No es usual encontrar en la historiografía cubana dedicada a las guerras de independencia textos que traten sobre el desempeño de las fuerzas hispanas en las mismas. Por otra parte (que quizás no es otra, sino la misma) en muy pocos casos se mencionan las obras defensivas construidas en ese período por el estado español con el propósito de no perder sus últimas posesiones coloniales en América. Lo anterior hace muy interesante dar a conocer las particularidades de éstas obras en el territorio que llegó a ser conocido como la España Chiquita, (Gibara, Holguín), y sus alrededores inmediatos.
Caso sui generis este debido al desarrollo económico y social que alcanzó Gibara, a lo que se suma la composición étnica de sus habitantes. Es lo anterior lo que permitió realizar construcciones militares apreciables aún hoy, a pesar del paso de los años y al maltrato a que han sido sometidas, por las inclemencias del tiempo y por la irrespetuosa acción humana sobre ellas.
Este estudio está enmarcado en un extenso espacio geográfico de la provincia Holguín, el cual se extiende parcialmente sobre los actuales municipios de Holguín, Gibara y Rafael Freyre. El territorio estudiado tiene por límite norte las aguas del Océano Atlántico, incluye en su extremo sur a la ciudad de Holguín, capital provincial y se extiende al este por casi toda la superficie del municipio Rafael Freyre (en tiempos coloniales parte de la jurisdicción giabreña). Su límite al oeste coincide en gran medida con parte de la línea divisoria entre las provincias de Holguín y Las Tunas. Incluye también a la villa de Gibara y las poblaciones de Fray Benito, Santa Lucía, Bocas, Floro Pérez y otras.
Históricamente esta comarca contiene el sitio de arribo de Cristóbal Colón a Cuba y el lugar de la Isla donde permanecieron por más tiempo las naves y los hombres que participaron en aquel primer viaje de los españoles a América. Desde 1513 y hasta 1752 el territorio estuvo comprendido en la jurisdicción de la villa de San Salvador de Bayamo. A partir de esa última fecha fue segregado e incluido en la nueva jurisdicción y tenencia de gobierno de Holguín creada en ese año
Este espacio geográfico posee un bello paisaje compuesto por una zona montañosa, la Sierra de Gibara, y un terreno ondulado en el cual sobresalen las características formas de los mogotes del Grupo Orográfico Maniabón que han devenido en símbolo del lugar de descubrimiento mutuo de dos culturas.
A unos 30 kilómetros al norte la ciudad de Holguín se encuentra la bahía de Gibara, donde estuvo ubicado el puerto comercial de la jurisdicción holguinera durante los siglos XVIII y XIX. Fue en el siglo XIX, a partir de la habilitación oficial del puerto(1) cuando ambas poblaciones, las fértiles tierras agrícolas situadas entre ellas y terrenos aledaños, alcanzaron un desarrollo económico superior al de muchas otras regiones del oriente del país.
Las primeras obras militares que existieron en Holguín fueron simples cuarteles situados en casas particulares de vecinos quienes las alquilaban al estado español con esos fines, sin embargo la primera obra arquitectónica de importancia que se construyó en el puerto de Gibara fue militar: la Batería Fernando VII, concluida en 1818.
A partir del inicio de la Guerra de los Diez Años, en 1868, esta tipología arquitectónica de carácter militar se incrementó. En el territorio, que incluía la ciudad de Holguín, la villa de Gibara y los poblados y caseríos existentes en las áreas rurales cercanas, se edificó un conjunto de obras defensivas con diseños medievales, entre las que se encontraban: torres, muralla, fortines, trincheras y cuarteles.
Estas defensas se adaptaron a las condiciones del terreno y a los objetivos para los cuales fueron construidas y se integraron al paisaje, llegando a formar parte de la imagen cultural del territorio. Las viejas y ruinosas construcciones todavía en pie algunas de ellas, son testimonio de una importante etapa histórica del país. Hoy constituyen ellas un preciado legado cultural. De ahí que el estudio de las mismas haya sido interés de varios investigadores en diferentes épocas.
Entre los primeros en tratar el tema se encuentra Herminio Leyva (2), en el libro Gibara y su jurisdicción, en que abordó la construcción de la Batería Fernando VII y la muralla de Gibara. El Dr. José A. García Castañeda (3) publicó La Batería de Fernando VII, y dejó otros estudios inéditos sobre las Guerras de Independencia, todos de una gran importancia. El tercero, fue Gerardo Castellanos (4), en el libro "Hacia Gibara", donde se describen las fortificaciones más otros detalles que apreció el autor en su recorrido desde Holguín a la Villa en 1932.
