Cuando se trata de reseñar
los aportes de las retretas y las bandas en Cuba no se puede obviar el
desempeño, los desvelos y el tesón por mantener viva esa tradición musical de un
maestro como lo fue (es eternamente en la memoria) Juan Márquez Gómez, quien permaneció
cerca de medio siglo al frente de la Banda Municipal de Holguín, y a quien la Municipalidad le
debe un Monumento.
Cuando en 1923 cesa Uriona al frente de la Banda de Holguín ocupó su
puesto el maestro Márquez, quien se desempeñó hasta los años 1970.
Contó Márquez con la colaboración
de valiosos músicos, entre ellos tres de sus hijos, el destacadísimo
trompetista Eduardo, María, que fue copista y Juanito Márquez Urbino, este
último uno de los más versátiles y talentosos músicos holguineros de todos los
tiempos, que entre otras meritorias composiciones y arreglos admirables destaca
el que hizo de El barbero de Sevilla de Rossini..
Maestro Juan Márquez Gómez |
Márquez padre hizo un
suceso de gran impacto en la ciudad cada retreta de la Banda Municipal de
Holguín. Sus integrantes, con el tambor mayor al frente, salían en marcha
militar hasta el centro del parque Calixto García y luego de interpretar el
Himno Nacional comenzaba el programa de escogidas obras de diferentes épocas y
estilos, arregladas por el propio director o connotados músicos como José María Ochoa, Agustín Morales o su mencionado hijo Juanito.
Muestra de la variedad y
riqueza del repertorio que desde el
inicio desarrolló el maestro Márquez es el interpretado el 8 de marzo de 1928,
que fue reseñado por el corresponsal del periódico santiaguero “Diario de Cuba”. En esa ocasión en la retreta del
parque se interpretaron obras como la obertura de la ópera Guillermo Tell, selecciones
de la ópera Lucía de Lammemoor de Donizetti, pasodoble El veterano de J.
Franco, popurrit De La Habana
a Manzanillo de F. Rojas; el danzón El Pajarillo, una Polka de Concierto y un Dúo
de Cornetín.
Es lo anterior evidencia
de que abarcaban una amplia gama de géneros y estilos de incuestionables
valores artísticos, como las selecciones de óperas, que siempre han sido
favoritas del público holguinero por sus ancestros europeos, y asimismo obras de
gran raigambre cubana como el
insoslayable danzón y la presencia de compositores nacionales que
entonces estaban en la cima como el caso de F. Rojas.
El repertorio y la calidad
de sus integrantes le ganaron a la Banda
Municipal de Holguín el reconocimiento de todas partes de
Cuba. Con frecuencia los músicos eran llamados para poner una nota de brillantez
y colorido a importantes actos de otras poblaciones, incluyendo Santiago de
Cuba.
Entre las actividades más
importantes de ese primer período hay que destacar el concurso de música durante
los Juegos Florales de 1926, que se celebró a iniciativa de la Asociación de Veteranos
de las guerras de independencia para recaudar dinero y edificar el panteón de
sus miembros en el cementerio local. A ese dicho concurso llegaron obras desde
diversas partes del país. Todas fueron interpretadas por la Banda Municipal
ante el jurado presidido por Manuel Dositeo Aguilera.
Al año siguiente, al
inaugurarse el panteón con la presencia de relevantes personalidades,
incluyendo al entonces presidente Gerardo Machado, la agrupación causó una
honda impresión en todos los invitados por su escogido repertorio, en especial el
pasodoble Viva Holguín, obra de Antonio
Guerra, director de la Banda
de Santa Clara, que resultó laureada con el primer premio en aquellos Juegos
Florales.
Precisamente fue el
presidente Machado quien más elogió la
Banda holguinera, y en varias oportunidades la invitó a importantes
actividades culturales y políticas, entre ellas a actos en toda la región
oriental, al concurso nacional de bandas de 1929, e incluso a fiestas privadas.
