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Aparentamos ser sociables sin serlo, siendo las causas de nuestra
insociabilidad muy variadas y complejas, pero todas tienen por base nuestra
falta de educación y de cultura, esto último cada vez en aumento por el
aumento excesivo en la población.
Es la nuestra una moralidad relativa, que nos hace considerar el vicio un
placer, la grosería una viveza de nuestro carácter, y al robo una virtud.
Por causa de nuestra insociabilidad han desaparecido
las no muy antiguas Sociedades de Instrucción y de Recreo y con ellas ha
desaparecido el ambiente social y cultural que en ellas se respiraba;
Con la desaparición de las Sociedades de Instrucción y
Recreo han desaparecido los escenarios que había en ellas y donde se le brindaba
a los socios funciones teatrales, conciertos y discursos doctrinales e
instructivos.
Ahora la mayoría son Sociedades de Recreo, con socios
que en su gran mayoría lo son por vanidad, y que van a ellas a disfrutar del
placer del baile y de la distracción de juegos ilícitos, siendo los bailes
cada vez más escasos al ser considerados por los socios que sus salones son
demasiado serios, iluminados y vigilados, prefiriendo todos los Clubes
Nocturnos, que son menos exigentes en sus entradas, de mayor intimidad, menos
luz y mayor derroche de bebidas alcohólicas, siendo para ellos una gran
sorpresa saber que hasta no hace mucho, los socios consideraban sus
Sociedades de Instrucción y Recreo como continuación del hogar, en las que se
disfrutaba del placer del baile en un ambiente familiar, brindándose a las
damas, por cuenta de la
Sociedad, limonadas, helados, cervezas, horchatas y dulces
finos, y tomando los hombres copas de Jerez, Moscatel, Cidra, Tinto de
Valdespino, Clarete de Burdeos, Rancio de Madera, Malvacia de Steje y
Champagne, recreándose al día siguiente con la crónica social escrita por uno
de los comensales que daba al baile celebrado el nombre de “recreo exquisito
del espíritu”, y donde no pasaba por la mente de uno solo de los Socios, por
ser imposible, que alguien de los asistentes pudiese comportarse en la Sociedad de un modo
incorrecto, o que en una de sus fiestas hubiera socios capaces de ofender a
uno de los invitados y muccho menos que uno de sus Directivos se viese envuelto
en un hecho de sangre de alto sabor a barracones; ni que tuviésemos que
llegar a una época de creación de Sociedades de Recreo de determinados grupos
de socios o de requisitos especiales, buscando el ambiente de paz de hogar
que no pueden encontrarse ya en las existentes Sociedades.
Es nuestra falta de educación una de las causas
determinantes de nuestra insociabilidad, de lo grosero de nuestros actos y de
lo estúpido de nuestras opiniones;
No somos educados por no haber recibido educación de
nuestros padres, y ellos tampoco la recibieron de los de ellos, aunque no en
el grado máximo de indiferencia que en esa materia hemos llegado los
holguineros por el aumento de la población;
Y por lo anterior es por lo que nuestros padres ya no
son los confidentes, guías y respaldo, como lo eran los padres de antes; ni
las madres ejemplo para sus hijas, al considerarlas mayores de edad antes de
tiempo y responsables de sus actos ante su trabajo en la calle;
Hoy los padres nos amparan antes que reprimirnos, nos
halagan y estimulan antes que aconsejarnos;
Y los gobernantes, que deben ser nuestros máximos
tutores, no son nuestro principal ejemplo de educación;
Procediendo la mala educación desde la niñez, al
faltarle en el hogar y no haber sido reprimida en la Primera Enseñanza,
como continuadora de la educación hogareña, a pesar de la cantidad de
Escuelas de que disfrutamos, de lo excelente de sus programas y de sus
competentes profesores, al no contar con el respaldo del hogar, que
verdaderamente anula el trabajo de escuelas y maestros. Y también por la
falta de ambiente propicio, que no puede haberlo en unas escuelas mal
instaladas y mal dotadas, donde tiene que sentarse más de un alumno en un
solo pupitre, ye so cuando los hay, siendo natural que los niños se sienten
en rústicos cajones de madera;
Y tampoco es posible que renazca la educación en la Segunda Enseñanza,
al llegarse a ella faltos de preparación y agravada ante la independencia de
carácter brindada por la mayoría de edad.
