Maestro Andrés Cuayo con otro gran pianista holguinero, Ramoncito del Valle |
Pianista. (Holguín, 1924).
Faustino
era muy luchador y de una familia honorable. Lo conocí siendo yo muy joven,
cuando iba a jugar pelota frente a su casa y llegaba a tomarles el café y a ver
la cría de gallos de su hermano Ceno.
Yo
conocía a la perfección todas las piezas de su grupo, por eso un día le dije
«vamos a probar el conjunto con piano a ver cómo suena», resultó un éxito. Así
fue como estrechamos vínculos de trabajo, los cuales mantuve por varios años,
siempre que había condiciones.
Por
ese entonces las hermanas Barberena alquilaban un piano por diez pesos la noche
y con él amenizamos bailes en diferentes sociedades de recreo, y también en
Báguano, Mir, Santa Lucía, Tacajó y otros lugares. También trabajé con él en un
programa que tenía por la emisora CMKF y por el que apenas nos pagaban tres
pesos por un mes de trasmisiones, mientras que por un baile bien tratado se
llegaba a pagar 25 pesos. El pianista recibía, generalmente, dos pesos con
cincuenta centavos.
En
la radio no se tocaban piezas de doble sentido. En el repertorio del conjunto,
que yo recuerde, abundaban los sones de Arsenio Rodríguez, Miguel Matamoros,
Chapotín, Chepín, Pepe Osorio y boleros como Convergencia, de Bienvenido Julián
Gutiérrez, y Obsesión, de Pedro Flores. Este último él pedía que se cantara dos
o tres veces en cada baile.
Donde
llegaba Faustino la tristeza se convertía en alegría, pues era muy divertido y
ocurrente, al igual que otros integrantes del grupo como Eugenio Aguilera
Solares, al que todos llamaban Solarito. Este en una ocasión se encontró a un
hombre llorando y, a cierta distancia, expresó «por qué esta llorando la señora».
Faustino, al oírlo, se llevó las manos a la cabeza y lo mando a callar,
aclarándole que la esposa del hombre había fallecido y él estaba bebiendo para
olvidar las penas.
Solarito
fue un gran tresero, igual que Pedro Negrín y, sobre todo, Cestino Montalvo, un
músico de Cárdenas que hacía sonar el tres como un piano.
También
recuerdo el excelente trabajo del tumbador Genaro Urquiza, el guitarrista Jorge
Rodríguez, Trueba en el bongó y al cantante Francisco González (Paco Suburbio),
que lo interpretaba todo muy bien e impresionó a Arsenio Rodríguez, que lo
elogió y le prometió ayuda si decidía irse para La Habana.
En
cuanto a las trompetas se llegó a tener cuatro de muy buena calidad y
ocasionalmente se contó con verdaderos maestros del instrumento como Eduardo
Márquez, Jorge Varona o Gastón Allen. El Niño Rivera, gran amigo de Faustino,
también alguna que otra vez se sumó a nuestro grupo.
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