El negocio familiar fracasó. Enrique decide que la familia debe ir al campo y todos se van a un lugar lejano e inhóspito llamado Arroyo Blanco. Allí nacen los dos hijos pequeños. María Dolore sientese Robinsón Crusoe y llama el lugar donde viven “La jungla”. Solo la imaginación ayuda a la sobrevivencia y ella se lo comunica a sus pequeños. El padre está tan distante aunque está presente que los niños solo son hijos de ella y se guarecen en su mundo interior. La casa se convierte en zoológico: dos pericos, dos sinsontes, un conejo. Cada animal tiene su nombre y se convierte en compañero querido. La comunicación de los muchachos con la madre se hace más intensa. El algarrobo del patio se convierte en imprescindible amigo de la familia y a él le dan una parte de la escasa agua de que disponían.
(...) Se corrió como una epidemia de palabras absurdas y estúpidamente elaboradas por mentes reducidas a lo doméstico y turbio, que yo estaba “loca” por haberle dado vida a la tierra donde vivía el hermoso algarrobo (...)
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Pasean los cuatro uno de sus paseos cotidianos. Vuela una mariposa que ella dijo que era dorada y se desata el huracán. María Dolores duerme a los niños y escribe por primera vez lo que se había acumulado en su alma. Ese fue el tema de su primer texto publicado: el vuelo de una mariposa dorada.
Es entonces cuando dice a todos que ella es Marilola X y a la familia le avisa que será una divorciada que escribirá versos. Los hermanos y la madre le hacen ver que es mejor que se haga modista pero ella solo tiene fuerzas para ser poeta y para hacer de sus hijos hombres bien formados.
Pasean los cuatro uno de sus paseos cotidianos. Vuela una mariposa que ella dijo que era dorada y se desata el huracán. María Dolores duerme a los niños y escribe por primera vez lo que se había acumulado en su alma. Ese fue el tema de su primer texto publicado: el vuelo de una mariposa dorada.
Y desde entonces nada puede hacer la poeta por detenerse si fuera que quisiera detenerse: escribe lo que piensa tal como lo piensa y siente. Es un compromiso que asume consigo misma, con la tradición familiar, con la vida. Y envía los textos al periódico holguinero El Heraldo de Holguín que dirigía Julio Albanés.
Para que sus escritos llegaran al destino debía ir al correo más cercano, que estaba en Cuatro Caminos. Utiliza diferentes nombres para firmar lo que sabe que la atormentará a ella y a sus mayores: Lourdes, Desirré, Madame X... hasta que surge Marilola X. Sin embargo cuando al fin la poeta enseñe su verdadero rostro todavía seguirá firmando Marilola X y así hasta el final de su vida.
La prensa local no conoce a la desconocida pero la publica. Cuando viaja a la ciudad llama al periódico y pregunta en nombre de “una amiga de la escritora”. Siempre tenían encargos para la desconocida: paquetes que contenían tarjetas, cartas y algunos regalos. Dinero casi nunca.
Sus amigas comentaban lo publicado por la misteriosa Marilola X, ella confesaba no haber leído nada. Como de piedra el rostro y ella oyendo las conjeturas de los demás: Marilola X debía vivir en La Habana porque nadie sensato de estos contornos escribiría así. El misterio ayuda y las comadres murmuran hasta hacer un escándalo por la sinceridad de la poeta. Revistas y diarios de otras regiones la publican también. Y felizmente la inspiración no cesa. La poeta descubre el sentido de la belleza en lo que la rodea: la luz, una música lejana que hacen unos muy pobres haitianos inmigrantes. “La jungla” le aporta la materia prima que necesita.
Al periódico llegan mensajes para la escritora misteriosa pero nadie la descubre, ni siquiera su esposo, que también publicaba allí unos artículos firmados con los nombres “El Caballero del Río” o “Fabian Conde”. Hasta el cura del pueblo maldijo las obscenidades de aquella “perdida” poeta incógnita. Incluso algunos dijeron que solo un hombre era quien se podía esconder bajo aquel nombre provocador, o por lo menos solo un hombre era quien podía saber lo que era el deseo carnal y el amor.
