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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

25 de septiembre de 2017

La Banda Municipal de Sagua de Tánamo, Holguín, Cuba



Los de Sagua de Tánamo tenían que contratar Bandas de Baracoa, Banes y Mayarí para poder realizar retretas, dianas mambisas y otras celebraciones. Y así fue hasta 1919 en que el maestro Juan Badel Delgado funda la banda infantil del pueblo.
Según el semanario “El Tanameño” el 21 de agosto de 1920:
Muy concurrido se ve nuestro parque de la Independencia las noches de días festivos, en que nuestra Banda Municipal ofrece allí las retretas. El parque, que otras noches se ve desierto, esas noches de retreta está animadísimo, da gusto pasar por allí, para admirar tanta mujer hermosa y linda, tantos delicados pimpollos, como encierra este jardín tanameño. ¡Bien por el señor Alcalde y bien por la Banda Infantil!!”
Sin embargo y pese a lo anteriormente visto, entre 1919 y 1923, Badel apenas pudo ofrecer unas escasas retretas tocadas por algunos jóvenes. Decepcionado deja vacante su puesto de director; que pasó a ser ocupado por el maestro Manuel Riverí, quien se enfrascó en intensos ensayos de preparación. El día 11 de septiembre de 1925 la Banda Municipal de Sagua de Tánamo ofrece un concierto en el Teatro Pintado, con el fin de usar las recaudaciones para adquirir instrumentos y partituras.
Un mes después, el 10 de octubre, se produce el verdadero debut de la agrupación: con nuevos instrumentos realiza su primera retreta en el Parque Independencia del pueblo. El periódico “El Tanameño” de ese histórico de 1925 (fecha en que se celebraba el inicio de las guerras independentistas cubanas), incluye todo el programa de festejos, desde la diana a las cinco de la madrugada hasta la retreta nocturna, además de juegos, paseos y carreras que también fueron amenizados por la naciente agrupación.
Las retretas en el parque principal de Sagua de Tánamo se mantuvieron de forma ininterrumpida hasta que en 1958 el ejército batistiano convirtió a aquella en una ciudad mártir.

Leer además: Desarrollo de la Música en Sagua de Tánamo. (Archivos del Museo Municipal, Tesis Inédita de Pedro Tamayo Nicot: “La Música en Sagua de Tánamo Desde 1959 Hasta la Actualidad”).




16 de septiembre de 2017

La Banda Municipal de Mayarí (Historia)

Por: Roiny Velázquez



La Banda de Música de Mayarí la fundó Emilio A. Periut en 1909 y sus retretas en el parque José Martí los jueves y domingos crearon tal entusiasmo que poco después ingresaron a su Academia numerosos niños y jóvenes que conformaron una Banda Infantil. Esa debutó el 1 julio de 1911, y a partir de 1913 la dirigió el maestro español  Luís Garbía, quien, además, dirigía la de adultos. Garbía permaneció en  Mayarí durante unos siete años, hasta que en 1920 fue contratado por el Ayuntamiento de Las Tunas, no obstante su nombre continuó siendo venerado en Mayarí por su intensa y fructífera labor. Importantes músicos de ese municipio fueron formados por él: Luís Sarduy, Martín Meléndez y otros varios.
Cuando Garbía se marcha a Las Tunas, en la agrupación mayaricera se produjo un lamentable y prolongado impasse de más de dos años hasta que finalmente, en 1923 la reorganiza el músico santiaguero Alejandro Ibarra, (este hombre tenía una larga experiencia. Había transitado por Bandas Mambisas y había dirigido la del Distrito Militar del Ejército en Oriente). En 1929 Ibarra es reclamado en La Habana; la banda mayaricera pasó a ser dirigida por Carmelo Grajales, también de larga experiencia y talento musical y hoy uno de los grandes exponentes de la historia musical en el oriente cubano más injustamente olvidados.
Los expertos e historiadores coinciden en que el desarrollo y esplendor que alcanzó la Banda Municipal de Mayarí a lo largo de la década de 1930 todavía no ha sido superado. Grajales, además de ser un director eficaz también era un gran compositor y arreglista que enriqueció el repertorio de la agrupación con obras propias y versiones de genios de la música, Beethoven, Litz, Gounod, Chopin y Verdi, y asimismo incorporó a sus maravillosas retretas y conciertos en el cine-teatro Presilla a jóvenes músicos e intérpretes líricos de la ciudad, entre ellos a su hija María Grajales y a Olga Santos, Altagracia Tamayo[1]. Con estos vocalistas y con los geniales instrumentistas con que contaba, el maestro Grajales amenizó incontables momentos, entre ellos la visita al pueblo de patriotas, intelectuales y políticos, entre estos últimos el presidente Gerardo Machado en 1927; y asimismo el homenaje que la Asociación Cultural y de Recreo Club Minerva ofreció a Juan Gualberto Gómez el 8 de abril de 1933, y la conferencia que sobre el Héroe Nacional cubano ofreció el 9 de junio de 1942 en Mayarí el alto intelectual cubano Jorge Mañach.
Sin dudas que mientras estuvo bajo la guía del maestro Grajales la banda mayaricera superó la media de las agrupaciones de su tipo. Prueba de los resultados es el segundo premio que ganó en el concurso provincial de bandas realizado en durante el carnaval de Santiago de Cuba en el verano de 1930, los elogios prodigados por la prensa y personalidades que disfrutaron de sus interpretaciones, y, sobre todo, el respaldo del público de ciudades en las que  ofrecieron retretas en esos años: Banes, Baracoa y Santiago de Cuba. Posteriormente entre 1945 y hasta su desintegración en 1968, la Banda de Mayarí también realizó un meritorio trabajo bajo la dirección del maestro Martín Meléndez Pitaluga.
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[1] Altragracia Tamayo es la madre del célebre pianista concertista cubano Frank Fernández Tamayo.

