LO ÚLTIMO

La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

1 de mayo de 2014

Barajagua, ¿el primer lugar donde se veneró a la Virgen de la Caridad?

Entrevista con Moseñor Emilio Aranguren, Obispo de la Diócesis Holguín-Las Tunas, en Barajagua, el 8 de septiembre de 2012

Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán



La tradición popular reconoce a la actual Barajagua, (antiguamente Barajagua La Vieja) como el lugar donde por primera vez se le construyó una casa templo a la Virgen y la historia reconoce que el antiguo caserío subsistió como nudo en el camino que conectaba a Holguín, Mayarí, Santiago de Cuba y la bahía de Nipe.

Aún hoy el vecindario de Barajagua está atravesado por antiguos caminos que conducen desde la Bahía al Cobre y santiago de Cuba. Entre ellos destaca el llamado Camino de los Indios, que entronca con sitios referidos con términos indígenas como Saíto, Sojo y La Canoa.

Vecinos del lugar, entre ellos algunos de edad muy avanzada, refieren que el asentamiento primitivo se encontraba junto al camino carretero de Saíto, a unos dos kilómetros al sur de la actual carretera Holguín-Mayarí, muy cerca del saltadero del río Barajagua. Es por ese camino por donde la tradición oral dice que trajeron a la Virgen.
 
Saltadero del río Barajagua, donde se cree que estuvo el primer lugar de veneración de la Virgen de la Caridad

Por estas dichas y otra decena de tradiciones, conforman un imaginario de enorme riqueza en torno al hecho. Basta con visitar aquellos lugares y conversar con sus pobladores para comprobar su especial relación con el legado patrimonial de la Virgen.

La población actual de Barajagua posee una cultura rural con fuertes creencias espiritistas, los ancianos de allí son poco instruidos y los jóvenes han hecho ciertos estudios, sin embargo todos conservan de sus ancestros la tradición que, al parecer, nació de viejas lecturas de las obras de los ermitaños que escribieron las primeras historias sobre la virgen o de la declaración de Juan Moreno.

Llama la atención que los vecinos de Barajagua no tuvieron iglesia católica hasta finales de la década de 1950 y que, por siglos, solamente recibían esporádicamente la visita de un sacerdote que iba hasta allí a bautizar a los recién nacidos. Ello y otros factores debieron afectar la memoria, sobre todo, el asentamiento de una Iglesia Bautista desde los primeros años del siglo XX y que a partir del triunfo de la revolución dejaron de hacerse las procesiones y las fiestas populares de cada 8 de septiembre. Incluso, la iglesia católica fundada en 1950 solo funcionó unos diez años porque en 1963 al paso del ciclón Flora una familia la ocupó y en ella vivió hasta hace muy poco cuando el mal estado constructivo de la misma la hacía inhabitable. Sin embargo nada ha dañado el recuerdo profundo de los vecinos que desde tiempos lejanos están oyendo de sus antecesores que fue adonde llevaron la imagen de la Virgen apenas la hallaron flotando sobre las aguas de Nipe.
 
Loma del Cementerio, Barajagua

Para Hirám Pérez Concepción, historiador, quien pasó su niñez en Barajagua, la pervivencia de la tradición hasta nuestros días ha sido posible por el importante papel del componente familiar que se encargó de transmitir de generación en generación que ese había sido el lugar a donde fue llevada la Virgen.

En mi generación considero además la influencia de algunos maestros de escuela como Eduardo Suárez que con sus alumnos desarrollaba excursiones a distintos espacios históricos y naturales vinculados al lugar, entre ellos el sitio arqueológico Loma del Cementerio, para entonces conocido como la Esperanza o Loma Saavedra. En ese lugar el maestro de escuela le daba a conocer a sus alumnos la importancia del mismo y su vínculo con la advocación de la Caridad. (Entrevista hecha en 7 de octubre de 2011).

 El viejo cementerio de Barajagua


Monseñor Héctor Luis Peña, sacerdote por más de 60 años en el terriritorio y primer Obispo de la Diócesis, en el momento de la entrevista con 83 años de edad, dijo que la tradición de la Virgen en Barajagua La Vieja es muy antigua. Por donde está la capilla se supo que fue donde estuvo la Virgen, siempre he oído decir que ahí en Barajagua fue donde se veneró por primera vez. (Holguín, 2010).

La percepción anterior es mantenida por María Julia Guerra, periodista e historiadora nacida en Barajagua quien publicó un artículo que tituló, con pleno sentido de pertenencia, La Virgen de Barajagua, (Guerra, 2009).

El joven Damián Gómez Guerra, habitante en Barajagua dijo que siempre oyó a sus mayores cuando aseguraban la imagen la trajeron los que la encontraron y que la pusieron en el Saltadero debajo de una mata de salvia, (Barajagua, 2 de octubre de 2008). A esta información agregó el también joven Enrique Serrano que la virgen la llevaron a Barajagua los indios y el negrito que la encontraron navegando por la corriente de los ríos.

Ernesto Ávila Rojas, nacido en 1915, asegura que sus padres decían que fue a Barajagua adonde llevaron la imagen recién encontrada en Nipe, (Barajagua, 8 de diciembre de 2010). Y otros vecinos, entre ellos Marlene Pavón Rodríguez, escucharon de sus padres que fueron indios que vivían en Barajagua los que habían encontrado a la Virgen en Nipe.

Caridad Portelles, de 87 años, está segura de que toda la vida se ha dicho por esos contornos que la Virgen la llevaron por los ríos que entonces eran navegables desde Morales hasta el santo de Barajagua, que era, este último lugar, donde estaba el antiguo pueblo. A la virgen le hicieron aquí una iglesia muy chiquitica.

La versión que dice que la Virgen fue llevada usando las aguas de los ríos, entonces navegables, queda descartada al leer las historias escritas por los primeros capellanes de la Virgen en el Cobre. Uno de ellos, Onofre de Fonseca, describió cómo se hizo el traslado de la imagen: (…) hicieron el tránsito con mucho acierto, sin que les sucediera cosa alguna que les perjudicara, aun siendo los caminos muy ásperos y algunos pasos de ríos malos en el intermedio.

