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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

3 de abril de 2019

Cuando a Cuba la intentaron llamar “Fernandina” (y casi lo logran)



Por: José Juan Arrom
¿Fernandina?

Por real cédula del 28 defebrero de 1515 se mandó que “de aquí en adelante esa isla, que hasta aquí se llamaba de Cuba, se llame Fernandina[1]. Este nombre, según se ha visto, se lo había puesto Colón a una de las Bahamas. Pero ahora, al dárselo a Cuba, el cambio contaba a su favor con dos fuerzas poderosas.

Fernando II de Aragón y V de Castilla
Por una parte, esta vez se designaba así a la isla en honor y por orden del rey mismo: el uso del término tenía, por consiguiente, carácter de real mandato. Por otra parte, Fernandina es indudablemente una voz eufónica,atractiva, sugeridora. La terminación femenina le añade un tono melodioso y poético. El ritmo binario la hace flexible, cimbreante. Repetidaconstituye un verso octosílabo digno del mejor romance caballeresco.

Nombre, por tanto, apropiadísimo para una bella dama. O para una bella isla. La palabra Cuba entraba ahora en lucha con una fuerte competidora.

Los documentos de los años siguientes que he revisado revelan cuán reñida fue la pugna. Una ojeada a los tres tomos de la Colección de documentos inéditos de ultramar concernientes a Cuba[2] demuestra queFernandina, al principio, llevó las de ganar. De 1515 a 1518 la fórmula usual era: “La isla Fernandina, que antes se llamaba Cuba”, o “La isla Fernandina, que antes se solía llamar de Cuba”, y al referirse de nuevo a ella en un mismo documento, simplemente se repetía “dicha isla Fernandina”.

De 1519 a 1526, consumado el total desplazamiento, únicamente se escribía “isla Fernandina”.

En 1527, si bien en la mayor parte de las veces se dice “isla Fernandina”, se desliza un caso de “isla Fernandina, que antes se llamaba Cuba” y otro de “isla de Cuba”. 
En1528 sólo se usa “isla Fernandina”, y en una ocasión se le llama, para mayor pompa, “esta isla Fernandina de las Indias del Mar Océano”. El triunfo parecía definitivo. Pero de 1529 a 1555 vuelve a emplearse indistintamente uno u otro nombre. El término Cuba unas veces avanza,otras retrocede, y en aquellas escaramuzas poco a poco va recobrando su antiguo dominio.

En los documentos suscritos en los años 1555 y 1556 el nombre que asiduamente se emplea es ya el de Cuba.

En el tomo primero de las Actas Capitulares del Ayuntamiento de LaHabana (1550-1565) se repite la contienda con el mismo resultado[3]. De1550 a 1554 aparece siempre Fernandina, y las fórmulas van desde la sencilla “isla Fernandina” hasta la engolada “isla Fernandina de las Indias del Mar Océano”.

En 1555 —año en que Jacques de Sores saquea la ciudad— las actas omiten toda referencia al nombre de la isla. Pero apartir del cabildo del 3 de enero de 1556, con sólo dos excepciones en diez años, se dice siempre Cuba. Y los dos tomos de documentos del Archivo de Protocolos de La Habana, que datan de 1578 a 1587, confirman el hecho: por esas fechas no hay ya ni siquiera una sola mención a Fernandina[4].

Ahora bien, si Fernandina pierde hacia 1555 su ascendiente oficial entre funcionarios y escribanos, medio siglo después, todavía sobrevive,con función suntuosa y musical, para deleite de un poeta criollo. En1608 Lorenzo Laso de la Vega, el sonetista de mayor vuelo de los que elogian al autor del Espejo de paciencia, escribe:“Dorada isla de Cuba o Fernandina, de cuyas altas cumbres eminentes bajan a los arroyos, ríos y fuentes el acendrado oro y plata fina[5].

