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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

21 de enero de 2015

Comisión a Washington presidida por el Mayor General Calixto García en 1898



La Asamblea General del Ejercito Revolucionario tuvo lugar el 24 de octubre de 1898 en Santa Cruz del Sur, Camaguey, (acababa de concluir la Guerra de Independencia de Cuba).

En dicha asamblea fueron nombrados los cinco integrantes de una comisión enviada a Washington con el fin de reunirse con el Presidente de los EEUU, William McKinley para discutir temas de gran importancia entre ellos la ayuda económica para el ejercito mambí.

Aparecen en la foto, de izquierda a derecha, sentados:  José Miguel Gomez, Calixto García Iñiguez (en el centro), Julio Sanguily. De pie: José Ramón Villalón Sanchez, Jose Antonio Gonzalez Lanuza. La foto fue tomada en Washington

Los integrantes de dicha comisión fueron:

General Calixto García Iñiguez – como Presidente de dicha comisión.
General José Miguel Gómez – quien fue comandante del cuarto ejercito, al cual operaba cerca de la ciudad de Cienfuegos y posteriormente Presidente de Cuba del 1909 al 1913
Coronel Manuel Sanguily - el del famoso rescate a Sanguily
Teniente Coronel José Ramón Villalón Sánchez – (quien asistió a la Asamblea como delegado por el Sexto Ejercito - Pinar del Río)
Dr. José Antonio González Lanuza- quien además había sido Presidente de la Junta Revolucionaria en esa ciudad

Viajando con la comisión estaban:

Cosme de la Torriente
Coronel Carlos Martín y Poey
Coronel Enrique Villuendas
Teniente Ricardo Koby

Llegaron a New York en el barco Saguranca procedente de La Habana el día 21 de noviembre del 1898, excepto Julio Sanguily quien llegó vía la Florida.

Fueron recibidos en Nueva York por:

Tomas Estrada Palma
Horacio Rubens
Leon Benoit – abogado de la Junta
Benjamin Guerra – tesorero de la Junta Revolucionaria Cubana
Antonio Colas
Julio Ponce de León
Octavio Zayas
Capitán John O’Brian conocido como Dynamite Johnny quien hizo varias expediciones a Cuba como capitán de barco

En Nueva York se hospedaron en diferentes hoteles y casas de amigos y familiares. Calixto García se reunió con familiares que lo esperaban en el muelle y se quedó con ellos por unos muy pocos días. Villalón se quedo en el Hoffman House

Tres días después de la llegada todos fueron a Wanshington para reunirse con el Presidente McKinley.

Estando en Washington, a poco de concluir la reunión con el Presidente McKinley, murió el general Calixto García, exactamente a las diez de la mañana del domingo 11 de diciembre de 1898. Su hijo Justo estaba con él al morir. Se cree que el frío en Washington fue la causa principal de su muerte. Calixto García murió a causa de neumonía en el Raleigh Hotel, donde se estaba hospedando, a la edad de 59 años.

El cadáver de Calixto García fue velado primero en Washington, cubierto su féretro con una bandera cubana y posteriormente llevado a Cuba en el barco Nashville, cortesía del gobierno norteamericano, siendo finalmente enterrado en el cementerio Colon de La Habana el 11 de Febrero de 1899.

El último combate del General



El último y quizás el mas desgarrador de los combates del Mayor General y Lugarteniente General del Ejército Libertador Cubano, Calixto García Iñiguez, no lo sostuvo en los campos cubanos contra las columnas españolas o en el frío Washington contra los anexionistas del norte. La última prueba de la entrega del viejo mambí a su patria fue el solitario enfrentamiento a sus sentimientos de padre durante todos los días y todos los minutos que van desde el cese de las hostilidades y seguramente que hasta el instante final de su vida, acaecida poco después.

Isabel vivía en Nueva York con sus tres hijos más pequeños y con dos nietos huérfanos de padre y madre, sosteniéndose con una modesta pensión de 140 pesos que le entregaba la República cubana. Y para colmo de penurias, la enfermedad de su hija “tullida”, Merceditas, se

Agravaba, sobre todo en los últimos meses de 1898 cuando hizo crisis el terrible mal que la niña padecía.

Con el fin de la guerra en Cuba en agosto de 1898 la esperanza de Isabel de reunirse con el esposo se hizo una realidad. Muchos cubanos que tenían su familia en los Estados Unidos fueron a verlas cuando se firmó la paz. Isabel, que no había comprendido la nueva batalla que tendrían que liberar los cubanos para evitar la anexión a los Estados Unidos, reclamaba la presencia del esposo junto al lecho de la hija moribunda, quien por su delicado estado era imposible trasladarla a Cuba.

El día 25 de octubre de 1898 le escribió Isabel a su esposo: “Hace falta que veas a tu pobre hija antes de ir a ningún lugar. Ella anhela verte y se pone triste cuando oye decir que no podías venir y hasta dice `Papá ya no hace caso de mi, ni quiere verme” Pero Calixto es tan necesario en Cuba que no va donde la hija, y otra carta de Isabel llega al campamento, esta dirigida a su hijo Justo: “Mercedes siempre enfermita y extremadamente delicada, es un cadáver. Solo tiene  ojos muy grandes y amor intensísimo por sus hermanos y su padre a quienes desea ver a su lado”. A esa tampoco responde el General, que, atado como estaba a Cuba, no podía alejarse en aquellos momentos difíciles en que un enemigo más despreciable que el colonialismo español amenazaba con destruir la revolución.

Calixto solamente se trasladó a Estados Unidos cuando recibió una misión de la asambleade representante, pero aún así nada más pudo estar cinco días al lado de la enfermita, que residía en New York, y se fue a Washington a cumplir la misión que le habían encomendado.

El día 11 de diciembre Calixto, enfermó de pulmonía y falleció en un hotel de la capital estadounidense. Isabel, que atendía a Merceditas, no pudo estar junto a él.