Los historiadores gibareños Antonio Lemus Nicolau y Enrique Doimeadiós Cuenca han conservado un valioso material gráfico, y han recogido testimonios de personas que conocieron en mejores condiciones estas obras defensivas e información sobre lo acontecido en ellas. Una larga lista de historiadores y arquitectos de Holguín, Gibara y del CENCREM (5) trataron el tema (6).
A pesar de la existencia de esos trabajos, no se había realizado un estudio integrador de toda la obra defensiva del Ejército Español en el territorio, pues cada autor trató parcialmente el aspecto que le interesó del mismo y sobre todo se investigaron las que se conservan a lo largo de la carretera que une a las poblaciones de Holguín y Gibara. De ahí que, haya sido el propósito de este hacer un estudio general del conjunto militar defensivo construido por el Ejército Español durante las guerras de independencia en este territorio en relación con la riqueza económica del mismo, y demostrar que lo que tradicionalmente fue conocido como Línea Defensiva o trocha militar aunque es más conocido como sistema defensivo (Ver plano) que le dio a Gibara y a su comarca el peculiar nombre de La España Chiquita y que posibilitó que, después de La Habana, la Villa Blanca se convirtiera en la segunda población amurallada de Cuba.
Una órden dada por el Mayor General independentista Calixto García Iñiguez provocó que se incendiaran todas construcciones del sistema defensivo Holguín - Gibara que estaban entre Auras y Gibara para que el enemigo no pudiera volver a utilizarlas (7). Desde entonces y por más de una centuria este sistema militar ha estado abandonado. Las que llegaron al siglo XX tomó a muchas de estas obras ya sin techo ni plataformas.
Por otra parte la mayoría de ellas que existieron entre Holguín y Auras fueron destruidas o seriamente dañadas por la artillería española durante su avance hasta este último poblado el 16 de agosto de 1898 (8). Y también, lamentablemente, en tiempos de la República, los ayuntamientos de Holguín y Gibara aprobaron las demoliciones de algunas de estas construcciones militares, entre ellas los grandes lienzos de la muralla que rodeaba a la Villa Blanca, para utilizar sus materiales en arreglos de calles y caminos; todo esto a pesar de la existencia de inventarios previos de los propios órganos consistoriales, donde las valoraban y consideraban como propiedad estatal.
A lo anterior súmese lo que es obvio: la acción de los elementos naturales actuó en detrimento de estas obras defensivas, y lo sigue haciendo. A los efectos del sol y las lluvias regulares se ha sumado el paso de decenas de huracanes, de más de un terremoto y el daño que causan las raíces de algunos árboles que crecen cerca de sus paredes o sobre los mismos muros de éstas. Por otro lado la acción depredadora del propio hombre que las destruye cuando toma sus materiales para construir obras nuevas o perfora sus muros en busca de supuestos e inexistentes tesoros.
Con este trabajo, finalmente, se pretende contribuir a salvaguardar este valioso conjunto de la arquitectura militar, (de ahí los levantamientos planimétricos de las obras); y dar a conocer los valores patrimoniales que las conforman. Más insistir sobre la importancia de la conservación de las mismas, pues, con tristeza se ve como cada día se pierde irreversiblemente este legado patrimonial sin que se trace una política tendiente a su mantenimiento y restauración.
La mayor dificultad para hacer la investigación fue la casi inexistencia de fuentes documentales y gráficas que traten el tema. Aparecieron algunas referencias en los Protocolos de las Notarías Públicas de Holguín y Gibara; en los cuales se consiguieron unos someros datos sobre algunas fortificaciones (9). Y asimismo en legajos o documentos sueltos de archivo, y en la papelería aún sin catalogar científicamente del ayuntamiento colonial gibareño donde existe alguna información sobre estas fortificaciones, así como en el fondo Tenencia de Gobierno y Ayuntamiento del Archivo Provincial de Holguín y el Fondo 1868-1878 del Museo Provincial La Periquera. En todos los casos la cantidad de datos aportados por los documentos es parcial y exigua.
