Cuando la mano del hombre es capaz de crear una obra que impresiona a la propia naturaleza, es porque ese hombre y esa obra son imprescindibles
Hace más de 80 años nació en Velasco, municipio Gibara, provincia Holguín, Félix Varona Sicilia. Nadie, a no ser él, soñó con que aquel pobladito de agricultores, se construyera un Centro Cultural de las dimensiones del que consiguió construir.
Después del triunfo revolucionario en Cuba (enero de 1959), Félix Varona decide ir al encuentro de cuanto arquitecto encuentra y a ellos les habla de su proyecto. Un día alguien que conocía la urgencia de Félix por los arquitectos, le presenta al cubano-americano Walter Betancourt Fernández, quien residía en Santiago de Cuba. Walter dice que él puede hacer lo que Félix Varona sueña y los dos sueñan juntos.
Pero la población no consideraba que era un Centro Cultural lo que ellos necesitaban. Antes lo que querían era un edificio de ayuda social, un hospital. Y Félix necesitaba de sus vecinos porque él no tenía ni un centavo para la obra. Por eso inicia una campaña "Pro-Centro Cultural) Entre las gestiones de la campaña estaba la recaudación de fondos y materiales a través de bailes populares, veladas artísticas y cuando fue necesario y más urgente, recogida de dinero por las calles. Asimismo se llamó a todos para que TODOS aportaran los materiales: los colaboradores y el propio Félix Varona salieron a las calles con grande carteles que decían: "Done usted un ladrillo".
Y no tenían los ladrillos y los otros materiales que eran necesarios pero ya habían convencido a la gran mayoría de los velasqueños. La obra comenzó a incrementarse.
En el año 1964 el proyecto es presentado al gobierno de la entonces provincia de Oriente, en Santiago de Cuba. El gobierno asume la inversión a partir del 4 de mayo. Walter Betancourt y Félix Varona construyen uno de los más hermosos edificios de Cuba a pesar de que grupos insensibles y regionalistas no aceptaban que la construcción se hiciera en lo que consideraban un pueblo de poca o ninguna importancia.
En el año 1978 todavía la obra no estaba terminada y para colmo muere el arquitecto Walter Betancourt. Pero Félix Varona buscó al viejo amigo y también arquitecto habanero Gilberto Seguí. Seguí compartía las mismas ideas y criterios del dúo de constructores del edificio de Velasco.
Finalmente después de 27 años de labor ininterrumpida, el 2 de marzo de 1991 el entonces Ministro de Cultura de Cuba, Dr. Armando Hart inaugura la más hermosa construcción arquitectónica de todas las hechas en Cuba en el periodo revolucionario.
El Centro cultural “Félix Varona Sicilia” en el poblado de Velasco provincia Holguín, es una magnífica muestra del uso de materiales cerámicos en la obra de Walter Betancourt. En este caso estos materiales son acentuados por la presencia de grandes cubiertas inclinadas terminadas con tejas francesas.
La planta del edificio, de gran complejidad aparente, está constituida por la combinación de rectángulos, cuadrados y trapecios, destacando en ella la presencia del teatro, del cual dijo Luis Lápidus "El climax de la obra de Betancourt es un impresionante teatro isabelino en el poblado rural de Velasco. El teatro ... es una especie de paradójico Xanadú caribeňo repleto de referencias wrightianas, que ya atrae a estudiosos e investigadores".
En el volumen general se destaca la torre de tramoya de dicho teatro toda de ladrillos expuestos y con un gran rosetón de gran colorido que constituye un sugerente canto a Cuba. Esta obra se realizó entre 1964 y 1991, inaugurándose en este último aňo, después de un largo proceso de ejecución el cual se fue dilatando por la carencia de presupuesto y materiales durante extensos períodos de tiempo.
Según Jorge Martínez Reyes, Máster en estudios culturales y licenciado en Historia, que ejerce como investigador socio-cultural en el centro: "Esta es una obra atrapadora y mágica. Betancourt tiene una gran influencia de la arquitectura orgánica de Frank Lloyd Wright. Respeta totalmente el ambiente natural existente en el sitio de construcción de la obra y utiliza los materiales en su estado natural: la roca, los ladrillos, el metal, la madera... Sólo utiliza pintura y repello en los lugares requeridos según el criterio del creador. La estructura arquitectónica que posee la edificación es única en el mundo. Sería muy difícil de ubicar su estilo en alguna escuela, pues este posee un conjunto de líneas intrincadas y de las más diversas expresiones".
