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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

17 de abril de 2017

Lo que debería ser la "Loma de la Cruz" de Holguín



Esta foto de Loma de la Cruz es cortesía de TripAdvisor
Es la loma de la Cruz de Holguín un sitio natural que posee un bello paisaje en sus al rededores. Las rocas que la forman son del cretácico superior, lo que significa que la lomita local es una dama antigua con una edad de unos 90 millones de años.
El suelo es del tipo nipe ferrítico púrpura, poco profundo, ondulado, erosionado y pobre desde el punto de vista agrícola. Por tanto allí nada más puede crecer la vegetación que le conocemos: arbustos entre los que predominan plantas espinosas con hojas pequeñas y duras, resistente a la época de sequía.
Por cierto, algunas de las plantas que crecen en las faldas de la loma  son endémicas de los al rededores de Holguín como por ejemplo el  Cactus enano de Holguín, el Melocactus de Holguín, el Roble de sabana, la Yuraguana de Holguín y la Rosa o Jazmín de sabana, que es considera un símbolo de la provincia.
En cuanto a fauna, dicen los biólogos que en la loma de la cruz habitaron diversos grupos zoológicos, entre ellos los anélidos o lombrices, los chilopodas (entre los que están los Ciempiés), los crustáceos o cangrejos, los anfibios (ranas y sapos entre ellos), los insectos, las arañas, los moluscos o animales de consistencia blanda que, generalmente, viven en caracoles, los reptiles, sobre todo lagartijas o caguayos y aves y mamíferos. Pero, y es muy lamentable, la mayoría de los animales que tradicionalmente vivieron en la loma murieron o se marcharon por las modificaciones que sufrió su hábitat original.

Esta foto de Loma de la Cruz es cortesía de TripAdvisor  
Actualmente, dicen los expertos, hay menos anfibios cada vez que se les hace un conteo y los reptiles son muy escasos. Pero, menos mal, todavía se pueden ver algunas especies de la fauna cubana habitando en el lugar, sobre todo insectos, con alta proliferación de mariposas diurnas y nocturnas y diversos tipos de moluscos o caracoles, y aves. Abundan en la loma los sinsontes, el totí y la tojosa. Por su parte dentro de los mamíferos se ven murciélagos y roedores. Entre los arácnidos: arañas y los escorpiones, entre estos segundos, son mayoría los alacranes. Por cierto, la más pequeña de las alacranes de Cuba, que solo alcanza unos pocos centímetros. Ojalá y todas esas rarezas y asimismo la vida autentica que habita la Loma estuviera a la vista de todos, porque es ese lugar uno de los mayores atractivos turísticos que tiene Holguín.
Incluso, aunque constantemente se repite que la construcción de la escalinata hasta la cima fue por una necesidad de la fe religiosa mayoritaria en la ciudad, no parece que es esa la única causa, y lo dice la Aldea por lo que va a explicar seguidamente.
Existen documentos que prueban que desde 1928 las autoridades locales y el mismísimo Oscar Albanés Carballo, principal animador de la escalinata y las otras construcciones, vieron la posibilidad de convertir la Loma de la Cruz en un atractivo turístico de obligada visita para los forasteros que llegaran a la ciudad. Y lo consiguieron. Es una verdad firme como una roca esa que se ha asentado en el entendimiento de los holguineros y sus visitantes que dice: “Todo aquel  que venga por primera vez a Holguín y no suba la Loma de la Cruz, no ha venido a Holguín”.
En la actualidad allá arriba, en el pimpollo de la loma, hay restaurantes que prestan servicios gastronómicos a los que suben. Lastima, eso sí, que jamás se haya concretado el viejo sueño de construir un hotel en la cima de la loma. Un día se hará y seguro que también una larga lista de propuestas hecha por expertos en turismo que quieren convertir a la Loma en el más apto lugar para satisfacer a los visitantes.
Seguidamente anotaremos las dichas propuestas.
Lo primero es que el visitante sepa a qué lugar está llegando, qué valores excepcionales tiene. Sería muy bueno, dicen ellos, que se señalizara el lugar, que se pusieran vallas o paneles informativos distribuidos por todo el espacio para orientar al visitante: Por ejemplo, sería bueno algún suelto que informe sobre el fortín español y otro sobre la historia de cómo y por qué se construyó la escalinata. También sería útil a los turistas tener a mano plegables o libros sobre los suelos y rocas que conforman la loma, sobre la vegetación y la fauna y sobre los hechos históricos, religiosos y sociales que han ocurrido y que siguen ocurriendo en ese emblemático lugar de la ciudad de Holguín.
Incluso sería bueno, por necesario, que en la loma se creara un centro de información que presente y explique a los visitantes el significado patrimonial del lugar, y que los visitantes tuvieran guías que los acompañaran en sus recorridos y que mientras tanto les narraran la historia de la loma, incluyendo, claro, las leyendas que se ubican en aquel lindísimo lugar holguinero.
Igual los expertos en gestión turística propusieron que para que de verdad la loma sea uno de los principales lugares turísticos de Holguín, allá arriba, en la cima, debería escenificarse la ceremonia del  heliógrafo con el  objetivo de rescatar la historia local asociada con las guerras independentistas. Y debería haber en la loma un sencillo aparatito de esos para mirar a lo lejos, y de lo que hablo es de un binocular.
Y en la Loma de la Cruz holguinera debería hacer el Museo de las Romerías, que sería, por tanto, el Museo del carnaval.
Asimismo debería crearse un sendero ecológico que muestre los valores naturales del lugar tan injustamente desconocidos por la mayoría de los visitantes; eso contribuiría al cuidado y conservación del  medio ambiente del lugar, que ha sido muy alterado por la acción del  hombre y por los fenómenos meteorológicos. Incluso, sería bueno hacer participe a los visitantes en la tarea de la reforestación, o sea, que ellos también podrían sembrar árboles en la cima de la loma.