Y con la misma función vuelve a usarse, hacia fines del siglo XVIII, en el título de una de las dos historias [se refiere a libros de historia] que se escriben en Cuba en aquella época. Ignacio José Urrutia y Montoya llama a su obra, concluida en1791, Teatro histórico, jurídico y político militar de la isla Fernandina de Cuba y principalmente de su capital La Habana. En el texto, empero,se dice siempre Cuba, o la isla de Cuba[6]. Fernandina, constituida en término pintoresco y decorativo, ya no logra penetrar más allá del título.

Queda reducida, pues, a puro adorno. Y termina ahí la lucha con la victoria definitiva de la palabra autóctona sobre la advenediza.





[1] Real cédula, 28 de febrero de 1515. En Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de ultramar [sic] 2da. serie, t. 1, Isla de Cuba, Madrid, 1885, pp. 58-59.
[2] Ibíd., t.1, Isla de Cuba (Madrid, 1885); t. 4, II de La Isla de Cuba (Madrid, 1888); t. 6, III de La
Isla de Cuba (Madrid, 1891).
[3]Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana, t. I, 1550-1565, La Habana, 1937.
[4] María Teresa de Rojas: Índice y extractos del Archivo de Protocolos de La Habana, t. I, 1578-
1585 [s. e.] La Habana, 1947; t. II, 1586-1587 [s. e.] La Habana, 1950.
[5] Es uno de los sonetos que encabezan el poema de Silvestre de Balboa: Espejo de paciencia,
edición facsimilar y crítica a cargo de CintioVitier, La Habana, Comisión Nacional Cubana de
la Unesco, 1960, p. 51.
[6] Ignacio José Urrutia: Teatro histórico, jurídico y político militar de la isla Fernandina de Cuba
y principalmente de su capital La Habana [s. e.] La Habana, 1876.

Cuando a Cuba la llamaron Isabela

Por: José Juan Arrom



¿Isabela?


De esa misma carta de Colón [escrita alta mar, cerca de las Azores, cuando inicia el regreso a España, después del descubrimiento] surgió otro nombre para Cuba. El nuevo bautizo no obedeció a un propósito deliberado sino a una simple confusión. Algún lerdo cartógrafo, confundiendo a la cuarta isla con la quinta, estampó sobre el no menos confuso contorno de Cuba la palabra Isabela.

Y de allí el error pasó a otras cartas geográficas.

Sin proponerme agotar la búsqueda, sé de varios mapas, hechos entre1502 y 1522, en los cuales se nombra Isabela a nuestra isla. Tales son el conocido por Mapa de Cantino, el llamado Mapa del Almirante, los que aparecen en la Geografía de Tolomeo, ediciones de 1513 y 1522, y el deCosta[1]. Pero, por otra parte, en los mapas españoles hechos por esos mismos años (Juan de la Cosa, 1500; Pedro Mártir de Anglería, 1511),se le siguió llamando como de costumbre: Cuba. 
Frustrado el propósitode Colón, y salvada la equivocación de los referidos cartógrafos, surge otro intento de eliminación, aún más peligroso.






[1] Varios de estos mapas están reproducidos en Justin Winsor: Christopher Columbus and How
He Received and ImpartedtheSpirit of Discovery, Boston/New York, Houghton Mifflin, 1891,
pp. 419, 534, 552, 571. En cuanto a otros mapas hechos en estos años, puede consultarse, en el
mismo Winsor, las pp. 424-426 y, sobre todo, R. A. Skelton: “TheCartography of Columbus’s
FirstVoyage”, en TheJournal of Christopher Columbus, traducido por Cecil Jane y con apéndice de R. A. Skelton, Londres, HakluytSociety, 1960, pp. 217-227 (ilustraciones fuera de texto).

Cuando Colón nombró Juana a la isla de Cuba



Por: José Juan Arrom
 
¿Juana?

Pasan días, semanas. [Colón] sigue explorando las costas de la isla [de Cuba], sigue deleitándose en redactar líricas descripciones de su sorprendente belleza y sigue llamándola como de costumbre: Cuba. Pero el 5 de diciembre, listo a partir en busca de otras tierras, de pronto anota: “De esta gente diz que los de Cuba o Juana, y de todas esas otras islas, tienen gran miedo”. Y pocos renglones más abajo: “Así que [...] determinó de dejar a Cuba o Juana”.