Siendo esta falta de educación causa de nuestros
vicios, el juego y la prostitución, las que nos hacen ser más insociables,
menos educados aún de lo que somos, más groseros y más huraños, más egoístas
y más vanidosos, al extremo de hacernos trabajar sin procurar utilidad, el
vivir sin una finalidad, indiferentes al medio ambiente que nos rodea y el
caminar por nuestras calles con la cabeza baja. Todo ello tal como lo afirmó
el poeta Alfonso Camín en sus versos:
Que en Holguín el cielo es bajo,
Anda siempre a ras del suelo,
¡Y nadie se da al trabajo
De alzar hacia el hombro el cielo!
Somos dominados por el vicio del juego, y,
aparentemente, sin serlo, por el de la prostitución; siendo nuestro término
uno de los que más contribuye a la
Renta de la
Lotería en cada uno de sus sorteos semanales, y uno de los
que más recauda por el concepto de terminales, siendo conocidos en toda la Isla el apellido de
nuestros jugadores y pudiendo ser señalados como poseedores de Casas de
Apartamentos, magnificas Casas Vivienda y por fuertes depósitos bancarios, y
uno de los pocos términos en que al edificarse sus Casas Sociales las
Sociedades de Recreo, tuvieron que edificar salones especiales para la
explotación de los Juegos Prohibidos, con salida independiente al exterior,
arrendados al mayor postor, y sin cuya recaudación tenían sus Directivos la
firme convicción de que no podrían existir como tal Sociedades,
convenciéndose, demasiado tarde, que sí podían hacerlo solo con la cuota
mensual fijada a cada uno de sus Socios; y de esa creencia no pudieron
evadirse ni los Veteranos de nuestra Independencia, los que al construir su
Centro de Veteranos también construyeron el salón de juegos y transformaron
por muchos años su Casa Social en uno de nuestros más bajos garitos;
Y también es este uno de los términos en que mayor
número de “patronos” han surgido, siendo ese un medio lícito ideado para el
ilícito juego, cayendo con ello, periódicamente, sobre nuestros poblados y
estratégicos caminos vecinales, un ejército de jugadores acompañados de sus
afines chulos y prostitutas;
Y que siendo “San Camilo” Patrono de Aguas Claras o
“San Pedro”, patrono de Cacocum a quienes se celebra una vez al año, se haya
ideado, cosa que no ha hecho otro Término de la república, la celebración en
esos lugares de periódicos Juegos al Prohibido para “fines benéficos”,
tomándose como pretexto el Asilo del Sagrado Corazón de Jesús, y lo que es
más grave, que este Asilo reciba esas limosnas y públicamente de las gracias;
no habiendo podido salvarnos de esta influencia del juego al prohibido ni la Religión Cristiana,
con su salvación eterna a largo plazo y sus periódicos perdones ante nuestros
periódicos arrepentimientos; y tampoco lo han podido lograr las sectas
religiosas con su pregón y ejemplo de humildad y de sencillez ante nuestra
ostentación, ni las instituciones fraternales, al ser Maestros Masones los
arrendadores de los Salones de las Sociedades “El Alba” y la “Unión
Holguinera”, y hasta el de la
Sociedad “El Liceo”, quien por pudor entrega los destinos
de su Sociedad al Viceprensidente cada vez que es obligado a ello por sus
propios socios, y también es un Maestro Masón el fliz propietario de la Valla “América”;
Como hijos de Masones y de Libertadores fueron los
arrendadores del Hogar paterno, donde se estableció el Club “Paralelo 32”, del cual fue Presidente
de Honor, pepón Morales, de todo mi afecto;
No pudo evitar el Coronel Aquilino Guerra, a pesar de
su conducta intachable, prohibir el juego en la municipalidad y tampoco pudo
el Comandante Morales, de cuya amistad nos honramos, al permitirlo solapadas
legislaciones;
Aunque sí pudieron las autoridades militares, y no lo
hicieron, evitarnos el bochornoso espectáculo que vimos no hace mucho en
Antilla, cuando la
Procesión de la
Virgen de la
Caridad del Cobre, obsequio a ese Municipio de la Primera Dma de la República, atravesó un
Parque Infantil en ese momento transformado en un amplio salón de juego y en
el que los rezos del padre Chelala se confundían con los números cantados en
alta voz por los puntos del juego;
Y así seguimos oyendo a nuestros choferes de alquiler
pregonando por nuestras calles “el vicio al marfil”.