14 de abril de 2017

El Llano, entorno de la Loma de la Cruz, en Holguín, Cuba



 
Desde la etapa hispánica en Cuba se considera al Cerro de la Cruz como punto natural de referencia para localizar la ciudad de Holguín. Y tan es así que no se puede hablar de esa ciudad sin tener en cuenta el cerro o lomita, como dicen los vecinos, porque ella ha estado presente en cada hecho histórico del pueblo, incluyendo el momento de inicio de su historia, o sea, el momento de creación del Hato de San Isidoro de Holguín. Se dice, además, que fue desde la cima de la loma desde donde se alinearon las plazas, manzanas y calles de Holguín. (Calles que tienen fama de ser perfectamente rectas).
Y, como es claro, otro aspecto trascendente al hablar de la importancia histórica de la loma de la cruz holguinera es el religioso: allá arriba está la cruz que por siglos, se cree, protege a la ciudad de catástrofes naturales. Y hasta esa cruz suben los holguineros cada 3 de mayo, lo que es muestra evidente de las creencias y costumbres del pueblo, pero de las Romerías se ha escrito mucho, por eso mejor nos dedicamos a otros asuntos.
A menos de seis meses de iniciada la primera guerra independentista cubana, en el año 1869, la Junta de Defensas y Armamentos de la Isla llevó a cabo la fortificación de las ciudades: para protegerlas de las tropas mambisas las ciudades de Cuba fueron cercadas con empalizadas y alambradas a las que se adjuntaron fortines y cuarteles. Y como es lógico, por su posición estratégica el cerro de la cruz fue un eje esencial para lograr la protección no solo de Holguín sino de gran parte de la región oriental: obviamente para que así ocurriera fue preciso que en la cima del cerro se construyeran edificaciones militares que tenían la misión de avizorar a los mambises desde mucho antes que estuvieran en las inmediaciones. Entonces se levantaron la torre de Numancia y el  fuerte La Vigía.
 
El fuerte La Vigía estaba guarnecido por cuatro soldados y un cabo. Y con la misma guarnición, durante la guerra del 95 colocaron allí un heliógrafo que se comunicaba con otro que estaba ubicado en Jiguaní y con otros puntos defensivos de la línea de Gibara. 
Otro objeto patrimonial de la loma de la cruz es el cañón que está en la base. Lo colocaron allí durante la guerra grande de 1868, exactamente en 1871, por lo que es cierto que perteneció a la artillería española de Holguín.
Por siglos no hubo casas en el espacio que los holguineros siempre han llamado El Llano, que está entre la base de la Loma y el que conocemos ahora como parque Infantil. O sea, no hubo muchas casas, pero sí hubo una que suplió la falta de las otras al ser una de las más importantes de la ciudad, (y que todavía sigue teniendo). A esa se la conocía en el siglo XIX como La Quinta de El  Llano, (y luego se le llamó Hospital Civil porque allí estuvo el Hospital de Holguín hasta que se construyó el Hospital Lenin). Cuando la casa dejó de ser Hospital pasó a ser escuela Pedagógica hasta que se construyó el Instituto Superior Pedagógico. Entonces como el recién construido era el Pedagógico Nuevo, la casona fue el Pedagógico Viejo.
 
