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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

10 de julio de 2009

Vivir en la literatura/Bio-bibliografía del poeta y escritor holguinero Ronel González Sánchez

Este segmento de la Aldea está tomado de la bio-bibliografía de Ronel González confeccionada por Ana Li Pérez. El texto completo se encuentra en la sala de fondos raros y valiosos de la Biblioteca Provincial Alex Urquiola de Holguín y en la Biblioteca Nacional José Martí de Ciudad de la Habana.
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Hablar de poesía en Holguín significa aludir a uno de los más sólidos movimientos expresivos de la Isla. Por el interés que despierta, selecciono la figura joven más importante: Ronel González Sánchez, quien dentro de ese fenómeno posee ya una obra que lo sitúa, al decir del crítico Virgilio López Lemus, entre las nuevas voces cubanas más representativas de finales del siglo XX en Cuba.
La bibliografía personal es un valioso instrumento de consulta para recuperar la información originada por un autor o sobre él. Particularmente, por ser Ronel una personalidad literaria, este repertorio se confecciona con el objetivo de brindar referencias bibliográficas sobre su obra, actualizarla documentación relacionada con la literatura cubana, específicamente holguinera y demostrar cómo un joven talento puede evidenciarse aún con las limitaciones editoriales vividas en Cuba en los años 90 de la centuria XX.
Para la recolección de los documentos se comienza con una investigación exhaustiva, compilando libros y artículos incluidos en publicaciones seria-das, existentes en el fondo de la Biblioteca "Alex Urquiola" y en el archivo del autor.
Preceden a esta colección unos apuntes biográficos del poeta, hechos que confirman su labor artística.
Nació en Holguín el 4 de abril de 1971 y fue a residir a Caguairanal, zona rural distante a 8 kilómetros del municipio de Cacocum. Aunque su nombre es el mismo de un destacado maestro de su pueblo natal, proviene de la región francesa de Tarn, situada en los Pirineos Centrales.
Cursó sus primeros estudios en las escuelas Argelio Vega Castellanos (Caguairanal), Expedicionarios del Corinthia, 28 de septiembre y la ESBU Gilberto González Rojas, estas últimas de Cacocum.
A los ocho años, viviendo ya en el poblado de Cacocum y cursando el tercer grado, escribe sus primeras poesías a raíz de los sucesos del puerto habanero del Mariel, y a los doce crea por vez primera una décima, tomado como modelo del libro Décima y folclor del Indio Naborí, iniciando un proceso de aprendizaje, que incluiría cientos de espinelas, poemas y sonetos, antes de publicar su cuaderno inicial.
Junto a su madre Reina Sánchez, fue fundador del Taller Literario Miguel González Miranda, de Cacocum, en 1984, y participó en esporádicas tertulias; hasta que, en 1985 obtuvo Primera Mención en décima, en el XII Encuentro- debate Provincial de Talleres Literarios, hecho que iluminó el camino literario escogido por él definitivamente.
Al año siguiente, participó en la Asamblea Nacional Pioneril 25 Aniversario, antecedente de los congresos pioneriles cubanos e inició los estudios preuniversitarios en el IPVCE José Martí de Holguín. Obtuvo Mención en poesía y Primera Mención en literatura para niños, en el Premio de la Provincia; Primera Mención en poesía para niños en el XIII Encuentro- debate Nacional de Talleres Literarios; y Mención en este mismo género en el concurso "Ismaelillo", de la UNEAC. En 1987 recibió Primera Mención en poesía, en el Premio de la Provincia, Primera Mención en el Concurso Provincial de la Asociación Hermanos Saiz Nueva Primavera, Mención en décima en el Encuentro- debate Nacional de Talleres Literarios, Mención en poesía para niños en el concurso Ismaelillo de la UNEAC y fue seleccionado por la AHS entre los diez artistas jóvenes más laureados del país en ese año.
Obtiene en 1988, el Premio de poesía del Concurso Provincial Nueva Primavera; Primera Mención en el premio Adelaida del Mármol de las provincias orientales; Mención en poesía en el concurso David de la UNEAC y Mención en décima en el XIV Encuentro- debate Nacional de Talleres Literarios.
En 1989 aparece publicado, sin su consentimiento, Si los gorriones olvidaran el cielo, en la Colección Bahías de las ediciones de la Casa del Joven Creador de Ciudad de la Habana, su primer cuaderno de poesía. Alcanza Mención en el concurso Adelaida del Mármol, Premio en poesía y Primera Mención en décima en el XVI Encuentro- debate Nacional de Talleres Literarios. Participa en el XIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en Pyongyang, R.P.D. de Corea. En septiembre comienza la Licenciatura en Historia del Arte, en la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se le otorga el Premio de Poesía José María Heredia, que entonces convocaba la Filial de la UNEAC de Santiago de Cuba para las provincias orientales, en 1990 y 1991; por las obras Los juicios de la sombra y Sagrados testimonios, respectivamente, publicándose sólo este último en 1995 por la Editorial Oriente. Las Ediciones Holguín publican en 1990 Reflexiones de un equilibrista, en la colección Antología Mínima.
En 1991 recibe Mención en el premio David y el Premio de la Ciudad de Holguín en décima, con su libro Algunas instrucciones para salir del sueño. Es seleccionado aficionado destacado de la FEU. En este año contrae matrimonio con su compañera de aula Lilliam Susel Zaldívar de Los Reyes y se establece en el reparto Abel Santamaría de Santiago, donde se publica, en 1992, su plaquette Días del hombre.
Nuevamente en 1992 recibe el Premio de la Ciudad de Holguín, pero esta vez en décima y en literatura para niños, publicándose sus obras Todos los signos del hombre y Un país increíble. Nuevamente es seleccionado aficionado destacado de la FEU, a nivel nacional.
Por su parte, 1993, es un año particularmente importante para su obra: obtiene el Premio de la Ciudad, por tercera vez, con Dictado del corazón (décima); el premio Regino Boti, convocado desde Guantánamo para los autores de las provincias orientales, en cuento para niños, con Doceleguas; y una Mención por su poema «El viento», en el concurso Encina de la Cañada, de la Asociación Prometeo de Poesía de Madrid. Además, en el Concurso Nacional 26 de Julio de las FAR obtiene menciones en décima y poesía; en el certamen Manuel Navarro Luna convocado por la institución homónima de Manzanillo recibe Primera Mención en poesía y en el José María Heredia recibe Mención. En marzo de este año ingresa en la UNEAC.
Nuevamente en 1992 recibe el Premio de la Ciudad de Holguín, pero esta vez en décima y en literatura para niños, publicándose sus obras Todos los signos del hombre y Un país increíble. Nuevamente es seleccionado aficionado destacado de la FEU, a nivel nacional.
En 1994 se le otorga el Premio de la Ciudad, nuevamente en décima y en poesía, con Rehén del polvo e Incendio y otras historias. Termina la enseñanza superior obteniendo Título de Oro y la condición de Vanguardia en Cultura.
Divorciado de su primera esposa, al concluir los estudios universitarios se traslada para la ciudad de Holguín y comienza a trabajar como investigador sociocultural en la Casa de Iberoamérica. Comienza 1995 con Segunda Mención en el Primer Concurso Nacional de Décimas de amor, convocado por la Casa Iberoamericana de la Décima, de Las Tunas; Primera Mención en poesía para niños en el concurso nacional La Edad de Oro; el Premio Nacional 17 de Mayo, de la ANAP. Obtiene, además, el Premio Nacional Cucalambé por el libro El mundo tiene la razón, coescrito con José Luis Serrano, poeta con el que había comenzado a participar en la vida literaria de la ciudad de Holguín en 1994; recibe, además, el Premio Nacional de Décima Mural, con su poema «Mi casa se halla entre el día y el sueño» y en Octubre recibe el Segundo Premio de poesía en el concurso internacional Jaime Gil de Biedma, que convocó la Asocia­ción de Jóvenes Escritores Españoles (ASEJE), de Alcalá de Henares.
En 1996 se divorcia de su segunda esposa Ana Li Pérez Pérez, con la que había contraído matrimonio seis meses atrás. Recibe el Premio Nacional de poesía Delia Carrera, convocado por la Asociación Jovellanense de La Habana y la UNEAC; además, obtuvo el Premio Santiago de ensayo para las provincias orientales y se publicaron sus libros Sagrados Testimonios y El mundo tiene la razón. Fue condecorado en la ciudad de Las Tunas con la Medalla Cucalambeana en su edición dorada.
