Por: Zenovio Hernández Pavón y Ana Luisa Tamayo
Pepé, uno de los más grandes compositores del bolero a nivel internacional nació en Las Tunas pero residió en Holguín durante
un segmento de tiempo que no hemos podido precisar y en esta última ciudad creó
gran parte de su obra inicial, que coincidió con ese significativo periodo de
la cancionística cubana que va de 1940 a 1945 durante el que el bolero cubano
recobró la supremacía sobre el mexicano gracias a los pianistas-compositores
principalmente.
Otros
pianistas holguineros de calidad y de la
misma generación de Pepé, fueron César Morales, René Urbino y Enrique Avilés;
ellos junto a otras figuras locales muy valiosas como el pianista, compositor y
destacadísimo promotor de la música Manuel
de J. de Góngora, mantuvieran programas en la radio y
emprendieran iniciativas como show en teatros con cantantes holguineros y un “Festival
de la Canción”
que se celebró en 13 de marzo de 1942 en el teatro Infante con grande impacto y que estimuló significativamente
la cancionística en el territorio. Entre las canciones interpretadas en el
citado Festival estuvieron “Olvídate
de mí”, de René Urbino;
“Tú sólo tú” y “Página
final”, de Leonel Guitián; “Las horas pasan”,
de César Morales; “En el
madrigal de tu belleza”, de Enrique Avilés, y otras con la firma
de Pepé Delgado, Mérido Gutiérrez y Cristina y Manuel de J.
Góngora.
Juanito fue uno de los pocos músicos que viviendo lejos de la capital alcanzó un vasto reconocimiento. Y si verdad es que residió en La Habana por breves períodos desde el inicio de los años 60, también es verdad que este holguinero excepcional compuso la mayor parte de su obra en su ciudad natal, Holguín.
Ya conocido, Juanito ayuda a otros destacados y todavía desconocidos compositores y arreglistas del oriente cubano. Muchos de esos consiguieron llegar al mundo del disco: Kico Cruz, Antonio Coré, Rudel Zaldívar, Ulises Meléndez, Amable Martínez y Alfredo Varona.
Según
afirmó el musicólogo Ezequiel
Rodríguez: “los trovadores se
clasifican en dos grupos: los que en su condición de cantadores interpretaban
un llamado repertorio tradicional y típico, cayendo en lo creativo no de modo
sistemático, y otros que enriquecieron el cancionero cubano con sus páginas
creadas enteramente por ellos”[1].
En
Holguín, la inmensa mayoría de los músicos populares que formaron parte de la Generación Intermedia
de la Trova forman
parte del primer grupo, o sea, que eran creadores (compositores) esporádicos o
mejor, interpretes más que compositores
y así es igual en las demás expresiones musicales practicadas por artistas de
la localidad. Tanto que Edgardo Martín
en su ensayo “Panorama histórico de la música cubana”, valora cómo
varios pueblos y ciudades más pequeñas que Holguín han aportado mayor cantidad
de compositores notables.
Para
reafirmar el anterior criterio veamos otras modalidades o etapas de la
cancionística cubana. En el filin, por ejemplo, no hubo ni siquiera un creador
de trascendencia que fuera holguinero, aunque los recursos, conquistas
armónicas y literarias de este movimiento influyeron en creadores como Juanito Márquez y Pepé Delgado.
Pepé Delgado |
César Morales |
|
Lamentablemente
estos pianistas mencionados, que incluso llegaron a realizar una notable labor
musical con agrupaciones locales, nacionales e internacionales a la altura de la Orquesta Hermanos
Avilés, Eliseo Grenet, Xavier Cugat, Luís Alfonso Larraín,
Rodrigo Prats y la Sinfónica
de Caracas, dejaron una mínima producción de canciones de las que no
podemos emitir juicio alguno, porque cuando ellos se marcharon a otros lugares
en busca de mejores posibilidades para desarrollar su arte, se llevaron sus
composiciones y aunque algunas pocas fueron editadas, hoy no sabemos que rumbo
tomaron la mayoría.
A
propósito, en este momento sería oportuno detenernos en el constante éxodo de
músicos y artistas que desde Holguín y otros lugares de la Cuba profunda fueron a La Habana, principalmente
desde finales de 1937 que es cuando surgió el programa competitivo “La Corte Suprema del
Arte” en la radioemisora CMQ; e igualmente otros programas similares de
la radio y luego de la televisión que se dedicaron a promover a nuevas figuras
que procedían del mundo de los aficionados.
Desde
antes, exactamente desde mediados de los años 1920, con el auge del son y unos
años después con la aparición del danzonete, comienzan a abrirse muchas
posibilidades en la capital para cantantes y músicos de todo el país. Es ese el inicio de una singular etapa de
esplendor de la música popular cubana que alcanza proyección universal con el
son, la guaracha, el mambo, el cha cha chá y otras modalidades
de la cancionística como el bolero y el filin; estas dos últimas en
el universo hispano parlante sobre todo. Esto es trascendente porque si bien el
son y los otros géneros bailables influyeron soberanamente en la cancionística
que hizo la trova intermedia, también los géneros melódicos, (especialmente el
bolero y sus variantes o intergéneros como el bolero-son o bolero-chá), ganaron
una alta presencia que perdura hasta hoy en los más disímiles formatos:
orquestas charangas, jazz band, septetos, conjuntos o combos.
Es
ese el motivo de que entonces fuera común que las agrupaciones tuvieran un
intérprete para los boleros y otro para los géneros más rítmicos, aunque
algunos vocalistas excepcionales y versátiles se movían con soltura en todas
las modalidades; Tito Gómez,
por ejemplo.
Tito
conoció y popularizó obras valiosas de la cancionística holguinera, sobre todo
de la autoría de Pedro Justiz
(“Peruchín”) y Juanito
Márquez quienes, además, hicieron arreglos especialmente para sus
posibilidades vocales.
Juanito fue uno de los pocos músicos que viviendo lejos de la capital alcanzó un vasto reconocimiento. Y si verdad es que residió en La Habana por breves períodos desde el inicio de los años 60, también es verdad que este holguinero excepcional compuso la mayor parte de su obra en su ciudad natal, Holguín.
Para
él, el reconocimiento comienza a llegar desde 1950 cuando envía una pieza a Bebo Valdés, “La Feria de los siglos”, y el notabilisimo y popular músico la
graba. Desde entonces directores de agrupaciones de la música popular y
cantantes comenzaron a solicitarle composiciones, arreglos y asimismo lo llaman
para que interprete la guitarra en diversas grabaciones. Hoy boleros de Juanito
cuentan con infinitas versiones y se siguen grabando: Alma con Alma, Como
un milagro, Esos tiernos ojos y Es
tu nombre, etc.
Ya conocido, Juanito ayuda a otros destacados y todavía desconocidos compositores y arreglistas del oriente cubano. Muchos de esos consiguieron llegar al mundo del disco: Kico Cruz, Antonio Coré, Rudel Zaldívar, Ulises Meléndez, Amable Martínez y Alfredo Varona.
[1]
Citado por Lino Betancourt. “Origen del bolero”, en el Folleto “Cuba: canciones
y emociones”, pág 2.
Ante todo un gran saludo. Quisiera saber el lugar y fecha de fallecimiento del pianista René Urbino. Un gran saludo desde Venezuela
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