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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

29 de abril de 2012

El Colegio Salem, de Cueto, Holguín


El Colegio Bautista Salem (1941-1958) fue una institución que dejó una profunda huella en la educación de numerosos cuetenses. La escuela estuvo ubicada en una de las esquinas de la intersección de las actuales calles Rubén Casaus y José Antonio Echeverría, frente a la Logia Hiram Abí. Fue la obra del pastor bautista Pascual Alcibíades Lorente y su esposa, la Doctora Encarnación de la Torre.



Es un verdadero privilegio para esta página que a sus 99 años y haciendo gala de su buena memoria, Encarnita, como afectuosamente la llaman quienes la conocen, nos haga llegar estas notas que dictó a su hijo Abdiel. Encarnita nos habla de cómo se fundó el colegio, de su funcionamiento y a la vez nos aporta datos biográficos del Reverendo Lorente. La redacción final es de Ismari Pérez.


Los orígenes

La iglesia Bautista de Cueto fue fundada  el 15 de mayo de 1920.  Esta iglesia tuvo una influencia directa en la fundación del Colegio Bautista Salem y en su éxito como institución educativa y formativa de varias generaciones de cuetenses.


¿Quién era Pascual Lorente?

En el año 1936  la iglesia Bautista de Cueto recibe a un joven pastor: Pascual Alcibíades Lorente. El joven ministro tenía 27 años de edad y fue enviado a Cueto por el Misionero General de los Bautistas de Cuba Oriental (Oriente y Camagüey), el doctor Robert Routledge. El doctor Routledge era canadiense y tuvo un ministerio fructífero en Cuba.  Fue un anglo campechano, que entendió a los cubanos. Además de Misionero General de la Convención Bautista de Cuba Oriental fue el director de los Colegios Internacionales de El Cristo y director del Departamento de Teología.

Pascual ingresó en los Colegios Internacionales de El Cristo en 1928 con el propósito de cursar estudios de Bachillerato y del Departamento de Teología para prepararse para el ministerio del evangelio de Jesucristo.

Los Colegios Internacionales de El Cristo fueron la sede donde  se educaron los pastores Bautistas por aproximadamente 50 años.  Allí recibían su educación  secular de Bachillerato y un diploma de Teología. Pascual fue reconocido como alumno distinguidísimo  con la medalla de oro en la Graduación de los Colegios Internacionales  de El Cristo en el año 1930.

El pastor Lorente fue asignado primero a la iglesia Bautista de Nibujón en el área rural de Baracoa, la parte montañosa del este de la provincia de Oriente, aproximadamente en el  verano de 1932.  Todavía no había concluido los cuatro años del Bachillerato de Ciencias y Letras.  El grado de bachiller lo obtuvo finalmente alrededor del año 1936, en el Instituto de Santiago de Cuba. Los recuerdos de su ministerio en Nibujón  fueron siempre muy interesantes y reflejaban un obrero con disposición al trabajo de la iglesia de una forma extensa, cívica y progresista.

En su tiempo en El Cristo conoció a la familia De la Torre y en especial  a la  señorita Encarnación de la Torre Pérez que vivía con su abuela  y con su madre en Alto Songo, un pueblo cercano. Allí Pascual fue pastor – estudiante. En el año 1936, el Dr. Routledge lo asigna a  la iglesia de Cueto. Antes de marcharse Pascual decide pedir en matrimonio a  la joven Encarnación.  La madre de Encarnación, la Señora Caridad Perez Suñol que es viuda de José de la Torre Vaillant quiere que su hija termine sus estudios de maestra en la Escuela Normal para Maestros de Santiago de Cuba.  Pascual le promete que así se hará, Encarnación termina sus estudios en la Escuela Normal.

Este  romance creció en la primera parte de los años 30. Encarnación se crió con su madre, sus cinco hermanas y un hermano en el área rural cerca de Alto Songo. En  el año 1928  después de terminar la escuela primaria se preparó  para presentarse a las oposiciones, el examen de ingreso para los candidatos a una plaza en la Escuela Normal para Maestros.  Obtuvo la plaza por oposición y después de los años tumultuosos de la historia de Cuba, conocidos como el Machadato, se gradúa de la Escuela Normal para Maestros y obtiene el diploma de Maestra de Enseñanza Primaria.

El matrimonio de Pascual y Encarnación se llevó a efecto el 29 de junio de 1936. El Reverendo Joaquín Barrios Perdomo, pastor de la Segunda Iglesia de Santiago de Cuba ofició en la casa de la  abuela de la novia  situada en la calle La Paz #8  en Alto Songo, Oriente, Cuba. Su abuela, Antonia Suñol, vivía con su esposo (segundo esposo después de enviudar), Antonio Béjar.

Encarnita tenía 24 años cuando se casa con Pascual  Lorente y se muda a Cueto. Los años del 1936 a 1941 pusieron a prueba el calibre de estos dos jóvenes. Encarnita comenta que antes del Colegio Salem existió “una escuelita” en la casa pastoral donde algunos de los hijos de los miembros de la Iglesia Bautista aprendieron con ella sus primeras letras.


El Salem se gesta en los sueños de muchos.

Del año 40 al 41, después de sondear el clima del pueblo y explorar el apoyo  que podían recibir de lideres cívicos y por haber establecido buenas relaciones con familias no solo de la iglesia Bautista sino también de un segmento de los hombres de negocios que eran nominalmente Católicos, miembros de logias masónicas y otros grupos cívicos, el matrimonio pensó que había oportunidad para ofrecer algo más de lo que existía hasta ese momento, que era la escuela pública de primero a sexto Grado.

En el año 40-41 se abrieron las puertas de la Institución que se llamó Colegio Bautista Salem.  Salem viene del hebreo “Shalom” que quiere decir paz. El Salem de Cueto fue autorizado en el año 1941.

Los salemnistas se identificaban en el pueblo por su hermoso uniforme con los colores de la escuela: verde y blanco.  Todos usaban corbata y una insignia  en forma de rombo con las iniciales CBS bordadas en blanco.  Los muchachos usaban pantalones largos verde olivo, camisa blanca y corbata, las muchachas faldas verdes tachonadas, camisas blancas, corbata verde y el rombo con las iniciales.

El Salem nace a los 39 años de la nueva República  como respuesta a la necesidad  y a los anhelos de educación de una generación nueva y progresista  que se desarrollaba y era palpable en el pueblecito de Cueto. De un puñado de estudiantes que terminaron el octavo grado en los inicios  crece a más de cien estudiantes. Los grados se extienden de primero a octavo.Las metas trazadas por los maestros  no es solo completar el octavo grado  pero seguir más allá en carreras profesionales, en negocios, en trabajos que necesitan cierta preparación.



