Entrevista con Moseñor Emilio Aranguren, Obispo de la Diócesis Holguín-Las Tunas, en Barajagua, el 8 de septiembre de 2012
Por estas dichas y otra decena de tradiciones, conforman un imaginario de enorme riqueza en torno al hecho. Basta con visitar aquellos lugares y conversar con sus pobladores para comprobar su especial relación con el legado patrimonial de la Virgen.
Para Hirám Pérez Concepción, historiador, quien pasó su niñez en Barajagua, la pervivencia de la tradición hasta nuestros días ha sido posible por el importante papel del componente familiar que se encargó de transmitir de generación en generación que ese había sido el lugar a donde fue llevada la Virgen.
La antigua y muy fuerte presencia de la Virgen de la Caridad en la memoria de los vecinos de Barajagua hizo que desde tiempos inmemoriales en el lugar se celebren fiestas cada 8 de septiembre.
Ese día se cumplen las promesas y se celebran misa y bautizos y en las casas, donde hay cuadros, estampas y almanaques con la imagen, se le ponen flores y se le encienden velas. Así mismo en esa fecha el poblado era visitado primero y desde muy antiguo, por el sacerdote de Mayarí, y, luego, por el de Cueto para oficiar la misa y los bautizos. Y cuando no había iglesia, se hacía en la casa de un vecino, entre ellas la de Manuel Castañer y Bruna o en un salón de baile que entonces existía en La Cumbre que era propiedad de Walter Fernández. Después de la misa y los bautizos comenzaban las celebraciones. En cada casa de los bautizados se hacía un almuerzo con comidas típicas en la que el lechón asado en púa o el fricasé de guanajo eran los platos principales. Claramente que los compadres participaban en esas fiestas. (Roche, 12 de octubre de 2011). Y los padrinos que tenían finca y dinero les compraban ropas a los ahijados, (Ruth Melania Zayas).
Conversando con los vecinos de Barajagua el día en que celebraban el aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen. Barajagua fue declarada Monumento Nacional ese día, como parte de la Ruta de la Virgen. (Ese mismo día los vecinos recordaban al notabilísimo caricaturista Tomy, a quien le levantaron un busto cerca de la Virgen)
Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
Roberto Valcárcel Rojas
Miguel Angel Urbina Herrán
La tradición popular
reconoce a la actual Barajagua, (antiguamente Barajagua La Vieja) como el lugar donde
por primera vez se le construyó una casa templo a la Virgen y la historia
reconoce que el antiguo caserío subsistió como nudo en el camino que conectaba
a Holguín, Mayarí, Santiago de Cuba y la bahía de Nipe.
Aún hoy el vecindario de
Barajagua está atravesado por antiguos caminos que conducen desde la Bahía al Cobre y santiago de
Cuba. Entre ellos destaca el llamado Camino de los Indios, que entronca con
sitios referidos con términos indígenas como Saíto, Sojo y La Canoa.
Vecinos del lugar, entre
ellos algunos de edad muy avanzada, refieren que el asentamiento primitivo se
encontraba junto al camino carretero de Saíto, a unos dos kilómetros al sur de
la actual carretera Holguín-Mayarí, muy cerca del saltadero del río Barajagua.
Es por ese camino por donde la tradición oral dice que trajeron a la Virgen.
Saltadero del río Barajagua, donde se cree que estuvo el primer lugar de veneración de la Virgen de la Caridad |
Por estas dichas y otra decena de tradiciones, conforman un imaginario de enorme riqueza en torno al hecho. Basta con visitar aquellos lugares y conversar con sus pobladores para comprobar su especial relación con el legado patrimonial de la Virgen.
La población actual de
Barajagua posee una cultura rural con fuertes creencias espiritistas, los
ancianos de allí son poco instruidos y los jóvenes han hecho ciertos estudios,
sin embargo todos conservan de sus ancestros la tradición que, al parecer,
nació de viejas lecturas de las obras de los ermitaños que escribieron las
primeras historias sobre la virgen o de la declaración de Juan Moreno.