En 1996 obtuvo los premios de décima Raúl Gómez García que convoca el Sindicato de la Cultura y el premio Rubén Martínez Villena de la CTC Nacional, y resultó seleccionado entre los artistas holguineros más destacados del año. Comienza noviazgo con Nancy Ivette Borrego Carbonell con la que contraerá matrimonio en 1998.
En 1997 recibió nuevamente el Premio Nacional de Décima 17 de Mayo, el Premio Nacional de Ensayo José Antonio Portuondo que convocó el Sectorial Provincial de Cultura de Las Tunas por un trabajo acerca del poeta holguinero Delfín Prats; el Premio Nacional de Poesía Regino Pedroso que convocó el Periódico Trabajadores y el Premio Especial de la UNEAC en el mismo concurso.
En enero de 1998 se presentó en la Feria Internacional del Libro de La Habana su poemario Desterrado de asombros. En mayo las Ediciones La Luz de la AHS publicaron su selección Zona franca y, por su labor literaria, fue distinguido con la réplica del Escudo de la Provincia de Holguín. En mayo recibió el Tercer Premio Nacional de Décima del Festival Cubano- Canario que convocó la Asociación Canaria de La Habana. En este año obtuvo además Primera Mención en Poesía en el Concurso Internacional de la revista Carta Lírica (Estados Unidos) y en octubre fue distinguido con la réplica del Aldabón de la Periquera, símbolo de la Ciudad de Holguín. En 1999 se presentó en la Feria Internacional del Libro de Miami, Estados Unidos, su libro de sonetos Consumación de la utopía, prologado por el poeta Francisco Henríquez y publicado por el Frente de Afirmación Hispanista de México. Ese mismo año fue reconocido como Personalidad por el Ministerio de Cultura de Cuba.
En el 2000 las Ediciones Unión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba publicaron su selección de décimas La furiosa eternidad, libro prologado por Virgilio López Lemus y con palabras de contracubierta de Jesús Orta Ruiz el Indio Naborí. Ese año recibió el tercer Premio en el Concurso Internacional de la Revista Carta Lírica y comenzó a trabajar como metodólogo de literatura en el Centro Provincial de Cultura Comunitaria.
En el 2001 recibió el Premio del Festival Cubano-Canario de la décima de la Asociación Canaria de La Habana, el Premio del Concurso Internacional de Poesía Nosside convocado por el Instituto Bossio de Italia, el Premio Nacional de Investigaciones Memoria Nuestra durante las Romerías de Mayo de Holguín, Segundo Premio en el Festival Nacional de la Radio en el género Programa, de mejor reflejo de la cultura cubana, con una muestra de su programa fundado en el 2000 «Viajera peninsular» dedicado al Indio Naborí y, por su labor intelectual, el Ministerio de Cultura de la República de Cuba le otorgó la Distinción por la Cultura Nacional durante el Primer Congreso de la Asociación Hermanos Saiz.
En enero del 2002 fue reconocido como Hijo Destacado de la Ciudad de Holguín durante la semana de la cultura holguinera y la Editorial Oriente de Santiago de Cuba presentó en la Feria Internacional del Libro de la Habana y de varias provincias su poemario para niños El arca de no sé, impreso en Colombia. En abril del mismo año el Frente de Afirmación Hispanista de México publicó Antología de sonetos cósmicos de Raúl Hernández Novás con prólogo suyo, y regresó a trabajar nuevamente como investigador sociocultural en la Casa de Iberoamérica. En septiembre se divorcia de Nancy Ivette Borrego.
En diciembre de ese año obtuvo Gran Premio a la maestría artística, Premio al mejor programa cultural, Premio en guión de programas culturales, Premio en guión Venga la esperanza de la AHS y Premio de la Casa de Iberoamérica en el XVI Festival Provincial de la Radio. En la feria del libro de la Semana de la cultura holguinera, realizada en enero del 2003 se presentó su investigación Selva interior, estudio crítico de la poesía en Holguín (1862-1930) coescrito con Zenovio Hernández y Anicia Cruz y publicado por Ediciones Holguín; en febrero se dio a conocer su Antología de la décima cósmica de Holguín, publicada en México por el Frente de Afirmación Hispanista y en julio apareció La resaca de todo lo sufrido, decimario coescrito con José Luis Serrano y publicado en Santa Clara por la Editorial Capiro. Publicó, además, La inefable belleza por Ediciones Holguín y el folleto Holguín, ínsula embrujada por las Ediciones del Taller de papel de Holguín. Ese año obtuvo Mención en el Festival Nacional de la Radio y en el Premio de la Ciudad por un programa «Viajera peninsular» dedicado a las décimas escritas por Faustino Oramas (El Guayabero), Premio en el Segundo evento provincial de investigadores jóvenes, Segunda Mención en la única edición del Premio Especial Bi-centenario de José María Heredia, convocado por la Editorial Oriente de Santiago de Cuba y Mención en décima en el Premio Iberoamericano Cucalambé. También en el 2003, entre el 6 y el 20 de octubre participó en la gira nacional de poetas y trovadores La estrella de Cuba, dedicada al bicentenario del poeta José María Heredia.
En el 2004 recibió el Premio Nacional Calendario de la Asociación Hermanos Saiz en ensayo y publicó por Ediciones Holguín La noche octosilábica; historia de décima escrita en Holguín (1862-2003) y, junto al poeta Renael González, el libro de textos de amor El más perfecto modo por la Editorial Sed de Belleza de Santa Clara. Entre el 16 y el 21 de agosto de ese año participó en la Feria Internacional del Libro de La Paz en la que presentó dos libros e impartió dos conferencias acerca de José Lezama Lima y Eliseo Diego, y participó como facilitador en otra acerca de Alejo Carpentier. El 27 de diciembre, comenzó a vivir en Avenida de los Libertadores, número 210 e/ Mario Escalona y Fábrica Turquino, Reparto La Aduana, junto a la artista plástico Dayamí Pupo y su hija Camelia Ricardo.
En enero de 2005 fue reconocido como Hijo Ilustre de la Ciudad de Banes. Este año recibió el Premio Nacional Todo décima en ensayo, convocado por la Casa Iberoamericana de la Décima de Las Tunas, el Gran Premio Nacional de Investigaciones Culturales Memoria Nuestra, convocado durante las Romerías de Mayo de Holguín, y el Premio Provincial de Investigaciones Socioculturales. Publicó, además, la segunda edición de su sonetario Consumación de la utopía, por las Ediciones Unión de la UNEAC.
En el año 2006 la Editorial Abril publicó su ensayo La sucesión sumergida. Estudio de la creación en décimas de José Lezama Lima, por el que había obtenido el Premio Calendario 2004. En julio recibió el Premio Iberoamericano Cucalambé. En septiembre fue incluido en la segunda edición del disco Un lugar para la poesía.
El 26 de octubre, a las 8 y 18 PM, según el taxista, tuvo un accidente de tránsito junto al poeta José Luis Serrano. El 18 de octubre, recién operado, recibió en el Museo La Periquera el Reconocimiento XX Aniversario de la Asociación Hermanos Saiz. En marzo de 2007 integró la delegación artística que viajó a Guatemala y realizó lecturas de poemas para la misión médica cubana en Huehuetenango, Uspantan, Quiché, Petén, Xayaxché, Poptún, Cobán, Izabal, Chiquimulilla y Ciudad Guatemala. La Editorial Sanlope de Las Tunas publicó su decimario Premio Iberoamericano Cucalambé 2006: Atormentado de sentido; para una hermenéutica de la metadécima, prologado por el importante poeta cubano Roberto Manzano y el 18 de octubre recibió la medalla Abel Santamaría otorgada por el Consejo de Estado en el Mausoleo José Martí.
Ha sido incluido en numerosas antologías en nacionales, así como en México, Estados Unidos, Venezuela, Argentina, Galicia y Rumania.
Ha participado como jurado en varios concursos literarios y como ponente en algunos eventos, en los Talleres de Poesía del Festival de la Cultura de Origen Caribeño, en Santiago de Cuba y de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, de Holguín; además, en la Jornada Cucalambeana de Las Tunas, los Seminarios de Invierno del Instituto Cubano del Libro, la Fiesta de la Cubanía de Bayamo, los eventos Al Sur está la poesía de Pilón (Granma), las Romerías de mayo, entre otros.
Es miembro de la Cátedra Benito Juárez de la Universidad Oscar Lucero de Holguín, del Consejo Asesor de la Casa Iberoamericana de la Décima de Las Tunas y Miembro de Honor de la Biblioteca Nacional José Martí.
Fundó, en 1995, la peña de la décima «Con sed nueva de cantar» que funcionó durante tres años en la Casa de Iberoamérica de Holguín y el concurso nacional Vicente Espinel que contó con dos ediciones. En el 2002 fundó el grupo literario Escuela Holguinera de la Décima, también en la Casa de Iberoamérica, y en el 2003 convocó, desde esa institución, el concurso nacional Adolfo Martí Fuentes.