Ruth Melania Zayas Ávila conoció de sus abuelos, de su padre y de su madre, que el actual pueblo de Barajagua era el Hato de Barajagua y que en Nipe, buscando sal, encontraron la imagen de la Virgen y que la trajeron aquí, la pusieron en una mesa y vino un padre cura y la pusieron en un lugar hasta que pudieron llevarla hasta El Cobre.

Adelmis Roche Rodríguez explica que cuando se la encontraron los indios la trajeron para aquí porque es donde hubo un cacicazgo que no se llamaba Barajagua por la abundancia de matas de Jagua sino por el nombre de la esposa del cacique que era Baraxagua.

En cuanto al nombre del lugar, los vecinos relatan distintas versiones para explicar su origen. Uno muy ingenuo dice que el nombre surgió en tiempos de los mambises, porque los soldados de la independencia de Cuba construían bayonetas con varas de Jagua y como en ese lugar hay tanto árbol de Jagua sus jefes les ordenaban “ve por varas de Jagua” y al final se le quedó ese nombre al poblado. (Roberto Hernández Ávila, alias Chichingó, entrevista hecha en el cercano lugar nombrado Caballerías, 9 de agosto de 2011).

 La iglesia católica de Barajagua estuvo en ruinas muchos años, hasta que en el 2012, envisperas del 400 aniversario del hallazgo de la imagen, fue restaurada.

Uno de los misterios que rodean la estancia de la Virgen en el primer lugar de veneración es el de sus apariciones y desapariciones. Juan Moreno lo narró así, que puesta en su altar esta Divina Señora dicho indio Rodrigo de Hoyos cuidaba de encender la lámpara y yendo de noche a reformar dicha lámpara, no hallaba a esta divina señora en su altar, y dando voces dicho Rodrigo de Hoyos al Mayoral y demás personas que venían hasta veintiuna las personas que estaba  en dicho hato de Barajagua, les decía que la Virgen Santísima no estaba en su altar. Y haciendo todas las diligencias no la hallaban en su casa, y al otro día por la mañana, volviendo a la casa, la hallaron en su altar, los vestidos mojados. Y esto se vio por dos veces…

Sobre este punto, Excelsa Álvarez, de 67 años de edad, conoció de su abuela que la imagen la habían llevado a lo alto de la loma, (se refiere al sitio arqueológico Loma del Cementerio) y que la Virgen había regresado a Nipe. (Barajagua, 2 de octubre de 2008).

Referido a lo mismo habló Germán Castillo Rodríguez, de 98 años: En Nipe la encontraron y la trajeron aquí, le hicieron un templo y ella se fue y la volvieron a encontrar donde mismo había aparecido la primera vez. En el vestido le encontraron guisazos porque había estado entre la maleza. (Barajagua, 8 de diciembre de 2010).

En la memoria de los vecinos de Barajagua está firme la creencia en milagros que la Virgen concedió mientras estuvo allí. Isaac Ávila relató que la trajeron aquí desde Nipe y que había grande sequía y que anduvieron con la en procesión con agualoja (bebida tradicional) y comenzó a llover.

Ruth Melania Zayas Ávila, de 65 años de su edad, dijo que ella vio muchas procesiones y que supo de otras que antes de ella nacer se hacían, pero que la que no se le olvida es la de 1944, que fue un año en la que se padeció una sequía grande, entonces sacaron una imagen de la Virgen por el camino viejo y que la procesión llegó hasta el cementerio. La gente iba con velas encendidas rezándole a la Virgen Madre de la Naturaleza y al regresar ya estaba lloviendo. Barajagua era muy creyente y por eso las procesiones se llenaban de gente. A veces la procesión llegaba hasta Mejías.

Otra procesión que la testimoniante recuerda es la que en 1958 hicieron los haitianos que vivían en las colonias de caña cercanas. Ellos vinieron bailando con velas y tumbadoras desde Alto Cedro por el camino de Saíto; querían que la Virgen les concediera la lluvia y lo consiguieron, tanto que regresaron a sus casas mojándose en el aguacero. Sobre esta procesión llama la atención que los cortadores de caña haitianos portaran la imagen de la Virgen, pero al parecer ellos hacían tales procesiones comúnmente. La periodista e historiadora María Julia Guerra dijo que las procesiones de los haitianos era un espectáculo para los pobladores que miraban a lo lejos porque la gente de Barajagua no se mezclaba en su culto sincrético.

Todas las procesiones, sin importar del barrio que salieran, llegaban hasta el cementerio de Barajagua, ubicado a los pies de donde estuvo la aldea aborigen. Amaury Pavón recuerda haber visto una que venía desde Mejías. Las mujeres llevaban velos o mantas sobre sus cabezas y flores y velas en las manos, mientras que los hombres cargaban en unas pequeñas andas la imagen de la Virgen de la Caridad. Todo el mundo muy serio, rezando y cantando plegarias. Las procesiones siempre se hacían en tiempo de gran sequía y todas, obviamente, rogaban por la lluvia.

Además de provocar la lluvia, otro de los milagros que la Virgen de la Caridad concedía a los vecinos de Barajagua era el de la maternidad. Caridad Castañeda, de 78 años y vecina del vecino pueblo de Birán, contó que la Virgen le hizo un milagro a su madre cuando estaba embarazada de ella. A los siete meses a mi madre se le salió la mitad de la criatura que yo era, entonces mi madre acudió a la Virgen y pudo lograr el embarazo, por eso desde antes que naciera yo vi la Virgen y sé que es milagrosa.

Otra vecina de Barajagua cumplió una promesa que consistió en vestirse de por vida con el hábito de la Virgen, esto es, de blanco con un cordón amarillo en la cintura, pagando así el milagro que la Virgen le había hecho, de salvarle un familiar. (María Julia Guerra, Holguín, 4 de octubre de 2011).