Los inolvidables maestros del Salem

Los maestros de la escuela del año 1941  a 1958 incluyen, además de Pascual Lorente y Encarnita  de la Torre de Lorente, a:

Dra. María Teresa Abella Selva
Olga López Ruiz
Lilia Marta Torres Almaguer
Juan Pablo Tamayo Remón
Elena Alameda
Rosa Rodríguez Alcorta
República Escobares, viuda de Beltrán
Carmen Valera
Dimas Cid Colón
Eliada Casaus Cruz
Dr. Angulo
Margarita Wanton
Adela Masó
Iluminada López Bárcenas
Edilda Arias
Mirta Orozco

Los maestros Encarnita, Pascual y Teresa Abella decidieron que ellos también tenían que crecer en el área educacional y se matricularon en la Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana. Comenzaron sus estudios en el año 1948 y se graduaron en los primeros años de los 50. Ellos se graduaron como doctores en Pedagogía.

El Salem continuó creciendo.  Alrededor del año 1946 la Banda Rítmica debutó en las paradas patrióticas que celebraban  las fechas históricas del calendario escolar que eran las siguientes:

10 de octubre 1868, Grito de Yara (Comienzo de la Guerra de los Diez Años)
27 de noviembre 1871 (Duelo por el fusilamiento de los estudiantes de medicina)
24 de febrero 1895, Grito de Baire (Comienzo de la Guerra de Independencia)
20 de mayo 1902 (Día de la Independencia y fundación de la República de Cuba).

El señor Rivery, un músico que se había radicado recientemente  en Cueto contribuyó de manera significativa en esa banda.



Un corito creado por el Profesor Juan Pablo Tamayo decía:

"Firmes, firmes
Siempre adelante
Marcha el Colegio Bautista Salem.

Su verde enseña
Cual la esperanza
Flota en el mástil de nuestro corazón"
 
El día escolar en el Salem comenzaba con una formación ordenada de los alumnos frente al asta de la bandera cubana que se izaba todos los días.  De allí pasaban al templo de la Iglesia Bautista.  El Reverendo Lorente  u otro miembro del claustro daba una plática cristiana espiritual o de fondo moral. Los himnos favoritos entonados en “La Capilla” eran Construyendo Estamos y Sembraré.
 
Himno Construyendo Estamos
 
Construyendo estamos
Cada día y hora
Construyendo siempre
Para el más allá.

Nuestros pensamientos,
Las acciones todas
Forman el carácter
Que es eternal.

Coro

Construimos sin cesar
Algo que perdurará
Cada hora, cada instante
Cada día que se va
Construyendo se está
El carácter que es eternal

De “la capilla” se pasaba a las clases que se impartían en dos sesiones: mañana y tarde.

El crecimiento del alumnado requirió otros locales.  Se compró un edificio contiguo al templo Bautista que fuera del Señor Bernardo Álvarez.  Así ya las aulas no eran la casa pastoral y el templo sino aulas propias y permanentes.
 
Los graduados de octavo grado, en un estimado realista pasaron de los doscientos y llegaron a convertirse, entre otras carreras, en:  Abogados, Administradores Públicos y Privados, Contadores públicos, Dentistas, Doctores en Farmacia, Médicos, Maestros de Escuela Primaria y Secundaria, Profesores, todos cubanos de trabajo y dignidad.




Mi esposa María Luisa



Mi esposa María Luisa
José Lezama Lima


En la azotea conversable,
con riesgo de tu vida,
lees la Biblia.
Era toda su casa
que ahora tropieza con el humo.
Lees la Biblia
donde una hoja
traspasa el agua
y las generaciones.
Lees con temblor,
recordando los hermanos
muertos, el Salmo 23.
Tu madre se lo leía
al hijo que se va a morir.
La hija se lo lee
a la madre a la hora
de la paz de Dios.
Eres la hermana que se fue,
la madre que se durmió
en una nube frente a la ventana.
Las cuatro, a mi lado,
me levantan todos los días
para fortalecer la mañana
y comenzar el hilo de la imagen.
Lenta, con dignidad silenciosa,
rompes la silla de los escarnecedores.
Cuando sacudes las almohadas
llenas de plumas de ángeles,
recuerdo en lontananza y repito
con precisión: en delicados
pastos me hará yacer.
Cuando la muerte sopla la puerta
de entrada, en la muralla momentánea,
traes la vara y el cayado.
Así mido la nueva extensión,
allí hay que caminar como un ciego.
Con el cayado sorprendo
la altura de la marea desconocida
y palpo la esponja de entresueño
para volver a la tierra.
Contigo la muerte fue anterior
y efímera y la vida prevalece
por amor de su nombre.
                                                Enero y 1972

La banense hija de misioneros cuáqueros, María Luisa Bautista: la mujer que salvó el mayor tesoro literario cubano del siglo XX




(Con datos tomados del poeta holguinero Alberto Lauro)

En La Habana se llamaba María Luisa Bautista, para las familias holguineras era simplemente “Cachita”. Su madre, María Treviño, fue una misionera cuáquera mexicana que llegó a Cuba con diecinueve años por el puerto de Gibara, el 14 de noviembre de 1900. Allí fundó el Colegio “Los Amigos”. Cuando en 1902 Estrada Palma arriba a la isla desde su destierro, ya investido como Presidente de la naciente República de Cuba, desembarca por la bahía de Gibara –por ese mismo lugar había salido al exilio-, y la joven maestra religiosa, junto a la población de la localidad, con su coro de niños, lo recibe. Un año después fundó el mismo colegio en Banes. 

María Treviño se casó con don Elpidio Bautista y tuvieron tres hijos: Joaquín, Andrea y Cachita. 

María Luisa Bautista Treviño junto a su esposo Lezama Lima. La foto fue hecha en la sala de su casa en la década de 1970



Al cabo de los años la hija de la misionera, ahora profesora de Literatura y amiga de Eloísa Lezama Lima. A petición de la madre del más notable escritor cubano del siglo XX, José Lezama Lima, Eloísa se casó con él. (La boda se efectuó en en la Iglesia del Espíritu Santo, en La habana, el 5 de diciembre en 1964).

La primera Iglesia Los Amigos de Banes
Iglesia Los Amigos de Banes reformada
Colegio Los Amigos, Banes
Logo colegio Los Amigos, Banes
Colegio Los Amigos, Banes
Internado Colegio Los Amigos, Banes


Para ver otras imagenes del Colegio Los Amigos de Banes hacer clic aquí

Fragmento tomado de: Mujeres en la vida de Lezama
De: Yamilé Limonta Júztiz

A la muerte de Rosa en 1964, una mujer ayudará a Lezama a rehacer su vida. Su nombre: María Luisa Bautista Treviño, profesora de Literatura, quien era amiga de Eloísa, hermana del poeta, y visitaba frecuentemente a la familia. Juntas habían estudiado la carrera de Filosofía y Letras.