El constructor en 1831 y primer dueño de la vieja y siempre hermosa casona del Llano fue el italiano Antonio Domingo Calcagno. Luego por un hecho que se desconoce la casona pasó a manos de una rica dama camagueyana que vino a vivir a Holguín, doña Soledad Sánchez. Ella alquiló la casona de tan vastas proporciones al gobierno español que la usó como cuartel para aclimatar las tropas españolas que llegaban de la península: allí lo soldados recién llegados se acostumbraban al clima de Cuba. Y en verdad que para tales usos no había otro lugar en Holguín que fuera mejor: la casona estaba en las “afueras del pueblo” y cerca de otros cuarteles, como por ejemplo el de Infantería, que era el edificio que ahora es sede de la Central de Trabajadores de Cuba en Holguín.
En 1857 ya habían pasado 38 años de que el gobierno español estaba usando la casona del Llano como cuartel: entonces decidieron que la convertirían en Hospital Militar. Por cierto fue ahí donde se suministraron las primeras vacunas que se inyectaron en Holguín a lo largo de toda su historia.
Hoy la casona es sede de una de las dependencias del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Pero por la historia que anteriormente hemos narrado, no le quedan dudas a La Aldea que en algún momento pasará a tener un uso más colectivo, quizás un museo o algo semejante.
¿Alguien de los que ha tenido la deferencia de leer hasta esta línea está preguntándose por qué hablamos de la Quinta del Llano si al inicio dijimos que este post está dedicado a la Loma de la Cruz? Es, amable lector, que la Loma se incluye dentro de toda esa área que comienza en el Parque Infantil y no termina hasta la cima. Por tanto hay otras varias edificaciones de las que debemos hablar, porque es en esa zona donde se levantaron las más valiosas casonas holguineras durante la República burguesa (y no en el Reparto Peralta, como es común creer), pero de ellas publicaremos en otra ocasión. Ahora, solamente, de otro edificio tan valioso y hermoso como la Quinta: la vieja estación del ferrocarril de Holguín y Gibara, otro símbolo arquitectónico y urbano de la ciudad.
Antiguo portón de entrada a la Plaza Mantilla, actual Parque Infantil. Al fondo la terminal del ferrocarril Holguín y Gibara en la ciudad de Holguín
Inauguraron el edificio en 1893 y se utilizó como paradero y Terminal de trenes hasta 1957. Al frente del edificio hay una plazuela que ahora se utiliza como parqueo de bicicletas de las personas que acuden al Mercado Agropecuario. Cuando servía a ese fin, la plazuela fue el escenario de múltiples arribos y partidas, entre ellas la partida de las tropas españolas de Holguín cuando finalizó la guerra de independencia y con ella el periodo colonial cubano, y la llegada y luego la partida de las tropas interventoras norteamericanas. Y sirvió como lugar de llegada y despedida de miles de personalidades que vinieron o se marcharon de Holguín alguna vez.
Destaca en esa área, también, el Parque Infantil Rubén Bravo, conocido primeramente como Plaza Mantilla y luego por otros varios nombres hasta el actual. Ese es de los parques viejos de la ciudad, el más joven. Y a su lado, muchas veces intervenido y ya irreconocible si se miran fotos de antaño, el edificio que es sede de la Central de Trabajadores de Cuba en Holguín, que fue donde, durante el periodo colonial residió el Batallón de infantes o de infantería del ejército español que se denominaba Habana; precisamente por eso es que se llama Habana la callecita de una sola cuadra que bordea el parque infantil por el sur.
Cuando el Batallón Habana llegó al cuartel de infantería de Holguín no existía el parque infantil sino un descampado sin casas, que era donde los soldados hacían su entrenamiento y por eso se cercó. Pero no solo se cercó el actual parque sino que entonces no existía ni el preuniversitario Enrique José Varona ni la Escuela de Economía y mucho menos el edificio que ahora ocupa el tribunal provincial: toda esa área con el cuartel (ahora sede de la CTC), estaba cercada por un muro alto de mampostería, y dentro, en el área militar de Holguín estaba el cuartel y también los barracones, las caballerizas, fortines y pequeñas torres y, lógicamente, espacio para las maniobras militares. Pero en 1883 el jefe del Regimiento Habana decidió abrir el enorme muro y crear una plaza, que, igual, siguió sirviendo para las maniobras militares, pero a la que ahora también tenían acceso los civiles: Y la plaza fue nombrada: Plaza Mantilla, en homenaje al Jefe militar que la construyó. Bueno, a la verdad que no fue el Coronel Mantilla quien la construyó sino un subordinado suyo, el célebre y pundonoroso Capitán Federico Capdevila, defensor de los Estudiantes de Medicina fusilados en La Habana al inicio de la guerra grande de los diez años. (Precisamente por la defensa que hizo, Capdevila fue alejado de los centros de poder español y mandado a Holguín).
Dicen los urbanistas que la Plaza Mantilla poseía áreas verdes de gran belleza, una glorieta al centro y que era enorme, llegaba, dicen, hasta la entrada del Hospital de La Quinta. Hoy ya no es así.
 