Victoria Ávila Peña, natural de Barajagua y fallecida en 2008 a la edad de 94 años recordaba unas cuartetas que recitaban en el poblado y que parece que se trata de una interpretación de los versos que aparecen en el folleto Virgen de la Caridad del Cobre del Pbro Guillermo González de Arocha, 1932.

En la bahía de Nipe
por esos mares salobres
se encontraron a la Virgen
y la llevaron al Cobre.

Virgen de la Caridad,
la que en Nipe apareció,
la que un indio veneró
todo el tiempo de su vida.

Blanca rosa desprendida
de la divina deidad,
líbranos de todo mal
Virgen de la Caridad.

Una gigante imagen de la Virgen de la Caridad se colocó delante de la nueva iglesia católcia de Barajagua.

La antigua y muy fuerte presencia de la Virgen de la Caridad en la memoria de los vecinos de Barajagua hizo que desde tiempos inmemoriales en el lugar se celebren fiestas cada 8 de septiembre. 

Ese día se cumplen las promesas y se celebran misa y bautizos y en las casas, donde hay cuadros, estampas y almanaques con la imagen, se le ponen flores y se le encienden velas. Así mismo en esa fecha el poblado era visitado primero y desde muy antiguo, por el sacerdote de Mayarí, y, luego, por el de Cueto para oficiar la misa y los bautizos. Y cuando no había iglesia, se hacía en la casa de un vecino, entre ellas la de Manuel Castañer y Bruna o en un salón de baile que entonces existía en La Cumbre que era propiedad de Walter Fernández. Después de la misa y los bautizos comenzaban las celebraciones. En cada casa de los bautizados se hacía un almuerzo con comidas típicas en la que el lechón asado en púa o el fricasé de guanajo eran los platos principales. Claramente que los compadres participaban en esas fiestas. (Roche, 12 de octubre de 2011). Y los padrinos que tenían finca y dinero les compraban ropas a los ahijados, (Ruth Melania Zayas). 

Para ver un album de fotos de la fiesta en Barajagua  por la Virgen de la Caridad del 8 de septiembre de 2012 día en que el lugar fue declarado Monumento Nacional, haga clic aquí.

Por la tarde se realizaba una verbena que ellos llamaban la matinée, y por las noches un gran baile con orquestas populares de Holguín, Mayarí o Antilla. Pero entre tantas ocupaciones, ese día 8 de septiembre los habitantes de Barajagua iban por unos minutos al saltadero del río, donde, siguen afirmándolo, se veneró la Virgen por primera vez. Belkis Cordero González, de 80 años de su edad, dice que su abuelo Martín Cordero Pavón amaba tanto a la Virgen que decía que el santuario de El Cobre tenía que haberse construido junto al saltadero del río porque era allí adonde los indios que la encontraron la llevaron. (Holguín, 9 de noviembre de 2011)

Otra costumbre de los vecinos de Barajagua para recordar a la Virgen era ir a la Bahía de Nipe cada 8 de septiembre. De Barajagua a Cayo de la Virgen se iba por el camino de Barajagua hasta el costado de Cueto (por el cementerio de allí), en un lugar que se llama Jagüeyes y de allí hasta Santa Isabel de Nipe y de ese poblado se sigue a Playa Morales. El trayecto se hacía a caballo o en carretas. (Isaac Ávila, 2011)

Conversando con el Obispo de la Diócesis Holguín-Las Tunas después que concluyera la misa en Barajagua el 8 de septiembre de 2012, aniversario 400 del hallazgo de la imagen en las aguas de Nipe


Conversando con los vecinos de Barajagua el día en que celebraban el aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen. Barajagua fue declarada Monumento Nacional ese día, como parte de la Ruta de la Virgen. (Ese mismo día los vecinos recordaban al notabilísimo caricaturista Tomy, a quien le levantaron un busto cerca de la Virgen)

De Barajagua al Cristo, lo que guarda la memoria popular



Y el dicho mayoral muy contento y sin dilación envió luego a Antonio Angola con la noticia de dicha Señora al Capitán Don francisco Sánchez de Moya, que administraba las minas de dicho lugar, para que dispusiese lo que había de hacer, y mientras llegaba la noticia pusieron en la casa de vivienda de dicho Hato un altar de tablas y en él a la Virgen Santísima, con luz encendida, y con la referida noticia del dicho Capitán, Don Francisco Sánchez de Moya, envió orden al dicho Mayaoral Miguel galán que viese una casa en dicho hato y que allí pusiese la Imagen de Nuestra Señora de la Caridad y que siempre la tuviese con luz. (Juan Moreno, 1687)


Antes en la Aldea se trató de averiguar sobre el Hato que pertenecía a las minas de cobre de Santiago, porque en la declaración de Juan Moreno solo dice que llevaron la imagen de la Virgen acaba de hallar en Nipe hasta "la casa de vivienda de dicho Hato”.

Por siglos, sin la más mínima revisión, la gran mayoría ha aceptado que se trata del Hato de Barajagua, pero es que todos los hatos que estaban en territorio que había pertenecido a la antigua provincia india de ese nombre eran conocidos como Hatos de Barajagua. 


Enlace donde se puede oir un fragmento de la Misa oficiada por Monseñor Emilio Aranguren, Obispo de la Diócesis Holguín-Las Tunas, 8 de spetiembre de 2012


Y si aceptamos, como lo ha aceptado la tradición, que fue al asentamiento que entonces se llamó Barajagua adonde trajeron a la Virgen inmediatamente después de hallarla sobre las aguas de Nipe, entonces, con Monseñor Eduardo Martínez Dalmau, hay que reconocer que en la zona hubo dos Barajagua hasta 1868: Barajagua la Vieja, que, se supone, fue el primer asiento y Barajagua La Nueva.

El término Barajagua La Nueva dejó de usarse en algún momento de finales del siglo XIX y ya hoy se borró de la memoria popular de quienes viven en la zona. El último mapa donde aparece Barajagua La Nueva es el de Esteban Pichardo de 1875.

