Solo la Iglesia Católica tuvo un carácter
generalizado en toda la Isla,
con una vertebración regular, dado por su estructura centralizada y su unicidad
discursiva, además de que funcionó como soporte ideocultural de la metrópoli
durante siglos. Las demás expresiones religiosas tienen irregularmente zonas de
mayor o menor grado de representatividad por toda la Isla.
FUE EN
HOLGUIN DONDE HUBO (Y HAY) LA
MAYOR REPRESENTATIVIDAD DE LAS IGLESIAS EVANGELICAS DE CUBA.
Lo anterior está determinado por el irregular proceso de desarrollo económico y
etnográfico de la zona.
Existen
acertados estudios de caracterización de la zona holguinera con suficientes
argumentos étnicos y sociológicos. Sin embargo en este ensayo es
necesario volver sobre el tema porque este ensayo traspasa los límites
propiamente etnográficos para asumir una caracterización económica y social.
Para
tener una perfección histórica del área que ocupa la provincia de Holguín hay que
partir de que los ejes de ordenación territorial derivados de la actual
división político administrativa no se corresponden con la configuración
histórico-cultural de las regiones orientales cubanas. Es por lo anterior que
el Holguín actual enmarca dentro de sí diversas regiones históricas y asimismo
excluye barrios que antes pertenecieron a su jurisdicción.
Durante la República Neocolonial
(1902-1959) los términos municipales de la provincia cubana de Oriente y que
hoy son parte de la provincia de Holguín, fueron Holguín (1752), Gibara (1823),
Mayarí (1878), Sagua de Tánamo (1879), Banes (1909), Antilla (1924), mientras
que el actual municipio holguinero de Moa fue hasta 1975 un barrio
perteneciente al término municipal de Baracoa.
Durante
el siglo XIX fue el centro del desarrollo de la jurisdicción holguinera el eje
Holguín-Auras-Gibara, entonces rico en la exportación de azúcar, tabaco y
frutos menores. Por su parte la jurisdicción de Mayarí era rica en tabaco y
Sagua de Tánamo en la explotación de maderas y café. (Pero ha de tenerse en
cuenta que estos lugares no dependían en nada de Holguín, antes, por el
contrario, tributaban a otros centros de desarrollo histórico.
Producto
de la Guerra
de Independencia cubana de 1895
a 1898, el área de la actual provincia de Holguín
inauguró el siglo XX sumida en un profundo estancamiento económico con una
serie de secuelas negativas para la autorrecuperación. Esto fue muy favorable
para la gran inversión extranjera que ocurrió a partir de la intervención norteamericana
en los destinos del país, (1898).
Los
inversionistas, en su casi totalidad norteamericanos, encontraron en el norte
de oriental cubano un espacio ideal de extensas zonas vírgenes (La Ensenada y la Región Nipe-Mayarí),
a lo que se suma una muy baja presencia de sectores sociales sólidos que
presentaran cierta resistencia a la geofagia. A ello se suma otras
circunstancias que favorecían el proceso inversionista: la Orden Militar No. 62, sobre el
deslinde de las haciendas comuneras; y la llegada del ferrocarril central.
Leer además: Historia del ferrocarril cubano
Las
anteriores razones provocaron un crecimiento económico deformado en este
territorio, orientado, preferentemente, a la producción azucarera. (Entre 1901
y 1922 se fundaron los principales centrales azucareros del territorio, 11 en
total y de ellos, 8 operaban con capital extranjero).
La
propiedad de la tierra dedicada al cultivo de la caña de azúcar se mantuvo, en
su generalidad, en manos de extranjeros que la adquirieron por sumas
irrisorias. (En la zona de Nipe, en 1943, de 20 136.3 caballerías dedicadas a
la caña, 18 237.3 eran propiedad extranjera).Por su parte la producción
agrícola extra azucarera se comportó con cierto ritmo de crecimiento hasta la
década del 50 donde se nota un descenso en el sector ganadero. E importante
lugar ocupa la explotación cafetalera en Sagua de Tánamo, con un promedio de
400 fincas en activo durante 1943.
La
pequeña industria y el comercio tuvieron en la zona un carácter preferentemente
urbano y local, generalmente en manos de sectores hispánicos y nacionales con
un desarrollo ascendente a pesar del decaimiento del eje Holguín-Auras-Gibara.
Entre 1902 a
1946 los establecimientos comerciales crecieron 11,6 veces y parecida cifra
crecieron las Industrias locales que, esencialmente, estuvieron en manos de
capitales municipales.
La región que en el presente ocupa la
provincia de Holguín representa el 23,2 % de la vieja provincia de Oriente.