Desaparecieron la glorieta y las bellas áreas verdes y a la plaza la constriñeron tanto que es nada más un minúsculo cuadrilongo. Pero no todo se perdió: allí están las únicas palmas reales que hay en parque holguinero alguno. Ellas están ubicadas en círculo, como si alguna vez hubieran rodeado la glorieta.
Ahora, si tienen fuerza los lectores, subiremos nuevamente el cerro, para mirar la naturaleza que lo conforma y revivir otros sueños de los holguineros que ya no están. Aunque, pensándolo bien, mejor es descansar y hacerlo en un siguiente post al que el lector tendrá acceso si hace clic aquí.

La escalinata y la rotonda de la Loma de la Cruz, de Holguín, Cuba



Es común que los holguineros y que sus visitantes asciendan a la loma de la Cruz, ese cerrito que a los naturales de la ciudad les parece el más alto del mundo, pero que en verdad no lo es tanto, nada más tiene 275 metros sobre el nivel del mar.
 
Obviamente que lo primero que salta a la vista es la escalinata, pero, bien lo saben los que suben una y otra vez, en la loma hay otras varias construcciones que se ven desde la misma base.
Cuando en 1868 se inició la guerra grande por la independencia de Cuba la cima de la loma de 1868 la loma se fortificó con una torre de mampostería llamada Numancia y, luego se levantó un fortín de base cuadrada con aspilleras construido con ladrillos y nombrado La Vigía, (aún en pie en la mismísima cima o pimpollo).
Y en el  año 1927 si inició el más ambicioso proyecto que alguna vez se haya tenido en Holguín con la loma: la construcción de una escalinata desde la base hasta la cima para mejorar el acceso hasta allá arriba, que es donde está la cruz. Oscar Albanés Carballo fue el principal promotor del proyecto que diseñó el ingeniero Vicente Biosca.
Tiene la escalinata 458 escalones; felizmente el ingeniero, que supo desde el inicio que el ascenso por la larga escalera iba a dejar sin resuello a muchos, incluyó descansos cada 25 escalones y en los descansos puso bancos.
Cuando se llega arriba el que subió encuentra una plazoleta o parque en forma de rotonda que contiene en su centro el viejísimo fortincito que más parece más un palomar. Es que cuando se construyó la escalinata y la rotonda, reconstruyeron el fortín, pero, al parecer, los restauradores no sabían mucho de arquitectura militar y por eso lo transformaron en lo que ahora es: una construcción andrógina y amariconada que de fortín militar nada más tiene las aspilleras.
Así mismo el proyecto incluyó, además de la rotonda donde está el fortín, un oratorio que consiste en un podio que sirve de altar y que en su interior tiene un nicho donde se depositan las ofrendas. Sobre él (o sea, sobre el oratorio) es donde está, altiva como una palma real, la cruz de madera. Fue en ese espacio desde donde Su Santidad el Papa Francisco, bendijo la ciudad en 2016.la cruz de madera.
 