La formalización del matrimonio con el escritor se realizó el 5 de diciembre de ese mismo año en la notaría de Octavio Smith. Posteriormente el casamiento fue consagrado en una sencilla ceremonia oficiada por el padre Ángel Gaztelu en la iglesia del Espíritu Santo, ante la presencia de Alejo Carpentier, Agustin Pí, Mario Parajón, Cintio Vitier y Fina García Marruz, madrina de la boda, entre otros.

María Luisa se convierte en apoyo imprescindible para Lezama. Con diligencia atiende las visitas que recibe el poeta. Gusta de ofrecer té o café en finísimas tazas de porcelana. Reynaldo González la describe como mujer “aquiescente y serena, preocupada, reservada, un poco guarda de cuerpo".

A instancias de María Luisa, Lezama retomó la escritura de Paradiso. No se debe soslayar su labor junto al poeta: ella mecanografiaba los manuscritos y hacía tres copias de cada texto, las cuales guardaba en una carpeta. Perseveró, además, en organizar la biblioteca del esposo, pues los miles de libros que la componían estaban diseminados por toda la casa. En esta ingente tarea la ayudaría Roberto Pérez León, quien había comenzado la titánica tarea pero no pudo concluirla, debido al fallecimiento de María Luisa, el 20 de febrero de 1981.

La mujer que fuera de extraordinario sostén para el escritor, mantuvo un interesante intercambio epistolar con la célebre filósofa española María Zambrano, quien había conocido a Lezama en la cena de bienvenida que la intelectualidad cubana le ofreciera al pasar por La Habana en octubre de 1936, con destino a Santiago de Chile, junto a su esposo, el diplomático Alfonso Rodríguez Aldave.

En la distancia siente la filósofa española una profunda nostalgia de aquellos encuentros en casa del músico Julián Orbón, de los paseos por la ciudad, del paisaje…

Y al enterarse de la muerte de Lezama, le escribe el 19 de septiembre de 1976 a María Luisa, de quien ya tenía referencias: “No tema que vaya a aventurarme en ofrecerle palabras de consuelo, las necesitaría también yo”,y acto seguido le brinda su sincera amistad: “Quisiera que me considerase Ud. amiga suya. Él en todas sus cartas se refería a Ud. y a menudo hablaba en plural. Y aun con mayor precisión le diría: siéntame en el campo de lahermandad. Disponga pues, de mí para todo aquello en que pueda servirla».

El 14 de octubre, María Luisa le responde desde su casa de Trocadero 162: “Cómo no considerarla mi amiga, si fue Ud. tan entrañablemente amiga de él y una de las grandes —y pocas— alegrías que tuvo en los últimos años, eran sus maravillosas cartas tan admirables y esperadas. Por las mañanas, cuando yo venía a la sala y veía que el cartero las había echado por debajo de la puerta, iba corriendo con ella asu cama y a veces lo despertaba para darle la buena nueva, pues sabía que ese era para él un día de fiesta.¡Que Dios la bendiga por todo esto !”.

María Luisa se entregó por entero a ordenar los manuscritos inéditos del esposo. A ella se debe el cotejo de los originales de Oppiano Licario y Fragmentos a su imán, publicados en 1977. Un ejemplar de cada título lo envió a la filósofa y al poeta gallego José Angel Valente, amigo de María  Zambrano y de Lezama.

Por la autora de La Cuba secreta conoce María  Luisa del homenaje que se le hace al escritor en Europa conla edición de sus textos, labor en la que colaboró Zambrano, que persistía en dar a conocer la obra poética del creador de Paradiso. También es informada María Luisa sobre la posible publicación del epistolario de Lezama con Valente y la intelectual malagueña, proyecto que no llegó a concretarse en un libro. No obstante, varias cartas fueron dadas a conocer en publicaciones periódicas de carácter literario. Por correo estas mujeres intercambiaron fotografías, libros… En misiva del 28 de noviembre de 1977, a petición de la Zambrano, María Luisa adjunta los salmos preferidos del poeta (23 y 91), que en la noche leían juntos. Un disco que comprende una lectura de poesía en la voz de Lezama es enviado también. Distanciadas geográficamente, ellas llegan a hermanarse a través de la relación epistolar, cada vez más necesaria. En una ocasión, cambia el tratamiento de Zambrano hacia María Luisa, notándose cómo la relación se hace mucho más cercana, aunque por fuerza de la costumbre, en mensajes posteriores, vuelva a adoptar un modo más respetuoso: “Me está saliendo el llamarte de tú en las conversaciones que mentalmente mantengo contigo desde hace algún tiempo, al no poder escribirte, te hablo. Con Lezama durante algún tiempo nos hablamos de tú y luego volvimos al usted. Ello tiene su causa recóndita muy sutil y no hay que analizar”. A lo que María Luisa responde con una pregunta: “Me encanta que me llame de tú, ¿por qué había de ser de otro modo?”.

Ya sea desde Francia o Ginebra, siempre una muestra de cariño llegó a la cubana, a pesar de la irregularidad del correo; y ésta lo agradece: “Ud. no es capaz de imaginarse cómo las cartas de Ud. me alivian, querida María; siento como si Ud. tuviera un don, una gracia, un conocimiento de lo invisible que a la mayor parte de los demás mortales no nos fue dado y yo creo que Lezama también lo tenía”.

Por su parte, Zambrano reconoce continuar unida en la amistad con el poeta gracias a la esposa: “Con la simplicidad propia de las criaturas predestinadas, ha sido su ala y su columna; su claridad, su certeza. Y por Ud. nuestra amistad sigue siendo real (…)”

En la carta del 8 de septiembre de 1979 asoma el lado pícaro de María Luisa Bautista: “le digo también a Valente que había una caja de bombones que no tenía el nombre de la persona a quien iba dirigida y por las dudas yo di cuenta de ella. Si cometí un pecado, perdóneme, pero la tentación pudo más y estaban exquisitos”. María Zambrano contesta a los pocos días con tono maternal y guiño risueño: “La cajita de bombones que según dice a Valente llegó sin destinatario era para usted María Luisa, de mí. La carta se separó de la cajita.Cómo me gusta que le gustaran los bomboncitos”.

El diálogo epistolar entre estas mujeres representó un alivio espiritual para ambas. Las cartas delatan verdadero regocijo por tener la oportunidad de escribir y relatar sus vivencias. Reflejan a dos personas abatidas por la soledad y el dolor debido a la pérdida de sus seres queridos; en ese panorama de desconsuelo logran reconfortarse mutuamente valiéndose de la palabra más oportuna.

María Luisa Bautista nunca se adaptó a la ausencia de Lezama. Sus cartas hablan del vacío y la desesperación. María Zambrano, por su parte, también se resistió  a  creer  en  la  partida  de  su  apreciado  amigo.  