Pocos días después el General Carlos García Vélez, que había viajado a los Estados Unidos para entenderse con los trámites de trasladar el cadáver su padre a Cuba, junto a su madre, vio fallecer a Mercedita. En su libro de memorias, absurdamente aún inédito, que se conserva en la Casa Natal de Calixto, escribió Carlos: “Agonizante estaba [la niña] cuando llegué al pie de su lecho, pero tuvo aliento para sonreírse y besarme preguntándome como era que papá no había venido también, la conforté asegurándole que pronto estaría con él, pocos minutos después expiró sin apenas un movimiento convulsivo”. 

Si le interesó esta nota seguro que va a querer leer: 

El sepelio en Cuba del Mayor General Calixto García Iñiguez. Un gran momento del fotorreportaje cubano.

Carlos García Vélez. Polémica en torno al sepelio en Cuba de su padre el Mayor General Calixto García Iñiguez.

18 de enero de 2015

Las Cuevas, en las inmediaciones de Purnio, el lugar donde por poco se construye la ciudad de Holguín.



Hato y Corral: Las Cuevas.

Sitios Purnio, El Naranjo, Amasabo, San José, Hatillo.

De acuerdo al deslinde realizado en 1928, la hacienda se extendía desde la laguna de Sibanicú o Guaramanao a la loma de María de las Nieves, a las cabezadas de Guabasiabo en Peña Prieta, pasando por Charco de las Piedras, y cerrando hasta el punto inicial, con una extensión de 798 caballerías y 420 milésimas.

El Hato de Las cuevas nació en el año 1600, al delimitarse y multiplicarse el hato originario de San Isidoro de García Holguín. Su primera poseedora lo fue Juana Antonia López de Mejías Holguín y su esposo Miguel Batista Bello. Según Diego de Ávila y Delmonte, su nombre se deriva de las muchas cavernas que se hallaban en su radio y sus linderos. Nos informa el primer historiador de Holguín que los linderos de este Hato fueron señalados por el Cabildo de Bayamo un tiempo después de la partición lo que sugiere una dilatación en el proceso de adjudicación del realengo, tal vez basado en la exigencia de la Real Cédula de 1591 que requería la exhibición de los títulos de posesión y si no, la misma debía comprarse a la corona, porque el artículo 74 de las Ordenanzas de Cáceres (1574), exigían con claridad que desde la fecha de su aprobación las haciendas debían amojonarse y con ello establecer los linderos inmediatamente, lo que, parece, no hizo el propietario del viejo Hato de Holguín, de ahí el litigio.

Finalmente los linderos establecidos para Las Cuevas partían al norte de las cabezadas del río de Guabasiabo y punto nombrado Peña Prieta, siguiendo  al este, al río de las Tranqueras y paso del río Cacayogüin, camino al de Uñas, al sur la loma de la Concordia conocida también como Guajabales, y siguiendo por derecho a Cobezuela, exactamente a la abertura de dos sierpecitas azules, y de aquí, derecho, a la laguna de Guaramanao, de este punto derecho al oeste, hacia el Charco de Las Piedras, y de aquí al punto de donde se dio inicio. 




En 1704, los principales poseedores lo eran: Juan González de Rivera y Obeda, Juan Manuel de la Torre y Fuentes, Paulino Moreno, Agustín Velásquez y José Salín de Castro.

En 1734, Rodrigo González de Rivera y Ávila, le vendió 40 pesos de posesión a Santiago de Aldana.

El 3 de julio de 1753, los poseedores del hato, Santiago Aldana, los hermanos Pedro y María de la Cruz de la Torre Hecheverría y Luis Velásquez,  obtuvieron aprecio y creces de la posesión, estimándose la hacienda comunera en 8 mil pesos, distribuidos en 1090 pesos para Aldana, 3900 a María de la Cruz, 540 pesos al hermano de ella nombrado Pedro, y 2470 pesos de posesión a Luis Velazquez.

En 1756, Santiago Aldana le vendió a Salvador Guevara, 350 pesos de posesión en el hato y con su esposa Ana María de la Torre Hecheverría, establecieron una capellanía de misas, de 650 pesos,  sobre sus 1090 pesos de posesión en el hato.

En 1759, María de la Cruz, le vendió a Cayetano Almaguer, 350 pesos de posesión, en 425 pesos.

En 1760, María de la Cruz Hecheverría, estableció un censo de capellanía sobre 1 000 pesos de posesión de los 3 000 que poseía en el Hato, en beneficio del cura Rafael Ignacio de la Torre Hecheverría.

En 1761, Luis Velásquez y su esposa, Ursula de Escalona, impusieron un censo de capellanía sobre 200, de sus 1 000 pesos de posesión; Diego de la Torre Hecheverría y su mujer María Parra, le vendieron a Joaquín Hidalgo, 100 pesos de posesión en Purnio.

En 1763, a solicitud de sus poseedores se estimó el hato en 8 000 pesos de posesión.

En 1762, Joaquín Hidalgo le vendió a Agustín Tamayo, 100 pesos de posesión en el sitio El Naranjo que adquiriera de Diego de la Torre, en 150 pesos.

En 1764–65, se declararon poseedores en el hato el cura Antonio Aldana, con 2000 pesos de posesión, 40 reses vacunas, 20 cerdos y un censo de 650 pesos en beneficio de Antonio Fermín, Antonio Fermín, con 350 pesos de posesión, 60 pesos de utilidad anual y un censo de 350 pesos de capellanía en beneficio del cura Antonio Aldana, Miguel de Parra con 25 pesos de posesión y 30 pesos de utilidad, Basilio de Peña, con 110 pesos de posesión y 40 pesos de utilidad, el cura Cristóbal Rodríguez, con 300 pesos de posesión y Salvador Velásquez, con 220 pesos de posesión y un censo de 100 pesos en beneficio de Manuel E. Pérez.