La prostitución no es alarmante en el término, siendo
esta más aparente que real, al aparentar ser todos disfrutadotes y
propagadores de este vicio, sin serlo, al conformarnos con ver y no tocar, en
ser conquistadores de palabra y no de hechos, en ser, por nuestra
indumentaria y por nuestros gestos, “chulos de barrio” antes que de Ciudad,
recibiendo lo que pagamos, y como no pagamos porque no lo tenemos, nada
recibimos, al extremo de que las Casas de Prostitución han quebrado por falta
de clientes y no ante la competencia callejera, que en Holguín también es
menor de lo que aparenta ser por estar esa nada más en determinados y
céntricos lugares, más visibles que ofensibles por la falta de gestos y vestidas
de chocantes más que de provocativa indumentaria; siendo nuestras putas
explotadas antes que explotadoras y dedicadas a esa profesión por el hambre y
la necesidad más que por el deseo de bienestar y lujo, obligadas a ello ante
la falta de un hogar paterno y de una sociedad que las ampare de los chulos
exigentes.
Aparenta ser el trabajo, especialmente nocturno, de la
mujer, la causa en el aumento de la prostitución, y es considerado así por
culpa de los habituales clientes de las barras y cafés donde trabajan las
mujeres y a la que esos van convencidos de que por la índole de su trabajo,
esas mujeres son conquistables y considerándose ellos unos conquistadores. Lo
anterior es hábilmente explotado por los dueños de esos establecimientos
comerciales, al colocar (dar trabajo) por solo dos pesetas y aprovechándose
de su estado de necesidad, a una serie de jovencitas, todas con físicos lo
más agradable posible, y todas bajo la experta vigilancia de una mayor de
edad, esa ya prostituida, al objeto de permitirle a los clientes todo género
de groserías por tal que ellos gasten su dinero; clientes esos que se dedican
a prostituirlas antes que de cuerpo, de palabra. Y esa sí es una prostitución
alarmante en nuestra Ciudad, al acostumbrarse las mujeres a oír desde su más
tierna edad, frases groseras o cuentos inmorales, destacándose en divulgar
esos cuentos y frases, más que nadie, el Teatro, donde noche a noche se
escuchan groseras palabras dichas en alta voz;
Pero igual se oyen esas frases en los portales de la
ciudad, especialmente desde donde están los Café “La Cubana” hasta el
“Victoria”. Por allí no puede transitar una mujer sin escuchar un piropo
grosero, generalmente lanzado por un limpiabotas o un buquenque;
Y los escuchan en los bailes, donde el licor es la máscara
àra decirlos y permitirlos sin ruborizarse;
Y en el Parque, donde nuestras mujeres no pueden pasear
sin recibir la mirada insultante o escuchar el piropo grosero que le dicen
hombres colocados estratégicamente;
También tienen las mujeres que soportar la venta
pública de revistas inmorales y de postales sicalípticas en los estratégicos
puestos de periódicos y revistas donde, además, se venden periódicos que para
su mayor venta, destacan en primera plana, nuestras inmoralidades;
Y hemos tenido que soportar la existencia de lugares
como el “Copacabana”, que no respetando que está situado frente a un parque
infantil y próximo a importantes centros de enseñanza, anuncia su
prostitución como mismo la anuncia y con más escándalo “La Cubanita”, no
respetando que está situado en la calle de Libertad, entre los Parques de
García y Céspedes, y la anuncian lugares como los Hoteles “Holguín”,
“Escofet”, “Sevilla” y “América”, que solo pueden existir en lugares tan
céntricos en ciudades como la nuestra donde hacen uso de ellos los tantos
pudientes clientes;
Tenemos en Holguín asimismo los prostíbulos “Los
Criollos” y “El Tunel”, que además de recibir a pudientes clientes, exhiben
películas inmorales, previo el pago de la proyección. (Películas esas que
trae a la ciudad un Viajante de Farmacia
entre los productos que representa, alegándose, como consuelo, que ni
ese Viajante de Farmacia, ni el feliz propietario del “Tunel” y de “Los
Criollos”, ni los explotadores de los Hoteles “Holguín”, “Escofet”, “Sevilla”
y “América”, ni los dueños de los Cafés “Copacabana” y “La Cubanita”, y tampoco
los dueños del noventa por ciento de las barras y de las empresas
explotadoras de los cines, son nativos de nuestro Término, como tampoco lo
era Antonio Diego, creador de la primera Barra-Prostíbulo que tuvo Holguín, y
tampoco eran holguineras “la
China”, “La
Capitana”, “Lola Medina”, “Alejandrina”, “Melba” y
“Mosaiquito”, dueñas de los prostíbulos públicos de la Ciudad.
