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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

25 de septiembre de 2017

Banda Municipal de Holguín, Cuba



Cuando se trata de reseñar los aportes de las retretas y las bandas en Cuba no se puede obviar el desempeño, los desvelos y el tesón por mantener viva esa tradición musical de un maestro como lo fue (es eternamente en la memoria) Juan Márquez Gómez, quien permaneció cerca de medio siglo al frente de la Banda Municipal de Holguín, y a quien la Municipalidad le debe un Monumento.
Cuando en 1923 cesa Uriona al frente de la Banda de Holguín ocupó su puesto el maestro Márquez, quien se desempeñó hasta los años 1970. 
Contó Márquez con la colaboración de valiosos músicos, entre ellos tres de sus hijos, el destacadísimo trompetista Eduardo, María, que fue copista y Juanito Márquez Urbino, este último uno de los más versátiles y talentosos músicos holguineros de todos los tiempos, que entre otras meritorias composiciones y arreglos admirables destaca el que hizo de El barbero de Sevilla de Rossini..
Maestro Juan Márquez Gómez
Márquez padre hizo un suceso de gran impacto en la ciudad cada retreta de la Banda Municipal de Holguín. Sus integrantes, con el tambor mayor al frente, salían en marcha militar hasta el centro del parque Calixto García y luego de interpretar el Himno Nacional comenzaba el programa de escogidas obras de diferentes épocas y estilos, arregladas por el propio director o connotados músicos como José María Ochoa, Agustín Morales o su mencionado hijo Juanito.
Muestra de la variedad y riqueza del repertorio que desde  el inicio desarrolló el maestro Márquez es el interpretado el 8 de marzo de 1928, que fue reseñado por el corresponsal del periódico santiaguero “Diario de Cuba”. En esa ocasión en la retreta del parque se interpretaron obras como la obertura de la ópera Guillermo Tell, selecciones de la ópera Lucía de Lammemoor de Donizetti, pasodoble El veterano de J. Franco, popurrit De La Habana a Manzanillo de F. Rojas; el danzón El Pajarillo, una Polka de Concierto y un Dúo de Cornetín.
Es lo anterior evidencia de que abarcaban una amplia gama de géneros y estilos de incuestionables valores artísticos, como las selecciones de óperas, que siempre han sido favoritas del público holguinero por sus ancestros europeos, y asimismo obras de gran raigambre cubana como el   insoslayable danzón y la presencia de compositores nacionales que entonces estaban en la cima como el caso de F. Rojas.
El repertorio y la calidad de sus integrantes le ganaron a la Banda Municipal de Holguín el reconocimiento de todas partes de Cuba. Con frecuencia los músicos eran llamados para poner una nota de brillantez y colorido a importantes actos de otras poblaciones, incluyendo Santiago de Cuba.
Entre las actividades más importantes de ese primer período hay que destacar el concurso de música durante los Juegos Florales de 1926, que se celebró a iniciativa de la Asociación de Veteranos de las guerras de independencia para recaudar dinero y edificar el panteón de sus miembros en el cementerio local. A ese dicho concurso llegaron obras desde diversas partes del país. Todas fueron interpretadas por la Banda Municipal ante el jurado presidido por Manuel Dositeo Aguilera.
Al año siguiente, al inaugurarse el panteón con la presencia de relevantes personalidades, incluyendo al entonces presidente Gerardo Machado, la agrupación causó una honda impresión en todos los invitados por su escogido repertorio, en especial el pasodoble Viva Holguín, obra de Antonio Guerra, director de la Banda de Santa Clara, que resultó laureada con el primer premio en aquellos Juegos Florales.
Precisamente fue el presidente Machado quien más elogió la Banda holguinera, y en varias oportunidades la invitó a importantes actividades culturales y políticas, entre ellas a actos en toda la región oriental, al concurso nacional de bandas de 1929, e incluso a fiestas privadas.