Ha publicado en numerosas revistas y periódicos nacionales y extranjeros y está incluido en el Índice de Poetas de la Lengua Española, de la Asociación Prometeo de Poesía. Su biobibliografía presentada como resultado científico en varios eventos provinciales y su obra en décimas fue objeto de un trabajo de diploma de un colectivo de estudiantes del Instituto Superior Pedagógico José de la Luz y Caballero de Holguín.
Algunas opiniones acerca de su obra
Ronel González Sánchez, figura entre los jóvenes poetas más descollantes de Cuba, no tanto por las irregularidades estróficas, modernistas ni por las pretendidas innovaciones extrínsecas de la Vanguardia, como por su entrada triunfal en ese mundo abstracto y mágico que es la poesía. Sus imágenes visionarias, que nos revelan una madurez precoz, no salen del cráneo frío sino del corazón caliente. Conmueven sus poemas, incluso sus décimas cuando el poder transformador de la emoción recordada sustituye e individualiza los significados, cumpliendo así la ley intrínseca de la expresión poética.
Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí, carta de febrero y 1998)
En oportunidad opuesta a la exteriorización, con altibajos, se encuentra Ronel González Sánchez, natural de Cacocum, provincia Holguín. Es el más joven de todos y uno de los más jóvenes de Cuba; prácticamente recién venido en 1971, es sin ambages, un poeta de acendrado dominio del verso, el idioma y las técnicas poéticas. Acercarse a los poemas de Ronel implica un cumpleaños del lenguaje, un holgorio del asombro, protagonizado por alguien que apenas rebasa las dos primeras décadas de vida.
Marino Wilson Jay, se refiere al cuaderno Días del hombre, publicado en 1992, en Peligro: aquí se habla de poesía. Santiago de Cuba, Ed. Oriente, 2000, p. 90.
Las décimas de Ronel González y José Luis Serrano [se refiere al libro El mundo tiene la razón] me parecen francamente estupendas. Rezuman inteligencia, oficio, cultura, fantasía y sentido del humor. He leído el cuadernillo un par de veces y pienso volver sobre él. Me asombran la juventud de los autores, la libertad que han sabido hallar en la estrofa y la originalidad y la actualidad de ese mundo al que, apenas cerramos el cuaderno, advertimos, algo turbados, que nos han dado acceso.
Orlando González Esteva (poeta cubano residente en los Estados Unidos, en carta al poeta Waldo González del 14-9-1996, enviada desde EUA)
En Holguín pude comprar algunos libros tuyos. El que más me agradó fue Sagrados testimonios, con sus referencias bíblicas." Vivimos tiempos de amor/ tiempos de traidores [...], es un magnífico poema. Les tengo gran cariño a los escritores valientes de Holguín, como tú.
Dr. Martin Franzbach (Investigador de la literatura cubana, en carta del 22 enero 1999 enviada desde Bremen, Alemania)
Ronel González es uno de los más valiosos poetas de la joven generación holguinera y, sin dudas, del resto de nuestro país. Es notable su dominio de todas las formas estróficas de la poesía clásica en lengua española, tanto como del versolibrismo, dentro del cual se mueve a sus anchas. Debemos felicitarnos por contar con su precioso talento y por su temprana madurez lírica.
Adolfo Martí Fuentes (Poeta e investigador cubano. En carta al poeta el 4-3-1998)
Sus más de diez libros publicados en apenas un lustro (verso libre, décima, soneto, poesía para niños) corroboran en Ronel González una y otra vez talento, cultura y oficio nada comunes. Como un Rimbaud tropical, el poeta holguinero, con honda praxis, descuella en su promoción y en las letras cubanas de los 90.
Waldo González López (Poeta e investigador cubano. En carta del 4-3-1998)
El amor por la poiesis en su sentido original (el conocimiento); la pasión por la infinita búsqueda del azoro ante la existencia; el sueño eterno del triste sabor que nos deja la sangre: tal se nos presenta en este libro el joven poeta Ronel González Sánchez, para hacernos meditar, gracias a su aliento, más que reflexivo, filosófico. Fluye en sus versos una riqueza expresiva unida a una carga metafórica que se apoya en la sugerencia y la intuición. A través del verso libre, el soneto, la décima y otras estrofas, su discurso - también lírico- se vuelca a una idea del mundo multiforme e insólito que acontece cada día.
Nota de contracubierta del libro: Desterrado de asombros (1997).
Sin duda Ronel González Sánchez es una de las nuevas voces poéticas latinoamericanas que nos trae auténticos valores para un resurgimiento de nuestras letras. De una relación profunda y acorde al decir con la imagen que embriaga pero deja los pies en la tierra, este poeta ha sabido transmitir una nueva percepción de un mundo gastado por el hombre de nuestra época. Desde la filosa hora llena de azares de la reflexión consecuente y la apertura dolorosa y febril de los sentidos hasta el abandono de determinados espacios y tiempos, González se ha inscrito en esa tradición más que heroica de arrancar del paladar del suceder, segundo a segundo, lo que guarda volumen y estatura dignos para el enriquecimiento del ser. Sus versos son resguardados por una voz fecunda, cercana a lo íntimo que invade y obliga al lector a detener su andar y transfigurarse en sus quimeras, que brotan directa y paulatinamente en las páginas de sus ya numerosos poemarios, los cuales precoz, pero sabiamente, ha escrito.
Moisés de Alberto Jurado (Revista Ateneo, Venezuela, No. 12, 2000 )
La virtud esencial de las décimas de Ronel consiste en mostrar que el artista de la palabra no se conforma con el sonsonete rítmico y de la rima, para buscar y hallar expresión, anchura de sentidos y diversidades temáticas. Sabe imprimirle al impersonal octosílabo el registro de su personalidad poética, lo que, en Cuba, tiene en el José Martí de los Versos sencillos al maestro más consumado.
Virgilio López Lemus (prólogo al libro La furiosa eternidad, escrito en mayo de 1996)
El nombre de Ronel González, nacido en aquel “pueblo de escurridizos trenes", y que vive y crea en la ciudad de Holguín - su ciudad, nuestra ciudad- se encuentra ya entre los consagrados, pese a su juventud. Prueba de ello es que poemas suyos han sido publicados en revistas y antologías nacionales y extranjeras, y que su nombre aparece en índices de poetas e historias de la literatura y de la décima cubanas, en Alemania, España, Argentina y Cuba. Queda demostrado, pues, que con Ronel está dejando de ser cierto aquel dicho popular de que nadie es profeta en su tierra, aunque esa tierra sea una provincia de una isla valerosa y bella, pequeña y grande a la vez dentro de la inmensidad del mundo. En sus búsquedas incesantes por los caminos de la poesía, se remonta el poeta a los mitos de la antigua Grecia; a autores de nuestra América como Borges y Darío; a su conocimiento de escritores europeos -Rilke, Thomas Mann, Wilde-, a pasajes bíblicos que lo han conmovido particularmente. Este complejo conjunto (se refiere al volumen Consumación de la utopía) me hace suponer que Ronel González trata de hallar nuevas sendas que lo conduzcan a lo que su alma de poeta pueda considerar su verdad, verdad que no encontrará en el laberinto sino dentro de sí mismo, salvado por la luz, la esperanza y la poesía misma, que lo harán “vencer el desamparo".
Dra. María Dolores Ortiz
Sutilmente signado por el paso del tiempo El arca de no sé (2001) es un comentario fabulado de la familia y de los sueños de cualquier niño, pero Ronel González lo dota de un lirismo lúcido y puntual. No escojo los adjetivos a la deriva, al menos en este caso. Me gustaría hacer notar la manera en que este libro roza el tema del dolor, sin regodeos innecesarios, pero sin risibles omisiones. El arca de no sé (...) es capaz de dejar que sus personajes hablen sin grandilocuencia y con seriedad; jocosos o esperanzados, y en este juego de circunstancias fantasiosas o palpables está siempre la imagen, lo que, tras las palabras, sigue sonando. Me gustaría que mis hijos jugaran con este tipo de libros.
Rogelio Riverón. Periódico Granma, 3 de junio del 2002.
El libro que tiene el lector en sus manos está escrito con la pasión del que se encuentra consciente de su nueva estimativa del arte y del mundo. Dialoga ferozmente con todos, pero sobre todo con los artistas, con la gestualidad del que quiere instalar una luz entre los ciegos. El dominio de la décima es absoluto: las formas están convertidas en segunda naturaleza, que es lo que se llama maestría. Y todos los planos del lenguaje, dentro de esa estructura proteica, se enderezan hacia nuevos ángulos de exploración artística.
Roberto Manzano, prólogo al libro Atormentado de sentido; para una hermenéutica de la metadécima (2007).