Llama la atención que los
vecinos de Barajagua no tuvieron iglesia católica hasta finales de la década de
1950 y que, por siglos, solamente recibían esporádicamente la visita de un
sacerdote que iba hasta allí a bautizar a los recién nacidos. Ello y otros
factores debieron afectar la memoria, sobre todo, el asentamiento de una Iglesia
Bautista desde los primeros años del siglo XX y que a partir del triunfo de la
revolución dejaron de hacerse las procesiones y las fiestas populares de cada 8
de septiembre. Incluso, la iglesia católica fundada en 1950 solo funcionó unos
diez años porque en 1963 al paso del ciclón Flora una familia la ocupó y en
ella vivió hasta hace muy poco cuando el mal estado constructivo de la misma la
hacía inhabitable. Sin embargo nada ha dañado el recuerdo profundo de los vecinos que desde tiempos lejanos están oyendo de sus antecesores que fue adonde llevaron la imagen de la Virgen apenas la hallaron
flotando sobre las aguas de Nipe.
Para Hirám Pérez Concepción, historiador, quien pasó su niñez en Barajagua, la pervivencia de la tradición hasta nuestros días ha sido posible por el importante papel del componente familiar que se encargó de transmitir de generación en generación que ese había sido el lugar a donde fue llevada la Virgen.
En mi generación considero además la influencia de algunos maestros de escuela como Eduardo Suárez que con sus alumnos desarrollaba excursiones a distintos espacios históricos y naturales vinculados al lugar, entre ellos el sitio arqueológico Loma del Cementerio, para entonces conocido como la Esperanza o Loma Saavedra. En ese lugar el maestro de escuela le daba a conocer a sus alumnos la importancia del mismo y su vínculo con la advocación de la Caridad. (Entrevista hecha en 7 de octubre de 2011).
El viejo cementerio de Barajagua
Monseñor Héctor Luis Peña,
sacerdote por más de 60 años en el terriritorio y primer Obispo de la Diócesis, en el momento
de la entrevista con 83 años de edad, dijo que la tradición de la Virgen en Barajagua La Vieja es muy antigua. Por
donde está la capilla se supo que fue donde estuvo la Virgen, siempre he oído
decir que ahí en Barajagua fue donde se veneró por primera vez. (Holguín,
2010).
La percepción anterior es
mantenida por María Julia Guerra, periodista e historiadora nacida en Barajagua
quien publicó un artículo que tituló, con pleno sentido de pertenencia, La Virgen de Barajagua,
(Guerra, 2009).
El joven Damián Gómez
Guerra, habitante en Barajagua dijo que siempre oyó a sus mayores cuando
aseguraban la imagen la trajeron los que la encontraron y que la pusieron en el
Saltadero debajo de una mata de salvia, (Barajagua, 2 de octubre de 2008). A
esta información agregó el también joven Enrique Serrano que la virgen la
llevaron a Barajagua los indios y el negrito que la encontraron navegando por
la corriente de los ríos.
Ernesto Ávila Rojas,
nacido en 1915, asegura que sus padres decían que fue a Barajagua adonde
llevaron la imagen recién encontrada en Nipe, (Barajagua, 8 de diciembre de
2010). Y otros vecinos, entre ellos Marlene Pavón Rodríguez, escucharon de sus
padres que fueron indios que vivían en Barajagua los que habían encontrado a la Virgen en Nipe.
Caridad Portelles, de 87
años, está segura de que toda la vida se ha dicho por esos contornos que la Virgen la llevaron por los
ríos que entonces eran navegables desde Morales hasta el santo de Barajagua,
que era, este último lugar, donde estaba el antiguo pueblo. A la virgen le
hicieron aquí una iglesia muy chiquitica.
La versión que dice que la Virgen fue llevada usando
las aguas de los ríos, entonces navegables, queda descartada al leer las
historias escritas por los primeros capellanes de la Virgen en el Cobre. Uno de
ellos, Onofre de Fonseca, describió cómo se hizo el traslado de la imagen: (…)
hicieron el tránsito con mucho acierto, sin que les sucediera cosa alguna que
les perjudicara, aun siendo los caminos muy ásperos y algunos pasos de ríos
malos en el intermedio.
Ruth Melania Zayas Ávila
conoció de sus abuelos, de su padre y de su madre, que el actual pueblo de
Barajagua era el Hato de Barajagua y que en Nipe, buscando sal, encontraron la
imagen de la Virgen
y que la trajeron aquí, la pusieron en una mesa y vino un padre cura y la
pusieron en un lugar hasta que pudieron llevarla hasta El Cobre.
Adelmis Roche Rodríguez
explica que cuando se la encontraron los indios la trajeron para aquí porque es
donde hubo un cacicazgo que no se llamaba Barajagua por la abundancia de matas
de Jagua sino por el nombre de la esposa del cacique que era Baraxagua.