El periódico “Diario de Cuba” en su edición del 6 de julio de ese año, (1929), comenta que la Banda Municipal de Holguín junto a la orquesta de Fello Pupo y el Sexteto Gibareño, amenizó días antes la estancia en la Villa Blanca del Vapor Presidencial y, en otras ediciones de la misma publicación se narran otras numerosas actividades de los músicos holguineros en las que  estuvieron presentes figuras prominentes del machadato, entre ellos el Gobernador de Oriente al que Márquez le dedicó el pasodoble Barceló. Esos vínculos deben haber resultado decisivos en la separación del director de la banda cuando se produjo el estallido revolucionario de 1933 que derrocó al tirano-presidente.
Antes de concluir los años 20, además de Márquez, otros integrantes de la Banda disfrutaban de reconocimiento por sus creaciones musicales, su labor en la formación de nuevos talentos y en la dirección de otras agrupaciones, sobre todo de música bailable. Ese es el caso del trompetista Rodolfo Coello, Pitín, formidable en su instrumento, además de  subdirector de la agrupación y líder de una charanga muy solicitada en fiestas y celebraciones familiares y en sociedades de instrucción y recreo.
Porfirio Sánchez fue otra figura prominente. Él, como mismo Pitín, fue miembro fundador en 1922 y se distinguió al frente de otras bandas locales como la de los “Caballeros de San Isidoro”, la de los “Boys Scout” y las que desde la inauguración del Instituto Técnico Militar (luego ITH)  en 1945 y hasta los años 70 fundó y dirigió. Además Sánchez compuso varias marchas e himnos patrióticos y desde finales de los años 1960 tuvo un desempeño muy significativo en el rescate de una de las obras más relevantes del repertorio de la Banda: el himno de Holguín de José María Ochoa y Martínez Freyre.
Otras figuras de significativos aportes fueron Cecilio Fabré, Pablo Julves y José Ochoa Vázquez, el primero en la labor sindical y los dos últimos en la composición. Ochoa Vázquez fue uno de los hijos del maestro José María Ochoa y durante años dirigió la Banda de los Boy Scout y compuso varias obras, entre ellas La Feria Municipal, laureada en la exposición organizada en 1930 para mostrar los adelantos agrícolas, económicos y de otros sectores de Holguín.
Finalizando los años 1920 e iniciando los de 1930 el país vivía graves dificultades económicas provocadas por la crisis internacional y por las angustias de la tiranía machadista. Esas, lógicamente, empobrecieron el desempeño de la Banda Municipal al extremo de que sus músicos tuvieron que emprender iniciativas diversas para sustituir sus raídos uniformes y vetustos instrumentos. Y cuando la revolución cubana de 1933 derroca a Machado se produce uno de los más peligrosos cismas que tuvo que sufrir la Banda, la separación del maestro Márquez de la dirección entre 1934 y 1936, pero aún así fue notoria la contribución de la Banda a la vida sociocultural de la región.
En ese período siempre participó en la inauguración de las más importantes obras arquitectónicas, en las conquistas de la vida económica, en los avances tecnológicos y sucesos culturales que registra la historia holguinera; entre ellas la inauguración del primer aeropuerto y en 1930 en el nacimiento de la CMKF, emisora radial pioneradel Norte de Oriente.
Camino de entrada a Holguín antes de la construcción de la carretera central
El 23 de febrero de 1931 se produce otro  hecho de gran connotación para el desarrollo del comercio y las comunicaciones: la inauguración del tramo local de la Carretera Central. Para festejar se organizaron varias retretas especiales con tal de expandir en toda la comarca la atmósfera de alegría y entusiasmo ante la nueva vía que, en buena medida, desplazó la preferencia de muchos por el ferrocarril.
La carretera central llega a Holguín
Cada presentación de la Banda solía reunir a cientos y hasta miles de holguineros, según la fecha o el marco de sus presentaciones que, por lo general, se hacían en el parque Calixto García. 
Una retreta de singular connotación fue la del 31 de diciembre de 1932. Cerca de seis mil holguineros despidieron un año  difícil y reciben, esperanzados, 1933. Pero no fue ese un buen año: una revolución popular derribó al dictador Gerardo Machado sin embargo los militares y la intervención estadounidense provocaron que la revuelta se “fuera a bolina”. Tal fueron las contradicciones que los holguineros se hicieron una huelga por los altos precios que imponía la compañía eléctrica y por ese motivo se suspendieron las retretas. 
