Por María Julia Guerra y Edith Santos
En las
prolijas páginas del Diario de José
Martí encontramos otras referencias a personalidades holguineras, tales son los
casos de Nicolás Cedeño y Guadalupe Pérez.
El
día 7 de mayo escribe:
De Jagua salimos, y de
sus mambises viejos y leales, por El Mijial. En El Mijial los caballos comen la
piña forastera, y de ella, y de cedros hacen tapas, para galones. A César le dan agua de hojas de
guanábana, que es pectoral bueno, y cocimiento grato. En el camino nos salió Prudencio Bravo, el guardián de los
heridos, a decirnos adiós. Vimos a la hija de Nicolás Cedeño, que habla contenta, y se va con sus 5 hijos a su
monte de Holguín. Por el camino de Barajagua: “ Aquí se peleó mucho”, “todo
esto volvió a ser nuestro”; vamos hablando de la guerra vieja… por el camino se
va a Palma y Holguín.[1]
En el libro
inédito Familias Holguineras, de don
Diego de Ávila y Delmonte[2],
suponemos que escrito a principios de la segunda mitad del siglo XIX, se refiere
que Nicolás Cedeño está casado con
Josefa de Ávila y de la Fuente, con la que
tiene cuatro hijos: Nicolás, Luis, Rita y Justina. Hasta el presente no
hemos encontrado la partida del matrimonio, no obstante sabemos que Nicolás
Cedeño Hernández se casó en la ciudad de Holguín con Josefa de Ávila y de la
Fuente, quien descendía de una de las familias fundadoras de la comarca e,
igualmente, del conquistador y colonizador capitán García Holguín.
Sin embargo, por
las partidas de bautizo de sus hijos, recogidas en los Archivos Parroquiales de
la Catedral San Isidoro de Holguín, Nicolás Cedeño Hernández es hijo de Miguel
Cedeño y Ana Hernández, y, dice, que con Josefa de Ávila tuvo a: Manuela María
(1846), Luis Marcelino (1848), Manuel Eleuterio (1850), Carlos María (1852),
Candelaria del Pilar (1852) y María Justina (1856)[3].
En 1862
Nicolás Cedeño compró a Juan Ángel Pupo, vecino también de Holguín, 125 pesos
de posesión yerma en la hacienda Barajagua,
que linda por el norte con Tacámara, por el sur con Hato del Medio, por el este
con Jagüeyes y por el oeste con La Canoa de los Palacios[4].
En el censo de
4 de julio de 1855 aparece que Antonio Cedeño eran propietarios de la hacienda
Altagracia la Bayamesa, ubicada en el cuartón Cauto Cristo y dedicada por el
propietario a la crianza de ganado. Para 1945 esas tierras aparecen registradas
como propiedad de la Sucesión de Wenceslao Infante, quien la había adquirido de
los Reyes Cedeño.
En la
actualidad es difícil precisar a cuál “monte de Holguín” era adonde se dirigía la
hija de Nicolás Cedeño. Conociendo las propiedades de la familia pudo
encaminarse lo mismo a Barajagua como a Altagracia. En este último lugar aún
existe el apellido Cedeño, pero no hemos podido determinar si son descendientes
de este Nicolás, ni cuál de las hijas
fue la que se encontró con Martí.
EN OTRO APARTE
José Martí en
su Diario de Campaña nos dice que el
día 8 de mayo en el nuevo campamento le limpian un árbol y escribe de pie. “(…) cartas
a prominentes de Holguín, y circulares: a Guadalupe Pérez, acaudalado, a Rafael
Manduley, procurador, a Francisco Frexes, abogado”[5].
Sin embargo ningunas de esas misivas se han podido localizar.
A Rafael Manduley y Francisco Frexes
nos referiremos en post aparte. Pero de Guadalupe Pérez nada podremos decir
porque hasta la fecha no hemos encontrado dato ninguno.
[3]
Archivo de la Catedral
San Isidoro de Holguín. Manuela María (1846), Luis Marcelino Cedeño Ávila
(1848) L. 10, F.
197, No. 1382; Manuel Eleuterio
(1850) L. 10, f. 257, No. 1757; Carlos
María (1852) L. 10, F
333, NO. 2196; Candelaria del Pilar (1854) L 10, F. 423, No. 2732; María
Justina (1856) L. 11. F.
90, No. 528
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