Por su parte Barajagua La Vieja aparece en todos los mapas y se incluye dentro de los hatos del que era propietario el capitán Lizana Luyando, exactamente el que se nombraba Barajagua. No hay ninguna referencia de que el sitio de Barajagua La Vieja haya pertenecido jamás al Real de Minas del Cobre. Tampoco hay documento alguno que especifique cuál era el asiento o los asientos de sus hatos.

El termino asiento significaba el lugar del hato que se tomaba para concentrar el rebaño o piara, donde se levantaba la casa del mayoral y de los peones y donde estaban los cultivos de subsistencia que estos requerían. En el asiento de los hatos, además, habitaban indios y algunos esclavos africanos, pocos estos últimos, porque se necesitaba de pocos brazos para criar ganado.

Lo que sí se menciona en un documento del Archivo Nacional de Cuba, Fondo Realengos, legajo 35, No. 14 es “Barajagua La Vieja y su asiento”, como si Barajagua La Vieja fuera el nombre de un hato. Barajagua La Vieja coincide con la Barajagua actual.

¿Fue a Barajagua La Vieja adonde se trasladó la imagen de la Virgen y el primer lugar de Cuba donde se veneró?. 



Enlace donde oír una conversación con los peregrinos que fueron hasta Barajagua el 8 de septiembre de 2012, aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen


En ese lugar es donde más intensa es la memoria en torno a la Virgen y su hallazgo. Sin embargo en los sitios al sur, que fue donde estuvieron los Hatillos y cayo rey, propiedades de las minas de cobre, la memoria en torno a la Virgen no existe o es muy débil, aunque es justo que digamos que Cayo Rey desapareció como caserío y su perímetro se ha convertido en área militar.


Aunque no se puede hacer una afirmación contundente, si seguimos las referencias de ubicación histórica, estando Barajagua La Vieja tan cerca de la bahía y vigente en el momento en que se produce el hallazgo de la imagen de la Virgen, es posible que sea allí adonde la llevaron, porque lo otro sería que la trasladaron a varias leguas al sur, lo que no es del todo lógico, más cuando se toma en cuenta que allí se concentraba población española, india y africana que ofrecía condiciones para la primera veneración.

Lo anterior no niega que hayan llevado la imagen a Barajagua La Nueva o a otro sitio en el amplio espacio intermedio de quince leguas que había hasta El Cobre.

Es necesario considerar el tema con mayor cuidado y no asumir de modo irreflexivo la identificación de Barajagua La Vieja como lugar de veneración inicial, por lo menos no hasta que aparezcan otras informaciones. Hasta tanto a los autores de “La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua” no quedó otra opción que no sea sondear  la memoria popular.
 

Las monterías


Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán 


Eran propicias para la crianza del ganado que trajo Diego Velázquez a Cuba las tierras que ocupaban la vieja provincia india de Barajagua, con sus sabanas extensas, las muchas aguadas y los bosques. Por tal, mucho ganado en estado cimarrón se reprodujo de manera considerable favoreciendo las monterías, que era la labor de pastar, cazar y tasajear el gano mayor. Mediante tal labor los vecinos conseguían alimentos y cueros. 

Para tener cifras basta conocer el siguiente informe rendido en 1617 por el Gobernador del Departamento Oriental Navia Castrillón:
(…) en los lugares y términos del dicho Gobierno hay muchas personas que tienen hato de ganado vacuno con cabezas que van desde dos mil hasta seis mil y muy cerca hay ganado orejano o cimarrón que vive en sabanas de dos y hasta seis leguas con muy buenos ríos y lagunas en las que se cría y se sustenta.

La caza del ganado cimarrón o monterías estaba normado por las Leyes de Indias como un derecho común, pero dichas practicas se prohibía hasta dos leguas cercanas a las villas y también en los hatos y corrales y en los sitios y sabanas que pertenecían a dueños particulares.

Sin embargo las leyes, a medida que el comercio de carne y cueros creció se cometieron robos de ganado.

Según la doctora Olga Portuondo, en la relación de los gastos de las minas de cobre de Santiago de Cuba aparecen los nombres de los indios Simón de Hoyos, Rodrigo de Hoyos, Diego de Hoyos y Domingo Hernández, el primero de ellos, jefe de una cuadrilla de monteros a la que pertenecen todos los otros que se mencionan.

Sal en Cuba colonial. Las salinas de Nipe


Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán


Los cueros de res, la carne salda y ahumada, las velas de sebo y jabón, eran mercancías primordiales para el comercio ilícito, que entonces se nombraba de rescate, pero no eran esas las únicas, sino, también, la sal.

La sal.

Aunque en el siglo XVI las salinas constituían una de las regalías de la corona, esto es, que pagando un por ciento a los reyes, los vecinos de esta parte del mundo podían comerciar con el producto, generalmente traído desde la lejana España, pero asimismo hay noticias de la exoneración de los vecinos de Cuba a pagar impuestos sobre el producto.

Después es que los conquistadores comienzan a explotar salinas naturales y a producir sal en forma elemental mediante la evaporación.

Esta siguiente es una de las noticias más antigua sobre la explotación de sal en Cuba, dice que en 10 de marzo de 1572 Lorenzo Martín pidió autorización al cabildo habanero para utilizar unas ciénagas litorales próximas, inútiles y sin provecho ninguno y en ellas hacer salinas, pues es cosa necesaria para esta República, lo que le fue concedido (Leví Marrero, t. 2, 1974, 338)

Pero en los primeros años del siglo XVII, buscando ingresos para la Corona, se sugirió a Felipe III estancar la sal en las Indias, lo que quiere decir que la Corona monopolizaba toda la producción y desde las salinas de Araya, en Venezuela, suministrar la sal que la América necesitaba. El rey aprobó la sugerencia y desde entonces el comercio de contrabando de la sal se incrementó aún más. (Leví Marrero, t 4, 1976:271)

A la misma vez que estaba ocurriendo lo anteriormente narrado, en Cuba se conocía de la existencia de salinas en Bayamo, Remedios, Trinidad, Cayo Romano, Santa Marcelina en Puerto Príncipe, Punta de Hicacos y Bacunayaguas en Matanzas, en Sancti Spíritus, Juraguá en Cienfuegos, en Sagua la Grande y en Puerto Padre, pero ninguna de dichas salinas se explotaba industrialmente a pesar de lo necesaria que era la sal para el curtido de los cueros y la salazón de carnes y otros alimentos como el pescado, única forma de conservar dichos productos de primerísima necesidad.

