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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

26 de agosto de 2021

Los viejos caminos de Holguin

Dr. Laureano Calzadilla Anido, 

Centro de Estudios sobre Cultura e Identidad, Universidad de Holguín.




Un estudio pocas veces hecho pero necesario para comprender el proceso de formación de la región histórica de Holguín, es el de sus viejos caminos y sus derroteros.

En los primeros siglos coloniales la geografía de la región oriental constituía un serio obstáculo a las comunicaciones. Atravesada por extensos y elevados sistemas montañosos, caudalosos ríos, exuberante vegetación, abundantes precipitaciones, etcétera, el territorio se convertía en un espacio casi intransitable(1).  

Esa situación se tornaba más embarazosa en las Tierras Altas de Maniabón, donde se formó la jurisdicción.

Holguín es un centro de formación tardía, o sea, distante en el tiempo de la fundación de las primeras villas, y por ello nació alejada de las principales vías de comunicación de su época y, para colmo, la zona estuvo carente de puerto por varios años. Eso la convertía en una sociedad marginal, ubicada en la periferia de las principales actividades económicas, sociales y culturales desarrolladas en la Isla.

Su aislamiento no escapó a la pluma del obispo Morell de Santa Cruz:

“(...) hallarse la población extraviada del Camino Real de los demás lugares y sin comercio alguno con ellos, (...) pero al mismo tiempo muy contentos con sus desdichas porque gozan de una tranquilidad inexplicable y digna de envidiarse (...)”(2). 

Al estar Holguín distante de todos los demás lugares poblados, su territorio servía de refugio a quienes deseaban eludir la justicia, y el más célebre de los casos fue el del Regidor Alférez Real y Alcalde ordinario de la villa de Bayamo, Pedro Benítez de Aguilar. Este individuo le propinó una estocada que le costó la vida al Gobernador y Capitán a Guerra de Santiago de Cuba Don Luis Sañudo de Anaya después que el Gobernador lo insultó en 1712. Obviamente que Benítez de Aguilar huyó y que fue condenado a muerte en ausencia.

En su libro sobre historia de Holguín, publicado en 1866, don Diego de Ávila asegura que “el agresor emprendió la fuga para ocultar su delito, destinando para su habitación el cayo de Mañuecos que hoy se conoce con el de Don Pedro, en la sabana de la hacienda de Uñas, adonde todavía se encuentran vestigios de su antigua morada (...)”(3) 

Se puede conseguir una imagen del esfuerzo grande que hicieron los holguineros del siglo XVIII para revertir la incomunicación en la que vivían, si se consigue determinar por donde pasaban los viejos caminos, ahora  olvidados, muchos de ellos convertidos en serventías y callones y algunos que ya no conducen a ninguna parte porque han sido cortados por presas, obras industriales, nuevos proyectos agrícolas y sobre todo, sustituidos por vías más rectas y modernas. Esos viejos caminos constituyeron el entramado por donde fluían las comunicaciones en el pasado y por tanto, la economía y la cultura.

Veamos.

Los aborígenes cubanos no habían creado caminos en el sentido exacto de la palabra porque en su tiempo no existían cercas que delimitaran fincas y propiedades, y sobre todo, porque no poseían medios de transporte. De todas formas “los indios” iban y regresaban y lo hacían por sencillos senderos que atravesaban las sabanas y bosques. Cuando los bosques eran muy extensos y espesos, los caminantes se guiaban por los cauces de los ríos.

Durante su primer viaje a América, Cristóbal Colón hizo una estadía de una semana aproximadamente en la bahía de Gibara, y desde allí envió a dos de sus acompañantes a reconocer el territorio y para que obtuvieran noticias “sobre el país del Gran Khan”, adonde creían haber llegado. Los enviados utilizaron los senderos de los aborígenes y, probablemente, siguieron el cauce del río Cacoyuguín o el Gibara. Si fue el primero el que siguieron, entonces es posible que hayan ido a parar al paraje de Purnio, al Oeste del actual emplazamiento de la Ciudad de Holguín. Si fue el cauce del segundo entonces debieron llegar al sitio de Las Biajacas, al Este y no muy lejos de la futura Ciudad. 

