Por: Julio Labrada Enoa (Historiador del Municipio
ANTILLA).
Durante los difíciles años
que median entre una y otra guerra de independencia en Cuba nace en Baracoa, el
14 de noviembre de 1890, quien será fiel defensor de la fundación del pueblo de
Antilla, a la vera de la bahía de Nipe: Joaquín Ramón Serapio Navarro Palomares.
Un año después de venir al mundo lo inscribieron en los registros de San Juan
de Mata, Moa, en el libro 3 del folio 24 y partida 402. Eran sus padres Joaquín
Navarro Estrella, hombre honesto y laborioso que dedicó la mayor parte de su
vida a obtener los mejores frutos de la tierra y la ilustre capitana mambisa
Luz Palomares García.
Muy poco se conoce de los
primeros años de vida de Joaquín Navarro y Palomares, pero se infiere que
creció oyendo la historia de los libertadores de Cuba, entre ellos su madre. Y
cuando ya es un joven estudia periodismo, presumiblemente en Santiago de Cuba.
Su tiempo de estudiante
coincide con la fundación del pueblo que por siglos todos habían querido fundar
a las orillas frondosas de la bahía de Nipe. En las primeras páginas del libro
sobre la historia de Antilla que años después escribió, dice Navarro Palomares:
“Yo conocí ese pueblo cuando solo tenía cinco
casas de block y cemento y algunas muy contadas de madera y zinc”[1].
O sea que más que libro de historia, el que
escribió es un texto con las memorias de
un hermoso lugar que transitó de barrio de Holguín a principalísimo emporio
económico gracias, entre muchos que hoy solo son ausentes y desconocidos personajes,
a navarro y Palomares, amantísimo forastero de aquellas tierras costeñas con
sus limpias y sobrecogedoras aguas en la enorme bahía nipeña.
Era la Antilla que conoció y de la que dejó constancia por escrito, un lugar naciente adonde iban y regresaban unos hombres hechos para el trabajo que levantaban edificaciones y abrían calles entre los pantanos, que construían muelles y el puerto, la estación de ferrocarriles y otras obras de importancia para la vida de los habitantes del barrio.
Ya en 1915 Navarro y
Palomares se asienta definitivamente en la avenida Cuba, frente a loma alta
(actualmente frente al tanque del acueducto que abastece a Antilla). Y en ese
mismo año, el 20 de mayo, saca a la luz el tercer órgano de publicidad que tuvo
el pueblo, este con el nombre de “Letras Antillanas”. Las letras se editó en
formato de revista durante los tres primeros meses, después, cuando en 1925 se
convierte en periódico cambia de nombre. Era ahora “La Defensa”, su propietario
que también lo era de los talleres Letras Antillanas, lo era Joaquín Navarro y
Palomares.
A la vez, y en medio de
sus labores editoriales, nace en 1916 en Antilla “La Juventud Patriótica”,
institución organizada para el progreso y civilización de la República y
específicamente para el Término. “Juventud” se instala en la misma sede de los
Veteranos de la
Independencia, en la casa número 18 de la calle “Los Cocos”,
hoy calle Calixto García. Fue el presidente de los Veteranos el coronel Armando
de Feria Guerrero y el de la Juventud Patriótica el hijo de la capitana
mambisa Luz Palomares, Joaquín Navarro y Palomares.
Leer además: Juvenal Barocela, el da Vinci de Antilla
En marzo de 1917, Navarro
y Palomares se casó en el batey del central Preston, en Mayarí, con Rosa
Navarro Borges, joven de solo 21 años, pero que desde entonces era una mujer
plena de virtudes e iniciativas y quien
acompaña al esposo en la realización de actividades a favor del progreso
de Antilla. La labor de Rosa Navarro Borges destaca en la construcción de la
iglesia católica del pueblo, y asimismo en su colaboración en el orden cultural
con la Asociación
Pro-Arte y Cultura anexa al Unión Club de aquella villa.
Los Navarro y Navarro
fueron ocho, tres hembras y cinco varones, nombrados: Maximiliano Joaquín,
Rositica, Alfredo, Arístides y Enrique (estos ya fallecidos), Adonis (que vive
en Antilla) y Ligia y Alicia (que viven en los Estados Unidos).
Cuando se organiza la Asociación de Prensa en
el barrio de Antilla esta queda compuesta por José Larralde, José Duharte,
Nemesio Carcacés, y como Presidente, Joaquín Navarro y Palomares. Con el
transcurso de los años Navarro y Palomares se convierte en el decano de los
periodistas del territorio, teniendo un historial limpio y de civismo probado
en defensa de los intereses de la localidad.