Legitimando la permanencia de Lezama durante años en Trocadero 162, la placa de bronce que actualmente muestra la fachada de esa vivienda fue regalada por los amigos del poeta a María Luisa, quien tuvo la intención de conservar dicho lugar. En carta dirigida a Zambrano, ella refiere: “Tengo días muy malos, aunque no disfruto de ningún ocio. Ahora estoy tratando de arreglarle la casa y ver si se puede reconstruir como él la tenía, sobre todo sus libros y cuadros que tanto él amó, a semejanza de lo que hacen en Europa con la casa de los escritores y poetas”.

De  cierto modo se avizora la idea, que le fuera comunicada al escritor, sobre la posibilidad futura de crear un museo que perpetuara su presencia en la citada casa. Algunos años más tendrían que transcurrir para que este anhelo fuera cumplido. Sobre el asunto, Lezama ya había expresado su agrado: “esta sala y esta penumbra fueron las cobijas de mis páginas. ¿Tendrá algún valor museable desde ya esta casa de Trocadero 162? Si se cumple que lo sea, yo habré tenido el privilegio de escribir  en mi propia casa y en el museo que me legarán la nación y los compatriotas. Es como vivir en una catedral del futuro (…)”.






Asociaciones católicas de la región que en la actualidad ocupa la provincia de Holguín creadas antes de 1960




1922 - Caballeros de San Isidoro.
1926 - Asociación de Católicas Cubanas (Holguín)
1936 - Damas Católicas de Banes.
1936 - Caballeros Católicos de Mayarí
1936 - Congregación Católica del central San Germán.
1938 - Asociación de Caballeros Católicos de Cuba
1940 - Caballeros de Colón. Consejo Nuestra señora de los Dolores (Knights of   Columbus).
1942 - Caballeros Católicos de Banes
1942 - Caballeros Católicos de Cueto
1942 - Caballeros Católicos de Preston
1950 - Caballeros Católicos de Antilla
1960 - Comité pro Iglesias Católicas (Marcané).

El protestantismo en el Holguín republicano (asociaciones o sociedades creadas por als iglesias evangélicas)



A partir de la primera década del siglo XX comienzan a surgir en la región las primeras asociaciones o sociedades que representaban intereses, concepciones, estilos de vida y otros indicadores de determinados sectores sociales que le daban salida social a su campo intelectual. 

Como toda sociedad o asociación implica un autosostenimiento financiero, los sectores sociales que componían estos grupos eran, por lo general, de clases medias o altas en dependencia de la envergadura económica del grupo. (Resulta extraordinariamente difícil encontrar sociedades en las zonas rurales o por lo menos, integradas por campesinos).

Este carácter preferentemente urbano justifica que Holguín y Gibara fueran pioneras en poseer asociaciones de algún tipo, que, aún con ser Asociaciones religiosas mostraban el mosaico socio-clasista y racial de la sociedad.

Por el poder movilizativo e integrador de la religión, muchas sociedades tuvieron como factor nuclear motivos religiosos, aunque sirvieron para encauzar otros intereses. Como se ha planteado, las iglesias protestantes se orientaron hacia las clases más bajas de las zonas urbanas, mientras la alta burguesía latifundista o los grandes propietarios mixtos eran, preferentemente, católicos (ello por razones históricas, tradicionales e incluso, étnicas).

Entre 1920 y 1960 surgen y funcionan un amplio número de asociaciones católicas que demuestran no solo el poder económico de la base social de esta iglesia, sino, también, una recuperación de esta clase en el periodo.Por otra parte, ante la dura crisis institucional que sufrió la Iglesia Católica estas asociaciones se convirtieron en un canal de sostenimiento de la tradición católica. Dichas asociaciones católicas demuestra que a partir de 1940 se produce un desarrollo de la proyección social de la Iglesia Católica en el área. (Eran los de la clase media, o sea, los empleados públicos, quienes, preferentemente, formaban parte de esas asociaciones)


Aún cuando la Iglesia “Los Amigos” implicara el término de sociedad, su estructura y funcionamiento son los de una iglesia. Las iglesias protestantes, dada su base social, muestran escasas asociaciones durante los primeros años del siglo pasado. Primero que las otras, organizan asociaciones las iglesias de Inmigración, formadas sus asociaciones por inmigrantes, sobre todo los jamaiquinos que trabajaban como empleados de la compañía norteamericana.

De lo anterior es ejemplo la “Banes Unión Church Relief Association” que existió en Banes en 1923. Era esta una asociación evangélica que reunía a inmigrantes jamaicanos y que tenía como objetivo socorrer a los inmigrantes que en busca de trabajo se asentaban en la zona. Pero eran sus recursos  escasos y por otra parte la oleada de jamaicanos fue disminuyendo, a tal punto que los asociados fueron perdiendo el interés. En 1925 Charle Dunburz disolvió la Junta por falta de asociados. (Los ingresos entre 1923 y 1924 ascendentes a $ 310.84, hacen suponer que sus miembros pertenecían al sector de empleados de la United Fruit Co.

Fue la Iglesia Metodista las más representativa en la creación de asociaciones. 

La orientación de la base social del metodismo hacia los obreros y los sectores medios le proporcionó la posibilidad de crear las más importantes asociaciones religiosas evangélicas holguineras de principio del siglo.

Marcado por la emotividad del proselitismo y su proyección social, el 6 de mayo de 1922 se fundó “El ejército Metodista” también conocido como Ejército Martí. Esta sociedad, con estructura militar y fuerte sentido patriótico, admitía personas entre los 15 y hasta los 40 años, hombres y mujeres. Debía pagarse un peso para asociarse y una cuota mensual de 50 centavos.

Muy popular entre los jóvenes, sobre todo por el uniforme blanco y azul que usaban, el Ejército aseguraba una serie de privilegios que se obtenían 3 meses después de haber ingresado y que consistían en derecho a médico y medicina y apoyo en caso de problemas familiares, incluyendo los gastos funerarios. No tenían derecho a estos privilegios los que fueran sacionados por la ley ni los suicidas. La estructura de la Asociación era jerarquica, secreta y tenía forma militar: Los dirigía un Capitán que era el grado superior, también llamado Maestro, un Teniente (aspirante) y uno o varios Sargentos (aprendices), que se elegían cada seis meses.  

El centro de reunión del Ejército era en calle Maceo esquina Ángel Guerra, solo los sábados. Si tenemos en cuenta el registro de finanzas de la asociación, se evidencia que fue disminuyendo el número de asociados en la medida que se acercaba la crisis económica y social de la década del 30.

Dentro de la misma Iglesia Metodista se creó en este período otra asociación (22 de enero de 1922), más sólida y que logró mayor número de asociados: la “Sociedad de Socorros de Holguín”, con un carácter declarado de beneficencia patriótica e instructiva. Recibían servicios todos los familiares de los asociados que pagaban 60 centavos más 30 centavos por sus familiares. Residían en Cables y Mártires. Demuestran estas sociedades el nivel económico de la membresía metodista que difiere notablemente de la pudiente burguesía que asistía a la Iglesia Católica. Asimismo estas asociaciones tuvieron carácter urbano y no se ramificaron por otros términos municipales.