Sea por donde hayan pasado, en su trayecto los embajadores de Colón debieron descubrir el uso que le daban los aborígenes a la hoja del tabaco. 

Los caminos de Cuba en tiempos de la Colonia.

Caminos, tal cual se conocieron en tiempos de la colonia, los trazaron los españoles. Así se tiene noticias de que el Adelantado Diego Velázquez mandó y supervisó la construcción de uno, tratando, como lo hacía, de “(...) crear las condiciones para lograr fundir en un solo sitio todo el oro que se empezaba a extraer en cuatro de las cinco villas fundadas. Empeño para el cual era imprescindible establecer los caminos que facilitaran su traslado (...)”(4). 

Por tanto queda claro que era necesario crear un camino interior que uniera las distintas villas, sin estar sujetos a los avatares marítimos, sobre todo el asedio de corsarios y piratas. Surgió así el camino de la Isla. Junto a él, en los lugares donde regularmente se producía un alto en el largo viaje para acopiar nuevas fuerzas, aparecieron posadas y otros servicios, convertidos en génesis de futuros nuevos pueblos, como por ejemplo Ciego de Ávila, Las Tunas o Palma Soriano. 

Le Riverend asegura que “había un camino real que teóricamente atravesaba toda la Isla desde Santiago de Cuba hasta La Habana, pero posiblemente no era sino una serie de caminos que conectaban a los grandes centros de población (…)”(5). 

Holguín, como antes se ha afirmado, surge a principio del siglo XVIII alejado del Camino de la Isla y, por ende, distante de las vías comerciales; ello marcó por muchos años su desarrollo e incidió en su cultura. 

Los caminos de Holguín en tiempos de la Colonia.

Quien viajara desde Oriente hasta Occidente, o viceversa, no pasaba por Holguín, por tanto quien viniera expresamente a este pueblo tenía que tener en sus planes llegar hasta él. 

Y lógicamente que en el territorio histórico de Holguín se trazaron y construyeron nuevos caminos por los que se internaban los visitantes o los vecinos de la localidad cuando iban a otro sitio. De ellos se tienen noticias en el presente gracias a documentos valiosos que se conservan en la ciudad(6).

El primer camino holguinero de importancia debió comunicar a esta zona con la villa madre,  Bayamo. A ese lo denominaron Camino Real de Bayamo a Holguín, y salía de Holguín hacia el viento Sur, cruzando por entre los hatos de San Pedro de Cacocum, Arroyo Blanco del Sur y Cauto del Santísimo Cristo de la Misericordia. 

El historiador local de tiempos de la Colonia don Diego de Ávila, cuando hace referencia al deslinde de una venta de tierra que hicieron en 1694 los hermanos Juan Solano y Paula de Cepeda, dice que la hacienda vendida la dividía del hato de Yareyal por el Norte “la unión del camino viejo que venía de Holguín (...)”(7). Por cierto, la Carretera Central construida en 1925 aprovechó gran parte del Camino de Holguín a Bayamo para comunicar ambas ciudades.

Después de aquel primero, los holguineros, con el espíritu de iniciativa e independencia que siempre los ha singularizado, crearon un nuevo camino, ese desde la ciudad hasta la capital del oriente cubano, Santiago de Cuba, sin que pasara por Bayamo. Ese se conoció como el Camino de Cuba.

Luego hicieron otro que unió a Holguín con el paraje de Las Tunas, conocido como Camino Real Las Tunas-Holguín. En Las Tunas ese camino enlazaba a los holguineros con el Camino de la Isla, ofreciendo, desde entonces, una trascendental alternativa para viajar a Puerto Príncipe (Camagüey) y al resto de los pueblos del centro y occidente. 

Asimismo, y según avanzaba la colonización de la nueva y extensa jurisdicción, los vecinos fomentaron una red de vías interiores que comunicaba los hatos y corrales.  