Nos fueron de mucha utilidad los Diarios de Campaña tanto de patriotas cubanos como los escritos por miembros del Ejército Español. Lamentablemente no existe en los archivos que se han trabajado (Gibara, Holguín, Santiago de Cuba y La Habana) una relación completa de las obras, ni siquiera en los de la Delegación del Real Cuerpo de Ingenieros. En INTERNET se ha localizado alguna información del Archivo Militar de Madrid que refiere sobre todo la existencia de planos de algunas de las fortificaciones, por lo que consideramos que el tema no queda agotado, sino que está en espera de la posibilidad de que algún investigador realice la revisión en ese archivo. También la pesquisa arqueológica puede enriquecer y esclarecer parte de la información y recuperar vestigios de las obras desaparecidas y la reconstrucción histórica de las acciones ocurridas en ellas.
La investigación se complementó con un intenso trabajo de campo que incluyó reiteradas visitas a numerosos fortines de este sistema defensivo y el levantamiento de planos detallados de los mismos. Se tomaron fotografías de los fortines y su entorno. Se analizó en el terreno en distintas ocasiones mediante el empleo de prismáticos y otros equipos ópticos para comprobar la posibilidad de comunicación visual entre dos o más de estas obras defensivas, lo que corroboró los datos que nos aportaron algunos de nuestros .entrevistados en el área sobre sistemas de señales mediante luces, espejos y banderas empleados para transmitir mensajes entre los poblados de la zona de cultivos, cuyos resultados mostramos en uno de los planos.
El trabajo de campo más intenso se realizó durante dos semanas en 1993, pero tuvo su antecedente en uno anterior desarrollado en 1968, cuyos resultados fue posible consultar. Desde 1993 hasta la fecha cada fortín de los que se conservan entre la ciudad de Holguín y la villa de Gibara se ha visitado en varias ocasiones, para actualizar los datos sobre su estado de conservación.
Entre 1968 y 2000 se realizaron numerosas entrevistas a personas que tenían información sobre los fortines, generalmente por haber nacido en el área y conservar datos transmitidos por tradición oral sobre los hechos desarrollados en los mismos durante las guerras de independencia. Varios de los entrevistados eran hijos o nietos de personas que participaron en aquella contienda desde el campo español y obtuvieron la información directamente de sus antepasados. Uno de los entrevistados había servido personalmente en el cuerpo de voluntarios españoles de La Jandinga y otro estuvo preso en la Batería Fernando VII de Gibara por haber acompañado a su mamá a llevar medicinas a los mambises a las lomas de Cupeycillos en 1896, cuando él solo tenía once años.
En fin, que durante varios años se ha reunido un voluminoso material de alto valor informativo que constituye uno de los pilares de la presente investigación.
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(1) La habilitación oficial del puerto de Gibara para el comercio internacional fue un hecho consumado a partir del 11 de julio de 1822.(2) Herminio Leyva Aguilera: ingeniero, periodista, político e historiador. Nació en Gibara el 6 de abril de 1836 y murió en La Habana el 5 de nov. de 1897.Su obra cumbre como historiador fue el libro Gibara y su jurisdicción. Como ingeniero, edificio el teatro La Ciudad de Santa Clara, hoy Monumento Nacional. .
(3) José Agustín García Castañeda, Holguín 1902:1982. Arqueólogo e historiador. Realizó numerosos estudios históricos y arqueológicos sobre la región, gran parte de los mismos aún inéditos.
(4) Gerardo Castellanos García: periodista e historiador. Publicó varios libros sobre las Guerras de Independencia y libros de viajes por regiones de Cuba.
(5) CENCREM: Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología
(6) Licenciada Tamara Blanes, del CENCREM, publicado en un artículo, por esta última, con el título: La Línea Defensiva de Gibara a Holguín en su libro Las fortificaciones del Caribe.
(7) Ver: Muecke Bertel, Carlos: Patria y Libertad: (Anotaciones del Diario de Carlos Muecke correspondientes al 17 de agosto de 1898)
(8) En ese día una columna española de 6000 hombres partió de Holguín con 24 cañones y avanzó desalojando a los mambises que ocupaban todos los sitios estratégicos entre Aguas Claras y Auras. En su marcha iban cañoneando los fortines para impedir que los cubanos pudieran dispararle desde ellos. (Ver: Moure Saco, José: 1102 días en el Ejército Español. Página 72 )
(9) Ocasionalmente, al producirse la venta de algunos terrenos se mencionan los fortines que incluyen. También existen referencias a estos en las descripciones de propiedades que recogen algunos testamentos y particiones de bienes. Las referencias en ambos casos pocas veces van más allá de una simple mención para incluir los fortines en las propiedades, o para delimitar a estas últimas tomándolos como punto de referencia.
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