El resto de las denominaciones, escatológicas o evangélicas, no poseían asociaciones por estar su base social formada por campesinos y obreros agrícolas.

Cada denominación tradicional desarrolló al mismo tiempo asociaciones internas, que expresaban sus intereses constitutivos, asociaciones femeninas y grupos juveniles, dado a que las mujeres formaban parte esencial de sus membresías y los jóvenes la razón de ser de la permanencia: Notables fueron las asociaciones femeninas metodistas y más tarde (1939), la H:M:SC (Hermandad de Señoritas) de los bautistas. De igual modo la Juventud metodista desarrolló un amplio plan de actividades culturales, que incluía proyectos comunitarios e igual la Unión Bautista de Jóvenes.


27 de abril de 2012

El protestantismo en el Holguín republicano (Labor educacional)



LA EDUCACION GENERAL DE LAS DENOMINACIONES PROTESTANTES EN HOLGUIN

Fue la educación el principal vehículo de proyección social de las denominaciones protestantes. En la región este aspecto tuvo un marcado desarrollo por varios factores, entre ellos el atraso y las condiciones sociales con que la zona inaugura el siglo y que antes, en este mismo ensayo, ya hemos narrado. Ello, como es obvio, implicaba una paupérrima situación educacional.

Los pequeños colegios privados que existían en los núcleos urbanos de Holguín, Gibara y Mayarí cerraron sus puertas durante la guerra dejando un gran vacío, y aunque el Gobierno Interventor trazó una estrategia que favorecía el desarrollo educacional, su puesta en práctica no resolvió totalmente la pésima herencia que dejaba la colonia.

La entrada de las Iglesias evangélicas estuvo acompañada de la creación de espacios educacionales, que si bien tenían una acendrada pedagogía norteamericana con todo lo que ello representa, jugaron un papel importante en la educación de la región.



Los colegios de la Iglesia “Los Amigos” tenían una enmarcación urbana y estaban dirigidos por misioneros norteamericanos. El más conocido es el Instituto de segunda Enseñanza, fundado en 1902 bajo la dirección de The American Friend Board of Misión, Richmond Ind, con la colaboración financiera del Comité de Cooperación con America Latina, Empresa protestante interdenominacional, que poseía colegio en Gibara, Banes y Holguín, (estos dos últimos los más grandes). Posteriormente crearon uno en Puerto Padre, pero fue el más significativo de estos colegios el de Holguín, considerado el decano en oriente.


Dr. Ramón Morell Agramonte
Posteriormente, cuando la crisis económica en los Estados Unidos imposibilitó el sostenimiento de una iglesia misionada y esta pasó a manos de cubanos, la dirección del colegio fue asumida por ilustres holguineros, con la peculiaridad de no ser ministros de la iglesia, sino personas que dedicaron sus esfuerzos a la obra educacional; entre ellos el Dr. Ramón Morell Agramonte, en Holguín y Miguel Ángel Tamayo en Banes. Sin embargo no fue hasta el curso 1935-36 cuando, autorizado el colegio de Holguín como institución autónoma, cuando se expidieron los primeros títulos oficiales.


Logo del Colegio Los Amigos de Banes

Por su parte el colegio "Los Amigos" de Banes contó con la ayuda financiera de la United fruit Company (UFCo.), lo que le permitió un sostenimiento mucho más estable. También el de Puerto Padre tuvo ayuda financiera. 



Estos colegios eran, preferentemente, de la clase media que veían en la enseñanza típica evangélica los aires modernizantes del liberalismo. Una parte importante de los sectores más bajos de los centros urbanos y el campesinado no tenían acceso a este colegio: Analizando el funcionamiento de estos desde una óptica funcional hay que aclarar que el colegio se sostenía con sus ingresos, de los cuales debía pagar el salario de sus trabajadores y que durante años no contó con las donaciones de la Junta de Richmond o si llegaban solo era para el pago de los misioneros. Esto obligaba a sostener una cuota relativamente alta a la que no podían aspirar los sectores más humildes. Si sumamos a lo anterior que los colegios católicos poseían cuotas similares y que no existía en Holguín Instituto de Segunda Enseñanza Pública (hasta 1937), podemos tener un cuadro de las limitaciones regionales en la esfera de la educación.

La iglesia metodista y bautista orientales tuvieron un alcance más popular. El metodismo se proyectó hacia las zonas periféricas suburbanas y rurales creando allí colegios de instrucción primaria con maestros nacionales. Quizás no tuvieron la solidez necesaria (no contaban con profesorado académico como “Los Amigos”, pero lograron alfabetizar una parte considerable de la población pobre, principalmente hijos de obreros.

Según el “Campo misionero de las Escuelas de Iglesias de 1935, de la Iglesia Metodista:

“(…) la Escuela de Iglesia (de Holguín) tiene actualmente 188 matriculados con promedio de asistencia de 85 alumnos, en clases de primarios, superior e intermedio, hombres y damas (…) Toda la escuela está dirigida por tres oficiales y seis maestros, los cuales están preparados por medio de cursillos. (…) La escuela (de Cacocum) tiene 74 matriculados, asistiendo a ella un promedio de 40. (En Omaja) hay una buena escuela de la iglesia, bien organizada, con 82 de matricula y un promedio de asistencia de 50, esta tiene tres clases en español y una en inglés. (En Pueblo Nuevo, Holguín)  la escuela de Iglesia está compuesta, generalmente, de niños pobres y hay una matricula de 100 niños y promedio semanal de asistencia de 60. (Tomado de un documento de la Iglesia Metodista).

Papel importante en esta labor jugó la labor de Noemí Deulofeu, nieta del insigne patriota Manuel Deulofeu, uno de los pioneros del metodismo cubano. Con un trabajo evangélico consecuente, esta mujer fundó escuelas en barrios marginales como La Comba, El Alambique y Pueblo Nuevo, logrando incorporar una parte importante de sus habitantes. A partir de la década del 40 se fundaron escuelas en Guaro, Uñas, Pesquero, San Germán y la Caridad del Sitio. De igual modo poseían en Mayarí y sagua de Tánamo.

