SANTAS PALABRAS DE UN HOLGUINERO SINGULAR
Por: Paquita de Armas.
Fue precisamente en el Parque cuando una noche vi a Faustino Oramas, El guayabero, vestido con un saco azul oscuro por arriba de la camisa blanca y con su tres tomado por la garganta con su mano grande y negra. Una de mis amigas de la Secundaria Básica José Martí ―racista como una buena cantidad de holguineros― lo señaló y dijo “mira ese negro que cree que canta y solo dice groserías”.
FAUSTINO ORAMAS Y LA JUNGLA DEL TIEMPO (entrevista)
Por: Leandro Estupiñán
Los últimos meses fueron para Faustino Oramas (El guayabero) una especie de jungla tupida, de pantano por el que avanzaba cuando se lo permitía el vacilante suelo. El primer indicio de andar por una estepa de desánimo lo dio a su asistente y amigo Cecilio Peña: “No quiero cantar”, rezongó. Y Cecilio lo repetía constantemente: “No quiere cantar más”. Y agregaba: “Está un poco vago”. Lo decía en broma, como para jaranear con el viejo jaranero. Pero Faustino apenas podía escucharlo. Se mantenía inmutable en su sillón, en la sala de su casa, mirando al suelo.
EL DOBLE SENTIDO LO PONE USTED (entrevista)
Por: Mario Jorge Muñoz y Joaquín Borges Triana
Faustino Oramas sintetiza la imagen viva del "típico jodedor cubano". Sin embargo, son pocos los que pueden asegurar que lo han visto sonreír en alguno de sus conciertos.
EL GUAYABERO: CON LA BOCA LLENA DE RISA
Por: Bladimir Zamora.
El Guayabero ha muerto en su ciudad. Hombre, da pena no poderlo volverlo a saludar digamos de manera convencional, pero a esa muerte no le tengo ningún miedo. Lo que nos queda en la memoria de su vocación andariega y las pocas y definitorias grabaciones de sus obras, que nadie nos podrá arrebatar, dan perpetua seguridad de su presencia.
MAL PENSADO DE FILA
Por: Amado del Pino
El guayabero representa la quintaesencia de una tradición riquísima de cultura popular, del ingenio criollo que se opone —sobria pero tenazmente— a la retórica o a las fronteras mentales que, de vez en cuando, asoman la cabeza.
AL GUAYABERO, ESTE DONDE ESTE
Por: Kaloian Santos Cabrera
Una vez (El Guayabero) dijo: “Es la filosofía de la vida. Nadie se escapa. Cuando el tren para en tu puerta, no vale que “llévate a mi hermano que está más viejo”, “déjame vestirme” o “a ver si me pelo”… Ahí no hay escapatoria. Viene de golpe y porrazo”.
MURIO EL REY, YA NO TENEMOS REY
Por. Amaurys Betancourt
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