Y hay también dos balcones. Uno que da a Gibara y que por eso se llama balcón o mirador Gibara y otro que da a Holguín y que así mismo se llama: balcón o mirador Holguín. Cada uno está protegido por balaustradas.
Volvemos ahora a la rotonda de la cima de la loma: esa está circundada por un muro perimetral con pináculos y piñas de remate como adornos y se nombra, igual que la escalinata, Coronel José González Valdés, en homenaje al patriota holguinero que era Jefe del Distrito Militar de Oriente en la fecha en que fueron inauguradas las construcciones en la loma.
Es poco lo que sabe La Aldea sobre el personaje: que en las guerras por la independencia de Cuba peleó bajo las órdenes de Antonio Maceo y que con el bravo General participó en las Protesta de Baraguá. 
Precisamente por haber sido uno de los participantes fue por lo que el Coronel González Valdés ideó levantar un obelisco en recordación del hecho en el mismo lugar donde ocurrió. Él fue quien señaló el lugar exacto donde se colocó el monumento.
Del hecho anteriormente citado tiene La Aldea estos datos que compartimos con nuestros amable lectores: El 28 de abril de 1929 el periódico santiaguero “Diario de Cuba” publicó la foto de un proyecto de monumento muy modesto que se pretendía construir en Mangos de Baraguá por iniciativa del coronel José González Valdés, entonces Jefe del 1er Distrito Militar de Oriente, pero el dicho obelisco no se construyó.
Seis meses después de la misma publicación insertó en sus páginas la foto de un nuevo proyecto de obelisco y junto a ella aparecieron las siguientes palabras del coronel González Valdés: "Actualmente estoy en los preparativos para colocar en Baraguá un monumento que haga perdurable el recuerdo de ese histórico lugar donde el General Antonio Maceo Grajales protestó el Pacto del Zanjón y que, años después sirvió de punto de partida de la gloriosa Invasión a Occidente."
 
Asimismo González Valdés ideó el monumento que se levanta en La Loma de San Juan, en Santiago de Cuba, lugar donde las tropas españolas colonizadoras se rindieron al Ejército estadounidense. En ese lugar, para recordar al Coronel, se erigió un busto de él, el único que en toda Cuba existe.
A los holguineros actuales no se les puede preguntar por el militar constructor porque solamente muy pocos tienen información. Ni siquiera se recuerda que la escalinata y la rotonda llevan su nombre. Y tampoco son muchos los que saben de Oscar Albanés Carballo, principal animador del que es el más universal símbolo de la ciudad.

Nacido en Holguín en 1891 y fallecido en el mismo lugar en 1962, el doctor en Farmacia y Química Albanés Carballo fue una prominente figura cívica de la ciudad que por 18 años se desempeñó como concejal y que en un breve periodo llegó a Alcalde Municipal por sustitución reglamentaria. A él le deben los vecinos otras varias obras de las que solamente mencionaremos dos: la glorieta que está en el Parque Julio Grave de Peralta o de Las Flores y el Cementerio de las Biajacas.
A pesar de todos los esfuerzos de Oscar Albanés y de sus más cercanos colaboradores la escalinata y la rotonda de la loma, que se inició en 1922, no se pudo terminarse hasta 1951. En ese mismo año se inició la construcción de un nuevo acceso a la loma, una carretera que lleva el nombre de Luís Felipe Masferrer, uno de los más cercanos colaboradores de Antonio Guiteras y el primer alcalde socialista de Holguín.
Desde antes de terminarse la majestuosa escalera que lleva hasta la cima de la loma ya se había hecho muy famosa en el mundo; incluso se la consideraba la mayor del planeta y se le decía la novena maravilla del  mundo. En 1939 el plano de la escalinata y las fotos de lo que hasta ese momento se había hecho fueron presentados en la Feria Mundial de Nueva York.
Aunque la historia recoge que las obras de la Loma de la Cruz se concluyeron en 1951, documentos posteriores dicen que en verdad se terminó entre 1959 y 1962, que fue cuando se reparó la escalinata y se agregaron nuevos bancos, ahora de granito, se pintaron de blanco los escalones, se crearon las barandas hermosas de la base, se montó en cureña el cañón ubicado en la explanada de subida, se instaló alumbrado eléctrico con farolas coloniales, se restauró el  fuerte y se pintaron las cornisas, los remates, los marcos, las aspilleras y puerta de entrada del fuerte y se pavimentaron las calles Libertad y Maceo en el tramo que lleva hasta la mismísima base. Y también fue en esos años de principios de la Revolución cuando se construyó la nueva y más pequeña escalinata que cierra la calle Libertad.
Terminado de hablar de los valores arquitectónicos de la célebre Loma de la Cruz, anunciamos que en próximo post nos ocuparemos de hechos históricos que ocurrieron en esa parte de Holguín. Por lo que si está interesado haga clic aquí