Diccionario de escritores holguineros (1862-2008)

Diccionario de escritores holguineros (1862-2008) Ronel González Sánchez

Desde las primeras décadas del siglo XIX con la inauguración del puesto de Gibara la región holguinera inició su desarrollo económico, estimulando poco después un florecimiento cultural con la inauguración de sociedades de recreo, teatros y la llegada de la imprenta en 1862, aunque no es hasta el triunfo de la Revolución en 1959 que se produjo una explosión en el desarrollo de la cultura, especialmente con la institución del Premio de la Ciudad de Holguín en 1986 que fue un fuerte estímulo para la creación literaria holguinera. A pesar de los éxitos de la historia literaria de esta provincia cubana, son pocos los estudios de la evolución y desarrollo de esta manifestación cultural. Aún son escasos los libros que se adentran en las principales figuras y períodos de las letras holguineras, es por ello que consideramos muy útil el Diccionario de escritores holguineros (1862-2008) que recoge las principales figuras e instituciones literarias, resal-tando su quehacer, publicaciones y datos biográficos más significativos. Con este resultado investigativo se cuenta con un documento de gran provecho para estudiosos de la cultura holguinera y cubana en general, enriqueciendo la bibliografía que sobre el tema existe en la Isla y ampliando el horizonte del Diccionario de la literatura cubana, donde pese a la importancia de obras y autores locales la mayoría no aparece.