La falta de cultura del holguinero es tan proverbial
que estamos considerados como el pueblo menos culto de la Isla y lo peor, que no
tenemos base para comprender lo que se nos enseña y asimilar lo que leemos;
Por esa misma falta de cultura es que carecemos de
Bibliotecas Públicas, y carecemos de ellas porque no tenemos lectores.
Tampoco tenemos librerías porque esas no tienen clientes que compren los
libros;
Incluso, se observa que nuestros profesionales solo han
estudiado y estudian lo relacionado con las materias que explotan en su
profesión, careciendo de cultura general, de lo que son excepción Juan Luís
Farrán y Totín Aguilera;
Por todo ello siempre estamos aislados en grupos,
mirando los hombres a las mujeres paseando solas por los Parques Públicos o
sentadas en los bailes sin que se le acerquen los jóvenes del sexo contrario,
pero antes que por la falta de dinero, por no poder sostener ellos con ellas
una conversación;
Por todo ello, igualmente, siempre hemos sido dirigidos
por elementos no nativos de nuestros pueblos, y es causa, igual, que nuestras
ricas herederas contraigan matrimonio con jóvenes de otros pueblos, muchos de
ellos de peor condición moral que la nuestra, y es esa la causa de que
nuestros más insignificantes actos los glorifiquemos o llevemos al estado
máximo de exageración, para prontamente olvidarlos, siendo por ello que
hicimos héroe al infeliz Cuadrado, que la Carretera de Holguín a
Gibara casi provocó una revolución, que la noble causa motivada pro la
injusta cesantía de Enrique Roeyro Montesinos, Joaquín González Escalona y
Manuel de Jesús Lastre Manduley la escandalicemos, trayendo de La Habana, para imponer
nuestro criterio, a una serie de “niños-guapos” a los que estimulamos con un
grosero lenguaje;
Es esa misma la causa de que prostituyamos nuestras
campañas electorales con un sucio lenguaje, que la llegada de los semáforos
nos provoque una ridícula manifestación, como ridícula también fue a que
Martha García Vélez, a la que sin conocerla y menos interesarnos, y solo por
el hecho de decir que era nieta del General Calixto García, hicimos “Hija
Predilecta de Holguín”, y sin embargo a su padre, el General Carlos García,
residiendo entre nosotros y queriendo obsequiar a nuestro pueblo con su hogar
y con su biblioteca, lo ignoramos;
Nuestra falta de cultura la demostramos en la lucha
interna entre Médicos y Farmacéuticos, farmacéuticos que fueron hechos ricos
por los propios médicos. En esa bochornosa lucha solo podemos alegar que
entre sus dirigentes nada más habían dos Médicos holguineros, el Dr. Mario
Avilés Díaz, metalizado en grado extremo, y el Dr. Rodolfo Ochoa
Santiésteban;
La demostramos, igual, viendo a un máximo dirigente de
las Escuelas Rurales del Término ordenando a sus maestros designados
Presidentes de Colegios Electorales, que permitieran en sus Colegios toda
clase de fraudes;
La demostramos cuando dejamos sin protestar una salvaje
poda en los árboles del Parque de San José, hecho que se repite cada vez que
un Alcalde liberal procedentes del campo, nos gobierna. Ahora mismo lo hizo
Segundo Sera Serrano, que es de La
Cuaba, como también eran del campo García Portelles, Rafael
Ángel Aguilera y Maximino Parra;
La demostramos cuando pude hacer mi estudio sobre la Marihuana observando
los marihuaneros del Parque San José, o cuando dejamos que los afeminados
invadan en Parque Infantil sin protestar, o viendo que los limosneros nos
