Tresero del grupo Los Guayaberos
Como
tresero el trabajar a su lado fue una verdadera escuela. Aprendí mucho de sus
tumbaos, de este instrumento y sus peculiaridades. Fue por eso que en noviembre
del año 2001, cuando él andaba buscando un tresero para su grupo, en tono de
broma pero muy seriamente en el fondo, yo mismo me brindé y no me arrepiento de
ello porque a partir de entonces bajo su guía crecí en lo profesional y en lo
humano, ya que fue muy buena persona y no solo nos dejó su música sino también
el ejemplo de sus valores y de su carácter bromista.
Como
instrumentista no gustaba del tres pequeño, prefería la guitarra adaptada a
tres y lo encordaba muy diferente a los demás. Le ponía bordones para que
sonara grave su tumbao, o macho como solía decir a los que preguntaban.
Normalmente
en el tres se encuentran prima y tercera entorchadas arriba —que es el sol—
luego dos terceras lisas en el medio —que es el do—, y finalmente dos segundas
lisas o un cuarto y una segunda abajo —que es el mi—; sin embargo, El Guayabero
le ponía un cuarto y una segunda gruesa abajo para el mí, un bordón quinto
grueso con una tercera lisa en el medio, y arriba, una tercera entorchada con una
prima, lo que lo hacía sonar muy, muy diferente al resto de este tipo de
cordófono tan cubano.
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