En 28 de abril de 1936 el Ayuntamiento local adopta el acuerdo de que las retretas de jueves y domingo se debían iniciar con el Himno de Holguín, de Manuel Avilés y Juan Farrán o el Himno Invasor de Loynaz del Castillo y Dositeo Aguilera; esa iniciativa  reforzó principios patrióticos, motivando a muchos a acercarse a la rica historia del pueblo cubano por la libertad y la independencia.
El maestro Márquez, que entonces había regresado a dirigir la Banda Municipal, cumplió el acuerdo cabalmente. Y al siguiente año, (1937) conquistó el Primer Premio en el Concurso Provincial de Bandas realizado en Santiago de Cuba, superando a otras que poseían mejor instrumental  y apoyo de las autoridades de sus municipios. Paradójicamente en esos momentos el Ayuntamiento de Holguín debía varios meses de salario a los integrantes de la Banda. Y en los años siguientes se agudiza la tardanza para devengar lo que ganaban cada mes, provocando serias dificultades al quehacer de la agrupación.
Enrique García
La prensa de la época recoge varios comentarios, la mayoría de ellos firmados por el periodista Enrique García, en los que se critica el abandono en que las autoridades tenían la Banda y la actitud de denuncia de los músicos.
A inicios de la década de 1940 la Banda supera una prolongada etapa de crisis y constantes suspensiones de retretas y actividades. El 24 de febrero de 1943, con el apoyo del  alcalde Juan José García Benítez los músicos de la Banda estrenan vistosos uniformes y nuevos instrumentos.
Miembro prominente del Partido Auténtico, García Benítez al  llegar a la Alcaldía dio calor a hermosas ideas para promover el arte y la cultura, algo que era esperado por muchos al ser el Alcalde una persona sensible, educada en una familia en que sobresalían sus hermanos: el  poeta Francisco (Paco), el pintor Andrés y el cantante y médico Diego, los que al margen de sus militancias políticas dejaron aportes muy meritorios a la cultura local.
Banda municipal de Holguín con el alcalde Juan José García Benítez
Desde 1949 y hasta finales de la década siguiente, las fiestas que cada mes de abril se organizaban en Holguín (carnaval, o su antecedente), tuvieron entre sus protagonistas y anfitriones más distinguidos al maestro Márquez y su Banda. Durante esos años la agrupación vivió un período de particular brillo y esplendor con impresionantes retretas que reunían a un público ávido por disfrutar sus interpretaciones y las de importantes agrupaciones homólogas del país como la Banda Nacional, la de Santiago de Cuba, la de Las Tunas, las del Ejército y la de Puerto Padre, entre otras muchas con las que alternaba o se unían en bandas gigantes que enardecían a los melómanos y producían una atmósfera sonora ideal para esos días de bullicio y alegría.
La instauración de la dictadura de Fulgencio Batista en marzo de 1952, agravó los males imperantes en una sociedad dividida en clases, y, obviamente, la tensa situación política también se hizo sentir en la labor de la agrupación la Banda Municipal. El 2 de julio de 1952 el periódico “Norte”, de Holguín, denunció como los concejales que apoyaban al dictador enviaban a la banda a bailes sabatinos, hecho este que iba en contra de su reglamento y que impedía las retretas dominicales, una de las pocas actividades culturales gratuitas y por tanto al alcance de todos.
En otras ocasiones las autoridades obligaban a los músicos a encabezar desfiles y celebraciones para engañar a la opinión pública y dar la sensación de una atmósfera de paz y tranquilidad cuando en verdad se vivían momentos de angustias y zozobras, con los barbudos de Fidel Castro peleando por la libertad en la Sierra Maestra y con una tenaz lucha clandestina en la región contra horrendos crímenes perpetuados por los militares, como lo fueron los que pasaron a la historia como “Pascuas Sangrientas” y que consistieron en el asesinato de 23 jóvenes opositores.
Finalmente en octubre de 1958 el Ejército Rebelde interrumpió el servicio de corriente eléctrica, Holguín se sumió en una oscuridad que duró más de tres meses y a la vez se incrementó la lucha armada. Las Retretas en el Parque Central se interrumpieron.