En 1764, Cristóbal Sánchez le compró a Isabel Batista, una posesión en el Corral de Amasabo, gravado por un censo de capellanía fundada por Santiago Aldana y María de la Torre Hechevarría, siendo su beneficiario entonces, el cura Antonio Aldana, y en el propio sitio, en San José, también le compró otra a Antonio Fermín; este, a su vez, le compró a su suegra Isabel Batista, el Corral de Amasabo, reconociéndose 50 pesos de posesión en censo de capellanía, que fueran impuestos por Santiago Aldana.

En 1765, Luis y Salvador Velásquez, establecieron sendas capellanías de  misas, el primero sobre 300 de sus 1000 pesos de posesión y el segundo, en 100 de sus 300 pesos de posesión.

En 1766, al testar Juana González de Peña de la Torre Hecheverría, esposa de Miguel de Parra, declaró poseer una posesión en el hato y sitio de Las Cruces.

En 1771, al testar Luis Velásquez de la Torre Hecheverría, esposo de Ursula de Escalona, declaró poseer 3 esclavos, 16 cerdos y 2000 pesos de posesión en el Hatillo; la capellanía impuesta en 1760, por María de la Cruz de la Torre Hecheverría, pasó a se propiedad de del cura Manuel José de la Torre Hecheverría.

En 1772, a la muerte de Luis, su viuda Ursula, le vendió a Diego de Rojas 200 pesos de posesión en el hato. En 1774, Julián Vázquez, le vendió a Fructuoso de Peña, 67 pesos de posesión.

El 4 de mayo de 1775, declararon ser poseedores del hato, en dos sitios en Las Cuevas: Salvador Acosta, esposo de Josefa Aldana y Santiago Álvarez, esposo de Narcisa Ávila.

En 1777, Salvador Acosta declaró poseer en el paraje 8 reses vacunas, 3 cerdos y 4 equinos, Agustín Velásquez, 30 reses vacunas, 25 cerdos y 13 equinos, Gerónimo Paneque, 2 reses vacunas y 1 equino y, Basilio de Peña, 30 reses vacunas, 25 cerdos y 13 equinos.

En 1782, la capellanía de misas disfrutada por el cura Antonio de Aldana, pasó a Ignacio de Acosta y Aldana y de este, a José Antonio González y Montes.

En 1784, al repartirse la cuota para la pesa para el abasto de la  ciudad de Holguín, se señalaron como poseedores en la hacienda a Salvador Acosta. En 1786, la capellanía de misas disfrutada por José Antonio González y Montes, pasó a Salvador Jesús de Fuentes; Salvador Velázquez, le vendió 127 pesos y 4 reales de posesión a Matías Santiesteban en el Hatillo; Antonio de Peña impuso sobre su posesión en Las Cuevas, un censo de 100 pesos, para la futura creación de un Convento en la ciudad de Holguín  En 1787, la capellanía de misas en beneficio del cura Manuel José de la Torre Hecheverría, pasó a Francisco Fernández y Juan Antonio de Parra.

En 1788, al testar Esteban Infante de Leyva, casado con Inés de Almaguer, tenía en arrendamiento la hacienda de Las Cuevas de Antonio de Peña. En 1798, Manuel Moreno le vendió a Ignacio Marrero, 33 pesos de posesión en Las Cuevas. En 1803, la capellanía de misas, propiedad de Salvador Jesús de Fuentes, pasó a su hijo José Ángel de Fuentes y López.

En 1804, la capellanía de misas disfrutada por Francisco Fernández y Antonio de Parra, pasó a José María Fernández y Parra.

En 1807, Miguel Velázquez le vendió 30 pesos y 2 reales de posesión a ¿__?  Tamayo. En 1813, la capellanía de misas regentada por José María Fernández y Parra, pasó a Juan Francisco de Barreda y Parra.

En 1819, José A. de Vega, le vendió 75 pesos de posesión a José Morales.

En 1828, Nazario de la Peña le vendió a Manuel Fernández un sitio fundado en 64 pesos de posesión en 100 pesos.

En 1831, José A. Tamayo le vendió al cura Miguel García Ibarra 100 pesos de posesión en 300 pesos; Luis A. de la Cruz le vendió a Manuel A. Fernández un sitio guindado en 62 pesos 4 reales de posesión en 120 pesos.

En 1834, Manuel de Parra le vendió 50 pesos de posesión a Miguel Vicente de Parra.

Para verificar la información véase a:
Diego de Ávila y Delmonte. Memoria sobre el origen del hato de San Isidoro de Holguín, pp. 82 – 85.

Archivo Provincial de Historia. Fondo Juzgado de Primera Instancia, Legajo 78, Expediente 834.

Fondo Protocolos Notariales. Escribanía de Lorenzo Castellanos. Año 1756, f. 61. Año 1759, f. 113v. Año 1760, f. 56. Año 1761, ff.  8v, 31. Año 1764, ff. 8, 33v, 43v. Año 1765, f.  23. Año 1766, f. 106v. Año 1771, f. 91v. Año 1772, f. 16v. Año 1774, f. 67.

Escribanía de Salvador de Fuentes. Año 1786, ff. 48v, 169 – 172. Año 1788, f. 14. Año 1795, f. 42v. Año 1798, f. 23.

Escribanía de Andrés Antonio Rodríguez. Año 1807, f. 37v. Año 1810, f. 139. Año 1819, f. 162.

Escribanía de José Joaquín de Almaguer. Año 1828, f. 125. Año 1831, ff. 118, 137v.

Escribanía de Andrés Antonio Rodríguez y Miguel de Aguilera. Año 1834, f. 182.

Fondo Tenencia y Ayuntamiento. Legajo 63, Expediente 1926, ff. 52v – 55v.