constituyen una plaga bochornosa, al extremo de que la Revista Bohemia
para hacer un reportaje sobre el tema mande a sus fotógrafos a Holguín;
O cuando comprobamos que el cincuenta por ciento de
nuestra población es analfabeta;
O que siendo como somos un término rico, considerado el
Granero de Cuba, se vea a cientos de personas pasando necesidades y un
sesenta por ciento de la población desocupada;
Que mantengamos la ciudad capital en grado extremo de
suciedad, con un solo carro para recoger la basura, lo que es motivo para que
la gibareña “Lola”, queriendo mortificarme, me repita una y otra vez el mismo
cuento de que viniendo por la Carretera
Central un Ómnibus de La Cubana, sintió su adormecido conductor un mal olor
dentro del carro, y gritó sobresaltado: “!Llegando a Holguín!”;
De que se hayan perdido en nuestro Instituto de Segunda
Enseñanza profesores de la capacidad de María del Carmen Núñez Berro, Angela
Francisca Badiola Hernández, Diana Harduin, Aníbal Rodríguez Álvarez, Ramón
Álvarez Silva, María Teresa Fornet, Rita tamargo, Asunción Álvarez Ochoa,
Olivia y Pedro Oliver, Taca Herrera, Manuel Céspedes Mora y Elsa Mirassou;
De ser posible que nuestro Instituto de Segunda
Enseñanza soporte la existencia de un Director no nombrado por su
profesorado, que creyéndose dueño y señor de ese plantel, cuya construcción
costó al Estado más de doscientos mil pesos, lo destruya y modifique a su
antojo, quitando y poniendo las cerraduras a sus laboratorios de acuerdo con el
estado mental imperante en ese día, y lo que es más grave, que venda y
disponga de sus existencias y materiales, dándose como causa para unos,
influenciados estos ante la tétrica indumentaria del “director”, que aquel
padece de un estado mental anormal, no sin la protesta de Juanito Mir y su
afirmación de que si está loco el director, entonces sería el único caso de
locura en su familia, y para otros por las reacciones del afamado director,
que está poseído de un tremendo complejo de inferioridad física y mental;
Que los Veteranos de la Independencia se
casen antes de morir o reconozcan un hijo que no es de ellos para que no se
extinga con su muerte el disfrute de una pensión que les concedió el Estado
en reconocimiento y agradecimiento, por su edad y como ayuda a sus
necesidades, y en un Término en que su Zona Fiscal ha pagado por esas
pensiones más de cien mil pesos mensuales, demostración de nuestro
patriotismo en el 95;
Por todo ello pudo también decirnos Alfonso Camín en
sus versos:
Holguín duerme en la bartola,
Poco libro, mucho arado,
Cada calle abierta y sola,
Va a morir en el sembrado.
No obstante podemos afirmarle a los holguineros y a mí
mismo: que tu mal no es tuyo, sino al parecer es una enfermedad endémica en
toda Cuba; que tu Ciudad es una Ciudad Aldea al haberse volcado sobre ella,
generalmente por un estado de necesidad, la población campesina, y que a ella
han venido a vivir en más de un treinta por ciento, nativos de otros términos
y de otros pueblos, trayendo a ella y aumentando el estado imperante de
abandono, apatía, indiferencia, insociabilidad, educación y cultura; pero en
tus manos está, a fuerza de comprensión y de sacrificio, hacer tu término y
tu ciudad capital, digna de ti y alabanza de futuros historiadores, en que
las palabras de ciudadanos, de justicia, de confraternidad, de sociabilidad,
educación y cultura, sean reales y efectivas, y no como ahora, ignoradas y
desconocidas.
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