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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

5 de marzo de 2014

Lo que queda de la Cultura Bantú de la Regla Mayombe-Conga, o sea, Palo Monte en Holguín


«Cuba tiene todavía un tesoro abandonado por el blanco que lo ignora, por el negro que lo esconde, por el presuntuoso ignorantón que lo desprecia».
Don Fernando Ortiz


A finales del siglo XVI y principios del XVII comenzaron las prácticas de la Regla Conga en Cuba, obviamente estas tenían alto grado de notoriedad en aquellas zonas de la Isla donde mayor cantidad de esclavos de origen congo habían sido introducidos, a saber, Santiago de Cuba, La Habana y Matanzas.

¿No hubo congos en Holguín?, sí, los esclavos de origen congo fueron mayoría entre los esclavos de Holguín.

En el museo provincial “La Periquera” hay evidencias documentales de que en la primera mitad del siglo XIX sesionaban dos sociedades de negros en la región, “La Cachaza”  (1840)  y “La Espuma”. A  ellas pertenecían esclavos y libertos mayormente de procedencia conga. Asimismo se tiene constancia de que en el seno de estas sociedades se realizaban prácticas religiosas correspondientes al Palo Monte.

Dice de ellas el historiador Juan Albanés: “Era una de las funciones de las Sociedades celebrar las festividades de Los Reyes Magos. Durante los días 6, 7 y 8 de Enero se organizaban parrandas, bembés y  se coronaba con una hermosa joya de plata al Rey de los Congos. Este, a su vez designaba a sus Duques, Condes, Reina, y a toda su corte, que mantenían esos rangos hasta transcurrido el día 8”… (Albanés, 1947, p.49).

Por su parte el Dr José Vega Suñol en su libro “Región e identidad”, (que ya es un clásico de este tipo de estudios), asegura haber leído textos pertenecientes al año 1864 en los que se autoriza por el Gobierno local a negros residentes en Holguín para formar un cabildo de congos; para ser más específicos, se autoriza a formar cabildo en la casa de Agustín Aguilera. Dicen los documentos que dicho cabildo sesionó por vez primera el 6 de enero de ese año.

Narra el Dr Vega, además, que se conserva entre los viejísimos papeles de Holguín una carta respuesta del Comisario de Policía con fecha 3 de noviembre de 1864 y dirigida a la Reina Conga María de Jesús Moreno. En ese documento hay evidencias implícitas de que entonces ya se practicaba el Palo Monte en Holguín, y que era Manuel Rodríguez una de las figuras religiosas más destacadas de la comunidad conga de esta comarca.

Lastima que es lo anterior lo único que se sabe de las prácticas paleras en el Holguín colonial. Los principales conocedores del tema coinciden en que los principales y más conocidos paleros de esta región fueron esclavos de Rafael Lucas Sánchez, dueño del ingenio Santa Lucía y, por lo tanto, que fue esa parte holguinera cuna de Palo Monte holguinero.

Según los informantes de Zunilda Cuenca y Felipe Abella, autores del texto “El  pájaro  que habla (Espíritus, ochas y

brujos en Holguín), de 1992, en el Santa Lucía “había años en que la molienda comenzaba con un toque de tambor”,  dedicado a las deidades africanas y se sacrificaban animales, como parte de las ceremonias que protagonizaban los esclavos para atraer la buena suerte y que la zafra fuera un éxito.

Por la descripción que se hace de estas dichas ceremonias que se conservan en  los archivos que pertenecieron al ingenio es fácil de comprobar que en el Santa Lucía lo que se practicaba era Palo Monte, criterio corroborado por otros muchos conocedores o practicantes de la actualidad que, además, afirman que la religión de los congos esclavos del ingenio se diseminó por los poblados aledaños “y todavía por allá quedan los cuatro brujos.”


Como resultado del crack de los años veinte, el ingenio se desintegró y la población  de las inmediaciones  se desplazó  hacia distintas partes de la región, principalmente hacia el área comprendida por el actual municipio de Holguín, que era donde mayores posibilidades de empleo y desarrollo económico existían en aquel momento. Presumimos que este hecho propició la expansión de estas manifestaciones religiosas hacia el territorio.

Los primeros practicantes de Regla Conga en Holguín  provenían del batey del ingenio Santa  Lucía: Taita  Roque,  José  Capitán,  Ma Pancha y quien no había sido mencionado hasta ahora en la papelería holguinera que se dedica a Palo Monte, Don Miguel Campos de la Cuadra, más conocido como “el misionero”. Este personaje conserva  una historia que ha llegado a formar parte de las leyendas locales y que está conectada a una de las casas paleras más antiguas de la ciudad.

En el imaginario del holguinero hay una breve leyenda relacionada con la práctica de la Regla Conga o Palo Monte que pudimos reconstruir a retazos. Ocurrió en el centro de la ciudad, exactamente en la casa del Teniente Gobernador donde había una esclava domestica que, prácticamente de Palo Monte, vivía rodeada de un numeroso séquito de ahijados. Dice la memoria popular que el Teniente Gobernador, que tenía un romance con esa esclava, un día la mandó a asesinar. Muerta la negra y para evitar que las ngangas fueran destruidas, sus hijos religiosos las llevaron a distintas partes de la ciudad y las enterraron. Hace poco tiempo se encontró “algo” que, se supone, sea una de aquellas prendas o ngangas. (Lamentablemente la Aldea no está autorizada a revelar más información acerca de este hecho). Lo que sí sabe todo el mundo en Holguín es que hay muchas personas que juran ver en el traspatio de la casona de los Tenientes Gobernadores españoles en Holguín apariciones asociadas a dicha mujer palera.

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