San Andrés, a unos 25 kilómetros al oeste de Holguín, fue zona de poblamiento temprano dentro del contexto de la jurisdicción holguinera. Por allí cruzaba el camino proveniente de Las Tunas y que llegaba hasta Holguín, e igual, hasta allí llegaba otro que venía de Chaparra, pasaba por El Martillo y por San Agustín de Aguarás. Por tanto San Andrés era encrucijada de caminos, y esa es la causa de su desarrollo y asimismo de su desgracia cuando la carretera central dejó al pueblo fuera de su trazado. 

Por San Andrés pasaba también el Camino del Nordeste, que partía de ese poblado, atravesaba Casa Colorada, Cayo Palma y llegaba a Cayo Muñoz. Allí se bifurcaba en una senda con rumbo hacia San Marcos de Auras, y otra hacia Calderón, mucho más al norte; esta misma senda giraba luego a la derecha y se dirigía al paraje de Velasco y desde aquí se comunicaba con Chaparra y la bahía de Puerto Padre(8). 

Otra de las rutas interiores de la jurisdicción era la que comunicaba con Uñas, Auras, Fray Benito y tenía como destino final la ciudad de Baracoa. 

Y era ruta troncal e importante, la vía norte hacia el mar, cuyo ramal principal conducía  a la bahía de Gibara. En los primeros kilómetros después de su salida de Holguín, seguramente se desviaba del trazado de la actual carretera, para cruzar al Oeste de la loma de la Concordia (Guajabales) y por allí, recto, rumbo al Norte, atravesar el centro del hato de Yariniquén y Managuaco. Desde ese último lugar se desplazaba hacia el Noreste en dirección al hato de Guayacanes. Luego, sin perder el rumbo predominantemente al Norte, cruzaba próximo al Cerro de San Marcos e ingresaba en Auras, (actual Floro Pérez).  

El delineado de los caminos en territorio gibareño, entre Auras y la bahía, se fue conformando según se mercedaban los hatos y sus centros se comunicaban entre sí. La  labor de identificar esos caminos fue aún más compleja porque no existen referencias específicas, y se agrega a ello que los antiguos caminos desaparecieron parcialmente o fueron desplazados a planos secundarios por vías construidas en los siglos XIX y XX. 

Cuando se crea el puerto de Gibara (1822) fue necesario reducir distancias entre Auras y la bahía, por ello se rectificó el viejo camino que penetraba en Candelaria hasta la ribera oriental del Cacoyugüín y luego se dirigía a Arroyo Blanco a través del paraje de la Lima, haciéndose un nuevo trazado que se ha mantenido hasta la actualidad. Lo que no se ha conseguido es determinar el lugar por donde el antiguo camino entraba a Gibara, sobre todo porque siempre esa dicha entrada fue obstaculizada por el río Cacoyuguín y por las alturas calizas; y tanto así como se ha descrito, que al fabricar la línea férrea fue necesario emprender una colosal obra ingeniera que abriera un paso por entre la piedra. 

Tres entradas diferentes se podían seguir para entrar a Gibara antes del ferrocarril y la carretera que sigue usándose. De ellos el original era el que se llamaba Camino del Cura. Ese atravesaba los playazos bajos y pantanosos con abundante vegetación de manglar que acompañan al río y culminaba en un estrecho pasaje cubierto de lajas entre el río y el mucaral, en los accesos a la Bahía. Al respecto, Herminio G. Leyva, escribió:

La única vía de comunicación que tuvo Gibara durante muchos años (…) se conocía así mismo con el nombre de Camino del Cura. Partía aquel (…) por el lado Sur de la villa y atravesando el Mucaral y la llanura pantanosa de La Playa, se dirigía al S.O. en busca de (…) Arroyo Blanco, Candelaria, Auras, San Marcos y Las Minas: pasaba entre las lomas de Guajabales y el Guayacán y entraba en Holguín (…) después de atravesar el arroyo Marañón”. 

Todas estas vías existen en la actualidad y son usadas como caminos vecinales. A pesar de su poca utilización y de su deficiente estado físico, constituyen la comunicación más corta entre Gibara y los poblados de Velasco y San Andrés.