El periódico “Diario de
Cuba” en su edición del 6 de julio de ese año, (1929), comenta que la Banda Municipal de Holguín junto
a la orquesta de Fello Pupo y el Sexteto Gibareño, amenizó días antes la
estancia en la Villa
Blanca del Vapor Presidencial y, en otras ediciones de la
misma publicación se narran otras numerosas actividades de los músicos
holguineros en las que estuvieron
presentes figuras prominentes del machadato, entre ellos el Gobernador de
Oriente al que Márquez le dedicó el pasodoble Barceló. Esos vínculos
deben haber resultado decisivos en la separación del director de la banda
cuando se produjo el estallido revolucionario de 1933 que derrocó al
tirano-presidente.
Antes de concluir los años
20, además de Márquez, otros integrantes de la Banda disfrutaban de reconocimiento por sus
creaciones musicales, su labor en la formación de nuevos talentos y en la
dirección de otras agrupaciones, sobre todo de música bailable. Ese es el caso
del trompetista Rodolfo Coello, Pitín,
formidable en su instrumento, además de
subdirector de la agrupación y líder de una charanga muy solicitada en
fiestas y celebraciones familiares y en sociedades de instrucción y recreo.
Porfirio
Sánchez fue otra
figura prominente. Él, como mismo Pitín, fue miembro fundador en 1922 y se
distinguió al frente de otras bandas locales como la de los “Caballeros de
San Isidoro”, la de los “Boys Scout” y las que desde la inauguración
del Instituto Técnico Militar (luego ITH)
en 1945 y hasta los años 70 fundó y dirigió. Además Sánchez compuso
varias marchas e himnos patrióticos y desde finales de los años 1960 tuvo un
desempeño muy significativo en el rescate de una de las obras más relevantes
del repertorio de la Banda:
el himno de Holguín de José María Ochoa y Martínez Freyre.
Otras figuras de significativos
aportes fueron Cecilio Fabré,
Pablo Julves y José Ochoa Vázquez, el primero
en la labor sindical y los dos últimos en la composición. Ochoa Vázquez fue uno
de los hijos del maestro José María Ochoa y durante años dirigió la Banda de los Boy Scout y compuso
varias obras, entre ellas La
Feria Municipal, laureada en la exposición organizada en
1930 para mostrar los adelantos agrícolas, económicos y de otros sectores de
Holguín.
Finalizando los años 1920
e iniciando los de 1930 el país vivía graves dificultades económicas provocadas
por la crisis internacional y por las angustias de la tiranía machadista. Esas,
lógicamente, empobrecieron el desempeño de la Banda Municipal al extremo de
que sus músicos tuvieron que emprender iniciativas diversas para sustituir sus
raídos uniformes y vetustos instrumentos. Y cuando la revolución cubana de 1933
derroca a Machado se produce uno de los más peligrosos cismas que tuvo que
sufrir la Banda,
la separación del maestro Márquez de la dirección entre 1934 y 1936, pero aún
así fue notoria la contribución de la
Banda a la vida sociocultural de la región.
En ese período siempre
participó en la inauguración de las más importantes obras arquitectónicas, en
las conquistas de la vida económica, en los avances tecnológicos y sucesos
culturales que registra la historia holguinera; entre ellas la inauguración del
primer aeropuerto y en 1930 en el nacimiento de la CMKF, emisora radial pioneradel Norte de Oriente.
Camino de entrada a Holguín antes de la construcción de la carretera central |
El 23 de febrero de 1931
se produce otro hecho de gran
connotación para el desarrollo del comercio y las comunicaciones: la
inauguración del tramo local de la Carretera Central.
Para festejar se organizaron varias retretas especiales con tal de expandir en
toda la comarca la atmósfera de alegría y entusiasmo ante la nueva vía que, en
buena medida, desplazó la preferencia de muchos por el ferrocarril.
La carretera central llega a Holguín |
Cada presentación de la Banda solía reunir a cientos
y hasta miles de holguineros, según la fecha o el marco de sus presentaciones
que, por lo general, se hacían en el parque Calixto García.
Una retreta de singular
connotación fue la del 31 de diciembre de 1932. Cerca de seis mil holguineros
despidieron un año difícil y reciben,
esperanzados, 1933. Pero no fue ese un buen año: una revolución popular derribó
al dictador Gerardo Machado sin embargo los militares y la intervención
estadounidense provocaron que la revuelta se “fuera a bolina”. Tal fueron las
contradicciones que los holguineros se hicieron una huelga por los altos
precios que imponía la compañía eléctrica y por ese motivo se suspendieron las
retretas.