La obra metodista en Banes y Mayarí tuvo otras características dada la presencia allí de la United Fruit Company (UFCo.). En Preston la Compañía financió un colegio metodista que incluía temáticas propias del trabajo en un central azucarero y también sobre comercio. A él asistían, especialmente, los hijos de los empleados de la compañía. Y a partir de la década del 40 la Iglesia Metodista comenzó a mostrar interés por promover y fomentar la vocación hacia el trabajo agrícola a través de sus colegios en las zonas rurales. John E. Straub, misionero metodista que trabajó en Asia, fundó en Mayarí la Escuela Agrícola Industrial en la zona de playa Manteca, sobre 300 hectáreas de tierra que donó la UFCo. Este colegio pretendió crear un sentido vocacional y reparar los futuros obreros y campesinos especializados en técnicas modernas de cultivo. Aunque funcionó hasta finales de la década del 50 sus resultados no fueron ostensibles, tampoco logró los objetivos esperados, independientemente de ser un proyecto avanzado socialmente.
Otras denominaciones poseían instituciones educacionales de primera enseñanza. En 1941 se funda en Cueto el colegio bautista de Salem, siendo el primero en de ese territorio en ser autorizado por el Gobierno para impartir clases de primero a octavo grado. Tuvo dirección nacional y su primer director fue el Dr. Pascual Lorente. En él estudiaba la mayor parte de los hijos de la burguesía media emergente que había generado la explotación maderera y la esfera de los servicios en esta zona. Con un claustro formado por nacionales  preparados los más en el Colegio el Cristo de Santiago de Cuba, este colegio bautista estaba considerado el más importante del término municipal de Mayarí.
Asimismo a principios del 40 el colegio bautista Holguín logró un gran reconocimiento por la calidad de su claustro, tanto que cuando en 1942 la Convención Bautista Oriental se suma al Concilio Cubano de Iglesias Evangélicas sus encuentros se realizan en el colegio bautista Holguín.

La década del 50 marcó un periodo de crisis, sustancial en las zonas rurales del área. Es por esa fecha cuando la población rural crece considerablemente  y asimismo aumenta la negatividad de la relación entre los polos urbanos y rurales, matizado el conflicto por el tipo de campesinado existente, orientado hacia la presencia del jornalero o campesino asalariado en franco proceso de proletarización. Ello implicó un alto índice de analfabetismo. Baste solo mencionar que en 1953 el territorio poseía el 36 % de analfabetismo y de ellos, tres cuartas partes vivían en las zonas rurales. 

Es entonces cuando  se asientan en la zona algunas denominaciones no tradicionales, que crean nuevos colegios pero estos no rebasaron los límites urbanos. Dentro de dichas denominaciones están los Adventistas del 7mo día y El ejército de Salvación (de las más antiguas en el área). Ambas fundaron sus colegios como anexos de los templos. Su alumnado estaba compuesto por los hijos de los miembros y simpatizantes de la congregación. 

Los adventistas del 7mo día funcionaban a partir de 1957 en la segunda planta del templo de Garayalde, con un aula de primero a sexto grado. El Ejército poseía un pequeño colegio en Holguín, en calle Rastro y otro en Banes.  

La única denominación asentada en Holguín que crea colegios rurales es el Seminario Bíblico Bereano, que a pesar de tener una cuota de solo 50 centavos por matrícula y de ubicarse en una zona predominantemente de pequeños propietarios, solo llegó a tener 18 estudiantes a los que sometió a un profundo plan remedial que daba la posibilidad de nivelar hasta la primera enseñanza. (Logicamente solucionar los grandes problemas educacionales de la zona no se lograría con intentos aislados). Por demás, desde 1954 comenzó a funcionar el Seminario Bíblico de la Misión Bareana en el barrio de Floro Pérez, antiguo Auras. Esta institución, junto a los metodistas, es de las pocas que intentó crear colegios con base campesina, aun cuando sus objetivos eran formar ministros evangélicos.

Por demás, las denominaciones predominantes en las zonas rurales, Testigos de Jehová y Pentecostales, no poseían centros de enseñanzas por razones obvias.

En el mismo ritmo que se operaba el desarrollo acelerado de la región se conformaban determinadas constituciones sociales enmarcadas en las características de los sectores sociales del área. En las zonas urbanas, donde predominaba una burguesía media de pequeños propietarios y comerciantes y una fuerte empleomanía, se generaba una vida social más conservadora, apegada a las viejas tradiciones.


LA EDUCACION RELIGIOSA PROTESTANTE EN HOLGUIN

En cuanto a la educación religiosa protestante, fueron las escuelas dominicales su forma más elemental. (En 1905 los Amigos ya poseían 7 escuelas dominicales con 129 alumnos, una escuela la Iglesia Metodista en Holguín y otra los Bautistas Orientales en Gibara). Y después, aceleradamente, casi todas las denominaciones evangélicas abrieron escuelas dominicales, lo que es evidencia de la asimilación de este tipo alternativo de enseñanza religiosa. (Para 1935 los Amigos poseían 12 escuelas dominicales y los metodistas, 6).

La Iglesia de los Amigos fue la primera en la región en instaurar colegios de todo tipo de enseñanza, seguidos de cerca por los metodistas y los bautistas. Claro, en franca competencia con los colegios privados católicos, de gran ascendencia entre las clases más altas. En 1905 “Los Amigos” tienen 3 escuelas con 91 estudiantes, repartidas en Holguín, Banes y Gibara, todas de enseñanza primaria. (Estos colegios garantizaban una enseñanza cristiana, pero no obligaban a sus alumnos a pertenecer a la congregación). (Leer más)



El protestantismo en el Holguín republicano (llegada y asentamiento de las iglesias evangélicas a la zona)


El deformado proceso de desarrollo económico del área provocó que fuera  complejo el asentamiento evangélico en la zona. De ahí que el proceso de asentamiento de las diferentes denominaciones evangélicas en la región no responde a la lógica seguida comúnmente a nivel nacional. (En el caso de la región holguinera este asentamiento estuvo mediado por circunstancias económicas y sociales muy particulares).

Aún cuando las denominaciones tradicionales fueron las primeras en establecerse en la región, la posterior configuración del protestantismo en la zona respondió a elementos no de índole cronológico, sino a una peculiaridad básica: la relación denominación-tipo con su respectiva base social, entendida esta última como producto de la movilidad social y espacial.

Anterior al siglo XX no existió ningún elemento que permita conjeturar la presencia de misioneros en el área que hoy conforma la provincia de Holguín. Desde la conquista de Cuba y hasta el fin de la dominación colonial en el área predominó la Iglesia Católica, con su fuerte alianza con la administración española en Cuba y sostenida en Holguín en la burguesía comercial de origen hispano que fue su base social.

Pero cuando España se marcha de Cuba (1898) y entran a la zona los primeros norteamericanos, con ellos vienen los primeros misioneros. Acto seguido y durante la primera década del siglo se asientan en el territorio las denominaciones evangélicas tradicionales que son las que primero debieron enfrentar un panorama muy complejo y limitante para su ministerio: en primer lugar, que era esta una región poco poblada y de escasa urbanización; en segundo lugar, que los pocos núcleos citadinos de la zona poseían tradición católica y herencia hispánica; y en tercer lugar, (que es consecuencia de las dos limitantes anteriores), en la zona no existía una base social afín al protestantismo.

