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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

1 de mayo de 2014

Las monterías


Síntesis hecha por César Hidalgo Torres con datos tomados de La Virgen Cubana en Nipe y Barajagua
Autores: Angela C. Peña Obregón
             Roberto Valcárcel Rojas
             Miguel Angel Urbina Herrán 


Eran propicias para la crianza del ganado que trajo Diego Velázquez a Cuba las tierras que ocupaban la vieja provincia india de Barajagua, con sus sabanas extensas, las muchas aguadas y los bosques. Por tal, mucho ganado en estado cimarrón se reprodujo de manera considerable favoreciendo las monterías, que era la labor de pastar, cazar y tasajear el gano mayor. Mediante tal labor los vecinos conseguían alimentos y cueros. 

Para tener cifras basta conocer el siguiente informe rendido en 1617 por el Gobernador del Departamento Oriental Navia Castrillón:
(…) en los lugares y términos del dicho Gobierno hay muchas personas que tienen hato de ganado vacuno con cabezas que van desde dos mil hasta seis mil y muy cerca hay ganado orejano o cimarrón que vive en sabanas de dos y hasta seis leguas con muy buenos ríos y lagunas en las que se cría y se sustenta.

La caza del ganado cimarrón o monterías estaba normado por las Leyes de Indias como un derecho común, pero dichas practicas se prohibía hasta dos leguas cercanas a las villas y también en los hatos y corrales y en los sitios y sabanas que pertenecían a dueños particulares.

Sin embargo las leyes, a medida que el comercio de carne y cueros creció se cometieron robos de ganado.

Según la doctora Olga Portuondo, en la relación de los gastos de las minas de cobre de Santiago de Cuba aparecen los nombres de los indios Simón de Hoyos, Rodrigo de Hoyos, Diego de Hoyos y Domingo Hernández, el primero de ellos, jefe de una cuadrilla de monteros a la que pertenecen todos los otros que se mencionan.

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