El arquitecto dijo que el de la Casa de Cultura de Velasco es un estilo moderno y cubano, que presenta una tendencia ecléctica, donde se contextualizan y coinciden formas de las construcciones militares coloniales, aleros asiáticos, terrazas incas, detalles precolombinos mesoamericanos y vitrales góticos.
Todas las divisiones de la edificación (salones de música y danza, aulas, oficinas, lámparas de techo) poseen forma triangular o piramidal. ¿Razones?: La creencia de ambos creadores de que esta figura simboliza la unidad y la energía, poderosa fuerza capaz de mover al mundo.
Ernesto Infante es una de las primeras voces del Teatro Lírico Rodrigo Prats. Estas que puede oir son sus memorias velasqueñas.
Majestuoso se levanta el castillo en medio de su triángulo y con su poder infinito perdona las faltas de un pueblillo, cuyo único pecado, fue levantar un palacio en medio de su pequeñez.
Félix Varona Sicilia:
Nació: 16 de febrero de 1927
Velasco
Murió: 23 de julio de 1997
Velasco
Niñez y adolescencia
Nació en Velasco el 16 de febrero de 1927, en la calle 33, número 1201, reparto La Loma. Hijo de Antonio Varona Mariño, (chofer de alquiler) y Virginia Sicilia Balán, (ama de casa).
A los dos años queda huérfano de madre. De su crianza se encargó Luisa, una tía materna. El padre hemofílico de nacimiento, se entregó al alcohol y dejó de atenderlo, por lo que quedó completamente al cuidado de su familia materna.
Por el delicado estado de salud (Félix heredó la enfermedad del padre),) su niñez transcurre en un ambiente hogareño de complacencia y sobreprotección, con atenciones diferenciadas del resto de los niños de la casa. Sus relaciones se limitaban a los dos primos y otros niños de la familia quienes esporádicamente lo visitaban.
Su precaria salud también lo limita a participar en juegos y diversiones que requerían de esfuerzos físicos, por eso, prefería irse a casa de su tío abuelo,
Manuel (Lico) Balán Ramírez.
De mano de Lico, Félix Varona asistía a actos cívicos y homenajes con que la comunidad velasqueña honraba a su líder natural a través de instituciones como las logias fraternas, sociedades de blanco y negros y escuelas, factor que fue acrisolando su vocación de lucha e ideales de progreso social. Y asimismo los festejos por el “Grito de Baire”, organizados por su tío abuelo también dejaron una favorable impresión en Félix.
A los diez años aprendió a leer y escribir con una maestra particular, llamada Amparo Osorio Lorenzo. Culminó la primaria en la escuela pública a los 16 años. Y no pudo continuar los estudios por no existir secundaria básica en el poblado y la familia, siempre al cuidado de su salud, no le permitió viajar a Holguín.
En la etapa de temprana juventud se manifiestan ya sus facultades volitivas al afrontar y sobreponerse a su enfermedad. Juega pelota y se va al río a nadar con otros muchachos y amplía sus relaciones con adultos.
Interés en el arte y la cultura
El interés de Félix Varona por el arte y la cultura nace de su sed insaciable de leer. Cuanto libro, material, revista o periódico se pusiera a su alcance , él lo leía vorazmente. De ahí que se mantuviera informado sobre los acontecimientos internacionales, en especial sobre la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y de la vida política nacional de su tiempo, para ello también se valía del viejo radio de la casa.
En el joven Félix se definían algunos rasgos personológicos en especial relacionados con la voluntad como la resolución o decisión, la aptitud para la iniciativa y la perseverancia. A pesar de mantener un físico endeble, fue un hombre enérgico y de pensamiento creativo. De aquel niño callado, solitario y taciturno solo quedaría la apariencia física al paso del tiempo.
Y según creció en años su carácter se fue tornando vivaracho y consiguió amplias relaciones sociales. Sus amigos de entonces lo recuerdan como un hombre divertido que decía con gracia los chistes y que era amigo de la jarana. Y asimismo en todas partes lo acogen por su honradez y solidaridad humana que no reparaba en posición económica ni color de la piel.
En 1953, comenzó a trabajar como dependiente en una tienda de ropa mientras por la noche estudiaba teneduría de libros en el colegio Regil.
La entrada a esta escuela, marcó un importante hito en la vida de Varona. La matricula la consiguió debido a que el claustro de maestros era de gran experiencia y primaba un pensamiento progresista martiano y no solo en las clases sino en otras actividades como veladas artísticas, actos patrióticos y desfiles.