Las Bandas de Música durante las guerras independentistas cubanas (1868-1898)


Por: Roiny Velázquez
Los jefes mambises cubanos durante la primera guerra de independencia de la Isla estaban convencidos de  la utilidad de las bandas, por lo que varios de ellos las fundaron en sus Regimientos. Así el Mayor General Calixto García, que tomó Holguín en 1872 mientras se celebraba una retreta, ordenó a sus hombres que se llevaran todos los instrumentos y con ellos formó una banda insurrecta que hizo más grata la vida de sus huestes durante el resto de la contienda.
Historiadores y cronistas como Fernando Socarrás y James O´kelly narran en sus libros la solemnidad, el patriotismo y el ímpetu combativo que transmitía la música de las bandas en los actos y combates, y la alegría y el disfrute si se trataba de  retretas o bailes para festejar una victoria o recibir a importantes jefes que llegaban a sus campamentos.

Diciembre 21, 1872
De una carta del Presidente Carlos Manuel de Céspedes: “por la mañana me incorporé al Cuartel General, en las cabeceras del [río] Gibara. Encontramos a todos muy animados y bien vestidos; el campamento tenía el aspecto de una exposición. Me dieron muchas vivas y me recibieron a los acordes de una orquesta completa que sacaron de la ciudad. Nos invitaron a un magnífico almuerzo. Hubo muchos brindis y discursos. Por la noche la música completó la obra con retreta y baile”.

José María Ochoa
En esas anteriormente mencionadas, y otras ocasiones, se interpretaban el “Himno Holguinero”, de José María Ochoa y Pedro Martínez, el “Himno de Las Villas”, de Hurtado de Mendoza (El hijo del Damují), y el “Himno de Bayamo”, de Perucho Figueredo; y también danzas y otras piezas bailables que lamentablemente se han perdido como mismo la mayoría de los nombres de los músicos patriotas.
En este sentido, mejor suerte corrieron los músicos de las bandas de la guerra de 1895, porque cronistas e historiadores, especialmente José Miró Argenter y Julio Rofoff, recogieron sus nombres y hazañas en textos como “Crónicas de la guerra”, y el “Índice del Ejército Libertador”.
Por esas fuentes se sabe que en la guerra martiana comenzada en 24 de febrero de 1895 se distinguieron los músicos holguineros que bajo la dirección de Dositeo Aguilera y Jesús Avilés fundaron la “Banda de la Invasión”, y con ella acompañaron al bravo Mayor General Antonio Maceo en la más gloriosa campaña independentista cubana: la invasión de toda la Isla. De ella dijo el mambí Constantino Pupo en su libro Patriotas holguineros”:  

“fue ella la que anunció a los camagüeyanos que las huestes del Gran Maceo habían salvado el linde de Oriente y la que en la famosa carga de Mal Tiempo electrizó a los soldados de la libertad, dando al aire las notas vibrantes del Himno Invasor y la que en Mantua, término feliz de la gloriosa jornada, conmovió la campiña pinareña”.