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"Ronel González Sánchez figura entre los jóvenes poetas más descollantes de Cuba, no tanto por las irregularidades estróficas ni por las pretendidas innovaciones de la vanguardia, como por su entrada triunfal en ese mundo abstracto y mágico que es la poesía”. Así se refirió Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, a este poeta en cuya obra, numerosas veces laureada y con varios volúmenes aparecidos en papel y tinta, la décima ocupa considerable zona.

ACCESO AL DICCIONARIO:

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7 de julio de 2009

La holguinera costumbre

Gabriel Pérez Rodríguez
Poeta y narrador.

Holguinidad de holguinidades, todo es holguinidad.
Para un mejor conocimiento de ¿quiénes somos, por que venimos y por qué nos vamos?.

Comunicativo como cualquier otro cubano, es este pueblo más chovinista que ninguno, en el más digno sentido de la palabra. Basta decir que el holguinero se cree el gran iniciador, el elegido. Holguín, para cada holguinero, es una Ciudad del Universo.

En sus arenas se produjo el Encuentro con el Viejo Mundo en 1492 y sus aguas fueron las de la Aparición, en 1606, a Rodrigo y a los dos Juanes, de quien hoy es considerada la Patrona de Cuba, en la más grande bolsa de agua del mundo, la bahía de Nipe, ubicada a su vez, en el municipio de Antilla, el más pequeño de la Isla.

Holguín fue la ciudad que más Generales puso al servicio del siglo XIX, por lo cual fue considerada “la Nodriza de la Revolución”.


Las arterias de este tejido urbano vieron nacer, en 1839, a quien la historia conoce como el General de las Tres Guerras: Calixto García Iñiguez. Los hombres que integraban su columna realizaron el primer acto de Cuba Libre, cuando en 1898 se postraron frente a la Basílica del Cobre a los pies de la Virgen, en acto solemne para la Declaración mambisa de la Independencia del pueblo cubano. Según Máximo Gómez, al holguinero cupo “la satisfacción de ser el primer vencedor con artillería”. Y asimismo, antes de morir Don Calixto dijo: “Yo he sido el último que ha peleado por Cuba”.


He aquí la tarja que reconoce el sitio donde desembarcara quien diera a esta tierra la primera y ya nunca superada hipérbole: Esta es la más fermosa tierra que ojos humanos hayan visto... De este y otros orgullos tal vez se derive la holguinera costumbre de exagerarlo todo, magnificarlo todo, mitificarlo y mistificarlo todo, apropiarselo todo, elevarlo y presentarlo todo al rango holguinero.
Han pasado cinco siglos de la llegada del Gran Almirante y aquí estamos, jactanciosos, metafóricos, presumidos y altivos por excelencia. Epicentro que tiene por asideros el Alfa y el Omega, progenie sin coto ni pizca de mesura.
Por ejemplo: Dos ciudades se disputan el nacimiento y muerte del Apóstol, pero la nuestra conserva los sudores y perfumes en el último sudario que guardara los restos mortales del gran Martí de América.
En las afueras de la jurisdicción antigua, en el sitio conocido como Mala Noche, se organizó tácticamente la histórica invasión de Oriente a Occidente. Desde entonces, se dice que todo comienza Aquí y va a morir Allá.

Fue, entre el salitre de estas costas, que se divisó para el mundo la más famosa de cuantas hojas hubo jamás. Hoja que llevada a la torcedura, fue estuchada, anillada, protocolarizada y comercializada en los cuatro puntos cardinales con el nombre de Habano, por supuesto.

De estos bosques embarcaron al puerto de Cádiz las maderas preciosas que sostienen esa magnificencia que es El Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

El hato, en 1545, fue un premio o donación del Adelantado Don Diego de Velázquez al capitán García de Holguín, que gracias a su bravura y por Real Orden, capturó a Cuautémoc, el último Emperador Azteca.

De fuerte arraigo al terruño, grande es el sentido de pertenencia en un pueblo sólo superado, en esta isla, por el gentilicio habanero, pues en el mapamundi existen ya más de un millón de holguineros.

Aquí está el sitio más antiguo de la Cultura Protoarcaica de las Antillas. Y en las cuevas de Seboruco y Levisa, las primeras muestras de arte rupestre.

En tierras de rica historia aborigen no puede pasar por alto la bendición de Baybrama: el dios de la fertilidad, cuyo trono se encuentra a lo largo y ancho de las regias Alturas de Maniabón. Es aquí, ¿dónde si no?, el lugar en que se guardan como joyas las muestras más insólitas del mundo aruaco: ritos, modus vivendi y enterramientos en todas las posiciones que pudo abarcar la humana mente.



Hay que venir al Chorro de Maíta para danzar de manos de la muerte y saber que en la “aldea del resplandeciente cielo”, como la definiría el Doctor José Manuel Guarch, la eternidad persiste en ser posible. Ceremonial en barro y madera reencarnado donde salta la iguana y el casabe se tuesta otra vez en el burén.



Es la necrópolis de Luz y Caballero, al este de la ciudad, el cementerio colonial más antiguo de la Isla. Acaso sean éstas, unidas a una rica tradición oral, las causas por las que es el holguinero fabulador, imaginativo y mítico de tal manera que ni los reyes se salvaron... En los primeros años del hato, dos ilustres nombres de la Corona identificaron los riítos que entrecruzan Holguín: Fernando e Isabel; pero los nombres de sus Majestades católicas fueron harina de otro costal, para dar paso a los mitos del Jigüe y el Marañón.

Ecléctico como su arquitectura, a veces peca el holguinero de arcaico, al persistir en él cierta tendencia al conservadurismo que lo muestra aldeano por demás... recuérdese que de un sevillano se recibe aquí el patronato, y de un extremeño (nacido en Badajoz), la patronimia. En su linaje coexisten el gallego, el canario, el catalán, el chino y el árabe, entre otros cercanos y lejanos visitantes llegados a sus costas. Estrechos lazos liaron Holguín a la península ibérica mientras se instaló en Gibara el Viceconsulado de Portugal.

No obstante, en lo coloquial, el holguinero es de un habla pausada y cordial. El hombre de aquí, al hablar, no canta como el habanero, ni grita como el santiaguero. El común holguinero fabula, y está más europeizado que africanizado.

Musical por naturaleza, Holguín conserva con virtuosismo la orquesta más antigua fundada en América: la centenaria orquesta Avilés. Y como usted encontrará seguramente a quien le advierta que por aquí entraron al continente los primeros músicos que venían con el Descubridor, también se precia el holguinero de poseer las mejores voces líricas de la Isla... Los pueblos más pintorescos de la música cubana están en la más famosa ruta "del mundo", cantada y y mil veces en el riquisimo Chan Chan de Compay Segundo. Y estos pueblos se visitan a través de nuestras líneas ferroviarias:

De Alto Cedro voy para Marcané Llego a Cueto, voy para Mayarí...

