El
deformado proceso de desarrollo económico del área provocó que fuera complejo el asentamiento evangélico en la
zona. De ahí que el proceso de asentamiento de las diferentes denominaciones
evangélicas en la región no responde a la lógica seguida comúnmente a nivel
nacional. (En el caso de la región holguinera este asentamiento estuvo mediado
por circunstancias económicas y sociales muy particulares).
Aún
cuando las denominaciones tradicionales fueron las primeras en establecerse en
la región, la posterior configuración del protestantismo en la zona respondió a
elementos no de índole cronológico, sino a una peculiaridad básica: la relación
denominación-tipo con su respectiva base social, entendida esta última como
producto de la movilidad social y espacial.
Anterior
al siglo XX no existió ningún elemento que permita conjeturar la presencia de
misioneros en el área que hoy conforma la provincia de Holguín. Desde la
conquista de Cuba y hasta el fin de la dominación colonial en el área predominó
la Iglesia Católica,
con su fuerte alianza con la administración española en Cuba y sostenida en
Holguín en la burguesía comercial de origen hispano que fue su base social.
Pero
cuando España se marcha de Cuba (1898) y entran a la zona los primeros
norteamericanos, con ellos vienen los primeros misioneros. Acto seguido y
durante la primera década del siglo se asientan en el territorio las denominaciones
evangélicas tradicionales que son las que primero debieron enfrentar un
panorama muy complejo y limitante para su ministerio: en primer lugar, que era
esta una región poco poblada y de escasa urbanización; en segundo lugar, que
los pocos núcleos citadinos de la zona poseían tradición católica y herencia
hispánica; y en tercer lugar, (que es consecuencia de las dos limitantes
anteriores), en la zona no existía una base social afín al protestantismo.
Pero muy
a pesar de lo anterior, muy pronto la situación cambió favorablemente a las
Iglesias misioneras cuando se produjeron cambios significativos en la región
provocados, sobre todo por:
1.
La
presencia y propagación del capital norteamericano, que convirtió a la región
en una de las plazas más importantes para los Estados Unidos.
2.
El
consiguiente proceso de urbanización (crecimiento y surgimiento de nuevos
núcleos), sobre todo en zonas de escasa presencia católica.
3.
La
ola de inmigrantes norteamericanos, antillanos y jamaicanos de orientación
evangélica.
4.
La
situación crítica de la Iglesia Católica
en Cuba durante las primeras décadas republicanas.
5.
La
poca presencia de denominaciones evangélicas que provocaran rivalidades
interdenominaciones.
Como se
ha señalado anteriormente, una de las limitaciones del evangelismo tradicional
al llegar a la zona holguinera era haber trasplantado estructuras simbólicas y
funcionales a una cultura que estaba lejos de poseer los actores sociales que
le correspondían en los Estados Unidos. Por ejemplo, en la región no existían
las clases que son la base social que requerían denominaciones como la Iglesia Episcopal
o el prebisterianismo. De ahí que la emergente burguesía local, urbana y rural,
se afilió en iglesias que se orientaron hacia las clases más bajas de la
burguesía de Norteamérica.
Por otra
parte, estas iglesias de marcado status funcional urbano, tuvieron que
enfrentarse a una Iglesia Católica predominante, pero sumida en una profunda
crisis institucional.
La Iglesia Católica cubana de principios del siglo XX, en franco
proceso de reorientación, sufría del recelo y la indiferencia de los sectores
nacionales. (No hay que olvidar que esa misma Iglesia había sido parte del
Gobierno español en la Isla
acabado de vencer). Por lo que a ella no le bastó el favorecimiento del
Gobierno interventor norteamericano para desestancar su estrategia social.
Tampoco favorecía al catolicismo la de fuerte presencia hispana y de acendrada
cultura católica, y tampoco le sirvió de mucho la fuerte inmigración llegada de
la península Ibérica: la zona donde los emigrados españoles era fuerte estaba
en gradual decadencia económica y por ende político y social. (Y nos referimos
al eje Holguín-Auras-Gibara).
Una
muestra para probar la decadencia católica en Holguín en los primeros años del
siglo pasado fueron sucesos ocurridos en Mayarí en 1901. Con una Iglesia
Católica centenaria y un núcleo poblacional de más de 17 mil habitantes, este
pueblo tenía su templo parroquial destruido y sin utilizar. De dicho estado da
fe una carta del señor O. Mastrapa. Alcalde de Mayarí, al gobernante
eclesiástico:
“(…)la iglesia está hace dos años abandonada, en estado ruinoso y poco ha vino al suelo una parte del techado. Sus paredes están abiertas, amenazando caerse, con peligro de las vidas de los que por su lado pasan, siendo imprescindible su demolición o reedificación”Archivo Provincial de Santiago de Cuba. Iglesias. Legajo 77 No. 7
A la
situación del catolicismo en el territorio hasta aquí descrito se le suma los
conflictos clásicos entre las nuevas Iglesias Evangélicas y el clero Católico,
que tuvo repercusión en el área. Uno de los casos que mejor muestra lo anterior
es el litigio que en 1910 conmocionó la gobernatura provincial de Santiago de
Cuba, acaecido entre la Iglesia Católica
de Sagua de Tánamo y un pastor metodista.
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