Durante el período colonial holguinero, además de las Bandas Militares de los Regimientos asentados en la ciudad hubo otras hasta llegar a la cifra de diez, aproximadamente. Entre las décadas de 1860 y 1870 dos de las más populares fueron la “Banda de Bomberos”  y la del “Chino Espronceda”. Por su parte en  Gibara  entre 1865 y 1880 ofrecieron retretas tres agrupaciones: “La Banda del Batallón de Cazadores de Santander”, “La Charanga del Cuerpo de Bomberos” y “La conocida como Las Elecciones”; poco después la familia Gómez fundó su orquesta típica, la que junto con la del  Cuartel General bajo el mando de Calixto García ofreció las últimas retretas celebradasen la Villa Blancaen el siglo XIX. 

Las RETRETAS en Holguín durante la República Burguesa

Por: Roiny Velázquez
Desde el mismísimo 20 demayo de 1902 en que se instauró la República y hasta el año 1958 en que se intensificó la lucha contra la dictadura de Batista en Holguín la retreta continuó siendo una de las actividades socioculturales que aglutinaba mayor cantidad de público, ello pese al auge de la radio a partir de la década de 1920, el cine sonoro en los años 30 y de la televisión en los 50.
Igual que ocurría en la capital, cada Banda Municipal contaba como director a un reconocido músico del territorio, (aunque eso no significa que alguna vez los más fueron relegados por otros que ante los ojos del partido gobernante, reunía  mayores “méritos”, o sea. Que militaba en el mismo partido. Así, por ejemplo, en Banes nunca dirigió la Banda el maestro Emilio Rodríguez, que era el hombre más talentoso del pueblo). Igualmente a cualquier músico aspirante a integrar la banda se le exigían conocimientos musicales y de acuerdo a estos se conformaba la plantilla con músicos solistas, de primera, segunda, tercera y los educandos que garantizaban el relevo y la calidad musical de la agrupación.
Verdaderamente en el interior del país ser parte e la Banda Municipal era, prácticamente, la única forma de estudiar un instrumento musical, porque si bien es cierto que en cada pueblo casi siempre existía más de una academia de música, éstas por lo general eran de piano, teoría y solfeo. (Ahí está la clave de porqué casi todos los instrumentistas No pianistas, de alguna formación académica que llegaban a la capital a conquistar un nombre procedían de una Banda. Entre los más relevantes: Richard Egües, Compay  Segundo, Julio Cueva, Leonardo Timor, Pucho Escalante, Jorge Varona, Luís Casas Romero, Pedro Jústiz Rodríguez (Peruchín), Generoso Jiménez).
Banda municipal de Holguín con el alcalde Juan José García Benítez
Holguín fue una de las regiones del oriente de Cuba que más se distinguió  por sus excelentes bandas, y ello fue decisivo para su desarrollo cultural y musical. 
Maestro Juan Márquez
A partir de la instauración de la República (1902), el profundo despertar de una conciencia de nacionalidad en los holguineros contribuyó al arraigo de géneros como el danzón, el bolero y  la habanera. Un grupo de compositores locales dieron a conocer sus creaciones en estos y otros géneros a través de las retretas: Juan Márquez, Cándido Ávila, Martín Oduardo, Edistio Caissés, Manuel Avilés y Leovigildo Gómez, todos directores de agrupaciones (bandas), que, como lo hacía la Hermanos Avilés, se transformaban de orquesta de viento en Banda de metales para amenizar  retretas.
A esas que se organizaban para alguna ocasión le decían Banda Municipal de Holguín, pero en verdad la Banda Municipal se la fundó en 1922 Ángel Díaz Uriona al desintegrarse la primera Banda Militar de la ciudad, que se había formado en 1918 (esa se reorganizó en 1948 y perduró hasta 1959).
Igualmente entre 1913 y 1917 también ofreció retretas en los parques de Holguín la Banda Infantil bajo la dirección de Emilio Sánchez García, quien era profesor de Solfeo y constructor de Órganos. Y entre 1926 y 1933 existió en la ciudad una excelente banda Juvenil que pertenecía a los Exploradores o Boys Scouts, dirigida por Porfirio Sánchez Pérez y más tarde por José Ochoa Vázquez.
Otras bandas que había en la región que ahora conforma la provincia de Holguín fueron las Municipales de Mayarí, Gibara, Antilla y Banes, y, sobre todo en las  décadas de 1920 y 1930 que fue la época de oro de las retretas holguineras, hubo otras que eran orquestas que se transformaban en bandas y amenizaban retretas en los poblados de San Andrés y Santa Lucía.
En esos mismos años poblaciones como Holguín, Banes, Antilla contaban con dos o más bandas que ofrecían sistemáticamente y con excelente calidad, retretas y conciertos en teatros u otras instituciones. En los concursos nacionales que por entonces se efectuaron la Banda de Holguín conquistó el cuarto lugar en el año 1929 y al año siguiente la de Mayarí consiguió el   segundo premio del concurso provincial.