Desde que comenzó a tomar
forma la idea de separar a Antilla de Holguín para que ya no fuera un barrio
más, sino un municipio se administrase por si misma, Navarro y Palomares fue de
los defensores del proyecto. Primero en la revista letras Antillanas y después
en el periódico La Defensa
desplegó una frondosa campaña en forma de editoriales, arengas y otros trabajos en pro
del municipio Antilla.
El domingo 15 de abril de
1923 quedó constituida definitivamente la Comisión Pro-Ayuntamiento
la cual estuvo presidida por Antonio Lingoya Romani, como tesorero Manuel Guach
y entre los vocales Joaquín Navarro y Palomares. De esta comisión se escogieron
a varios integrantes, Navarro entre ellos, para que viajaran a La Habana a presentar y
discutir el proyecto ante las máximas autoridades del país.
Y cuando en 21 de enero de
1925 Antilla fue aceptada como Municipio, Navarro y Palomares formó parte de la
directiva con el cargo de secretario para la organización y la construcción del
Paseo Estrada Palma, que actualmente se llama José Martí.
Paralelo a la fundación del
municipio se constituyó el Distrito Escolar, Navarro y Palomares se integro la Junta de Educación ocupando
la responsabilidad de Secretario por muchos años.
Fiel colaborador como era del
colegio privado Minerva, siempre respondió al llamado que se le hacía para
organizar fiestas y homenajes en fechas conmemorativas de personalidades y
acontecimientos patrióticos. Cuando el colegio Minerva cerró sus aulas Navarro prosiguió
impulsando desde las columnas de sus periódicos la imperiosa necesidad de dotar
al territorio de escuelas públicas y tal parece que su voz se escuchó, pues
llegaron a Antilla jóvenes maestras que desarrollaron una fecunda labor en muy
poco tiempo.
Navarro y Palomares fue
fundador y formó parte de la
Sociedad de Instrucción y Recreo Unión Club y en el año 1939 fue
nombrado su Presidente. El Unión Club, junto a la Agrupación Progresista de
Arte y Cultura, y con la colaboraciones de los notables Juvenal Barocela, Julio
Martínez y Francisco Plá organizaron la institución Grupo Literario y de
Declamación, que participaba en veladas, charlas y otras actividades.
Asimismo Navarro fue
fundador en el año 1935 del “Rotary Club de Antilla” y en 1941 formó parte de
la directiva de esta corporación internacional ocupando la responsabilidad de
Secretario. Igual fue parte de la Logia Masónica y sintió siempre hondamente la
predica y sentimiento del apóstol José Martí.
Junto a Pascasio Díaz del
Gallego, Navarro tuvo la excelente idea de investigar, escribir y después
imprimir la que se titula: Historia de Nipe, Antilla, Oriente. El primer volumen vio la luz en octubre de 1939 y el
segundo en febrero de 1941. La obra, impresa en los talleres del periódico La Defensa, en papel satinado,
cuenta con una hermosa portada de vivísimos colores donde se observan vistas panorámicas de Antilla. El dibujo fue realizado
por el pintor de origen ecuatoriano José Heredia Serrano. Interesantes detalles
históricos encuentra el lector de la Historia de Nipe, entre ellos los relacionados
con la aparición de la imagen de la Virgen de la Caridad en la Bahía de Nipe y también
pasajes de las guerras de independencia y, obviamente, del surgimiento del
barrio Punta de Corojal y de su lucha por convertirse en municipio, igual en el
texto aparecen datos sobre los barrios rurales del Término de Antilla, un gran
número de fotografías de vecinos conocidos e ilustres, sus biografías, crónicas
sobre hechos y acontecimientos acaecidos en el pueblo y sus lugares adyacentes,
poemas de poetas locales y otros abundantes materiales que demuestran
fehacientemente la pasión de su autor por el pueblo antillano.
Tras su jubilación del
cargo de Secretario de la Junta
de Educación, que por tantos años desempeñó con amor y acierto, Navarro y
Palomares se fue a vivir a Santiago de Cuba, donde poco después enferma. Su
muerte se produjo debido a una cirrosis hepática el 12 de noviembre de 1961,
había cumplido 69 años de su edad. Posteriormente sus restos mortales fueron
trasladados al cementerio del municipio Antilla.
La ilustre educadora antillana
Ana Abril, que entonces había ido a vivir a otra localidad, escribió cuando
tuvo en sus manos la Historia
escrita por navarro y Palomares: “Gracias a su meritoria labor tengo hoy un
libro donde refrescar la memoria, y por un fenómeno de autogestión, me parece
percibir las sales marinas de las cuales está saturado aquel ambiente”.
[1] Navarro
Palomares, Joaquín. Historia de Nipe, Antilla, Oriente, Volumen II octubre de
1941, página 94.
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