Otro camino con dirección Norte y destino final hacia la costa es el que se denominó el Camino de los Ingenios. Su nombre evidencia que fue constituido en el siglo XIX, sin embargo es posible un origen anterior, por lo menos de parte de él, que comunicaba el hato de Holguín con el hato del Almirante. Esa pudo ser una vía muy antigua hacia el mar antes que se poblaran las vegas del Cacoyugüín y el Yabazón. Ese salía de Holguín rumbo al Almirante, se dirigía a Yabazón Arriba, donde luego de vadear el río Gibara ingresaba en el ingenio “La Caridad”, posteriormente reanudaba hacia el Norte atravesando el río Yabazón y de allí continuaba hasta el ingenio “La Victoria”, proseguía rumbo el oeste hasta el ingenio “Santa María”; en el “Embarcadero” se unía al camino real de Holguín a Gibara.

Como a Gibara, por la necesidad del mar, muchos caminos antiguos de Holguín se dirigían a Uñas, cuyas tierras fueron mercedadas desde el siglo XVI. Hoy se pueden describir varios, todos vecinales y de carácter secundario, como el de Pedregoso, que comunica San Marcos de Auras con el hato de Uñas; el camino de Casallas que vincula Auras con Bocas y luego, a través del paraje de Limones con Uñas, en vínculo interno con el camino que a través de Palmarito, Aguacate y la Aguada llevaba al paraje de Velasco. De allí, siguiendo otros caminos o el mismo se podía regresar a Uñas o dirigirse a San Andrés.

Igual eran caminos vecinales interiores los varios que se insertaban al Camino Real Tunas-Holguín, comunicando los hatos entre sí y posibilitando el arribo a la ciudad de Holguín; se destaca entre esos el camino del Rosario, que se unía al de Buenaventura y ambos se juntaban en San Agustín de Aguarás, por donde atravesaba el dicho Camino Real Tunas-Holguín. Asimismo desde el hato de La Cuaba partía una travesía que se enlazaba con la del Rosario y los parajes Ojo de Agua y La Jíquima; por su parte el camino de Guaramanao surcaba la loma del Mijial, el Vedado y se adhería al de San Andrés y el de Puerto Padre, articulando con el Real próximo al río Aguarás y continuaba hacia el norte franqueando el hato de Santa Bárbara(9).       

En fin, que la colonización del territorio holguinero, realizada, fundamentalmente, en los siglos XVII y XVIII, originó una complicada red de caminos, de la que se ha ofrecido fehacientes ejemplos. Esos favorecen la comprensión del proceso colonizador.


………….

 (1) La dificultad de comunicación en los territorios orientales se mantuvo durante siglos. Sabas Meneses, inspector de la provincia de Oriente en el censo de 1907, confiesa en un informe sobre su indecisión al ser nombrado en el cargo, entre otras causas por la gran extensión espacial del territorio, la población muy diseminada y las grandes faltas de vías de comunicación.          

(2) César García del Pino: Pedro Agustín Morell de Santa Cruz: La visita eclesiástica, La Habana, 1985, p.88.

(3) Diego de Ávila y del Monte: Memoria sobre el origen del hato de San Isidoro de Holguín, Holguín, 1926, p. 82.

(4) Arturo Sorhegui D’Mares: La fundación de las primeras siete villas velazquistas y la conquista del territorio de Cuba por España, Ciudad de la Habana, 2007, p. 14.

(5) Julio Le Riverend: Historia Económica de Cuba, La Habana, 1974, p. 31.

(6) Documentos referidos al período 1700-1867, donados por el historiador holguinero José A. García Castañeda al Archivo del Museo Histórico Provincial. No 247: “Estado comprendiado, arreglado y reformado por el Sr. Teniente Gobernador sobre caminos para que se corrija o acometa lo que fuera necesario”. 

(7) Remitirse al deslinde del hato de San Pedro de Cacocum: Expediente 516, Fondo 71, Inventario 6, Legajo 41, Folio 78. Archivo Provincial de Historia de Holguín.

(8) Diego de Ávila y del Monte: Memoria sobre el origen del hato de San Isidoro de Holguin.

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