El sistema defensivo hispano obedecía a un mando central ubicado en la ciudad de Holguín, primer núcleo urbano fundado en el territorio, al que se le subordinaba Gibara y un centro de operaciones situado en el poblado de Auras, punto equidistante de Holguín y Gibara, situado sobre el camino carretero que unía ambas poblaciones. Estos núcleos urbanos se defendían además por puestos de avanzada ubicados a escasos kilómetros de los mismos y que protegían las principales entradas.
En el año 1874 se suspendieron las Capitanías de Partido y se crearon las Comandancias Militares y de Armas, cuyos comandantes tenían a sus ordenes Comisarios y Celadores, entre ellos el de Policía. En el territorio jurisdiccional se crearon cuatro Comandancias Militares: Holguín, Gibara, Sao Arriba y Fray Benito y posteriormente la de Puerto Padre. Cada una de ellas tenía a su vez las Comandancias de Armas de 1ra y 2da clase, y estas a los puestos y cuartones. El 21 de enero de ese año se segregaron las Comandancias Militares de Gibara y Fray Benito de la jurisdicción de Holguín, y se reordenaron las entonces existentes(1).
Holguín, Gibara, los poblados y fortines situados en el territorio fueron custodiados por fuerzas regulares españolas, entre ellas tropas de infantería de marina. Las guerrillas y los cuerpos de voluntarios radicados en los poblados se subordinaban al ejército regular. La Comandancia de Armas de cada una de estos poblados era asumida por un militar profesional.
Antigua fachada de la plaza de entrenamiento militar ubicada delante del Cuartel de Infantería. (A lo lejos se puede observar la terminal del ferrocarril Gibara-Holguín). |
Antes del inicio de la Guerra del 68 eran muy contadas las obras defensivas que existían en el territorio. En la ciudad de Holguín había un Cuartel de Infantería, construido en 1830, bajo la dirección del Ingeniero Voluntario Don Antonio Castillo, por un valor de $6,764.03 reales. Este cuartel estaba situado en el área nordeste de la población y poseía dos cuadras, una cuartería en el patio, cocina, necesarias, garita y su correspondiente caballeriza. Las demás fuerzas acantonadas en la ciudad se albergaban en casas particulares alquiladas por la Hacienda a determinados vecinos. También se había arrendado una casa para hospital, con capacidad para unas 100 camas hasta el año 1860 en que compraron una, la conocida como Quinta de El Llano, la cual había sido uno de los cuarteles alquilados con anterioridad.
Las casas al efecto tenían la capacidad necesaria para que las tropas gozaran de cierto desahogo y pudieran abrir con comodidad los catres, un local separado para los sargentos, cuarto de corrección, cocina, excusado, buen patio con pozo de agua potable y un tanque y lavaderos al pie de este.
Para 1850 además del Cuartel de Infantería, el estado poseía un cuartel propio en la calle del Calvario (Aguilera), un Cuartel de Caballería, en una casa alquilada y una Delegación del Real Cuerpo de Ingenieros que presidía el Teniente a Gobernador y Capitán a Guerra.
Las condiciones climatológicas del lugar donde se fundó Holguín, muy frescas y de suaves brisas, hizo que se considerara un sitio privilegiado para aclimatar las fuerzas bisoñas que llegaban desde la Península. Con tal propósito se conservan en la documentación del Archivo Provincial varios contratos de arrendamiento a vecinos para esos fines, como es uno que se realiza en 1857 ante la llegada a Holguín de 396 reclutas.
No fue hasta el inicio de la Guerra de los Diez Años que se crearon las Juntas de Armamentos constituidas por fuerzas militares y vecinos influyentes desde el punto de vista económico y político que entregaron materiales de construcción y dinero, y ofertaron mano de obra, pues la amarga experiencia que había provocado el sitio a la ciudad del 30 de octubre al 6 de diciembre de 1868, por las fuerzas insurrectas dirigidas por el General Julio Grave de Peralta habían implantado el pánico entre los habitantes.