La Banda Municipal de Sagua de Tánamo, Holguín, Cuba



Los de Sagua de Tánamo tenían que contratar Bandas de Baracoa, Banes y Mayarí para poder realizar retretas, dianas mambisas y otras celebraciones. Y así fue hasta 1919 en que el maestro Juan Badel Delgado funda la banda infantil del pueblo.
Según el semanario “El Tanameño” el 21 de agosto de 1920:
Muy concurrido se ve nuestro parque de la Independencia las noches de días festivos, en que nuestra Banda Municipal ofrece allí las retretas. El parque, que otras noches se ve desierto, esas noches de retreta está animadísimo, da gusto pasar por allí, para admirar tanta mujer hermosa y linda, tantos delicados pimpollos, como encierra este jardín tanameño. ¡Bien por el señor Alcalde y bien por la Banda Infantil!!”
Sin embargo y pese a lo anteriormente visto, entre 1919 y 1923, Badel apenas pudo ofrecer unas escasas retretas tocadas por algunos jóvenes. Decepcionado deja vacante su puesto de director; que pasó a ser ocupado por el maestro Manuel Riverí, quien se enfrascó en intensos ensayos de preparación. El día 11 de septiembre de 1925 la Banda Municipal de Sagua de Tánamo ofrece un concierto en el Teatro Pintado, con el fin de usar las recaudaciones para adquirir instrumentos y partituras.
Un mes después, el 10 de octubre, se produce el verdadero debut de la agrupación: con nuevos instrumentos realiza su primera retreta en el Parque Independencia del pueblo. El periódico “El Tanameño” de ese histórico de 1925 (fecha en que se celebraba el inicio de las guerras independentistas cubanas), incluye todo el programa de festejos, desde la diana a las cinco de la madrugada hasta la retreta nocturna, además de juegos, paseos y carreras que también fueron amenizados por la naciente agrupación.
Las retretas en el parque principal de Sagua de Tánamo se mantuvieron de forma ininterrumpida hasta que en 1958 el ejército batistiano convirtió a aquella en una ciudad mártir.

Leer además: Desarrollo de la Música en Sagua de Tánamo. (Archivos del Museo Municipal, Tesis Inédita de Pedro Tamayo Nicot: “La Música en Sagua de Tánamo Desde 1959 Hasta la Actualidad”).




16 de septiembre de 2017

La Banda Municipal de Mayarí (Historia)

Por: Roiny Velázquez



La Banda de Música de Mayarí la fundó Emilio A. Periut en 1909 y sus retretas en el parque José Martí los jueves y domingos crearon tal entusiasmo que poco después ingresaron a su Academia numerosos niños y jóvenes que conformaron una Banda Infantil. Esa debutó el 1 julio de 1911, y a partir de 1913 la dirigió el maestro español  Luís Garbía, quien, además, dirigía la de adultos. Garbía permaneció en  Mayarí durante unos siete años, hasta que en 1920 fue contratado por el Ayuntamiento de Las Tunas, no obstante su nombre continuó siendo venerado en Mayarí por su intensa y fructífera labor. Importantes músicos de ese municipio fueron formados por él: Luís Sarduy, Martín Meléndez y otros varios.
Cuando Garbía se marcha a Las Tunas, en la agrupación mayaricera se produjo un lamentable y prolongado impasse de más de dos años hasta que finalmente, en 1923 la reorganiza el músico santiaguero Alejandro Ibarra, (este hombre tenía una larga experiencia. Había transitado por Bandas Mambisas y había dirigido la del Distrito Militar del Ejército en Oriente). En 1929 Ibarra es reclamado en La Habana; la banda mayaricera pasó a ser dirigida por Carmelo Grajales, también de larga experiencia y talento musical y hoy uno de los grandes exponentes de la historia musical en el oriente cubano más injustamente olvidados.
Los expertos e historiadores coinciden en que el desarrollo y esplendor que alcanzó la Banda Municipal de Mayarí a lo largo de la década de 1930 todavía no ha sido superado. Grajales, además de ser un director eficaz también era un gran compositor y arreglista que enriqueció el repertorio de la agrupación con obras propias y versiones de genios de la música, Beethoven, Litz, Gounod, Chopin y Verdi, y asimismo incorporó a sus maravillosas retretas y conciertos en el cine-teatro Presilla a jóvenes músicos e intérpretes líricos de la ciudad, entre ellos a su hija María Grajales y a Olga Santos, Altagracia Tamayo[1]. Con estos vocalistas y con los geniales instrumentistas con que contaba, el maestro Grajales amenizó incontables momentos, entre ellos la visita al pueblo de patriotas, intelectuales y políticos, entre estos últimos el presidente Gerardo Machado en 1927; y asimismo el homenaje que la Asociación Cultural y de Recreo Club Minerva ofreció a Juan Gualberto Gómez el 8 de abril de 1933, y la conferencia que sobre el Héroe Nacional cubano ofreció el 9 de junio de 1942 en Mayarí el alto intelectual cubano Jorge Mañach.
Sin dudas que mientras estuvo bajo la guía del maestro Grajales la banda mayaricera superó la media de las agrupaciones de su tipo. Prueba de los resultados es el segundo premio que ganó en el concurso provincial de bandas realizado en durante el carnaval de Santiago de Cuba en el verano de 1930, los elogios prodigados por la prensa y personalidades que disfrutaron de sus interpretaciones, y, sobre todo, el respaldo del público de ciudades en las que  ofrecieron retretas en esos años: Banes, Baracoa y Santiago de Cuba. Posteriormente entre 1945 y hasta su desintegración en 1968, la Banda de Mayarí también realizó un meritorio trabajo bajo la dirección del maestro Martín Meléndez Pitaluga.
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[1] Altragracia Tamayo es la madre del célebre pianista concertista cubano Frank Fernández Tamayo.