Archivo Nacional de Cuba. Intendencia General de Hacienda, Legajo 41. Fondo Correspondencia de los Capitanes Generales, Legajo 17, Número 7. Fondo Gobierno General, Legajo 490, Número 25132; Legajo 489, Número 25118. Fondo Realengos. Legajo 76, Número 13.



Tomado de: José Novoa Betancourt. DICCIONARIO HISTÓRICO DE LA PROPIEDAD AGRO GANADERA. JURISDICCIÓN DE HOLGUÍN. AÑOS 1545 – 1840. Inédito.

Cacocum


Cacocum. Hato y Corral.
Sitios: Sabanilla, Santísima Trinidad o La Trinidad, Los Melones, La Guinea, La Caridad. 




Don Fernando Ortiz llegó a preguntarse si el origen del topónimo era de origen africano, “¿De Macocu, nombre que se dio al reino de Angola?  Antaño, Macocu fue reino poderoso (…) La eme puede haberse trocado en ce, entre otras razones por influjo del vocablo toponímico CACONGO, inmediato a Macocu”.

Sin embargo el notable lingüista holguinero José Juan Arrom, graduado y por muchos años profesor en la Universidad norteamericana de Harvard, no cree en lo dicho por el gran Ortiz, “en realidad Cacocum es más que un lugar en la provincia de Oriente, es un poblado, un ingenio azucarero, una laguna y un río. El nombre verdadero del barrio y del poblado es San Pedro de Cacocum, y ese es el primer indicio para ponernos en guardia en cuanto a su africanismo. Al ir fundando pueblos los españoles, muy a menudo anteponían un nombre religioso al del topónimo aborigen. En Cuba hay dos topónimos de origen aborigen que son parecidos a Cacocum, son estos Baganacún y Banacocun, ubicados ambos en el municipio Nueva Paz en La Habana. Banna significa hoja. Akkokún es palabra de la que desconocemos su sentido y ka es prefijo atributivo que significa presente. Por ese debe andar el rumbo del significado aborigen de Cacocum. Verdad que es una hipótesis, pero de todos modos resulta más plausible que la de acudir al antiguo reino de Angola y someterlo a cambios fonéticos de índole muy dudosa”. El hecho de que el Hato se haya mercedado en fecha tan temprana de la historia de Cuba, cuando la cultura africana solo había hecho muy escasos aportes, hace que le creamos más a Arrom y menos a Ortiz.

Según Diego de Ávila y Delmonte el Hato de Cacocum fue fundado en algún instante del último tercio del siglo XVI, por los medios hermanos Gabriel de Salina y Alonso Cepeda, pero en 9 de julio de 1599, los dueños se dividieron la posesión, correspondiéndole a Salina el asiento del Cauto y sus saos “hasta la mitad del monte que está entre los dos saos y la sabanilla de Cauto” (de esa forma surgió el Hato de Cauto) y, a Cepeda, el asiento de los saos y Cacocum, con las vegas desde la boca del arroyo para arriba de una y otra banda, (Hato de Cacocum).

La posterior historia, como mismo la de todas las haciendas de la comarca, es el traspaso de las tierras a unas y otras manos en sucesión que da mareos.

A la muerte de Alonso de Cepeda el hato de Cacocum fue heredado por su hija Catalina de Cepeda, la que al parecer tuvo entre sus descendientes a una hija natural (o nacida fuera del matrimonio católico) llamada Paula y otro hijo, este legítimo tenido dentro del matrimonio con un hatero de apellido Solano, llamado Juan.

El 1 de noviembre de 1694, los medios hermanos Juan Solano y Paula de Cepeda, le vendieron cada uno por separado a Dionisio de Verdecía, 50 pesos de posesión, bajo los linderos: “en el sur, por la parte del Cauto, en un cedro que está en el camino real que divide los dos hatos, y de ahí cortando por derecho al arroyo del Guanabito, y de allí a la Sabanilla de Contramaestre, y por la parte del norte con el hato de Yareyal que los divide la unión del camino viejo que venía de Holguín y el de la costa”. Antes de esa fecha o antes de 1698, la madre de ambos, Catalina de Cepeda le había vendido al mismo Dionisio de Verdecia, otros 50 pesos de posesión, y lo sabemos porque Verdecia lo declaró al vender en 3 de agosto de 1698, a Ambrosio del Corral y  Reynaldos y a Francisco Vázquez de Coronado, 150 pesos de posesión bajo los mismos linderos, lo que quiere decir que eran los dueños de la mitad del hato.

Aprovechando la visita que hizo el 3 de octubre de 1703 el Alcalde ordinario de la Villa de Bayamo que se llamó Juan Infante Hidalgo, Ambrosio del Corral solicitó trasladar su asiento dentro del Hato de Cacocum al paraje denominado la Vega de Gerónimo Paneque, junto al río Cauto, y Lorenzo Batista, pidió hacer su asiento en el paraje llamado Sabanilla de Cacocum.

Para entonces, la otra mitad del hato de Cacocum, que colindaba con el hato de Cauto, pertenecía a Lorenzo Batista Báez.


Para ampliar la información ofrecida, véase a: 


Diego de Ávila y Delmonte. Memoria sobre el origen del hato de San Isidoro de Holguín, pp. 100 – 102, 108. 

César García del Pino. Baltasar Díaz de Priego: un matemático santiaguero del siglo XVIII, p. 145. 

Archivo Provincial de Historia Fondo Tenencia y Ayuntamiento. Legajo 63, Expediente  1926, ff. 52v – 55v. 

Fondo Protocolos Notariales. Escribanía de Lorenzo Castellanos. Año 1757, f. 48. Año 1760, ff. 80, 82. Año 1762, 29. Año 1763, ff. 15, 19, 39, 45. Año 1767, f.  74v. Año 1768, f. 50v. Año 1770, ff.  41, 90. Año 1771, ff. 3v, 21v. Año 1772, ff. 85, 93v. Año 1773, ff. 102v, 123. Año 1775, ff. 8, 24v, 45. Año 1776, ff. 6, 89. Año 1777, f. 122. Año 1780, ff. 121v, 139v. Año 1783, f.  42v. 

