el sentimiento más bello que ornamenta la vida. El ser que no conoce el amor es oscuro, taciturno y ausente. (...) Cubro mis silencios escribiendo un mundo que quisiera legítimo”.

Son los años treinta del siglo pasado. La poeta viaja por otras regiones del país con toda la intensidad que le permite su situación de madre soltera. La Habana es su más frecuente destino. Allá tiene receptores para su obra que la aplauden y sobre todo, que la leen. Al paso de los años, mirando atrás, en sus memorias ella siente lástima por las pobres mujeres y los también pobres hombrecitos frutrados. “Mientras ellos demolían el exterior, pues sus pobres fuerzas no llegaron nunca a la raíz, yo me sentía crecer, crecer. (...) Jamás me ha hecho volver el rostro el graznido de los cuervos y sí el canto maravilloso del sinsonte”.

Marilola se yergue, una, otra y otra vez se yergue y continúa la marcha apoyada en una profunda pasión. Sortea los obstáculos, algunos más altos que una montaña alta y al final la ciudad comienza a definir su imagen como lo que es desde el principio: una poeta. El 21 de junio de 1932 es la fecha del primer homenaje que, por llegar de quienes lo organizaron, para ella era muy especial. Fue en el teatro Oriente por el Centro de Veteranos y Patriotas. Y en octubre de ese mismo año en Guantánamo, se realiza una velada cultural en su honor. Marilola lee una selección de su obra. Las palabras de elogio las pronuncia Regino Eladio Botti.

En 1933 tiene lugar una Gran velada Literaria en el teatro Martí de la ciudad de Holguín donde se le rinde honores a la poeta. Se entera Manuel Navarro Luna y le escribe una halagadora carta donde la llama “Mi dilecta, mi admirada amiga”. Ella lo califica como “el hermano de siempre”.

Con otros intelectuales de la época intercambia opiniones. Marilola recordará siempre sus encuentros con Camila Henríquez Ureña, Loló de la Torriente, Amelia Peláez, René Portocarrero, Jesús Orta Ruíz, Raúl Ferrer... Colaboraciones de Marilola aparecen en diarios de América Latina: Diario del Sureste, El País, Habana Elegante. Diferentes periodistas escriben comentarios favorables. Y escritores de su época, que la conocen, escriben versos emocionados donde plasman su imagen: José Ángel Buesa, Ruy de Lusimé, Amelia Ceide, Humberto Lara y Lara, Gustavo Sánchez Galárraga. Arturo Doreste la describe de esta forma: “Rápido el paso y el ademán. Su tipo nórdico es un distintivo mientras el arte la condecora con su medalla de laurel”. Ella dice que las palabras de Doreste son una “lumbre de esperanza”. Pero, sin dudas, la expresión más acabada de la inspiración que despierta Marilola es el poema que le dedica Emilio Ballagas: “Canción de mar y olas”.

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