Juan de Aragón (príncipe de Asturias)
Juana la llamó por el príncipe don Juan, hijo y heredero de los Reyes Católicos. Y una vez yuxtapuesto el término castellano al nombre indígena, comienza el forcejeo entre los dos topónimos. 
Al siguiente día, 6 dediciembre, Colón se olvida de la anotación anterior y simplemente escribe: “Los puertos de Cuba”. Pero pronto vuelve a las andadas. El 11 de diciembre anota: “La Juana, a que llaman Cuba”. El día 12: “La isla Juana de Cuba”; el 21, prescindiendo ya del nombre aborigen: “En las otras tierras de la Juana”. El 24: “La tierra de la Juana, a que ellos llaman Cuba”. Y el 6 de enero: “La isla Juana”. 
Diez días después, el Almirante pone proa rumbo a Europa. En alta mar, cerca de las Azores, redacta la carta más importante de cuantas se han escrito sobre América, pues con esa entra el Nuevo Mundo en la historia de Occidente. Pero en ella para nada menciona ya la palabra Cuba. Al hacer relación de las islas que acaba de descubrir dice:

A la primera que yo hallé puse nombre San Salvador, a conmemoración de su Alta Majestad, el cual maravillosamente todo esto ha dado: los indios la llaman Guanahaní. A la segunda puse nombre la isla de Santa María de Concepción; a la tercera Fernandina; a la cuarta Isabela; a la quinta isla Juana y así a cada una nombre nuevo [...]”[1].

Y en el resto de la carta [Cuba] es siempre Juana:

Cuando yo llegué a la Juana [...] así como de la Juana [...] por la isla Juana [...]” 

El proceso de sustitución había llegado a su fin. Ahora bien,el propósito del Almirante resultó fallido. Los españoles que vinieron tras él, cediendo ante el misterioso atractivo de la voz indígena, pronto olvidaron lo de Juana.

Próximo texto: Cuando a Cuba la llamaron Isabela
 


[1] En la edición de Julio F. Guillén: “El primer viaje de Cristóbal Colón”, Madrid, Instituto Histórico de Marina,1943, pp. 67 y ss.

Trayectoria del nombre de Cuba



Por: José Juan Arrom

El primero en registrar el nombre de Cuba, y también el primero en tratar de sustituirlo, fue Colón. El 21 de octubre de 1492 lo asienta por primera vez en su Diario de viaje. Parece que no lo había escuchado bien, y por eso escribe: “Otra isla grande mucho, que creo que debe ser Cipango, según las señas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual ellos llaman Colba”.

Dos días después, habiendo afinado mejor el oído a los sonidos de la lengua taína, apunta: “Quisiera hoy partir para la isla de Cuba, que creo que debe ser Cipango, según las señas que dan esta gente de la grandeza de ella y riqueza.” 
Al día siguiente escribe el Almirante: “Esta noche, a media noche, levanté las anclas [...] para ir a la isla de Cuba, adonde oí de esta gente que era muy grande y de gran trato, y había en ella oro, y especerías, y naos grandes, y mercaderes”. 
Y el 26 de octubre: “Dijeron los indios que llevaba que había de ellas a Cuba andadura de día y medio con sus almadías [...]”. Partió de allí para Cuba, porque por las señas que los indios le daban de la grandeza y del oro y las perlas de ella, pensaba que era ella, conviene a saber: “Cipango”.

El domingo 28 de octubre arriba a la soñada Cipango. La suavidad del clima, la belleza y verdor de los árboles, la abundancia de flores y las muchas aves y pájaros que cantaban dulcemente lo llenan de admiración y de júbilo. Vierte la euforia del descubrimiento en renglones descriptivos que cobran tensión de prosa poética. Y en ese primer elogio de Cuba en lengua española nos deja una frase inolvidable: “Es aquella isla la más hermosa que ojos hayan visto”.


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