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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

26 de febrero de 2023

LA TRAGICA Y MISTERIOSA MUERTE DEL “COJO” MORA EN HOLGUIN DE 1893

 Por: Juan Albanés

Manteníamos el deseo de escribir sobre el asesinato de Rafael Mora Leyva, alias “El Cojo”, suceso que llenó de comentarios y comidillas una época y que ocurrió el 22 de agosto de 1893, siendo Alcalde Municipal de Holguín Don Manuel Nates y Bolívar y Teniente-Alcalde Don Eladio García Ureta.

Como en nuestra labor siempre hay personas de encantadora gentileza, dispuestos a tendernos una mano de ayuda, no pasamos “sofocos” en hacer acopio de datos sobre la muerte de “El Cojo”.

Sabíamos que el suceso había ocurrido en la última época alcaldicia de Don Manuel Nates y Bolívar. Y como Don Manuel dejó a un hijo, Don Arturo, Procurador Público, persona querida por todos, a él acudimos con la seguridad de que mucho “pescaríamos” en aquel mar.

Don Arturo Nates Perodín con sus setenta y dos años arriba, que parecen solo cincuenta, recuerda perfectamente los detalles de aquel asesinato. Además, posee los ricos archivos de Don Andrés Cansino, donde se narra minuciosamente, fecha tras fecha, los sucesos ocurridos en Holguín a fines del pasado siglo y comienzos del actual.

También Don “Fello” Urbino, que tiene la memoria feliz, nos aportó algunos datos suplementarios. Ya en terreno firme nos decidimos escribir unas líneas sobre “El Cojo”. Y aquí están…


EL HERMANO DEL “COJO”

Los Hermanos Rafael y Joaquín Mora Leyva estaban “fichados” por las Autoridades como ladrones de ganado o cuatreros, aunque en honor a la verdad, muchos de los desaguisados no fueron obra de los Mora. Como mismo pasó luego con el “cojo” Demetrio Ramírez, todas las culpas no iban al suelo… sino a la conciencia de los Mora.

Mucha “gente Grande” llegó a la conclusión de que la muerte de los Mora sería una bendición para gran parte del pueblo.


MUERTE DE JOAQUIN

En fecha 20 de febrero de 1893, en la esquina de las calles Cervantes y Frexes, según la moderna nomenclatura, Gumersindo Rosabal le “picó” pleito a Joaquín Mora Leyva. Rosabal tomó en sus manos un ladrillo, (otros dicen que un pedrusco), y se lo “encasquetó” en la sien a Mora. Este, con los sesos hechos un “salcocho” no tardó en entregar su ánima.

Rosabal buscó la manigua. (Y ese fue el trágico epilogo de Joaquín Mora Leyva, hermano del “Cojo”)


EL HOMBRE DEL CABALLO BLANCO

Rafael Mora Leyva arrastrando su pierna lisiada a consecuencia de un desdichado balazo en otras épocas, pasaba por el entronque de las calles Barcelona y Hernán Cortés, ahora Miró esquina a Arias, en aquella noche sin luna del 22 de agosto de 1893.

Se encontraba justamente frente a la tienda de víveres de Don José Agustín García Leyva, Alcalde de Holguín unos años más tarde, cuando un jinete montado en un caballo blanco, “carirredondo” como el caballo de bastos, cruzó frente al Cojo y…

El caballero “jaló” por un machete bien disimulado en la montura y mandó mortal golpe al desprevenido “Cojo”. La herida le interesó parte de la región del cuello, en la unión de éste con el tronco…

Ocurrió esto, nos dice Arturo Nates Perodín, a las siete y tres cuartos de la noche del citado día 22 de agosto de 1893.

Al tiempo del golpe, el jinete vomitó una indecencia: “Ahí te va esa, so…”

Y con la misma “picó” el caballo y se perdió por el rumbo poniente de la calle Hernán Cortés, hoy Arias, buscando los matojales donde se ubica ahora el Reparto Vista Alegre.

Los parroquianos de la tienda de Don José Agustín García Leyva, que apenas vieron el rápido hecho de sangre, dieron la voz de alarma.

Acudió el Alcalde Municipal Don Manuel Nates y Bolívar, por cierto, llevaba de la mano a su hijo Arturito.

“Se hará justicia”, gritó el Alcalde. Y ordenó que el agonizante “Cojo” fuera llevado al Hospital Civil, local ocupado ahora por el Asilo de Ancianos…

Allí lo atendió el Licenciado Faustino Sirvén Pérez Puelles. Pero no había salvación para el “Cojo”, que se le iba la vida por la herida en el cuello.

En unos vómitos de sangre, el rojo líquido bañó el delantal del Licenciado Sirven. El Cojo, mientras, en vano hacía esfuerzos para dar a conocer el nombre de su victimario. El Cojo gesticulaba gruñidos pero las palabras justicieras no salían de su garganta.

Según nos dice Arturo Nates Perodín, El Cojo falleció en la madrugada del 23 de agosto del año 1893. Era hombre fuerte como el jiquí y pudo dilatar, aunque en balde, su agonía.

¿Quién era el hombre del caballo blanco y rostro lleno como la luna? A ciencia y conciencia nadie lo sabe. Suposiciones las hay pero no seguridades.

Durante mucho tiempo, al caer la noche, nadie cruzaba por la esquina de Arias y Miró. Del lugar se decían cosas espantosas, fantasmales y uno creyó ver el “ánima” del Cojo arrastrando su padecida pierna sobre la empedrada calle…       

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