Aunque como quedó dicho las salinas no eran explotadas industrialmente, pero cuando cuajaban, los vecinos iban hasta ellas para obtener el producto de grano grueso y transparente que era el que se conseguía en ellas.

Y como las salinas de Cuba cuajaban unas de febrero a marzo y otras de julio a agosto, la Isla se abastecía casi todo el año.

En 1749 don Bernardo Joseph de Urrutia y matos propone un plan para el desarrollo industrial y comercial de la sal en Cuba, pues, dice: la escasez provoca que se alzara el precio (…) a veces con un alza de 30 pesos por no haber quien vaya a las islas de Barlovento, (y que solo provea) el comercio de Campeche con grano inferior. (Leví Marrero, t. 6: 133. 1976). Sobre el particular no tenemos otra información.

Sal en el oriente de Cuba. Las salinas de la Bahia de Nipe

En la región oriental había varios puntos costeros con salinas e, incluso, algunas lagunas saladas y ríos, como El Salado, sin embargo fue esta la zona cubana que más tardíamente explotó sus salinas

Una de las salinas más importante de la costa norte oriental de Cuba eran las de Manatí, en tierras de la hacienda Malagueta, jurisdicción de Las Tunas. (Pezuela, t IV, 1863:390).

Salinas de la Península de El Ramón. Foto actual

Otras salinas de la región eran las de Corojal, lugar que después se llamó península El Ramón, al norte de la bahía de Nipe, explotadas desde muy temprano como lo prueba la historia del hallazgo de la imagen de la Virgen. Fue a esas salinas adonde fueron los hermanos Hoyos y el negrito Juan Moreno a buscar sal que debían llevar a las propiedades de las minas de cobre en terrenos de la antigua provincia india de Barajagua para salar las carnes que los mineros iban a consumir o, posiblemente, la sal debía ser trasladada hasta las minas. Según la doctora Olga Portuondo, los hermanos Hoyos debían ser monteros de las minas con la tarea de todo montero, que era pastar, cazar y tasajear el ganado mayor. (Lo que hace creer aún más en la necesidad que estos tenían de buscar sal, siempre escasa entonces). Asimismo la doctora Portuondo dice que en la relación de los gastos de las minas de cobre de Santiago de Cuba aparecen los nombres de los indios Simón de Hoyos, Rodrigo de Hoyos, Diego de Hoyos y Domingo Hernández, el primero de ellos, jefe de la cuadrilla. Eran estos indios, dice el ermitaño Joseph Bravo, que fue uno de los primeros en cuidar la imagen de la Virgen en el Cobre, los que se ocupaban, entre otras muchas tareas, a buscar sal, de la que siempre padecían carestías.

Salinas de la península de El Ramón. Foto actual

Sobre las salinas en las costas de la bahía de Nipe dice un documento que se conserva en el Archivo Nacional de Cuba:
   (…) dos salinas, la una que nombran la chiza cuaja indefiniblemente todos los años. La grande es contingente y de ínfima condición la sal, por su poca consistencia. Podrán acarrearles hasta 8 mil arrobas en años apropósito, según informes de los inteligentes. (Sic) (ANC. Gobierno Superior Civil, legajo 630, No. 19886, Folio 37)
No obstante la información anterior, las salinas de Nipe apenas eran conocidas documentalmente por la causa tantas veces dicha: el poco conocimiento de la Corona sobre la zona Nipe-Barajagua. Fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando las salinas de Nipe fueron mencionadas en el Diccionario del historiador y estadista Jacobo de la Pezuela quien describió el paisaje y resaltó la importancia de las salinas en la península El Ramón, dice: “La península que separa Banes de Nipe y que podría tener ½ legua, contornea el puerto de Nipe por el Norte, aprovechándose sus charcos salados para la explotación de salinas”. (Pezuela t. 1, 1863:380)

Salina de la península de El Ramón. Foto actual

La producción de las salinas de El Ramón la desconoce la Aldea, pero no debió ser suficiente para satisfacer a la Villa de Santiago de Cuba y los otros pueblos y asentamientos cercanos. Dice Juan Moreno que en el viaje durante el que hallaron la imagen de la Virgen, después de dos días en Cayo Obispo, esperando que amainara una tormenta, fueron y solo consiguieron tres tercios, porque no hubo para más.

A la vez que las salinas de Nipe, existía otro sitio, este más cercano a Santiago y al que se podía llegar por mar para obtener sal, las salinas de Guantánamo. Por lo que parece las de Guantánamo comenzaron a explotarse en el siglo XVII, pues en el año 1664 se aprobó un Bando prohibiendo que las salinas de Guantánamo vendan sal al menudeo y sí, solo, por partidas de fanegas y medias fanegas, (Bacardí, 1924:111). Pero a pesar de esas extracciones y bandos, las salinas de Guantánamo no se dan por descubiertas hasta el año 1773 (Ibídem, 135). Seis años más tarde se reportaba que las salinas están perdidas porque cuando crece el río les entra agua. (Ibídem, 135).

Siempre hubo escasez de sal en Santiago, incluso explotando las salinas de El Ramón y las de Guantánamo. Dejó dicho Emilio Bacardí que en el año 1742, en Santiago de Cuba la sal se vende por el Capitán Barreda, á razón de dos reales la arroba, (Sic). Y el primero de junio de 1795 a las 8 de la mañana esta cerrada aún la puerta del expendio de la sal, con aglomeración de gente del campo y menestrales, con grave prejuicio del público, y se corrige dicho abuso. (Ibídem).

