Por Enrique Doimeadios
Cuenca*
En la mañana del 16 de enero de 1817 la solemne ceremonia de colocación de la primera piedra de la Batería Fernando VII (una fortaleza militar frente al océano Atlántico, en el norte del oriente cubano), marcó el momento fundacional del pueblo de Gibara.
Francisco de Zayas y Armijo, criollo santiaguero que ocupaba el cargo de Teniente Gobernador de Holguín, fue el principal promotor de la fortaleza y el fundador de la nueva población. Él trazó calles, repartió terrenos y atrajo a los primeros vecinos. El 11 de julio de 1822, tras múltiples y prolongadas gestiones, logró la apertura del puerto al mercado mundial. Dos años atrás, con su ayuda, se había establecido allí la primera iglesia parroquial.
El
puerto y el comercio fueron factores determinantes en el desarrollo del núcleo
urbano de Gibara. En concordancia con las riquezas que estos generaban y con la
importante producción agrícola de las tierras cercanas, comerciantes y dueños
de haciendas construyeron almacenes y elegantes residencias. Severas
regulaciones urbanísticas hicieron prevalecer desde tempranos tiempos la
armonía y el orden en las construcciones. Ni las viviendas de las familias pobres
carecieron de valores estéticos.
A partir de 1854, con el establecimiento de líneas regulares de buques de vapor que transportaban mercancías y pasajeros por las costas de Cuba, Gibara logró una comunicación rápida y estable con La Habana, Santiago y otras ciudades portuarias de la Isla, y también con Santo Domingo y Puerto Rico. Los barcos de carga la comunicaban con Europa y el resto del mundo.
Desde el
inicio de la Guerra de los Diez Años el mando militar hispano fortificó al
puerto y sus alrededores. Se construyeron varios fortines y una muralla de
mampuesto de más de dos kilómetros de longitud, así, numerosos españoles y sus
simpatizantes que vivían en Holguín y en otros lugares de la región se
establecieron en Gibara huyendo de los rigores de la contienda, y el territorio
adquirió el sobrenombre de La España Chiquita.
El 26 de
mayo de 1871 Gibara obtuvo el título de Villa. Dos años y medio más tarde se le
autorizó a constituir su propio municipio, que fue ratificado por Real Orden
del 26 de junio de 1875. En los diez años de contienda su población se triplicó
y rebasó los 7 mil 500 habitantes.
En 1883 gibareños y holguineros unieron esfuerzos en un proyecto de beneficio común: la construcción de un ferrocarril para unir ambas ciudades. Diez años más tarde se abrió al servicio público la vía férrea. El 13 de septiembre de 1890 se inauguró el hermoso teatro del Casino Español, único del período colonial que aún se conserva en la provincia de Holguín.
Al
iniciarse la Guerra de 1895, el panorama político local había sufrido cambios
con respecto a la contienda anterior. En esta ocasión fue mayor la
incorporación de gibareños a la causa independentista. Una red de colaboradores
ayudaba a los mambises desde el interior de la Villa, de la cual, entre otros suministros,
sacaban el papel necesario para que pudiera imprimirse el periódico El Cubano
Libre. Durante la contienda, no obstante, se inauguró una planta eléctrica de
servicio público y se instalaron los primeros teléfonos, adelantando en esto a
casi todas las poblaciones del oriente del país.
El 25 de
julio de 1898 entraron los mambises a la Villa. Se les recibió con los acordes
del Himno de Bayamo ejecutado por la orquesta local. A partir del 30 de julio y
hasta el final de la contienda Calixto García estableció en Gibara su cuartel
general.
En
agosto de 1931 arribó al puerto un grupo de revolucionarios comandados por
Emilio Laurent para combatir la dictadura de Gerardo Machado. Centenares de
gibareños se unieron a los expedicionarios, pero las fuerzas de la tiranía
concentraron numerosas tropas y atacaron las posiciones de los rebeldes por
aire, mar y tierra. Tras duros combates el ejército machadita entró en la
Villa, donde cometió asesinatos e impuso una cruel represión.
En los
años siguientes el desempleo fue cada vez mayor. Los recursos extraídos del mar
con redes y otros medios artesanales, y la atención a los visitantes,
especialmente durante la temporada de verano, constituyeron un paliativo para
afrontarlo. Centenares de gibareños marcharon a otros lugares en busca de
trabajo. En 1953 se instituyó el Día del Gibareño Ausente en un esfuerzo por
sostener y avivar el vínculo entre los que habían marchado y los que
permanecían en la población.
Luego
del golpe de estado de Fulgencio Batista la situación se agravó, pero esto no
fue aceptado pasivamente. Tres gibareños estuvieron junto a Fidel en el asalto
al Cuartel Moncada, y otros muchos se incorporaron a la lucha contra la
tiranía.
A partir
del triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, el panorama económico y social de
la Villa Blanca se transformó. Se crearon fuentes de empleo entre las que
destacan la hilandería Inejiro Asanuma y el astillero Alcides Pino. Los niveles
de vida de la población mejoraron incuestionablemente. Se establecieron
numerosos centros educacionales, de salud, culturales, de deportes y otras
instituciones sociales.
En
2003 Gibara se convirtió en sede del Festival Internacional de Cine Pobre y en
enero de 2004 su rico patrimonio edificado y los valores culturales intangibles
que atesora determinaron que el centro histórico urbano de la Villa alcanzara
la condición de Monumento Nacional, que hoy ostenta con orgullo.
*El
autor es Historiador de Gibara
En el enlace siguiente puede ver las cinco emisiones del Noticiero de TV por los Dos Siglos de Gibara
No hay comentarios:
Publicar un comentario