Pero muy a pesar de lo anterior, muy pronto la situación cambió favorablemente a las Iglesias misioneras cuando se produjeron cambios significativos en la región provocados, sobre todo por:

1.   La presencia y propagación del capital norteamericano, que convirtió a la región en una de las plazas más importantes para los Estados Unidos.
2.   El consiguiente proceso de urbanización (crecimiento y surgimiento de nuevos núcleos), sobre todo en zonas de escasa presencia católica.
3.   La ola de inmigrantes norteamericanos, antillanos y jamaicanos de orientación evangélica.
4.   La situación crítica de la Iglesia Católica en Cuba durante las primeras décadas republicanas.
5.   La poca presencia de denominaciones evangélicas que provocaran rivalidades interdenominaciones.


Como se ha señalado anteriormente, una de las limitaciones del evangelismo tradicional al llegar a la zona holguinera era haber trasplantado estructuras simbólicas y funcionales a una cultura que estaba lejos de poseer los actores sociales que le correspondían en los Estados Unidos. Por ejemplo, en la región no existían las clases que son la base social que requerían denominaciones como la Iglesia Episcopal o el prebisterianismo. De ahí que la emergente burguesía local, urbana y rural, se afilió en iglesias que se orientaron hacia las clases más bajas de la burguesía de Norteamérica.

Por otra parte, estas iglesias de marcado status funcional urbano, tuvieron que enfrentarse a una Iglesia Católica predominante, pero sumida en una profunda crisis institucional.

La Iglesia Católica cubana de principios del siglo XX, en franco proceso de reorientación, sufría del recelo y la indiferencia de los sectores nacionales. (No hay que olvidar que esa misma Iglesia había sido parte del Gobierno español en la Isla acabado de vencer). Por lo que a ella no le bastó el favorecimiento del Gobierno interventor norteamericano para desestancar su estrategia social. Tampoco favorecía al catolicismo la de fuerte presencia hispana y de acendrada cultura católica, y tampoco le sirvió de mucho la fuerte inmigración llegada de la península Ibérica: la zona donde los emigrados españoles era fuerte estaba en gradual decadencia económica y por ende político y social. (Y nos referimos al eje Holguín-Auras-Gibara).

Una muestra para probar la decadencia católica en Holguín en los primeros años del siglo pasado fueron sucesos ocurridos en Mayarí en 1901. Con una Iglesia Católica centenaria y un núcleo poblacional de más de 17 mil habitantes, este pueblo tenía su templo parroquial destruido y sin utilizar. De dicho estado da fe una carta del señor O. Mastrapa. Alcalde de Mayarí, al gobernante eclesiástico:

“(…)la iglesia está hace dos años abandonada, en estado ruinoso y poco ha vino al suelo una parte del techado. Sus paredes están abiertas, amenazando caerse, con peligro de las vidas de los que por su lado pasan, siendo imprescindible su demolición o reedificación”
Archivo Provincial de Santiago de Cuba. Iglesias. Legajo 77 No. 7

A la situación del catolicismo en el territorio hasta aquí descrito se le suma los conflictos clásicos entre las nuevas Iglesias Evangélicas y el clero Católico, que tuvo repercusión en el área. Uno de los casos que mejor muestra lo anterior es el litigio que en 1910 conmocionó la gobernatura provincial de Santiago de Cuba, acaecido entre la Iglesia Católica de Sagua de Tánamo y un pastor metodista.

El protestantismo en el Holguín republicano (caracterización economico y etnográfico de la zona que determina el asentamiento y posterior desarrollo de las denominaciones evangélicas)


Solo la Iglesia  Católica tuvo un carácter generalizado en toda la Isla, con una vertebración regular, dado por su estructura centralizada y su unicidad discursiva, además de que funcionó como soporte ideocultural de la metrópoli durante siglos. Las demás expresiones religiosas tienen irregularmente zonas de mayor o menor grado de representatividad por toda la Isla.

FUE EN HOLGUIN DONDE HUBO (Y HAY) LA MAYOR REPRESENTATIVIDAD DE LAS IGLESIAS EVANGELICAS DE CUBA. Lo anterior está determinado por el irregular proceso de desarrollo económico y etnográfico de la zona.

Existen acertados estudios de caracterización de la zona holguinera con suficientes argumentos étnicos y sociológicos. Sin embargo en este ensayo es necesario volver sobre el tema porque este ensayo traspasa los límites propiamente etnográficos para asumir una caracterización económica y social.


Para tener una perfección histórica del área que ocupa la provincia de Holguín hay que partir de que los ejes de ordenación territorial derivados de la actual división político administrativa no se corresponden con la configuración histórico-cultural de las regiones orientales cubanas. Es por lo anterior que el Holguín actual enmarca dentro de sí diversas regiones históricas y asimismo excluye barrios que antes pertenecieron a su jurisdicción.

Durante la República Neocolonial (1902-1959) los términos municipales de la provincia cubana de Oriente y que hoy son parte de la provincia de Holguín, fueron Holguín (1752), Gibara (1823), Mayarí (1878), Sagua de Tánamo (1879), Banes (1909), Antilla (1924), mientras que el actual municipio holguinero de Moa fue hasta 1975 un barrio perteneciente al término municipal de Baracoa.

Durante el siglo XIX fue el centro del desarrollo de la jurisdicción holguinera el eje Holguín-Auras-Gibara, entonces rico en la exportación de azúcar, tabaco y frutos menores. Por su parte la jurisdicción de Mayarí era rica en tabaco y Sagua de Tánamo en la explotación de maderas y café. (Pero ha de tenerse en cuenta que estos lugares no dependían en nada de Holguín, antes, por el contrario, tributaban a otros centros de desarrollo histórico.

Producto de la Guerra de Independencia cubana de 1895 a 1898, el área de la actual provincia de Holguín inauguró el siglo XX sumida en un profundo estancamiento económico con una serie de secuelas negativas para la autorrecuperación. Esto fue muy favorable para la gran inversión extranjera que ocurrió a partir de la intervención norteamericana en los destinos del país, (1898).

Los inversionistas, en su casi totalidad norteamericanos, encontraron en el norte de oriental cubano un espacio ideal de extensas zonas vírgenes (La Ensenada y la Región Nipe-Mayarí), a lo que se suma una muy baja presencia de sectores sociales sólidos que presentaran cierta resistencia a la geofagia. A ello se suma otras circunstancias que favorecían el proceso inversionista: la Orden Militar No. 62, sobre el deslinde de las haciendas comuneras; y la llegada del ferrocarril central. 

Las anteriores razones provocaron un crecimiento económico deformado en este territorio, orientado, preferentemente, a la producción azucarera. (Entre 1901 y 1922 se fundaron los principales centrales azucareros del territorio, 11 en total y de ellos, 8 operaban con capital extranjero).


La propiedad de la tierra dedicada al cultivo de la caña de azúcar se mantuvo, en su generalidad, en manos de extranjeros que la adquirieron por sumas irrisorias. (En la zona de Nipe, en 1943, de 20 136.3 caballerías dedicadas a la caña, 18 237.3 eran propiedad extranjera).Por su parte la producción agrícola extra azucarera se comportó con cierto ritmo de crecimiento hasta la década del 50 donde se nota un descenso en el sector ganadero. E importante lugar ocupa la explotación cafetalera en Sagua de Tánamo, con un promedio de 400 fincas en activo durante 1943.