Escribanía de Lorenzo Castellanos. Año 1783, f. 40v. 

Escribanía de Salvador de Fuentes. Año 1783, ff. 8, 58v. Año 1786, ff. 127v, 167, 169 – 172. Año 1795, f. 40. Año 1804, f. 102.

Escribanía de Andrés Antonio Rodríguez. Año 1789, f. 193. Año 1807, f. 138. 

Escribanía de Andrés Antonio Rodríguez y Miguel de Aguilera. Año 1834, f. 118v. 

Fondo Tenencia y Ayuntamiento. Legajo 63, Expediente 1926, ff. 52v – 55v. 

Fondo Juzgado de Primera Instancia. Legajo 46, Expediente 555. 

Archivo Nacional de Cuba. Intendencia General de Hacienda, Legajo 41. Fondo Correspondencia de los Capitanes Generales, Legajo 17, Número 7. Fondo Gobierno General. Legajo 76, Número 13; Legajo 489, Número 25118, Legajo 490, Número 25132.

Tomado de: José Novoa Betancourt. DICCIONARIO HISTÓRICO DE LA PROPIEDAD AGRO GANADERA. JURISDICCIÓN DE HOLG

La funeraria de Holguín: Los Alamos, antes Delgado.

Funeria Los Álamos (antes Delgado) después de ser sometida a múltiples transformaciones


Todo comenzó para la funeraria Los Alamos, entonces Funeraria Delgado, en 1926, siendo su primer dueño el español residente en Holguín, Vicente Delgado. Administraba la funeraria un hijo de Vicente: Sarvelio.

La funeraria Delgado funcionó en distintos lugares de la ciudad.

Cuando se encontraba en Frexes y Cardet (1945-47), fue cerrada por cuestiones económicas.

Año 1951, una hija de Vicente Delgado, Ángela, conjuntamente con su esposo Arístides Rodríguez, reabrieron la funeraria con el mismo nombre, Funeraria Delgado. Esta funcionaba en el local que era, a la vez, vivienda del matrimonio: Calle Libertad No. 59.

Posteriormente, con capital de Ángela, más el producto de la venta de una finca propiedad de Arístides, fabricaron el edificio que todavía sirve para el mismo fin, en calle Frexes. Lo inauguraron en 1957. A los efectos legales aparecía como dueña Angela Delgado, administrador, Arístides Rodríguez y contaba con cuatro capillas, un cuarto de embalsamiento, una cafetería, una oficina y un parqueo.

En la funeraria funcionaba la fábrica de sarcófagos, que era dirigida por Angela.

La vivienda del matrimonio estaba en los altos.

El jefe de turno nocturno era el hijo del matrimonio nombrado Alejandro. Cuando hacía falta Arístides lo sustituía. (Se sabe que Arístides solamente tenía 2do grado de instrucción primaria).

Los dueños pagaban comisiones a los obreros por conseguir solicitudes de servicio y coronas, que así de fuerte era la competencia con otras funerarias de la ciudad.

El servicio de capilla era gratuito, pero el precio del sarcófago era mayor si el velorio se hacía en la funeraria y más barato cuando era en la casa de un doliente.

Precios de los sarcófagos, los más humildes, que consistían en toscas cajas: 85 pesos. Obviamente también los había lujosos, forrados de ricos astracanes. Estos últimos costaban más caros y todavía más en dependencia de los adornos que les ponían.

28 de octubre de 1966: por expropiación forzosa la funeraria Delgado, luego de Los Álamos, pasó al estado. En ese momento era el estado real del capital:

Deudas: $ 47 024.63

Medios circulantes: $ 41 881.86



14 de enero de 2015

Bienvenido Aguilera Feria: “un singular criterio sobre el parentesco”

Por José Abreu Cardet


Bienvenido Aguilera Feria era miembro de una antigua familia holguinera que dio un aporte muy importante  a las guerras de independencia. Se calcula que casi un centenar de miembros de la familia Feria formaron parte de las fuerzas libertadoras en las tres guerras de independencia, dos de ellos alcanzaron  el grado de general[1]. No pocos de estos mambises pertenecientes a la familia Feria fueron veteranos de las tres guerras. La cifra de Feria caídos en combate o fallecidos en la manigua insurrecta a causa de enfermedades y miserias se desconoce. Ninguno de los miembros de esta familia holguinera sirvió al enemigo.

Bienvenido nació en la jurisdicción de Holguín en 1860. El dos de abril de 1895 se unió a las fuerzas libertadoras.  Integró el regimiento Loño[2], una de las unidades de combate insurrecta que operaba  en esta zona.

Era Bienvenido hombre de arraigo y prestigio entre los patriotas, lo que se prueba sabiendo que el mismo día de su alzamiento fue ascendido  a comandante. Lo anterior nos hace pensar en la posibilidad  que fuera veterano de la guerra de 1868 o la llamada Guerra  Chiquita y que en esas contiendas tuviera el grado de oficial. (A muchos mambises, veteranos  del 68, se les ascendía  de inmediato al grado inmediato superior del que tenían en la guerra pasada).

Poco después de irse a la manigua, Bienvenido pasó al regimiento Tacajó que pertenecía a la Segunda Brigada de la Cuarta División del Segundo Cuerpo del Departamento Oriental.  Este traslado parece lógico pues la familia Feria era originaria de la zona de Tacajo. (En las guerras de independencia de Cuba hubo una tendencia a que los mambises combatieran en su terruño natal).

En el Regimiento de la zona natal de su familia, Bienvenido quedó bajo el mando de un pariente, el entonces teniente coronel y posteriormente general Tomas Salazar  Feria. El 20 de septiembre de 1895 Bienvenido fue ascendido a teniente coronel.