En cuanto al nombre del
lugar, los vecinos relatan distintas versiones para explicar su origen. Uno muy
ingenuo dice que el nombre surgió en tiempos de los mambises, porque los
soldados de la independencia de Cuba construían bayonetas con varas de Jagua y
como en ese lugar hay tanto árbol de Jagua sus jefes les ordenaban “ve por
varas de Jagua” y al final se le quedó ese nombre al poblado. (Roberto
Hernández Ávila, alias Chichingó, entrevista hecha en el cercano lugar nombrado
Caballerías, 9 de agosto de 2011).
La iglesia católica de Barajagua estuvo en ruinas muchos años, hasta que en el 2012, envisperas del 400 aniversario del hallazgo de la imagen, fue restaurada.
Uno de los misterios que
rodean la estancia de la Virgen
en el primer lugar de veneración es el de sus apariciones y desapariciones.
Juan Moreno lo narró así, que puesta en su altar esta Divina Señora dicho indio
Rodrigo de Hoyos cuidaba de encender la lámpara y yendo de noche a reformar
dicha lámpara, no hallaba a esta divina señora en su altar, y dando voces dicho
Rodrigo de Hoyos al Mayoral y demás personas que venían hasta veintiuna las
personas que estaba en dicho hato de
Barajagua, les decía que la
Virgen Santísima no estaba en su altar. Y haciendo todas las
diligencias no la hallaban en su casa, y al otro día por la mañana, volviendo a
la casa, la hallaron en su altar, los vestidos mojados. Y esto se vio por dos
veces…
Sobre este punto, Excelsa
Álvarez, de 67 años de edad, conoció de su abuela que la imagen la habían
llevado a lo alto de la loma, (se refiere al sitio arqueológico Loma del
Cementerio) y que la Virgen
había regresado a Nipe. (Barajagua, 2 de octubre de 2008).
Referido a lo mismo habló
Germán Castillo Rodríguez, de 98 años: En Nipe la encontraron y la trajeron
aquí, le hicieron un templo y ella se fue y la volvieron a encontrar donde
mismo había aparecido la primera vez. En el vestido le encontraron guisazos
porque había estado entre la maleza. (Barajagua, 8 de diciembre de 2010).
En la memoria de los
vecinos de Barajagua está firme la creencia en milagros que la Virgen concedió mientras
estuvo allí. Isaac Ávila relató que la trajeron aquí desde Nipe y que había
grande sequía y que anduvieron con la en procesión con agualoja (bebida
tradicional) y comenzó a llover.
Ruth Melania Zayas Ávila,
de 65 años de su edad, dijo que ella vio muchas procesiones y que supo de otras
que antes de ella nacer se hacían, pero que la que no se le olvida es la de
1944, que fue un año en la que se padeció una sequía grande, entonces sacaron
una imagen de la Virgen
por el camino viejo y que la procesión llegó hasta el cementerio. La gente iba
con velas encendidas rezándole a la Virgen
Madre de la
Naturaleza y al regresar ya estaba lloviendo. Barajagua era
muy creyente y por eso las procesiones se llenaban de gente. A veces la procesión
llegaba hasta Mejías.
Otra procesión que la
testimoniante recuerda es la que en 1958 hicieron los haitianos que vivían en
las colonias de caña cercanas. Ellos vinieron bailando con velas y tumbadoras
desde Alto Cedro por el camino de Saíto; querían que la Virgen les concediera la
lluvia y lo consiguieron, tanto que regresaron a sus casas mojándose en el
aguacero. Sobre esta procesión llama la atención que los cortadores de caña
haitianos portaran la imagen de la
Virgen, pero al parecer ellos hacían tales procesiones
comúnmente. La periodista e historiadora María Julia Guerra dijo que las
procesiones de los haitianos era un espectáculo para los pobladores que miraban
a lo lejos porque la gente de Barajagua no se mezclaba en su culto sincrético.
Todas las procesiones, sin
importar del barrio que salieran, llegaban hasta el cementerio de Barajagua,
ubicado a los pies de donde estuvo la aldea aborigen. Amaury Pavón recuerda
haber visto una que venía desde Mejías. Las mujeres llevaban velos o mantas
sobre sus cabezas y flores y velas en las manos, mientras que los hombres
cargaban en unas pequeñas andas la imagen de la Virgen de la Caridad. Todo el mundo muy
serio, rezando y cantando plegarias. Las procesiones siempre se hacían en
tiempo de gran sequía y todas, obviamente, rogaban por la lluvia.