Marilola se convierte en la más exitosa de las mujeres y mientras tanto María Dolores sigue en “La jungla”, incomprendida por su esposo y en medio de innumerables privaciones. Entonces comiénzale a María Dolores un celo irresistible por Marilola X hasta que toma la decisión que ella misma quería prohibirse. Viste a los niños con la mejor ropa y sale al camino rumbo a Holguín. Viene a la casa de su madre donde siempre tuvo cobijo, protección y amor. Tenía menos de 25 años y jamás volvió a casarse.
(...) Cuando el yugo de un matrimonio prematuro me hostigó, rompí con él, en una época en que una mujer joven, con tres hijos, con mente y cuerpo sanos afrontaba un serio conflicto con la sociedad. (...)
De las Memorias de Marilola X
Es entonces cuando dice a todos que ella es Marilola X y a la familia le avisa que será una divorciada que escribirá versos. Los hermanos y la madre le hacen ver que es mejor que se haga modista pero ella solo tiene fuerzas para ser poeta y para hacer de sus hijos hombres bien formados.
Cuando todavía no había publicado su primer volumen, Marilola ya era conocida en un ámbito que rebasaba los límites de la ciudad. A la ciudad llegan los epítetos con que sus lectores la individualizan: “culta escritora”, “amada de los poetas”, “juglareña romántica”, “alondra holguinera”. Mientras, ella, que sigue escribiendo, se dedica a realizar actividades que contribuían a estimular la vida literaria de la ciudad: coordina homenajes a artistas de la localidad y a visitantes, promueve la presencia en Holguín de importantes personalidades de la época, organiza veladas en el Café Venus, la Colonia Española, el Hotel Majestic.
Todavía es recordado el homenaje que en Holguín preparó Marilola al cronista del diario El País, Pablo Álvarez de Cañas, (posteriormente esposo de la célebre Dulce María Loynaz) o las acogidas por ella preparadas a Alicia Alonso, y a las declamadoras Berta y Paulina Singerman.
Todavía es recordado el homenaje que en Holguín preparó Marilola al cronista del diario El País, Pablo Álvarez de Cañas, (posteriormente esposo de la célebre Dulce María Loynaz) o las acogidas por ella preparadas a Alicia Alonso, y a las declamadoras Berta y Paulina Singerman.
Formada en un hogar de firmes valores patrióticos, la escritora no permanece indiferente al acontecer social del país, que cada vez se torna más sombrío bajo la tiranía de Machado. En sus memorias dice: “Heredé de mis padres la dignididad y el respeto a todo, pero más que nada la pasión por mi patria”. Por esa época puede vérsele vinculada a grupos opuestos a las injusticias que comúnmente se cometían. Los combatientes la llamaban “la novia de la Revolución”. Al verla llegar le daban el mejor asiento: “ella no trae armas, trae versos”, decían
Grandes de la cultura cubana, entre ellos el ilustrísimo Enrique José Varona, reconocieron su actitud de cubana digna. Larga fue la correspondencia que sostuvieron. Hablando de política y de actitudes, dísele Varona: "(...) mientras se encuentren sentimientos como los de Ud., hay esperanzas para Cuba”. “Me doy cuenta de lo que sufre su alma de cubana con los peligros que parecen cernirse sobre la patria”.
El 16 de agosto de 1931, junto a Marta García Ochoa, Marilola funda y dirige la revista Nosotras. Era una revista dedicada a la mujer, una de las primeras de su tipo en Cuba.
Y mientras intercambia correspondencia con altas voces femeninas de Latinoamérica, Gabriela Mistral y con Alfonsina Storni, a quien llama “hermana”. Varios poemas escribe Marilola por la muerte de la Storni y en ella quedan las huellas que aquellos contactos le dejan, no solo en lo literario, sino en la mirada para ver la vida mucho más amplia que la que le permitía el ambiente provinciano en el que desarrolla su existencia. Es desde entonces el de Marilola X un marcado acento feminista que ella convierte en razón literaria.
Hasta donde se ha podido conocer, cuando Marilola publica sus primeros textos (década de 1920) y hasta que da a la luz su primer libro (1934), el énfasis en la pasión amorosa expresada con sinceridad y alejada de los tabúes de la época, aún no habían aparecido los poemarios de las poetisas que se reconocerán como representativas de las letras cubanas de la época.