Las Bandas de Música durante las guerras independentistas cubanas (1868-1898)


Por: Roiny Velázquez
Los jefes mambises cubanos durante la primera guerra de independencia de la Isla estaban convencidos de  la utilidad de las bandas, por lo que varios de ellos las fundaron en sus Regimientos. Así el Mayor General Calixto García, que tomó Holguín en 1872 mientras se celebraba una retreta, ordenó a sus hombres que se llevaran todos los instrumentos y con ellos formó una banda insurrecta que hizo más grata la vida de sus huestes durante el resto de la contienda.
Historiadores y cronistas como Fernando Socarrás y James O´kelly narran en sus libros la solemnidad, el patriotismo y el ímpetu combativo que transmitía la música de las bandas en los actos y combates, y la alegría y el disfrute si se trataba de  retretas o bailes para festejar una victoria o recibir a importantes jefes que llegaban a sus campamentos.

Diciembre 21, 1872
De una carta del Presidente Carlos Manuel de Céspedes: “por la mañana me incorporé al Cuartel General, en las cabeceras del [río] Gibara. Encontramos a todos muy animados y bien vestidos; el campamento tenía el aspecto de una exposición. Me dieron muchas vivas y me recibieron a los acordes de una orquesta completa que sacaron de la ciudad. Nos invitaron a un magnífico almuerzo. Hubo muchos brindis y discursos. Por la noche la música completó la obra con retreta y baile”.

José María Ochoa
En esas anteriormente mencionadas, y otras ocasiones, se interpretaban el “Himno Holguinero”, de José María Ochoa y Pedro Martínez, el “Himno de Las Villas”, de Hurtado de Mendoza (El hijo del Damují), y el “Himno de Bayamo”, de Perucho Figueredo; y también danzas y otras piezas bailables que lamentablemente se han perdido como mismo la mayoría de los nombres de los músicos patriotas.
En este sentido, mejor suerte corrieron los músicos de las bandas de la guerra de 1895, porque cronistas e historiadores, especialmente José Miró Argenter y Julio Rofoff, recogieron sus nombres y hazañas en textos como “Crónicas de la guerra”, y el “Índice del Ejército Libertador”.
Por esas fuentes se sabe que en la guerra martiana comenzada en 24 de febrero de 1895 se distinguieron los músicos holguineros que bajo la dirección de Dositeo Aguilera y Jesús Avilés fundaron la “Banda de la Invasión”, y con ella acompañaron al bravo Mayor General Antonio Maceo en la más gloriosa campaña independentista cubana: la invasión de toda la Isla. De ella dijo el mambí Constantino Pupo en su libro Patriotas holguineros”:  

“fue ella la que anunció a los camagüeyanos que las huestes del Gran Maceo habían salvado el linde de Oriente y la que en la famosa carga de Mal Tiempo electrizó a los soldados de la libertad, dando al aire las notas vibrantes del Himno Invasor y la que en Mantua, término feliz de la gloriosa jornada, conmovió la campiña pinareña”.

Durante el período colonial holguinero, además de las Bandas Militares de los Regimientos asentados en la ciudad hubo otras hasta llegar a la cifra de diez, aproximadamente. Entre las décadas de 1860 y 1870 dos de las más populares fueron la “Banda de Bomberos”  y la del “Chino Espronceda”. Por su parte en  Gibara  entre 1865 y 1880 ofrecieron retretas tres agrupaciones: “La Banda del Batallón de Cazadores de Santander”, “La Charanga del Cuerpo de Bomberos” y “La conocida como Las Elecciones”; poco después la familia Gómez fundó su orquesta típica, la que junto con la del  Cuartel General bajo el mando de Calixto García ofreció las últimas retretas celebradasen la Villa Blancaen el siglo XIX. 