Leer además: El hijo del General
(una entrevista al ultimo hijo vivo del General Luis de Feria Garayalde)

En octubre de 1895 la columna invasora bajo el mando de Antonio Maceo llegó a tierras holguineras, Bienvenido integró el contingente holguinero que reforzó esta columna. En esta ocasión continuo bajo el mando de otro heroico pariente, Luís de Feria Garayalde. Tenían los miembros de esta familia un singular criterio sobre el parentesco. No utilizaban  sus vínculos  familiares con  varios de los principales líderes militares  de la zona para eludir el peligro. Bienvenido no solicitó ser relegado a un cargo seguro en la retaguardia sino integro la columna invasora que tendría por objetivo el cumplir con una de las misiones más peligrosas del Ejercito Libertador de Cuba: Llevar la guerra al occidente del país donde se encontraban el grueso de las fuerzas de la reacción. Al cumplir con su misión regresó a   oriente donde continuo combatiendo.   

Su sangre generosa abonó los campos de lucha.  El 25 de noviembre  de 1897 fue herido en el combate de Caonao en Manzanillo. El 18 de agosto de 1898 ya concluida la guerra fue justamente ascendido a  coronel. Unos días después el 24 de ese mes y año se licenció.

Bienvenido  termino la guerra como jefe del regimiento de infantería Oriente que formaba parte de la Segunda Brigada de la Cuarta División del Segundo Cuerpo del Departamento Oriental.  Esta unidad operaba   fundamentalmente en la región de Holguín.

Al igual que muchos patriotas de la independencia, Bienvenido Aguilera Feria permanece en el anonimato. Hoy recordamos esa figura abnegada y honesta de las gestas independentistas cubanas.



[1] Nos referimos al general de División Luís de Feria Garayalde y al general de brigada Tomas Salazar Feria

[2] Mariano Loño, patriota holguinero muerto en la guerra de 1868 poco después de desembarcar por las costas de la jurisdicción de Holguín al frente de una expedición revolucionaria. 

Pleito entre el matrimonio de pardos libres, antes esclavos, Inocencio Díaz y Malvina Ortiz en 1865.


En Holguín a 26 de mayo de 1865, Don Diego González, Comisario de Policía de esta ciudad por el Excelentísimo Señor Gobernador Superior Civil de la Isla dijo,

Que recibió un parte verbal de la parda Malvina Ortiz de que quería salir de su casa en razón a que su esposo de igual condición, Inocencio Díaz, le dijo la noche de ayer que se la quería arrancar (la cabeza, obviamente), y por lo tanto quería ella separarse de su marido,

Pero siendo como es que dichos cónyuges se hayan reunidos (casados) por orden del Señor Teniente Gobernador basada en unas diligencias formadas sobre la reunión de ellos, dispuso dar parte verbal al Sr. Teniente Gobernador, cuya superior autoridad se ha dignado ordenar que al hacer resistencia cualquiera de los cónyuges negándose a vivir juntos, fueran puestos inmediatamente el Inocencio en la Real Cárcel y la Malvina en el Hospital de la Caridad y que se le diese cuenta en su oportunidad lo que hace por medio de la presente comunicación.


El mismo día de la comunicación anterior, en la tarde, previa citación compareció ante el Comisario y los de asistencia, el pardo libre Inocencio Díaz Rosas, natural y vecino de esta ciudad, casado, de 41 años de edad y de profesión sastre.


Después de bien enterado (de la causa por la que se le citaba), contestó que él ha dado exacto cumplimiento a lo que se le ordenó por el Sr. Teniente Gobernador y que la que infringió dicha superior resolución lo que fue esposa que anoche, como a las 8 y ½ se hallaba el declarante en conversación con sus hijos y como preguntase a la mayor nombrada Francisca, por qué no le había compuesto una camisa, contestó aquella que porque no sabía coser, a lo que el declarante se molestó y le dijo que “os ha enseñado vuestra madre”, pero en eso salió la Malvina de su aposento y después de dirigir mil insultos al que declara, se fue de la casa sin manifestar a dónde ni por qué motivo, no habiendo ocurrido otra cosa más que lo que acababa de declarar, y que está pronto y gustoso a continuar viviendo con su expresada esposa e hijos siempre que así lo determine la autoridad.
(Firma con buena caligrafía).

Ese mismo día, también en la tarde, previa citación que se le hizo compareció ante el Comisario y los de asistencia la parda libre Malvina Ortiz, natural y vecina de esta ciudad, casada, de 36 años de edad y de profesión de su casa, y dijo: que efectivamente en la noche de ayer, hayandose con su marido en su casa, se incomodó éste por una camisa que estaba descocida y quiso atropellar a la declarante quien en virtud de ello corrió dejándo solo a su esposo con sus hijos para dar parte el Juez quien le dijo que no era posible de manera alguna consentir que se encontrasen separados por tenerlo así dispuesto el Sr. Teniente Gobernador, y que entonces la declarante se retiró, quedándose a dormir en la casa de sus padres hasta la mañana de este día en que por orden del Juez fue para su casa a hacerse cargo de sus deberes, quedando conforme en cumplimentar lo que se sirva disponer el Sr. Teniente Gobernador. 

Responde verbalmente el Teniente Gobernador al Comisario de Policía que los esposos disgustados tienen que continuar unidos y que queda el Comisario al tanto de vigilarlos y dar cuenta de cualquier falta que cometan.



Datos para cuando se vaya a escribir la historia del Hotel Tauler, ahora Turquino, de Holguín


 Donde está el hotel hubo antes una casa de tejas, paredes de barro y cujes. Era esa una construcción en forma de cuadrilátero.

 Al lugar lo llamaban la Quinta, según testimonio de los más viejos.

 En esta casa vivió por el año 1900, Jesús Argudín, quien se desempeñaba como cochero de la ciudad.

