José Julián Padilla Sánchez.
Productor discográfico
Cuando
en 1980 se fundaron los estudios de grabación en Santiago de Cuba, yo tuve el
placer de ser designado productor de una serie de discos de larga duración que
se realizarían a figuras legendarias de la trova, entre ellos mi abuelo Pepe
Sánchez, Ñico Saquito, Los Compadres y El Guayabero. En una reunión previa algunos
estimaron que él no debía ser llevado al disco porque sus piezas de doble sentido no tenían cabida
en el mundo de las grabaciones, la radio y la televisión.
Finalmente
rompimos ese mito o prejuicio, vino al estudio con sus músicos y se grabaron 14
piezas, aunque por sus improvisaciones y extensión solo se incluyeron seis en
ese, su primer disco.
Al
fin de año las mejores grabaciones se enviaron al Premio EGREM y, para sorpresa
de algunos, el suyo fue el ganador en la categoría de música tradicional.
Recuerdo que la musicóloga María Teresa Linares, integrante del jurado, luego
me comentó que lo oyeron varias veces, y su gracejo y picardía no tuvieron
rivales, siendo seleccionado su LD por voto unánime. La acogida popular también
fue magnífica pues en muy poco tiempo fueron vendidos todos los ejemplares.
En
1985 y 1989 volvió a grabar otros dos discos de larga duración. De ellos se han
hecho reediciones y se han incluido sus grabaciones en numerosas compilaciones
y antologías, además de llevarse a CD y a casettes.
Aquí
en Santiago siempre fue muy querido y aplaudido en los festivales de la trova,
el son y otras celebraciones. En los carnavales de la década de 1980 en la
calle Sueño se reunían miles de personas que cantaban junto a él sus sones.
Sin
duda que entre tantos grandes de la música cubana, El Guayabero tiene un lugar privilegiado
en el corazón de los cubanos.
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