En 28 de abril de 1936 el
Ayuntamiento local adopta el acuerdo de que las retretas de jueves y domingo se
debían iniciar con el Himno de
Holguín, de Manuel Avilés y Juan Farrán o el Himno Invasor de Loynaz del
Castillo y Dositeo Aguilera; esa iniciativa
reforzó principios patrióticos, motivando a muchos a acercarse a la rica
historia del pueblo cubano por la libertad y la independencia.
El maestro Márquez, que
entonces había regresado a dirigir la Banda Municipal, cumplió el
acuerdo cabalmente. Y al siguiente año, (1937) conquistó el Primer Premio en el
Concurso Provincial de Bandas realizado en Santiago de Cuba, superando a otras
que poseían mejor instrumental y apoyo
de las autoridades de sus municipios. Paradójicamente en esos momentos el
Ayuntamiento de Holguín debía varios meses de salario a los integrantes de la
Banda. Y en los años siguientes se agudiza
la tardanza para devengar lo que ganaban cada mes, provocando serias
dificultades al quehacer de la agrupación.
Enrique García |
La prensa de la época
recoge varios comentarios, la mayoría de ellos firmados por el periodista
Enrique García, en los que se critica el abandono en que las autoridades tenían
la Banda y la
actitud de denuncia de los músicos.
A inicios de la década de
1940 la Banda
supera una prolongada etapa de crisis y constantes suspensiones de retretas y
actividades. El 24 de febrero de 1943, con el apoyo del alcalde Juan José García Benítez los músicos
de la Banda
estrenan vistosos uniformes y nuevos instrumentos.
Miembro prominente del
Partido Auténtico, García Benítez al
llegar a la Alcaldía
dio calor a hermosas ideas para promover el arte y la cultura, algo que era
esperado por muchos al ser el Alcalde una persona sensible, educada en una
familia en que sobresalían sus hermanos: el
poeta Francisco (Paco), el pintor Andrés y el cantante y médico Diego,
los que al margen de sus militancias políticas dejaron aportes muy meritorios a
la cultura local.
Banda municipal de Holguín con el alcalde Juan José García Benítez |
Desde 1949 y hasta finales
de la década siguiente, las fiestas que cada mes de abril se organizaban en
Holguín (carnaval, o su antecedente), tuvieron entre sus protagonistas y
anfitriones más distinguidos al maestro Márquez y su Banda. Durante esos años
la agrupación vivió un período de particular brillo y esplendor con
impresionantes retretas que reunían a un público ávido por disfrutar sus
interpretaciones y las de importantes agrupaciones homólogas del país como la Banda Nacional,
la de Santiago de Cuba, la de Las Tunas, las del Ejército
y la de Puerto Padre, entre otras muchas con las que alternaba o se
unían en bandas gigantes que enardecían a los melómanos y producían una
atmósfera sonora ideal para esos días de bullicio y alegría.
La instauración de la
dictadura de Fulgencio Batista en marzo de 1952, agravó los males imperantes en una
sociedad dividida en clases, y, obviamente, la tensa situación política también
se hizo sentir en la labor de la agrupación la Banda Municipal. El 2 de julio
de 1952 el periódico “Norte”, de Holguín, denunció como los concejales
que apoyaban al dictador enviaban a la banda a bailes sabatinos, hecho este que
iba en contra de su reglamento y que impedía las retretas dominicales, una de
las pocas actividades culturales gratuitas y por tanto al alcance de todos.
En
otras ocasiones las autoridades obligaban a los músicos a encabezar desfiles y
celebraciones para engañar a la opinión pública y dar la sensación de una
atmósfera de paz y tranquilidad cuando en verdad se vivían momentos de angustias
y zozobras, con los barbudos de Fidel Castro peleando por la libertad en la Sierra Maestra y
con una tenaz lucha clandestina en la región contra horrendos crímenes
perpetuados por los militares, como lo fueron los que pasaron a la historia
como “Pascuas Sangrientas” y que consistieron en el asesinato de 23 jóvenes
opositores.
Finalmente
en octubre de 1958 el Ejército Rebelde interrumpió el servicio de corriente
eléctrica, Holguín se sumió en una oscuridad que duró más de tres meses y a la
vez se incrementó la lucha armada. Las Retretas en el Parque Central se
interrumpieron.