Las primeras obras defensivas de Holguín estuvieron dirigidas por el maestro catalán José Llauradó Bahamonde, celador de fortificaciones y miembro del Cuerpo de Ingenieros, quien se había destacado notablemente en las defensas de la Casa Fuerte (La Periquera), propiedad del malagueño Francisco Rondán, durante el asedio mambí.
Aldabón de la puerta principal de la Casa Fuerte o Casa Rondán o, mejor, La Periquera |
Francisco Rondán, dueño de La Periquera |
Para 1869 se iniciaron torres de bases cuadradas de mampostería de 5 varas de alto y de 10 a 12 varas de circunferencia en lugares estratégicos y en puntos de avanzada de la ciudad, como las que se construyeron en la Loma de la Cruz, en la entrada de la ciudad por el camino de Yareyal, entre el cementerio y el camino que conduce a Guirabo y que tenia confluencia con el de Bayamo, en el punto conocido como Dehesa, y en el puente denominado Paso de Mayarí, y a la entrada desde Santiago de Cuba por el punto nombrado Paso de Cuba hubo una casa fortificada, guarnecida por un sargento, 2 cabos y 12 soldados con una pieza de hierro antigua. Todas estas defensas estaban custodiadas por oficiales y soldados y algunas piezas de hierro, como cañoncitos pedreros. Completaban las defensas, como ya referimos, la casa del malagueño Francisco Rondán, tomada por el Cuerpo de Voluntarios y el Teniente Gobernador Camps y Feliú durante el sitio y que después de este quedó en manos del estado español por su solidez que impidió fuera tomada. Allí se instaló la guardia principal, constituida por un oficial, un sargento, un corneta, 2 cabos y 8 soldados, y donde existía el depósito de armas y municiones y estaba alojada la primera compañía del primer batallón de la Corona (2).
Al unísono se estaba construyendo una estacada alrededor de la ciudad, encargada a una comisión que recogió dinero entre los vecinos, los que a su vez contribuyeron con los trabajos de chapea, corte de madera y el traslado de estas hasta las áreas previstas, y con las herramientas y otros materiales: clavos, sogas, hachas y hasta bejucos para amarrar los elementos que la conformaron.
Para 1880 Holguín tiene construidos 11 fortines de mampostería alrededor de la ciudad y existen 7 cuarteles más el Hospital Militar y fuertes de avanzada en los cuartones de la jurisdicción. Dos fortines se construyeron hacia el norte, uno al extremo de esa dirección en la calle San Lorenzo, inmediato al Cuartel de Infantería, de planta circular y capacidad para seis soldados, y el otro, el de Nápoles, al extremo de la calle San Joaquín, capaz para 8 hombres (3).
Al sur se construyeron tres fuertes: el del Carmen situado al extremo de dicha calle (Peralejo ) para 8 hombres; el Fuerte de Cuba, al extremo de la calle San Miguel (Maceo), junto a la puerta de Cuba, para 12 hombres y que además se ocupaba con municiones y parque de artillería que custodiaban 6 soldados, y el Fortín de Santa Rita, al extremo de la calle Santa Cecilia (Narciso López), para 5 hombres.
Hacia el este de la ciudad se fabricaron dos fortines. El de Mayarí junto a la puerta de igual nombre, al extremo de la calle San Pedro (Martí), con capacidad para 12 soldados y con un retén de 5 por las noches, y el Fortín de Santa Ana, al extremo de esta calle. (Cables).
Los cuarteles se aumentaron, y además de los ya referidos, como el de Artillería ocupado para entonces por las fuerzas del Batallón de la Habana, Madrid y el depósito de armamentos que lo tenía a cargo el Segundo Batallón de la Habana, existía el Cuartel de Chiclana, una casona de techo de guano, al extremo de la calle del Rosario (Frexes) ocupado por la Sexta Compañía de Transporte; el Parque de Artillería, ocupado por el destacamento de su nombre, además de cañones y otros efectos y armamentos, y que mantenía una guardia de 5 hombres y estaba situado en la calle Calvario (Aguilera).