En la escuela se organizó la Asociación de alumnos y Varona fue elegido presidente de forma unánime. El grupo directivo de los alumnos fue formado por jóvenes de ideas antibatistianas. En sus reuniones analizaban y discutían materiales y documentos como “La Historia me Absolverá” y la situación imperante en el país, además se concebían las estrategias para informar y orientar al resto del alumnado.
En esta escuela Félix realizó sus primeras actividades culturales: organizó veladas artísticas, actos patrióticos y montó pequeñas piezas teatrales.
En 1955 intentó el montaje de “Mariana Pineda” de Lorca, pero fue denunciado y la guardia batistiana prohibió su presentación bajo amenaza de arresto a la dirección y al mismo Varona. En lo adelante se apartó del arte para entregarse a la lucha revolucionaria.
Triunfo revolucionario
El momento histórico que le toca vivir a Varona requería de hombres de acción. La nación se estremecía en medios de cambios profundos y vertiginosos imponiendo urgencias al quehacer. Toda acción retardada o lenta era un acto discordante con el movimiento general que se producía en la sociedad cubana. Varona fue parte de ese ímpetu que recorría el país.
En los cinco primeros meses del triunfo revolucionario Félix Varona se entregó a la tarea de ponerse en contacto con aquellas personas que junto a él intentaron infructuosamente hacer arte bajo el régimen pasado y a la captación de otras personas. Con estos fines recorría el poblado visitando las sociedades, escuelas, solares donde se jugaba pelota, el parque y en plena vía pública.
En Mayo de 1959, en reunión efectuada en la casa de Esteban Pérez Palacio (fallecido), situada en la calle 41 # 1815, Félix organizó un pequeño grupo que se encargó de llevar adelante la labor cultural en Velasco.
Este grupo aglutinó a una pequeña vanguardia cultural, donde por primera vez en la historia de la localidad se juntaban con un objetivo común personas de diferentes orígenes sociales, pero la mayoría eran personas de la clase acomodada, de buen nivel de conocimientos superiores. La presencia de Varona en el mismo, como eje central, imprimió el sentido popular al trabajo que se desarrollaría en el nuevo contexto histórico, con un contenido alejado de los conceptos clasistas en que se había formado esa mayoría.
Este primer acto fundacional de Varona significó además que los vecinos vieran en él una especie de vocero o defensor de los intereses populares. Sobre todo porque todos sabían que Félix Varona amaba por encima de cualquier otra cosa, el progreso social del terruño.
Instituciones culturales
Paralelo a las acciones movilizadoras y participativas continuó manifestándose en Félix Varona el espíritu promocional y fundacional de Varona y fue creando nuevas instituciones culturales en su pueblo (Velasco):
La biblioteca pública “Fabio Delgado”, dotada con 2000 volúmenes. (1961)
La Escuela de música, con dos profesores de solfeo, piano, y trompeta. (1962)
Librería. (1964)
Una sala de teatro en el Círculo Social con capacidad para 150 personas. (1968)
Más tarde se integraría a este sistema un complejo cultural que constituye la cúspide de sus aportes a la cultura de la localidad: la Casa de la Cultura que hoy lleva su nombre, conocida como la Casa de la Cultura de Velasco.
Muerte y legado cultural
A la muerte de este extraordinario promotor de la cultura ocurrida el 23 de julio de 1997 dejaba tras de sí un universo espiritual impregnado en un pueblo empeñado en continuar la obra magna de la cultura.
Los gigantescos desfiles inaugurales de las jornadas de la Cultura parten de la que fuera su casa y son presididos con un gran cuadro con su imagen.
En la sala de teatro del Centro Cultural se conserva una luneta en primera fila, conocida popularmente como “el asiento de Félix”.
Félix es recordado en su natalicio cada 16 de febrero y los 23 de julio, en su muerte, con peregrinaciones a su tumba donde se escenifican pasajes de obras teatrales montadas por él, se interpretan canciones y declaman poemas y es rememorado el rico anecdotario de su vida así como en veladas conmemorativas.
El cambio de la realidad cultural creó una nueva imagen social de Velasco. Antes su celebridad se debía a que era el terruño natal del legendario Short Store del equipo “Almendares” de la pelota profesional cubana, y de los famosos “Yanquis de Nueva York”, Guillermo ( Willy ) Miranda Pérez o por ser el “Granero de Cuba”. Pero de Félix Varona Sicilia hasta nuestros días es identificado como “un pueblo de cultura” o “el pueblo de Félix Varona”