En el año 1759 se hizo público un Auto en virtud de una Real Cédula para que se ponga en arrendamiento o administración la sal en esta Isla (Archivo Nacional de Cuba, Intendencia, Legajo 940, No. 62). La situación era debida entre otras razones por no cuajar las salinas de Guantánamo, ante lo cual desde el año 1741 la Superior Intendencia aprobó el aprovecho de las salinas situadas en las costas norte-sur de aquella jurisdicción (la del Departamento Oriental) (Archivo Nacional de Cuba, Intendencia, Legajo 394, No. 50) y para evitar el contrabando se ordenó que se traiga toda la (sal) que haya en los cayos vecinos y se venda por cuenta de la Real hacienda. (Ibídem)

Tan grave situación obligaba a los vecinos del Departamento Oriental a obtener la sal por comercio de contrabando traída, comúnmente,  desde Providencia, Bugged Island y los cayos cercanos, pero también se vendía de forma ilícita la poca sal que producían las salinas de la isla.

Para el comercio de rescate o contrabando de sal se usaban las playas y costas despobladas y las desembocaduras de los ríos, entre ellos los que desembocan en la bahía de Nipe y las costas extensas de dicha bahía.

En la dicha zona comerciaban ilícitamente la sal que llegaba en embarcaciones los vegueros de Mayarí y los propietarios y vecinos de los hatos y corrales de la zona. Todavía en la primera mitad del siglo XIX la sal era motivo de contrabando, e incluso, existen varios reportes de la época sobre el dicho contrabando.

Balandra Amalia cargada de sal. Salió para Cuba, (Santiago de Cuba) y de ahí la cogió un mal tiempo y una avería por lo que se detuvo en Cayo Sal y al no poder con lo demás que llevaba sus navegantes se vieron obligados a cambalachearlo por sal con el objeto de llevarla a Mayarí, pero en eso apareció el Comandante en una canoa y los apresó, año 1832 (Archivo Nacional de Cuba, Intendencia, Legajo 394, No. 22)

Se apresó un balandrito inglés procedente de dicha nación cargado de sal que se introdujo seis días en la bahía (de Nipe) sin dar aviso de su llegada a ninguna autoridad, encontrándolo muy internado en el río Tacajó. Traía 25 fanegas de sal. Mayarí 3 de noviembre de 1837. las autoridades ordenan que se traslade para su decomiso. (Archivo Nacional de Cuba, Intendencia, Legajo 394, No. 51)

Aprisionamiento de balandra en la costa de Mayarí con cargamento de sal. Balandra inglesa Margaret, procedente de Bugged island en las Bahamas con destino a Baracoa arribó a Mayarí para hacerse de víveres de los que estaba escasa. Allí obtuvo arroz por valor de un peso y otros artículos en una hacienda y luego dieron vela y ya estaban cerca del río mayarí cuando fueron apresados por las autoridades locales. La Margaret y el cargamento fueron vendidos (Archivo Nacional de Cuba, Intendencia, Legajo 394, No. 62)

No fue hasta el año 1835 que la Junta Superior Directiva en Santiago de Cuba acordó suspender el estanco de sal en esta provincia (Archivo Nacional de Cuba, Gobierno General, Legajo 329, No. 15791). En 1856 se aprobó la libre explotación de las sales marinas en la isla de Cuba. (Ibídem, legajo 185, No. 10396

30 de abril de 2014

Nipe, guarida de filibusteros y sitio de contrabando.



Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán

Croquis de la Bahía de Nipe. Año: 1827

Viendo pasar a los que hacían el tránsito, una variopinta población vivía en los alrededores de Nipe-Barajagua, asentados en los muy  pequeñísimos y rurales sitios que servían de centro a los Hatos, Corrales y Haciendas. Población que tenía necesidades perentorias que la Corona española no satisfacía. De ahí que no les quedara otra opción que no fuera el comercio ilegal, que entonces se llamaba de rescate.

Casi despoblada como estaba la zona, abandonada por las autoridades coloniales y siendo, como era, (y es), una bahía profunda y con la entrada resguardada, rica en recursos naturales, las aguas y las costas de Nipe se convirtieron en guarida de filibusteros y sitio parta el comercio de rescate.

Entonces los alrededores de la Bahía de Nipe se convirtieron en lugar de asiento para extranjeros de distintas naciones como “(…)las colonias inglesas, americanas y aun el mismo Londres y Ámsterdam, etc. (Saco, 1938:221)

El comercio de rescate se realizaba por las costas con ingleses, franceses y holandeses, pero principalmente con Jamaica y las otras islas del Caribe y con las Canarias.

Se comerciaba en la desembocadura de los ríos, en las costas y en la misma bahía, aportando los residentes cueros de reses, carne salada y ahumada, velas de sebo y jabón, que eran las mercancías primordiales pero no las únicas que salían por dicha bahía. A cambio, todo lo otro imprescindible para el buen vivir en un lugar distante y olvidado.

Obviamente las autoridades se oponían al comercio de rescate, aunque es justo por cierto que se diga que estas prácticas prohibidas contribuyeron a enriquecer a determinados personajes de la oligarquía santiaguera y del resto de la región oriental de Cuba.

Tan prohibido era comerciar con los buques que se acercaban, (que no siempre eran conducidos por corsarios), que ya en la segunda mitad del siglo XVII el gobernador de Santiago, Francisco Guerra de la Vega (1678-1683) “condenó a Felipe del Prado, vecino de Baracoa, a diez años de destierro en el castillo de Changres, a ración y sin sueldo y sus bienes aplicados a la Cámara de S.M., por rescatar en la Bahía de Nipe. (Marrero, 1975, t. 4:148).

Y como el anterior, otros documentos refieren la participación de importantes personajes residentes en las proximidades vinculados a este tipo de comercio. Por ejemplo, uno de ellos es un Padrón de rescatadores el oidor Manso de Contreras relaciona a Diego de Ávila y Andrés de Estrada, dueños de los Hatos de Barajagua en distintas épocas. (Ibídem, 1975:134).