Es el holguinero agencioso, emprendedor y sagaz, y por eso han sido consideradas sus tierras como el granero de Cuba. Y, dijo el Apóstol: “En Holguín hay mil vacas paridas”. Y desde siempre se conocieron estas tierras holguineras propicias para las siembras.

De hombres industriosos está habitada Holguín, donde la dulce caña se mezcla con el salobre celeste de las playas y el rojo mineral de las riberas.

Desde el punto de vista físico, la gran ciudad es un laboratorio y espiritualmente hablando, una oruga cuya suerte no podrá ser otra que un valle de mariposas.

Bastó que a principios de la década del 90 los quioscos de estas plazas se rebatizaran con el “angolano” “candongas”, para que luego proliferaran por todo el país.

La idea de hacer de Holguín el ombligo del mundo se extiende por derecho propio a la farándula artística echando raíces en las páginas literarias, que son las que verdaderamente eternizan una idea. Es esta la provincia del Uni-Verso, desde ella se convoca al más plenus ¿quid interius mente?, delirium tremens de la poiesis. El Premio Nacional de Literatura Pablo Armando Fernández (holguinerizándose) ha declarado que “uno es de donde hace su Bachillerato”. Y él, (nacido en el antiguo central Delicias de la vieja comarca holguinera), hizo el suyo en nuestros claustros. “Holguín me inventó. Yo soy una invención suya”, ha dicho él. 

A fuerza de pasión, demostrada en cada fiesta cultural, se ha declarado que César López es un santiaguero holguinerizado que vive en La Habana. Mientras que la Doctora Ortiz --una vez muerta Libertad Lamarque-- es la Novia de Holguín.

Gibara, amén de cascarrabias y cervantinos, fue la villa escogida para el primer homenaje nacional tras la muerte de esa gran Luz llamada José Lezama Lima. Mientras, no pocos son los que a hacha de Celestino matarían a aquel que se encargó de hallar (o pretendiendo hallar, halló lo inhallable), la copia de pila bautismal donde “reza” que Gastón Baquero nació en La Habana, cuando el mismísimo poeta origenista defendió hasta sus últimos días su hermosa cuna banense. Aquí las (¿Reinaldo?) Arenas son más blancas... Esta es tierra de Buenaventura, sino, por qué dejaba el gran Emilio Ballagas los tinajones de Camagüey para “saciar” su sed en nuestros campos.

No hay en el mundo parecido mejor que una vista del Túmulo de Maratón, en el Ática y el de nuestra Loma de la Cruz, por tanto, he aquí el Olimpo, el sitio ideal "Para festejar el ascenso de Icaro".

Conózcase que a causa de tantos panteones erigidos al fallecer la más grande poetisa cubana del siglo XX, la también poeta Mayda Pérez Gallego ha declarado a nuestros poetas como irrevocables huérfanos de Dulce María Loynaz.

No cabe dudas, el holguinero es de La Gran Escena.

Y, en fin, que según el periodista y narrador Rubén Rodríguez, “Dios es holguinero”. Debe ser por eso que las lunas de Holguín son diferentes, y que aquí las escaleras sí llevan al cielo.

Reza en los corredores alrededor del parque central de esta ciudad (el más grande de su tipo en el país), una placa que resume toda suerte de ingenio y donaire, que aún los peores tiempos no podrían eludir: A HOLGUÍN Primer lugar en el Concurso del pueblo más simpático, celebrado por El Diario “La Lucha” 31-12-22.

En permanente convocatoria y espíritu renacentista, esta ciudad lanza su grito de Cruz, colinas y parques de amistad. Esta ciudad declarada (para mayor orgullo en sus aires cosmopolitas) Eterna Capital del Arte Joven, con las Romerías de Mayo. 

Ha entrado Holguín a la Tercera Era de la Cristiandad colgando un Cosme en fastuosas capillas del Vaticano.

Esta ciudad que no perdona al mismísimo Juan Pablo II, el haber estado cerca y no pisar sus tierras en recorrido urgente por la Isla. Porque dónde, señores, dónde mejor podría vivir un papa que en la villa de San Isidoro de Holguín, la Ciudad de los Parques. --------------------

HOLGUINERO(A): Estoy seguro que después de leer este artículo de Gabriel Pérez, algunas sonrisas están apareciendo en tu alma. Cada una de ellas, o mejor, los motivos de esas sonrisas, son el misterio que nos acompaña, son la holgunididad. Por ello te pido que des fe de vida y que me cuentes cualquier recuerdo, me digas el nombre de un lugar, de una persona, o simplemente mandes un abrazo y digas el lugar donde vives para que otros tengan la agradable manía de saberte vivo(a).

La Bahía de Nipe, enormísima república líquida donde ocurrieron hechos singulares


Después de la conversión de la de Hudson en mar interior, la bahía de Nipe es, de las de bolsa, la más grande del mundo. Tiene unos 120 kilómetros cuadrados de extensión y acumula mil 700 millones de metros cúbicos de agua aproximadamente. Descubierta por Cristóbal Colón en 1492, esta bahía tiene 25,9 kilómetros de largo y 16,8 de ancho.

En su entorno, cuentan, habitaron los dioses aborígenes Taguabo y Maicabó. Y sobre sus aguas, cuentan, apareció flotando la Virgen de la Caridad de El Cobre, Patrona de Cuba. Pero a pesar de sucesos tan trascendentes, la colonización española no se interesó por este lugar casi nunca. Las orillas de la enorme bahía estaban más solas que un cementerio a media noche y por ello fue refugio de mil y pico de piratas y compañía; sin embargo, el más famoso de todos los que allí llegaron fue Williams Hasting, que compró un pedazo de aquellas tierras a la corona española y fundó familia y dejó sus huesos por esos lares.
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La primera ocasión que escuché el nombre del pirata William Hasting, fue de boca de un compañero de aula que residía en El Embarcadero de Banes. Manifestaba también, con inocente orgullo de niño, que era descendiente del temido pirata. Supuse entonces que el chico estaba influenciado por la serie radial, muy popular entonces, que con adaptación de Félix Pita Rodríguez, hacía que Emilio Salgari nos transportara al turbulento Caribe de hace algunos siglos.