 Después vivió allí don Juan Cordovés y luego su yerno Miguel Ángel Ponca, quien había contraído matrimonio con una hija de Cordovés el 1ro de septiembre de 1921; actuó como notario el Dr. Biosca.

 Asimismo Pepe Leyva fue dueño del solar, pero nunca lo vivió. Este se lo vendió a un cura de Fray Benito llamado Layzate.

 Al sacerdote le compró el solar en la cantidad de 1 200.00 pesos, Francisco Tauler.

 Originalmente se empezó la construcción de una nave con fines comerciales, pero más tarde se desechó la idea y se inició la construcción del Hotel.

   
  La obra fue dirigida por el Ingeniero Navarrete de Santiago de Cuba. Como maestro de obras actuó Mariano Algecida.

 Cada piso costó veinte mil pesos.

 Para poder terminar la construcción Tauler vendió una colonia de cañas que poseía en Maceo, en la cantidad de 70 mil pesos.

 Fue el administrador del hotel desde la fecha de inauguración hasta el 26 de septiembre de 1963: José Granja.
   
 Datos aportados por Granja: La construcción empezó en 1949. La inauguración fue en 1951 sin que hubieran terminado el 4to piso y sin que funcionara el ascensor.
 
 En 1954 Tauler hipotecó el hotel a Raúl Pino. El 13 de marzo de 1954 el Juzgado de Primera Instancia se constituyó en dicho lugar. Tauler perdió el hotel.

 En noviembre de 1958 el hotel fue tomado por los militares batistianos.
 En el año 1969 se hospedó allí Ángela Davis.

13 de enero de 2015

La autobiografía de Calixto García (Valoraciones)



Autores: José Abreu Cardet, Olga Portuondo Zúñiga, Volker Mollin


Lo que hemos definido como “La Autobiografía” es un documento que podríamos enmarcarlo en la papelería producida por el mundo de las formalidades burocráticas de la Republica de Cuba en Armas. Sin embargo tal definición nos parece estrafalaria y hasta ofensiva.

(…)

La historiografía cubana, en un sentido muy positivista, que hemos heredado hasta el presente, ha conformado una especie de paraíso político adonde se le ha dado entrada por la puerta ancha a un grupo de patriotas que se les considera esenciales para conformar los mitos nacionales, dando por sentado que lo afirmado por ellos es verídico absolutamente, y todo lo otro que se salga del tan dicho paraíso político-historiográfico, se pone en duda. Por lo demás todo lo que se diga en contra de españoles y traidores se acepta con la misma insultante ingenuidad.

En el caso de la autobiografía que reproducimos, nos encontramos ante una situación bastante peculiar respecto a la crítica de la información. Es de pensar que Calixto tuvo buen cuidado de valorar la información que ofreció en ella, pues los lectores potenciales podían ser patriotas que estaban al tanto de sus hazañas militares. Todos podían ser participantes o testigos de los combates y campañas narradas por el General.

La jefatura mambisa recibía frecuentes informes de sus oficiales y funcionarios, por lo que el encargado de la lectura y aprobación de la autobiografía tenía medios para confirmar o desmentir cualquier información. De ahí que el propio Calixto debió de someter su autobiografía a una cuidadosa critica antes de enviarla a quien debía de leerla.

De inicio el texto nos brinda datos de gran valor, incluso los estrictamente personales tienden a desbordar los límites de la biografía. Leyendo estas páginas nos enteramos que Calixto es un hombre que viaja: siendo un adolescente es trasladado de Holguín a Jiguaní. Luego se dedica va a otras varias poblaciones de la isla en actividades comerciales. Sin embargo al saberlo no debe considerarse ello un acontecimiento excepcional, los hombres y mujeres del 68 se movían con relativa facilidad. Por lo menos ese es el criterio que podemos ir dibujando en la medida en que, por ejemplo, conocemos detalles sobre las biografías de Julio Grave de Peralta, Francisco Muñoz Rubalcaba y otros[1].

Esa visión que se tiene del líder o el soldado mambí del 68 encerrado en su finca, a  la que excepcionalmente abandona, no fue tan así. Entre ellos hubo una élite reducida que viajó por diferentes países europeos y asimismo otros, de los que creíamos menos vinculados a esos trajines de ir y volver, como confirma este documento redactado por Calixto García, y que obliga a ir conformando la tesis del desplazamiento de un grupo de estos patriotas desde temprana edad.

Otro asunto interesante que se confirma con la autobiografía es que Calixto ocupó diferentes cargos en el cabildo de Jiguaní. Como el suyo hay otros diversos ejemplos de ello: el de Vicente García que era regidor del cabildo tunero, y en Holguín dos de los futuros líderes de la insurrección también desempeñaban cargos similares. Un coronel mambí, Arcadio Leyte Vidal, quien la guerra llegaría a coronel y hombre de confianza de Antonio Maceo, antes fue capitán pedáneo en Mayarí y asimismo oficial de voluntarios. En Bayamo, Francisco Maceo Osorio estaba vinculado al gobierno hispano.

En el documento hay un dato aparentemente insignificante pero que tiene indiscutible valor para lo que nos gusta llamar la  “demografía del alzamiento”. La pregunta de cuántos se pronunciaron por Cuba Libre en octubre de 1868 nunca ha podido ser respondida con exactitud. Las cifras que hoy aceptamos son más emotivas que científicas: muchos son los historiadores que hablan que fue el “pueblo cubano” quien se sublevó, pero es ese un término abstracto y desconcertante para quien necesita la exactitud de las cifras. Calixto, al referirse a las fuerzas que él se encarga de organizar en Jiguaní, durante los primeros días de la guerra, se refiere a que son “más de  mil hombres”. Pese al trasfondo impreciso del término es bienvenida la cifra para cualquier investigador.