Durante los primeros 55 años del siglo XX la población que aquí vivió tuvo un
crecimiento inusitado. En 1898 la densidad de población en la zona era de 13,8
h/km2; en 1953 era de 55,6 h/km2. Más ha de tomarse en cuenta que esta elevada
tasa de crecimiento poblacional presenta características peculiares: una fuerte
movilidad social y un desbalanceado nivel entre lo rural y lo urbano.
Las
regiones y subregiones históricas que hoy forman la provincia de Holguín
tuvieron una configuración étnica formada por grupos de hispanos y criollos
emigrados a la jurisdicción desde Bayamo, Santiago de Cuba y Camaguey. Estos
crearon una economía básicamente agrícola de subsistencia, tabacalera y
ganadera. Lo anterior explica la escasa presencia de negros africanos. Los
pocos esclavos que hubo en la comarca se concentraron en áreas específicas o en
servicios domésticos urbanos.
A
principio del siglo XX en la zona se producen fuertes procesos migratorios
predominando etnias hispánicas (gallegos, asturianos y canarios). Dichos
emigrantes se convirtieron, esencialmente, en pequeños campesinos, en
arredantarios o en comerciantes urbanos, y se asentaron, con mayor regularidad,
en la zona norte, alrededor de los núcleos urbanos o rurales históricos,
(Gibara, Velasco, Auras, Santa Lucía, Holguín y San Andrés). Y mientras así
ocurría el surde la región continuó más despoblado. (Allí la presencia de
grupos hispánicos fue minoritaria). Por su parte en la región este fue menos
palpable la presencia de españoles, solo ostensible en Mayarí. (En Sagua de
Tánamo, en 1925, nada más habitaban 60 familias españolas).
Pero el
desarrollo agrícola azucarero que generó la inversión extranjera en la región,
específicamente en el centro de esta, favoreció la entrada significativa de
grupos haitianos y jamaicanos.
En 1913
se autorizó oficialmente la primera entrada de antillanos en la región,
asumiendo los contratos la Nipe Bay
Co.; en dicha fecha se alcanzó la cifra de mil braceros. Y como las ganancias
que traía este tipo de mano de obra eran altas ello aceleró la garantía de su
importación. En agosto de 1917 el Presidente de la República de Cuba, Mario
García Menocal decreta la libertad de contratación de aquel tipo de obreros. Se
calcula que entre 1917-1921 la United Fruit
Sugar Co., contrató 230 000 jornaleros procedentes de Haití, Barbados, Santa
Lucía, Martinico y Jamaica.
Los
primeros braceros en llegar se asentaron de forma inestable en barrios y
caseríos a lo largo de la franja Alto Cedro-Marcané-Cueto-Antilla-Banes,
coincidiendo con el ferrocarril y las plantaciones azucareras. Entre ellos
destacan los jamaicanos, que tenían otro nivel de asentamiento, preferentemente
en zonas urbanas donde trabajaban como obreros, principalmente de empresas
norteamericanas.
Y después
que se produce la emigración masiva de antillanos, el puerto de Gibara, desde
siempre un centro importante de recepción hispánica, elevó considerablemente la
presencia de caribeños: En 1921 existían en ese término municipal 1 743
haitianos, 158 barbadenses y 225 jamaicanos.
En cuanto
a los asentamientos de norteamericanos, estudiados a profundidad por el Dr.
José Vega Suñol, estos tuvieron una marcada regularidad por los niveles de
inversión del capital en la región.
Era la de
Holguín durante los primeros años del siglo XX una zona predominantemente
habitada en su parte rural. Esto se debe, entre otras razones, a que al
comenzar el siglo XX la región solamente contaba con una ciudad de segundo
orden (Holguín), y otra de tercer orden (Gibara). Y quienes vivían en estas se
desplazan hacia las zonas donde preferentemente actuaba el capital extranjero.
Esta ruralización de la población más la pérdida de importancia del puerto de
Gibara, provoca que emerjan otros núcleos citadinos de mayor importancia hacia
el noreste. En 1953 Holguín pasa a ser una ciudad de primer orden, seguida por
Mayarí, Sagua de Tánamo y Banes, clasificadas por ciudades de segundo orden.
La
configuración económica hasta aquí descrita, más la conformación demográfica de
la zona favoreció una estructura socio-clasista marcada por la presencia
minoritaria de terratenientes o empresarios agrícolas tradicionales unos,
modernizantes otros, que poseían una fuerte empleomanía. Una vez que estos
adquirieron cierto capital fueron a vivir a las ciudades lo que hizo crecer las
clases medias urbanas. (Leer más)
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