Lo anteriormente narrado ya sucedía en el mismo tiempo en que hallaron la imagen de la Virgen sobre las aguas de la Bahía. Y cuando ya habían transcurrido casi un siglo, la población del lugar no acababa de ser estable a pesar del interés de algunas personalidades influyentes de poblarla, sin embargo, pasaron siglos y nunca se hizo mientras España dominó en Cuba.


Según la Dra. Olga Portuondo, “el proyecto colonizador de la Bahía de Nipe se vincula a la búsqueda de un monopolio mercantil por la oligarquía criolla oriental para el control de las regiones septentrionales del Caribe. (La virgen de la Caridad del Cobre: símbolo de cubanía. Olga Portuondo Zúñiga. Editorial Oriente, 1995).
           
 que en toda la costa norte no hay un pueblo ni un fuerte ni un cañón desde Jibara a Baracoa.
(…) pero como el sistema de aquellos tiempos era no dar fomento ni hermosura a esta parte preciosa oriental de la isla y que siempre hayaban las autoridades señores de La Habana obstáculo que oponer cuanto negocio u establecimientos utiles se proyectaban (…) su famosa Bahía y demás cualidades que alaban aquel punto al mas alto grado de aprecio y coincidentemente estas mismas razones parece que influyeron para sepultarla en sus desgracias bajo el pretexto capcioso de mansión de enemigos y otras que han tenido. (Sic) (Archivo Nacional de Cuba, Gobierno Superior Civil, legajo 630, No. 19886, Folio 46)

En el siglo XVIII, como había ocurrido en los siglos anteriores distintas personalidades influyentes quisieron crear un pueblo a la vera de la bahía de Nipe y convertirla en el nodo comercial que pudo ser, pero para ello era necesario proteger esa inmensa república líquida y sus alrededores de los enemigos de España, esto es, fortificarla y luego poblarla de manera estable.

Uno de los primeros en tener tal intensión fue Carlos de Sucre, gobernador de Santiago de Cuba entre 1723 a 1728. Este personaje elevó una solicitud al Consejo de Indias desde La Habana en 1733. En dicho documento pide:

Se le concedan las tierras realengas de la Bahía de Nipe, todas despobladas, y que nadie ha querido avistarlas, esperando fundar en dicha bahía una ciudad para hacer una población grande que será muy importante, por los frutos que se sacan, en particular de Tabaco, que es el mejor por la calidad de las tierras. (Novoa, 2001:19)

En el año 1734 se presentó a la Corona un proyecto defensivo por el Capitán don José Ordoñez Carreño, vecino y regidor de Santiago de Cuba, quien proponía construir:

un fuerte o reducto con 6 cañones para su resguardo y hacer en ella una regular población con fábricas que podrán servir para el real servicio con diferentes calidades. (Fondos Cubanos de Archivo General de Indias, t. II, 1935, cita 652-14)

Pocos años después (en 1776), con el mismo interés, el bayamés, Marqués de Guisa, Dr. José Antonio de Silva y Ramírez Arellano, don Diego Noble y don Francisco López Gamarza y Compañía presentaron a la Corona de España un nuevo proyecto de que se les concedan terrenos realengos e incultos al norte de las cercanías de la Bahía de Nipe y Bayamito al sudeste, etc.

En el argumento que estos dan resalta la ventajosa posición geográfica del lugar:

estando el mismo de Nipe situado al extremo nordeste de la Isla, de los más cercanos a España, de los mejores y más importantes de la Isla y el más cómodo y breve que se puede establecer por la comunicación entre ella y España, pues además de evitar el riesgo que se tiene en la ida a la habana, ya sea dando la vuelta a la Isla de la banda del sur o bien yéndose por la canal vieja abajo, es constante que desde dicha Bahía de Nipe se tiene la comodidad de embocarse en derechura por entre los Caiques etc., y ahorrar de este modo centenares de leguas en el viaje a la Europa (…) Pero por ser la Bahía de Nipe uno de los puertos mejores del mundo y el más importante de la Isla de Cuba por su situación a barlovento de toda la Isla, que le hace la llave desde donde puede dominarse la importante canal Vieja y el nombrado pasaje de Barlovento. (Saco, 1938:220-227)

El Marqués de Guisa, fundador de pueblos en Cuba, entre ellos Guisa y por cuyo servicio a la Corona le otorgaron el título y también su padre, que fundó el pueblo de Holguín, por lo que José Antonio de Silva y Ramírez Arellano fue el primer Teniente Gobernador y Capitán a Guerra de Holguín, de 1752 a 1758, inició el pueblo que proyectó en las costas de la Bahía de Nipe, exactamente en el sitio conocido por Cajimaya, pero la construcción no fue aprobada y se abandonó.
 
Plano de la "Batería proyectada de orden del Sr. Comandante General del departamento, brigadier don Francisco Narváez | para la punta de la saetía en la bahía de Nipe."

El 8 de marzo de 1799 se aprobó un presupuesto para la construcción de un fuerte en La Setía y dos baterías para defender la boca de la Bahía de Nipe, todo lo anterior según proyecto del teniente de fragata de la Real Armada don Agustín Blando y Zavala y por orden del Rey. (Archivo Nacional de Cuba. Fondo Donativos y Remisiones, Legajo 457, No. 57).

A finales del siglo XVIII la Comisión Gubernamental dirigida por el Conde de Mopox (1777-1803) hacía de nuevo la propuesta de poblar la zona de Nipe. (Relativo al fomento de Cuba y su jurisdicción. Archivo Nacional de Cuba, Realengos, legajo 76, No. 13)

A esta anterior le continuaron otras propuestas, entre ellas la del año 1779, para fortificar la Bahía de Nipe con un fuerte en La Saetía y dos baterías en la boca.