12 de septiembre de 2017

Las retretas en Holguín, Cuba durante los tiempos coloniales



Por  Roiny Velázquez Pozo
La llegada de las bandas españolas que formaban parte del Ejército Español  a partir del inicio del siglo XlX, indiscutiblemente brindó más que un toque de distinción y elegancia a la vida monótona y rutinaria de muchas poblaciones cubanas. Sobre todo para la población más humilde ellas representaron la oportunidad de entrar en contacto con lo más selecto de la música culta europea; y asimismo no pocos cubanos que han hecho historia en la música encontraron en las bandas la oportunidad de estudiarlo, en ocasiones gratuitamente. Así sucedió en Holguín con la llegada del músico catalán Magín Torrens, padre de la música de salón local al formar figuras como José María Ochoa, Manuel Dositeo Aguilera, Manuel y Jesús Avilés, por sólo mencionar algunos que luego fundaron bandas importantes, crearon obras musicales y sostuvieron por años la tradición de la retreta.
Juan Casatmijana
La banda además, devino en un núcleo muy rico y trascendente del fenómeno de transculturación y mezcla de las culturas europeas y cubana y en el intercambio cultural entre los pueblos: muchos de sus músicos llevaron al viejo continente géneros criollos como la contradanza, la danza y otros  marcadamente afrocaribeños como el Cocoyé. En ese sentido hay que mencionar y es insoslayable hacerlo, a los catalanes Juan Casatmijana (Barcelona, 1805-París, 1882) y el lamentablemente muy olvidado Julián Reynó. Ambos, como era común en las Banda españolas de la época, residieron en varias ciudades de Cuba.

En Holguín se efectúan las retretas o conciertos públicos desde 1827 y hasta el final de la guerra del 95. Obviamente que durante ellas se tocaban con especial énfasis los himnos y géneros españoles y europeos, pero especialmente después que comienza la segunda mitad del siglo, cuando las arias de ópera se pusieron muy de moda, las bandas las comenzaron a tocar, por lo que a las retretas se les llamó también “ópera barata”. Ahora no había que pagar como era obligatorio en las presentaciones que se hacían en las sociedades de recreo o el teatro: en Holguín todos tenían acceso a la Plaza de Armas, luego parque Calixto García, los jueves y domingos en la noche, tal como lo recoge “El Periquero” y otros periódicos coloniales, y sobre todo durante las fiestas patronales a inicios de abril, las de San Juan, las Romerías de Mayo, las del 31 de diciembre y otras celebraciones decimonónicas, que era cuando las retretas eran mejores. Algo similar sucedía en Gibara, Mayarí y otras poblaciones que se fueron fomentando en la región.

La RETRETA, una tradición holguinera (Introducción)



Por  Roiny Velázquez Pozo
Según el Diccionario Enciclopédico Gaspar y Roig de 1870, se llama retreta al toque militar  que avisa a la tropa que se recoja en la noche al cuartel o que indica retirada.
Otros diccionarios además recogen una segunda acepción, y así para estos retreta es una fiesta nocturna durante la que las tropas recorren las calles con música y faroles.
Lo común en ambas acepciones es el uso de la música por los ejércitos desde tiempos remotos. Esa práctica fue muy  empleada por los Regimientos Militares con los que la metrópoli  española controlaba el orden en sus posesiones de América; en Cuba las bandas militares de los dichos Regimientos, desde inicios del siglo XIX, solían brindar entretenimiento a las tropas y a la población los fines de semana ejecutando eso, RETRETAS.
De ahí que las bandas de música en Cuba hayan escrito hermosas y trascendentales páginas en la historia cultural y patriótica, y tanto es así que no se pueden narrar muchas de las grandes epopeyas de las guerras independentistas (mambisas) sino no se reseñan los himnos y marchas interpretados por aquellas agrupaciones (bandas), que enardecían el espíritu guerrero de los cubanos. Posteriormente, cuando se instaura la República, esas composiciones suelen abrir o cerrar las retretas.
Tampoco se puede obviar que fue en el seno de las bandas de música, a lo largo y ancho de la isla, donde se formaron legiones de instrumentistas, compositores, arreglistas y directores que impulsaron la formación de otras muchas agrupaciones de diversos formatos en las que se gestaron numerosos géneros musicales e incontables composiciones que convirtieron a Cuba en “la Isla de la Música”, en una “potencia sonora Universal” que deleita a millones de amantes de la música en el mundo. 
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