Muchos años después, en el bregar periodístico, conocimos al ya desaparecido Guzmán Méndez Escarsena, quien en su casita de la playa Puerto Rico Libre, nos habló del germano aventurero William Hasting, relatos que también parecían estampados por la pluma de Salgari, pero ahora con la etiqueta incuestionable de lo real maravilloso.
Siguió transcurriendo la marcha inexorable del tiempo cuando, a mediados del mes de noviembre del 2006, pudimos entrevistar a dos descendientes del pirata, ambos residentes en la pintoresca ciudad de Antilla. Aunque conocíamos desde mucho tiempo antes la existencia del más cercano descendiente del pirata, no fue posible el encuentro hasta la fecha señalada anteriormente, pues esa persona se encontraba fuera de la localidad.
Acompañados por el historiador de la municipalidad de Antilla, Julio Labrada Noa, comenzamos las entrevistas por Carmen Luisa E. Hasting Campos, biznieta de Catalina Hasting, quien fuera a su vez nieta de William Hasting o Don Guillermo. La vivienda de Carmen Luisa se encuentra enclavada en la calle René Ramos Latourt, cerca del Museo de Historia del mismo nombre.
Pronto se establece el diálogo, platica que sólo se interrumpe cuando Carmen Luisa va en pos de viejos planos de parte de las tierras de la hacienda Punta Salinas propiedad del famoso ancestro y donde resalta la ubicación del cementerio donde reposan los restos de muchos de sus familiares.
Carmen Luisa niega rotundamente que William se dedicara a la piratería pues según ella: “era un mercader que comerciaba entre Nassau, el norte oriental de Cuba, La Española, Puerto Rico”, y acota seguidamente: -Eso fue lo que siempre escuché en el seno de mi familia. ¡William era gente buena de comercio!- aseguró vehemente la entrevistada.
Luego de este interesante encuentro con Carmen Luisa, nos trasladamos hasta la casa marcada con le número 88 en la calle Carlos Manuel de Céspedes. Allí nos encontramos con Andrés Hasting, nieto de Luis y por ende tataranieto de William. A pesar de contar ya con 95 años, Andrés, conocido también como Júcaro, posee una vitalidad poco usual en personas con tantas primaveras en su haber. Nuestra primera pregunta para el nonagenario se caía de la mata: ¿era William un pirata?
-¡Claro qué sí!- afirmó Andrés con voz firme y un destello pícaro en sus vivaces ojos. Andrés Hasting, quien nació en 1911, claro está que no conoció al ancestral pirata. Las vivencias sobre Don Guillermo las obtuvo por testimonios de viejos ex esclavos de su familia, quienes a su vez, las escucharon a sus padres o abuelos de la dotación del viejo Hasting. -Era un temido pirata- reitera Júcaro tras de hacer funcionar el ordenador de sus recuerdos. –Desde niño escuché historias escalofriante que, contada por esos viejitos, involucraban a mi tatarabuelo Guillermo….Andrés hace una breve pausa y regresa con nuevos bríos a su relato. -En una oportunidad salió con tres esclavos a cambiar de lugar parte de su fortuna que tenía enterrada en el monte. Al atardecer regresó con sólo uno de ellos, el de su entera confianza- entonces el anciano detuvo su relato para con un gesto inequívoco, hacernos comprender el triste final de los dos que no regresaron: cual si fuera un filoso machete del viejo se pasó la diestra por su cuello.
En esta interesante plática con Júcaro quisimos que nos aclarara la leyenda del negro cimarrón que escapado de una hacienda de Santa Lucía, vino a refugiarse al vasto territorio de Don Guillermo. Andrés nos contó que este cimarrón fue capturado por el propio William, quien lo hirió al lanzarle su machete con una destreza que hablaba de su pasado. El fugitivo fue atendido de la herida pero quedó inútil para el trabajo rudo de la hacienda. Como era joven, fuerte, robusto y con una arcada dental envidiable, Hasting lo dejó como semental para mejorar con su estirpe la dotación de su hacienda Punta Salinas.
Según Andrés este esclavo, lejos de odiarle, le estaba agradecido a Don Guillermo, ya que de ser devuelto a su antiguo dueño, sufriría crueles tomentos hasta morir y dar así un escarmiento al resto de la dotación. Este relato de Júcaro, aunque difiere del que señala la devolución del esclavo a su antiguo dueño, es el más lógico y aceptable.
A una pregunta nuestra sobre el origen de su apodo Júcaro, Andrés nos respondió que se debe al lugar de nacimiento, sitio donde heredó unas diez caballerías de la antigua hacienda de William.
Mientras oían la interesante conversación con el venerable Júcaro, nadie miró las agujas de sus relojes se deslizaron sin apenas percatarnos. Al filo del mediodía nos despedimos de Andrés y su afable familia, pero antes el anciano habló del raudo barco de su tatarabuelo, de sus mortíferos cañones y de la emboscada tendida por galeones españoles hasta destruirlo. El ancestral lobo de mar se fue al fondo o anda flotando como material microscópico del agua después que los tiburones hicieron su digestión y cagaron su recuerdo en el océano.
En la pintoresca villa de Antilla, rodeado del cariño de sus familiares, nos despedimos de Andrés Hasting, quien gustosamente accedió a esta entrevista que hemos querido compartir con ustedes, querido internautas. Tomado de http://www.aldía.com/
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En Holguín, la maestra periodista María Julia Guerra se ha empeñado más que nadie en seguirle los pasos al pirata William Hasting y a su descendencia. Lo último que supe es que María Julia había completado el árbol genealógico de la familia y otras curiosidades apetecibles. Un día Aldeacotidiana tendrá la monografía casi libro completa, eso lo sabemos.

Lo que no sé es si alguna vez podamos leer el primero de una tetralogía que se ha publicado en Estados Unidos. En el volumen, dice su publicidad, se reconstruye la vida del pirata en su hacienda a la vera de la bahía de Nipe. Se titula el libro: Entre huracanes y a su autor, José Ignacio Hernández López, no he tenido el gusto de conocer.

1 de julio de 2009

Mercedes Sirvén Pérez-Puelles: una holguinera comandante del Ejército Libertador

Por Maria Julia Guerra


La doctora en farmacia Mercedes Sirvén Pérez-Puelles, fue la única mujer que durante las guerras de independencia de Cuba alcanzó los grados de Comandante del Ejército Libertador. Vivió en Holguín antes y después de la Guerra de 1895, y ejerció su profesión en esta ciudad y Gibara. Mercedes procedía de una familia acaudalada y patriota. Su tío Ricardo Sirvén Durán fue fusilado en Santiago de Cuba el 24 de junio de 1869. Había sido apresado el día 15 de ese mes. Emilio Bacardí Moreau, nos dice: D. Ricardo Sirvén, natural de La Habana, soltero y del comercio, es pasado por las armas. Era uno de los expedicionarios cubanos de la goleta “Grapeshot” desembarcados en Baitiquirí, y hecho prisionero por las fuerzas del teniente D. Florencio Gubert.