Igual es muy significativa la detallada descripción que ofrece sobre las operaciones para la defensa de Bayamo. Ramiro Guerra en su “Guerra de los diez años” nos narra esta compleja operación que se extendió por buena parte del oriente.

Leyendo al ilustre historiador podemos imaginarnos cómo la defensa de Bayamo se realizó a decenas de kilómetros de sus calles; era como si los mambises con su valor hubieran levantado murallas desde las costas del Cauto hasta los caminos que conducían desde y a Santiago de Cuba. Pero en los momentos decisivos del enfrentamiento bélico casi todo el interés se concentra en la lucha contra la columna de Balmaceda que avanzaba desde Tunas sobre la ciudad del Cauto. Calixto nos ofrece una visión sobre aquellos acontecimientos desde el otro extremo del escenario de los combates, es decir, el  territorio que esta entre Jiguaní y Santiago de Cuba. Y a ello se le suma otra ventaja que el estudioso valora: quien narra no era uno de los protagonistas principales de los hechos, por lo que su visión debió ser más objetiva que la de los máximos militares y políticos que estaban adentro  de Bayamo o en sus inmediaciones. (Son estas ultimas fuentes las que tradicionalmente se utilizan para su estudio).


Otro periodo del que el estudioso o el simple interesado en aquella contienda pueden sacar útil provecho del texto nuevo que ahora sale a la luz, es la descripción que hace Calixto sobre las operaciones que realizaron sus tropas desde la vuelta de de Bayamo al poder español y el ingreso de las tropas de Jiguaní en Holguín, sucesos acaecidos, aproximadamente entre enero y agosto de 1869. Esto  nos sitúa ante un acontecimiento singular, que es la extrema movilidad de las fuerzas de Jiguaní.

Igual es interesante que mientras en otras jurisdicciones el esfuerzo de las tropas locales se localizan en sus respectivas regiones y además no se aceptan o se aceptan a regañadientes jefes de otras localidades o extranjeros, los jiguaniceros operaron desde el mismo inicio de la contienda en otros territorios y se subordinaron a la jefatura de varios lideres militares nacidos fuera de la isla. Las causas de tales características esperan por un estudio militar y social.

Es necesario aclarar que cuando Calixto habla en primera persona refiriéndose a que marchó hacia determinado lugar, realmente se refiere, también, al contingente jiguaniciero que lo acompañó a Holguín primero y luego a Tunas.


La muy breve descripción sobre la campaña de Holguín de finales del setenta, a pesar de lo escueto, no deja de ser interesante, sobre todo cuando enumera acciones militares que hasta ahora mismo habían permanecido casi olvidadas, tanto para la historiografía nacional como para la regional. Y para que sea aún más interesante, el General (que entonces no lo era, sino solamente coronel), nos ofrece, por medio de varias anécdotas, el ritmo y la tensión a que estaban sometidos los insurrectos en esa desgraciada campaña.


Otros de los asuntos sobre el que arroja luz es la invasión a Bayamo y Jiguaní realizada en fecha tan temprana como es 1870, y que ha sido opacada por otras, como la invasión a Guantánamo o Las Villas. Sin embargo, aunque menos conocida y a veces sin que ningún historiador la tome en cuenta, la realizada por Calixto no dejó de ser una verdadera invasión: Los mambises de Bayamo fueron desalojados de su territorio por la ofensiva española conocida por Creciente de Balmaceda. Las tropas de Jiguaní recibieron órdenes de trasladarse a Holguín y luego a Tunas, por lo que la jurisdicción, de hecho, quedó abandonada y el enemigo dueño del corazón de oriente. Ello liberaba al ejército colonial de dislocar tropas en dicha región, pudiendo dedicar estas a actuar sobre otros territorios insurrectos. Por ese motivo y porque el retorno mambí adonde radicó la primera capital de Cuba Libre era un asunto moral, Calixto lo planifica y lo narra en su autobiografía, salvando del olvido tal operación.

Y para colmo de dicha, el documento, además, aclara un misterio sobre la biografía de Calixto. En varias fuentes se hace mención a su nombramiento como segundo jefe de Holguín en abril de 1870, incluso su nombramiento fue publicado en la compilación de documentos realizados por Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo. Sin embargo, no hay información sobre su presencia en esa zona. En su escrito el General mambí aclara las causas de esa ausencia de su territorio natal. En este caso la mala salud.

Es muy significativa para la historia de la guerra la información que aporta García sobre lo que ocurrió en Santiago de  Cuba cuando el grueso de las fuerzas de esa jurisdicción marchó bajo el mando de Máximo Gómez a la invasión a Guantánamo. El asunto nos abre una interrogante para lo que es necesario hacer un estudio de las características de estas fuerzas. ¿Por qué las tropas mambisas de Santiago de Cuba se desplazaban con tanta facilidad a otras comarcas sin una oposición interna, como ocurrió en otras jurisdicciones? ¿Por qué en este territorio no estallaban motines regionales como en el resto del país? Esta particularidad nos sitúa ante otra visión en torno al regionalismo, un fenómeno del que se habla y se escribe mucho sobre sus consecuencias, pero no se estudian sus causas y sus matices en cada territorio.

Está en la “autobiografía”, vividamente narradas, las operaciones que emprendió Calixto García al ser nombrado, en febrero de 1872, jefe de ese territorio. Sirve esta parte para adentrarnos en la estrategias seguidas por este jefe, que lo convirtieron en uno de los mambises de de más alta capacidad militar. E igual para responder la pregunta, cómo se realizaba el asenso de un miembro de la clase terrateniente criolla que no pertenecía al grupo de la máxima dirección.


[1] Julio Grave de Peralta de joven residió por varios años en Remedios. Francisco Muñoz Rubalcaba era natural de Santiago de Cuba pero residía en Tunas, el coronel Manuel Hernández Perdomo era natural de Puerto Príncipe pero residía en Holguín.

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