A pesar de tantos y variados intentos, no fue hasta mediados del siglo XVIII que comenzó a fomentarse una población permanente en las inmediaciones de la Bahía, aunque tierra adentro. Ocurrió cuando acudieron al sitio El Cocal, indios y mestizos que promovieron un rústico poblado, hablamos de Mayarí Abajo. En 1777 se erigió allí una ermita bajo la advocación de San Gregorio Nacianceno. En 1786 la ermita fue elevada a la categoría de parroquia.

Y a principios del siglo XIX, exactamente en 1820, don José Leyte Vidal, vecino y propietario de San Gregorio de Mayarí, hizo una propuesta en la que argumentaba que (…) las naciones enemigas nos asechan y los disidentes de costa firme donde con frecuencia se abrigan en la zona (…) (expediente sobre erigir en Mayarí Abajo un curato y que se reuna en población formal aquellos habitantes, Archivo nacional de Cuba. Gobierno Superior Civil, legajo 630, No. 19886).
 
Plano del pueblo ideado por Leyte Vidal

La necesidad de poblar oficialmente la zona de Nipe resultaba una estrategia inminente. En el año 1826 la Junta Económica de Amigos del País eleva un documento sobre la urgencia de hacerlo, que se publicó el viernes 29 de abril en el Papel Periódico del Gobierno de Santiago de Cuba. Abogando a favor de dicho asunto en el periódico se expuso que en toda la costa norte no hay un pueblo ni un fuerte ni un cañón desde Jibara a Baracoa.  

Finalmente la población marina tantas veces propuesta no se conformó hasta 1905 cuando se fomenta en Punta de Corojal la ciudad portuaria de Antilla.

La bahía de Nipe, vía de tránsito.

Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán


Para los años 1600 tres eran las rutas oficiales españolas para hacer tránsitos desde Santiago hasta La Habana y viceversa.  

1ro. De Santiago a La Habana o en dirección contraria, dando la vuelta por el Cabo de San Antonio y recorriendo 220 leguas de camino por mar a todo lo largo del Sur de Cuba. 
2do. Rodeando el oriente de la Isla por el Paso de los Vientos, a una distancia de 190 leguas. Pero, dicen las viejas cartas de navegación, entre ambas partes hay varias puntas y cabos que doblar donde, además que la navegación es larga y peligrosa y por tanto es menester diferentes vientos, suelen de ordinario aparecer navíos de corsarios.
3ro. Que se sugería por ser la más segura, salir desde La Habana hasta la Bahía de Nipe y allí desembarcar para seguir por tierra las 18 leguas que hay hasta Santiago y al contrario cuando el trayecto es desde Santiago hasta La Habana.     
                                                     

El resguardo que ofrecía la bahía, por lo oculto de su boca de entrada, junto al área boscosa que allí crecía, la hizo ser la vía más segura de los tres caminos oficiales trazados por el gobierno español.

En fechas muy tempranas del siglo XVII el administrador del Real de Minas le escribe al Rey y le explica esa, que era ya la Ruta del Cobre, buscando, como buscaban siempre, obviar el Paso de los Vientos, para proteger las mercancías de un posible naufragio o un ataque de ladrones del mar.

Para demostrar que era ese el camino que comúnmente se hacía, Leví Marrero cita el testimonio que da el maestro arquitecto sobre un viaje que hizo en 1608 desde La Habana hasta Santiago de Cuba en tránsito para Cartagena con un cargamento de esclavos, dice: "el capitán de artilleria que asiste en las minas de cobre, que están en Santiago de Cuba, me ha avisado que fue por este camino, porque era el mejor… De esta ciudad (se refiere a La Habana) al puerto de Nipe hay 180 leguas y de Nipe a las minas hay 18 por tierra. El navío para ir al puerto de Santiago de Cuba ha de rodear más de 73 leguas, e irá mejor vacío y no se arriesgará nada". (Marrero, 1976:267)

Que se hiciera el trayecto cotidianamente desde El Cobre hasta Nipe permite asegurar que había caminos y certifica que iban y venían muchos por allí. Entonces no es de extrañar que dos indios monteros y un negrito esclavo hayan seguido la ruta y hayan llegado a Nipe a buscar sal. 



Nipe y sus alrededores. Importancia socio económica en tiempos anteriores, durante y posteriores al hallazgo de la imagen de la Virgen

Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas 
             Miguel Angel Urbina Herrán

Al ocurrir el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad, el territorio Nipe-Barajagua pertenecía a la Villa de Santiago de Cuba, excepto la península El Ramón, que lo era de Bayamo. Luego, cuando se crea el Partido de Mayarí, perteneciente a la jurisdicción de Santiago, Nipe-Barajagua le fue integrado y en el siglo XVIII (1752), al crearse la jurisdicción de Holguín (segregada de la Villa de San salvador de Bayamo) parte del territorio de la antigua provincia india de Barajagua y toda la Pensinsula de El Ramón pasa a formar parte de la nueva jurisdicción.

La anterior organización territorial se mantuvo hasta la segunda década del siglo XX (1925) cuando parte del área de la Bahía de Nipe se convirtió en el municipio de Antilla.

Durante la primera mitad del siglo XX el poblado de Barajagua perteneció al Municipio de Mayarí con la categoría de barrio. Con la división político administrativa de 1976 el territorio Nipe-Barajagua quedó comprendido dentro de la provincia de Holguín, repartido en los municipios Báguano, Antilla, Mayarí y Cueto.

Para comprender el proceso colonizador y evangelizador ocurrido en ese espacio (Nipe-Barajagua), veamos su importancia socio económica en tiempos anteriores, durante y posteriores al hallazgo de la imagen. (Lo anterior ayudará a entender por qué fue allí donde se inicia la veneración a una imagen que sintetizaba y simbolizaba la identidad que allí se estaba gestando y asimismo las causas por la cuales los indios iban desde el Real de Minas de Santiago del Prado, El Cobre, o desde Barajagua hasta Nipe a buscar sal).

LO MAS POPULAR DE LA ALDEA