Las RETRETAS en Holguín durante la República Burguesa

Por: Roiny Velázquez
Desde el mismísimo 20 demayo de 1902 en que se instauró la República y hasta el año 1958 en que se intensificó la lucha contra la dictadura de Batista en Holguín la retreta continuó siendo una de las actividades socioculturales que aglutinaba mayor cantidad de público, ello pese al auge de la radio a partir de la década de 1920, el cine sonoro en los años 30 y de la televisión en los 50.
Igual que ocurría en la capital, cada Banda Municipal contaba como director a un reconocido músico del territorio, (aunque eso no significa que alguna vez los más fueron relegados por otros que ante los ojos del partido gobernante, reunía  mayores “méritos”, o sea. Que militaba en el mismo partido. Así, por ejemplo, en Banes nunca dirigió la Banda el maestro Emilio Rodríguez, que era el hombre más talentoso del pueblo). Igualmente a cualquier músico aspirante a integrar la banda se le exigían conocimientos musicales y de acuerdo a estos se conformaba la plantilla con músicos solistas, de primera, segunda, tercera y los educandos que garantizaban el relevo y la calidad musical de la agrupación.
Verdaderamente en el interior del país ser parte e la Banda Municipal era, prácticamente, la única forma de estudiar un instrumento musical, porque si bien es cierto que en cada pueblo casi siempre existía más de una academia de música, éstas por lo general eran de piano, teoría y solfeo. (Ahí está la clave de porqué casi todos los instrumentistas No pianistas, de alguna formación académica que llegaban a la capital a conquistar un nombre procedían de una Banda. Entre los más relevantes: Richard Egües, Compay  Segundo, Julio Cueva, Leonardo Timor, Pucho Escalante, Jorge Varona, Luís Casas Romero, Pedro Jústiz Rodríguez (Peruchín), Generoso Jiménez).
Banda municipal de Holguín con el alcalde Juan José García Benítez
Holguín fue una de las regiones del oriente de Cuba que más se distinguió  por sus excelentes bandas, y ello fue decisivo para su desarrollo cultural y musical. 
Maestro Juan Márquez
A partir de la instauración de la República (1902), el profundo despertar de una conciencia de nacionalidad en los holguineros contribuyó al arraigo de géneros como el danzón, el bolero y  la habanera. Un grupo de compositores locales dieron a conocer sus creaciones en estos y otros géneros a través de las retretas: Juan Márquez, Cándido Ávila, Martín Oduardo, Edistio Caissés, Manuel Avilés y Leovigildo Gómez, todos directores de agrupaciones (bandas), que, como lo hacía la Hermanos Avilés, se transformaban de orquesta de viento en Banda de metales para amenizar  retretas.
A esas que se organizaban para alguna ocasión le decían Banda Municipal de Holguín, pero en verdad la Banda Municipal se la fundó en 1922 Ángel Díaz Uriona al desintegrarse la primera Banda Militar de la ciudad, que se había formado en 1918 (esa se reorganizó en 1948 y perduró hasta 1959).
Igualmente entre 1913 y 1917 también ofreció retretas en los parques de Holguín la Banda Infantil bajo la dirección de Emilio Sánchez García, quien era profesor de Solfeo y constructor de Órganos. Y entre 1926 y 1933 existió en la ciudad una excelente banda Juvenil que pertenecía a los Exploradores o Boys Scouts, dirigida por Porfirio Sánchez Pérez y más tarde por José Ochoa Vázquez.
Otras bandas que había en la región que ahora conforma la provincia de Holguín fueron las Municipales de Mayarí, Gibara, Antilla y Banes, y, sobre todo en las  décadas de 1920 y 1930 que fue la época de oro de las retretas holguineras, hubo otras que eran orquestas que se transformaban en bandas y amenizaban retretas en los poblados de San Andrés y Santa Lucía.
En esos mismos años poblaciones como Holguín, Banes, Antilla contaban con dos o más bandas que ofrecían sistemáticamente y con excelente calidad, retretas y conciertos en teatros u otras instituciones. En los concursos nacionales que por entonces se efectuaron la Banda de Holguín conquistó el cuarto lugar en el año 1929 y al año siguiente la de Mayarí consiguió el   segundo premio del concurso provincial.

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