Además de provocar la
lluvia, otro de los milagros que la
Virgen de la
Caridad concedía a los vecinos de Barajagua era el de la
maternidad. Caridad Castañeda, de 78 años y vecina del vecino pueblo de Birán,
contó que la Virgen
le hizo un milagro a su madre cuando estaba embarazada de ella. A los siete
meses a mi madre se le salió la mitad de la criatura que yo era, entonces mi
madre acudió a la Virgen
y pudo lograr el embarazo, por eso desde antes que naciera yo vi la Virgen y sé que es
milagrosa.
Otra vecina de Barajagua
cumplió una promesa que consistió en vestirse de por vida con el hábito de la Virgen, esto es, de blanco
con un cordón amarillo en la cintura, pagando así el milagro que la Virgen le había hecho, de
salvarle un familiar. (María Julia Guerra, Holguín, 4 de octubre de 2011).
Victoria Ávila Peña,
natural de Barajagua y fallecida en 2008 a la edad de 94 años recordaba unas
cuartetas que recitaban en el poblado y que parece que se trata de una interpretación
de los versos que aparecen en el folleto Virgen de la Caridad del Cobre del Pbro Guillermo González de Arocha, 1932.
En la bahía de Nipepor esos mares salobresse encontraron a la Virgeny la llevaron al Cobre.Virgen de la Caridad,la que en Nipe apareció,la que un indio venerótodo el tiempo de su vida.Blanca rosa desprendidade la divina deidad,líbranos de todo malVirgen de la Caridad.
Una gigante imagen de la Virgen de la Caridad se colocó delante de la nueva iglesia católcia de Barajagua.
La antigua y muy fuerte presencia de la Virgen de la Caridad en la memoria de los vecinos de Barajagua hizo que desde tiempos inmemoriales en el lugar se celebren fiestas cada 8 de septiembre.
Ese día se cumplen las promesas y se celebran misa y bautizos y en las casas, donde hay cuadros, estampas y almanaques con la imagen, se le ponen flores y se le encienden velas. Así mismo en esa fecha el poblado era visitado primero y desde muy antiguo, por el sacerdote de Mayarí, y, luego, por el de Cueto para oficiar la misa y los bautizos. Y cuando no había iglesia, se hacía en la casa de un vecino, entre ellas la de Manuel Castañer y Bruna o en un salón de baile que entonces existía en La Cumbre que era propiedad de Walter Fernández. Después de la misa y los bautizos comenzaban las celebraciones. En cada casa de los bautizados se hacía un almuerzo con comidas típicas en la que el lechón asado en púa o el fricasé de guanajo eran los platos principales. Claramente que los compadres participaban en esas fiestas. (Roche, 12 de octubre de 2011). Y los padrinos que tenían finca y dinero les compraban ropas a los ahijados, (Ruth Melania Zayas).
Para ver un album de fotos de la fiesta en Barajagua por la Virgen de la Caridad del 8 de septiembre de 2012 día en que el lugar fue declarado Monumento Nacional, haga clic aquí.
Por la tarde se realizaba
una verbena que ellos llamaban la matinée, y por las noches un gran baile con
orquestas populares de Holguín, Mayarí o Antilla. Pero entre tantas
ocupaciones, ese día 8 de septiembre los habitantes de Barajagua iban por unos
minutos al saltadero del río, donde, siguen afirmándolo, se veneró la Virgen por primera vez.
Belkis Cordero González, de 80 años de su edad, dice que su abuelo Martín
Cordero Pavón amaba tanto a la
Virgen que decía que el santuario de El Cobre tenía que
haberse construido junto al saltadero del río porque era allí adonde los indios
que la encontraron la llevaron. (Holguín, 9 de noviembre de 2011)
Otra costumbre de los
vecinos de Barajagua para recordar a la Virgen era ir a la Bahía de Nipe cada 8 de
septiembre. De Barajagua a Cayo de la
Virgen se iba por el camino de Barajagua hasta el costado de
Cueto (por el cementerio de allí), en un lugar que se llama Jagüeyes y de allí
hasta Santa Isabel de Nipe y de ese poblado se sigue a Playa Morales. El
trayecto se hacía a caballo o en carretas. (Isaac Ávila, 2011)
Conversando con el Obispo de la Diócesis Holguín-Las Tunas después que concluyera la misa en Barajagua el 8 de septiembre de 2012, aniversario 400 del hallazgo de la imagen en las aguas de Nipe