La Romería de Mayo a la Loma de la Cruz holguinera, antecedente del carnaval de la ciudad



 
Además de sitio geográfico importante para Holguín y de ser el mirador natural por excelencia de esta parte de Cuba, la Loma de la Cruz tiene otros valores. Subir la loma de la cruz es una de las más antiguas tradiciones del holguinero… pero no es que sea el vecino de la ciudad un escalador por naturaleza. Suben porque en su cima hay una gigantesca cruz… por tanto, el hábito de subir y subir está relacionado con una tradición religiosa católica muy antigua.
Desde tiempos inmemoriales es costumbre colocar cruces grandes en las ciudades para protegerlas… en estos casos se cree que ellas ayudan o evitan catástrofes naturales y de otras índoles. Por eso el 3 de mayo de 1790 un fraile franciscano subió la loma de Holguín con una cruz a sus espaldas y en la cima la situó, previendo, ya lo sabemos: enfermedades, desastres naturales o malos presagios, que cumplir con tan ardua tarea es lo que los holguineros esperan de la cruz en la cima de la loma.
Y así, desde tan lejana fecha, los holguineros u holguinenses se acostumbraron a subir hasta el pimpollo de la loma, preferente y casi masivamente cada 3 de mayo, día en que la religión católica celebra la Cruz. Y el suceso se convirtió en costumbre o tradición: cada 3 de mayo la procesión se iniciaba en la iglesia San Isidoro. Y cuando todo el mundo estaba allá arriba, se oficiaba una misa.
Pero los devotos holguineros sintieron que subir hasta la Cruz una sola vez al año era muy poco y por eso también comenzaron a ir los Domingos de Resurrección.
Mientras ascendían casi siempre las personas regaban flores a su paso… y cuando llegaban donde la cruz oraban y pagaban promesas que podían consistir en ascender de rodillas o descalzos o con cualquier otra mortificación.
 
 
Por justicia con la realidad ha de hacerse ver que aquellas costumbres que en un principio eran absolutamente católicas, luego se sincretizaron con otras religiones. Hoy es común que al ir hasta el oratorio de la cruz vea el visitante trabajos de santería, por ejemplo. Se ve igual que muchos que profesan otras religiones diferentes a la católica van hasta donde la cruz de la cima y allá arriba encienden velas y piden protecciones.     
Del  mismo modo, en el  entorno se han creado leyendas que se han transmitido de generación en generación.
 
Su Santidad Francisco bendice a la ciudad de Holguín desde la Loma de la Cruz

Ver: Su Santidad Francisco en Holguín

Pero volvamos a la tradición religiosa original: la católica. Subían los holguineros hasta la Cruz de la cima del cerro y respetuosos veneraban la cruz y oían la misa. Y cuando terminaba la ceremonia religiosa la gente se quedaba en lo alto de la loma o en sus faldas y allí disfrutaban de comidas y bebida típicas: la chicha, los vinos, el agualoja y el lechón asado. Y a la vez que se comía y se bebía, se realizaban juegos y bailes populares, e incluso había participantes que se disfrazaban con prendas llamativas. O sea, que la tradición religiosa fue evolucionando a fiesta popular. (Aunque jamás ha muerto la costumbre religiosa que dio nacimiento a la tradición de subir la loma holguinera).
La fiesta popular en las faldas de la loma llegó a tener una amplia variedad recreativa y gastronómica, incluyendo peleas de gallo… y cada vez esa fiesta tuvo tanta fuerza y arraigo que en la década de 1950 se convirtió en el carnaval holguinero.  Por tanto cuando se vaya a escribir la historia del carnaval de Holguín hay que comenzar por la fiesta del 3 de mayo a la que el holguinero llamaba, y llama, Romerías.
Al paso del tiempo el carnaval se celebró en otras áreas de la ciudad y desde hace mucho no se usa para nada la loma… Ojalá y las autoridades culturales organizaran un área de carnaval en la escalinata y en otras partes de la loma de la cruz. Si lo hicieran estarían rescatando una vieja costumbre o tradición de los holguineros.
Para subir hasta lo más altísimo de Holguín haga clic aquí

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