La familia Sirvén Pérez-Puelles, oriunda de La Habana, regresó a Cuba después de la Paz del Zanjón y se radicó en Holguín. La formaban los padres Faustino y María y tres hijos: Ricardo y Mercedita quienes habían nacido en Bucaramanga, Colombia, y Faustino en Puerto Plata, República Dominicana. Todos crecerían en Holguín. Ricardo y Mercedita se hicieron Licenciados en Farmacia, en tanto, Faustino estudió medicina, como el padre. El padre, Faustino Sirvén Durán, era el médico de la municipalidad holguinera. En 1882 demanda del Cabildo que le pague sus salarios atrasados, esta reclamación seguiría y en 1893, el Gobierno de la Provincia se pronuncia porque le paguen su salario mensual y le amortigüen los debidos dándole cierta cantidad cada mes. El Ayuntamiento reconoce que el doctor Sirvén es uno de los médicos mejores y además es el forense de la jurisdicción, pero que no tiene dinero para pagarle, y que además, si lo hiciera establecería diferencias con otros empleados. Sin cobrar nada, el 13 de abril de 1893, fallecía de uremia, en esta ciudad, el doctor Faustino Sirvén Durán. Faustino, el hijo, se casó el 24 de febrero de 1894 con la holguinera Consuelo Carreño Serrano, hija natural de José Carreño y Manuela Josefa Serrano Estrada. Ese mismo año, le ha dado un poder al Licenciado Antonio Sánchez-Bustamante y Sirvén, vecino de La Habana, para que “cambie y compre acciones de la Empresa del Ferrocarril Cárdenas-Júcaro”. Al estallar la Guerra de 1895, el doctor Sirvén se mantuvo en la ciudad mientras pudo, ayudando siempre al campo insurrecto, hasta el 12 de diciembre cuando se incorpora al Ejército Libertador como jefe de Sanidad en la Tercera División del Segundo Cuerpo, que comandaba el Mayor General José Manuel Capote.


Los Sirvén eran miembros de la Sociedad La Tertulia, e infiero que miembros o simpatizantes del autonomismo, pues el historiador Hernel Pérez Concepción en su libro Holguín: ¿Reforma o Revolución? El autonomismo holguinero, refiere:
Los miembros del autonomismo holguinero emplearon las veladas político-literarias para propagandizar su ideología. Puede servir de ejemplo la velada efectuada el 13 de mayo de 1888. Ese día el acto contó con dos momentos que se iniciaron con la orquesta sinfónica. En el primero se recitó la poesía al General Serrano, de José Fornaris, declamada por la señorita Mercedes Sirvén Pérez- Puelles; luego fue el discurso político de Manuel Rodríguez Fuentes, y a continuación las poesías…
El mismo autor acota:
Muchas de las moches en la Prefectura de Mala Noche se dejó oír la dulce voz de Mercedes Sirvén que junto con su madre y otros familiares se habían trasladado allí con el objetivo de alejarse del dominio español. La voz de Mercedes sirvió para cantarle a las glorias del Ejército Libertador y de sus principales líderes como Martí, Maceo, Gómez y otros. 
Sin embargo, hemos encontrado que la madre, María de los Ángeles Pérez-Puelles, había fallecido el primero de marzo de 1891, aquí en Holguín.
Lo que sí es exacto es que Mercedita y Consuelo ingresaron en el campo insurrecto en octubre de 1896 y en la finca Palmarito de Gamboa, al sur de Las Tunas, la doctora en Farmacia Mercedes Sirvén, estableció un hospital de sangre, donde Consuelo serviría como enfermera.
Mercedes Sirvén era una mujer de singular valor. Su botica revolucionaria abastecía de medicamentos y materiales de curación a diferentes hospitales de guerra, tanto fijos como ambulantes, en todo el territorio holguinero y de Las Tunas. Su hermano Ricardo era el más eficiente suministrador. Ella hacía la distribución sola, sin más compañía que su mula y su fusil.
Se le confirieron los grados de capitana a finales de 1896, y en 1897 es ascendida a Comandante.
Al finalizar la contienda se le nombra al frente de la farmacia del Hospital Civil de Holguín y luego ella funda su propio establecimiento en Gibara. En 1812 regresa a Holguín y queda al frente de la farmacia-droguería Sirvén. Vive en esta ciudad hasta 1944.
Faustino, como médico cirujano alcanzó el grado de Coronel. Cuando termina la guerra, es nombrado, por el gobierno interventor, alcalde de Puerto Padre y al instaurarse la República en 1902, es electo Representante a la primera Cámara. Así se trasladó a La Habana con su familia, y allí vivió el resto de su vida sirviendo como médico. Falleció en 1933.
Ricardo, casado con la holguinera Antonia Herrero Morató, abrió su farmacia, en 1899, frente a la plaza central, el hoy parque Calixto García. En 1902 es electo Consejal y, luego en 1912, Representante, por Oriente, ante el Congreso.
En octubre de 1918, Ricardo escribiría en el periódico La Lucha, que dedicaba varias páginas a Holguín:
Casi en el centro de la heroica región Oriental, y sobre un espléndido valle, cercado por dos ríos, se ha ido agrandando la ciudad de Holguín, cuna de valientes soldados de la libertad y de hermosas mujeres…No tuve la gloria de nacer en ese pedazo de suelo cubano; pero me siento holguinero, por el cariño que le tengo a todos los que son; porque a Holguín debo inmerecidos afectos y honores; porque a mis correligionarios de allí, debo su designación para representar a la provincia de Oriente, en el Congreso Cubano; porque allí he vivido los mejores años de mi vida; porque para mi mayor gloria, holguineros son mis hijos y porque allí quiero que, en el panteón de mis mayores, dormir el sueño eterno de la muerte.
Ricardo, quien fuera fundador de El Liceo de Holguín y un entusiasta promotor cultural, falleció en La Habana en 1925, pero sus restos nunca fueron trasladados a la ciudad de Holguín, como era su deseo.
Poco a poco, la familia se trasladó a La Habana. La última fue Mercedes, quien muere allí el 28 de mayo de 1948.
De la singular familia Sirvén Pérez-Puelles no quedan en Holguín más que los recuerdos.

30 de junio de 2009

La farmacia más antigua de Holguín

Por Maria Julia Guerra
A la Farmacia Principal, ubicada en la calle Libertad, frente al Parque “Calixto García”, ningún holguinero le llama así; le siguen diciendo Farmacia Carril. Tal vez sea la Carril la más vieja de la ciudad. En 1881, fue fundada por el Licenciado en Farmacia José María Porta, y bautizada con el nombre de Santa Isabel.
Terminada la Guerra de Independencia, en 1899, el Licenciado en Farmacia Ricardo Sirvén Pérez-Puelles la compra, la transforma, amplía e instala también una droguería en la vivienda contigua.
Cuando Ricardo es electo Representante a la Cámara de la República, en 1912 y pasa a vivir a La Habana, al frente de la farmacia-droguería queda su hermana Mercedes Sirvén Pérez-Puelles, igualmente Licenciada en Farmacia y la única mujer que alcanzó el grado de Comandante en el Ejército Libertador cubano.
Años más tarde fue regenteada por Mercedes y Antonio Pérez Zorrilla, hasta que a principios de la década de 1940 la adquiere el doctor Rafael Carril González.
Actualmente la edificación ha sido dividida, en una parte funciona la farmacia, ya sin droguería, y en la otra una heladería, pero en el piso de la farmacia se conserva el nombre: Sirvén.

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