Otros cuarteles como el de Obreros, ocupado por la unión de obreros, situado en la calle Rosario (Frexes), y el de Caballería, situado en la calle San Diego (Miró) ocupado por el Tercer Escuadrón del Rey; el de Ingenieros, en las inmediaciones de la puerta de Gibara, con 8 hombres de guarnición y ocupado por ese cuerpo, y el de la Guardia Civil, situado también en la puerta de Gibara, frente a las oficinas del Segundo Batallón de la Habana, completaban las defensas de la ciudad de Holguín, a las que se le unían el Hospital Civil, cercano al fortín de Cuba y que podían socorrerse uno al otro.
Por la parte exterior de la estacada también se habían ampliado las defensas, en los puntos de avanzadas, como eran los situados en los cuartones de San Andrés, Yareyal y el Cementerio de sur a oeste; y por los cuartones de Aguas Claras, situado al norte y a 2 leguas de Holguín; de Jesús María al norte y a una legua de distancia por el de Mayabe al este y por el de Pedernales al oeste, todos estos cuartones estaban guarnecidos por 12 soldados.
En los poblados cercanos también se construyeron obras defensivas, como fue el caso de La Cuaba, al sudeste de Holguín, lugar en que en 1874 se habían construido 5 fortines de madera con cubierta de guano y tejas, custodiados por fuerzas del Batallón de Cazadores de Santander, la guerrilla local y voluntarios. En El Yayal se fabricó otro fortín de madera y guano con capacidad para albergar 25 voluntarios para su custodia. Al sur del área urbanizada de la ciudad, en el punto donde se unen los dos ríos fue construido un muro de piedras por considerarse estratégico ya que por allí habían penetrado las huestes mambisas en 1868.
En San Andrés se creó un recinto fortificado con varios fortines y otras obras menores. Aunque ese conjunto no ha sido estudiado aún, si ha sido posible obtener alguna información sobre el mismo:
El 4 de noviembre de 1878 se protocolarizó en Gibara una escritura de venta de una casa situada en el poblado de San Andrés que aporta datos al respecto al consignar textualmente: “casa de guano y tablas lindando por el norte con casa de don Brígido de la Cruz, por el sur con la calle que va del fortín no.1 al reducto no.6, por el este con la calle o camino de Maniabón y por el oeste con la calle que conduce a la plazoleta de la Iglesia. (4)
Durante la Guerra del 95 todas estas defensas se restablecieron y fueron ocupados además distintos edificios de la ciudad, para albergar unos 12,000 hombres que según el General Luque la guarnecían al término de la contienda.
Entre los inmuebles ocupados por las tropas estuvieron las dos iglesias católicas de Holguín. En el templo de San José se situó un cuartel y un hospital militar la Parroquial de San Isidoro (actualmente Catedral).
Las redes técnicas como el telégrafo y un heliógrafo colocado en la cima de la Loma de la Cruz, en el fortín de La Vigía, permitían la comunicación entre los principales puntos defensivos situados al norte, como Cupeicillos, La Vigía, Yabazón, y poblados cercanos. Estos a su vez se comunicaban con la Villa de Gibara y los buques de la armada surtos en el puerto. Hacia el sur podía establecerse comunicación heliográfica con Jiguaní distante más de 60 kilómetros.
En la guerra de 1895 se utilizó también el teléfono en función de las comunicaciones militares. Por vía telefónica quedaron enlazados los principales poblados cercanos al ferrocarril de Gibara y Holguín.
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(1) (Tenencia de Gobierno y Ayuntamiento de Holguín, Leg. 58, Exp. 1761 APH)
(2) Museo del Archivo Provincial La Periquera. Fondo 1868:1878. Documento 298.
(3) Idem
(4) Protocolos de la Notaria Pública de Gibara. Notario Carlos de Aguilera. Año 1878. Inscripción 208 del 4 de nov 1878 venta de casa de la Soc. Silva y Rodríguez de Gibara (Situada en el poblado de San Andrés)