La pequeña industria y el comercio tuvieron en la zona un carácter preferentemente urbano y local, generalmente en manos de sectores hispánicos y nacionales con un desarrollo ascendente a pesar del decaimiento del eje Holguín-Auras-Gibara. Entre 1902 a 1946 los establecimientos comerciales crecieron 11,6 veces y parecida cifra crecieron las Industrias locales que, esencialmente, estuvieron en manos de capitales municipales.

 La región que en el presente ocupa la provincia de Holguín representa el 23,2 % de la vieja provincia de Oriente. Durante los primeros 55 años del siglo XX la población que aquí vivió tuvo un crecimiento inusitado. En 1898 la densidad de población en la zona era de 13,8 h/km2; en 1953 era de 55,6 h/km2. Más ha de tomarse en cuenta que esta elevada tasa de crecimiento poblacional presenta características peculiares: una fuerte movilidad social y un desbalanceado nivel entre lo rural y lo urbano.

Las regiones y subregiones históricas que hoy forman la provincia de Holguín tuvieron una configuración étnica formada por grupos de hispanos y criollos emigrados a la jurisdicción desde Bayamo, Santiago de Cuba y Camaguey. Estos crearon una economía básicamente agrícola de subsistencia, tabacalera y ganadera. Lo anterior explica la escasa presencia de negros africanos. Los pocos esclavos que hubo en la comarca se concentraron en áreas específicas o en servicios domésticos urbanos.

A principio del siglo XX en la zona se producen fuertes procesos migratorios predominando etnias hispánicas (gallegos, asturianos y canarios). Dichos emigrantes se convirtieron, esencialmente, en pequeños campesinos, en arredantarios o en comerciantes urbanos, y se asentaron, con mayor regularidad, en la zona norte, alrededor de los núcleos urbanos o rurales históricos, (Gibara, Velasco, Auras, Santa Lucía, Holguín y San Andrés). Y mientras así ocurría el surde la región continuó más despoblado. (Allí la presencia de grupos hispánicos fue minoritaria). Por su parte en la región este fue menos palpable la presencia de españoles, solo ostensible en Mayarí. (En Sagua de Tánamo, en 1925, nada más habitaban 60 familias españolas).

Pero el desarrollo agrícola azucarero que generó la inversión extranjera en la región, específicamente en el centro de esta, favoreció la entrada significativa de grupos haitianos y jamaicanos.

En 1913 se autorizó oficialmente la primera entrada de antillanos en la región, asumiendo los contratos la Nipe Bay Co.; en dicha fecha se alcanzó la cifra de mil braceros. Y como las ganancias que traía este tipo de mano de obra eran altas ello aceleró la garantía de su importación. En agosto de 1917 el Presidente de la República de Cuba, Mario García Menocal decreta la libertad de contratación de aquel tipo de obreros. Se calcula que entre 1917-1921 la United Fruit Sugar Co., contrató 230 000 jornaleros procedentes de Haití, Barbados, Santa Lucía, Martinico y Jamaica.

Los primeros braceros en llegar se asentaron de forma inestable en barrios y caseríos a lo largo de la franja Alto Cedro-Marcané-Cueto-Antilla-Banes, coincidiendo con el ferrocarril y las plantaciones azucareras. Entre ellos destacan los jamaicanos, que tenían otro nivel de asentamiento, preferentemente en zonas urbanas donde trabajaban como obreros, principalmente de empresas norteamericanas.


Al lado de la bahía de Nipe la United Fruit Co. construyó uno de sus emporios azucareros

Y después que se produce la emigración masiva de antillanos, el puerto de Gibara, desde siempre un centro importante de recepción hispánica, elevó considerablemente la presencia de caribeños: En 1921 existían en ese término municipal 1 743 haitianos, 158 barbadenses y 225 jamaicanos.

En cuanto a los asentamientos de norteamericanos, estudiados a profundidad por el Dr. José Vega Suñol, estos tuvieron una marcada regularidad por los niveles de inversión del capital en la región.

Era la de Holguín durante los primeros años del siglo XX una zona predominantemente habitada en su parte rural. Esto se debe, entre otras razones, a que al comenzar el siglo XX la región solamente contaba con una ciudad de segundo orden (Holguín), y otra de tercer orden (Gibara). Y quienes vivían en estas se desplazan hacia las zonas donde preferentemente actuaba el capital extranjero. Esta ruralización de la población más la pérdida de importancia del puerto de Gibara, provoca que emerjan otros núcleos citadinos de mayor importancia hacia el noreste. En 1953 Holguín pasa a ser una ciudad de primer orden, seguida por Mayarí, Sagua de Tánamo y Banes, clasificadas por ciudades de segundo orden.

Mayarí (Principios del siglo XX)

La configuración económica hasta aquí descrita, más la conformación demográfica de la zona favoreció una estructura socio-clasista marcada por la presencia minoritaria de terratenientes o empresarios agrícolas tradicionales unos, modernizantes otros, que poseían una fuerte empleomanía. Una vez que estos adquirieron cierto capital fueron a vivir a las ciudades lo que hizo crecer las clases medias urbanas. (Leer más)


El protestantismo en el Holguín republicano (Otras consideraciones antes de emprender su estudio)


1.    En la última década los estudios sobre religión en Cuba han logrado una saludable apertura que posibilitan un acercamiento diverso y desprejuiciado a tan importante factor de la cultura nacional. Sin embargo, en relación con estos, se favorecen los que tratan sobre los complejos religiosos de origen africano, quedando abandonadas otras expresiones religiosas, el cristianismo entre ellas.

2.  La Iglesia Católica, su historia y repercusión en la segunda mitad del siglo XIX y durante todo el XX dentro del pensamiento y la cultura cubana, sigue sin ser estudiada con profundidad, y aún más la relación de esta con el proceso revolucionario. 

3. Por otra parte, las estrategias actuales de proyección social del cristianismo en Cuba con casi ignoradas por la comunidad científica cubana.

4.  Y aunque todos los enunciados anteriores son ciertos, en el presente donde se manifiesta con mayor nitidez las lagunas de desconocimiento de la Academia cubana en relación con la religión es en el protestantismo: Las iglesias evangélicas ya son centenarias en Cuba donde, muchas de ellas, juegan un papel fundamental en el campo socio-religioso cubano. Sin embargo aún está por escribir su historia desde una perspectiva etnosocial, cultural y sociológica que revele su inserción en nuestra cultura y justifique causalmente su impacto y crecimiento actual.

5.  Otro problema de los estudios cubanos sobre religión es que la gran mayoría de estos tiene una perspectiva nacional o fundamentalmente toman como unidad de análisis a la zona occidental.

                                                                                               (Leer más)

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