Diario de todo lo ocurrido desde mí
llegada a Jamaica en busca de una expedición para Cuba. G. Peralta
1871 marzo 11
Puerto Santa María.
Después de 40 horas de una navegación
bastante penosa desde “Boca de Caballo”[1] a Jamaica, llegamos a
Puerto Santa María en el día de la fecha. Fui lo mejor atendido por muchos
ingleses[2] que fueron a vernos como
venidos de Cuba, pasamos a la oficina del Cuerpo de Policía y todo estuvo bien
aquel día.
1871 marzo 12
Todo se preparó para salir al día
siguiente, sin otra ocurrencia anotarse. En este día algunos ingleses
demostraron simpatía por nuestra causa y hubo hasta quien se comprometiese a ir
en la primera expedición que saliera para Cuba, para hacerle la guerra a los
españoles[3].
1871 marzo 13
Después de mil dificultades salimos
para Kingston[4],
todos a caballos[5].
Pasamospor tres pueblecitos que no supimos cómo se llaman y dormimos a tres
leguas del paradero donde debíamos de coger el tren. No ocurrió novedad alguna
en todo ese tránsito.
1871 marzo 14
Sin novedad alguna llegamos al
paradero y de este a Kington[6] a las tres de la tarde;
sin embargo de que quise evitar que se supieran nuestra llegada, no pudo
suceder y los emigrados me recibieron con un entusiasmo grande. A consecuencia
de esto no se hizo otra cosa que hablar y gritar vivas y más vivas a la
independencia de Cuba; no ocurrió otra novedad[7].
1871 marzo 15
Kington.
Muy temprano vi al Ciudadano Secundino
Bravo[8]; y sin embargo que yo
en nada tenía que ver con él, le informé mi proyecto y resolvimos hacer algo de
acuerdo. Todo ese día fue bien.
1871 marzo16
Nada de particular hubo. Me visitaron
algunos pero ninguno a proponerme nada de auxilio a la misión que me trae al
extranjero Son muy pocos los buenos patriotas que tiene Jamaica. Sin embargo en
la emigración hay algunos[9].
1871 marzo17
Hubo una junta con objeto de atraer recursos
para Cuba y fue demostrado el mejor deseo de los que concurrieron. Se recogió
algo. En esa el Ciudadano Secundino Bravo manifestóque el Ciudadano José María
Izaguirre, quien había sido Diputado por oriente, venía a sustituirlo en el
puesto de Agente General de Jamaica por orden del gobierno de la República de
Cuba y quedó aceptado como tal Izaguirre. Yo le llame la atención a los dos
haciéndoles comprender que aquel paso era anti político, porque la institución
de emigrados no estaba bajo el mando directo del Gobierno y que el pueblo (los
cubanos residentes en Jamaica), podía no estar satisfecho, haciéndole al mismo
tiempo observaciones del resultado de aquel paso[10].
Bravo dijo que el pueblo, mejor dicho,
la emigración, sabía que convenía así. Nunca quedé satisfecho, sin embargo
quedó desempeñando la Agencia, Izaguirre.
No ocurrió otra cosa que la visita de
varios que nos demostraban ser partidarios de Quesada[11], otros de la Junta y
otros neutrales a ellos; sin embargo sirviendo en esto el Sr Serafín Pachecome
dio carta para el Sr Enrique Piñeiro y me instruyó de otros que no son nada
buenos.
1871 marzo 19
Nada particular
1871 marzo 20
En esta fecha preste $ 531. 21 para remitir una expedición con
pólvora para Máximo Gómez, a condición de que se me devuelva (el dinero) de los
primeros fondos de esta Agencia, según consta en el recibo[12]. No ha ocurrido otra
cosa de particular.
1871 marzo 21
Nada de particular
1871 marzo 22
Sin novedad
1871 marzo 23
Sin novedad
1871 marzo 24
En esta fecha le hable al Ciudadano Valiente para que me auxiliara en lo que
pudiera para llevar a cabo una expedición y me contestó que él tenía hechos ya
muchos sacrificios y no quería dar más, que su larga familia era primero que la
patria, razón porqué a ella no podía quitarle sus recursos. Mi contesta fue despreciativa
a aquel hombre y lo amonesté en todo en todo lo que creí oportuno, declarándolo
traidor a la Patria puesto que no pensaba en ella. No ocurrió más nada
particular.
1871 marzo 25
En este día tratamos al Ciudadano
Secundino Bravo sobre la Junta de Nueva York[13], tachándola aquel de
indiferente a la Agencia de su cargo, ofreciendo que no seguiría al frente de
ella por serle muy dificultoso; yo le traté de persuadir para que siguiera
desempeñando su puesto, pero nada conseguí.
1871 marzo 26
Nada de nuevo.
1871 marzo 27 y 28
Sin novedad alguna
1871 marzo 29
No ocurrió nada de particular
1871 marzo 30 y 31
Se trató en casa de Serafín Pacheco de
política pero nada que mereciera la pena. Se trató de la traición de Juan
Clemente Zenea[14]
y de los malos escritos de Pepe Armas[15] haciéndole tanto mal a la
revolución, puestos que todos aquellos son personalismos que solo dan el resultado de que haya
retraimiento de parte de los buenos patriotas. Del Ciudadano José del Castillo
se habló atrozmente[16].
1871 abril 1 al 4
Nada ocurrió fuera de algunos
preparativos para salir para Nueva York dejando algunos hombres en la lista de
los que irían a Cuba en la expedición que preparo. Aquí queda el Ciudadano
Jesús de Feria que vino en mi compañía de Cuba, hasta tanto se le dé aviso para
donde debe dirigirse.
1871 marzo 5
Llegó el vapor americano y en el salí
para Nueva York, en todo el viaje conocí a muchos de los pasajeros y se trató
de la causa de Cuba, simpatizando todos con ella. El Sr. Ambrosio Valiente,
Ministro Plenipotenciario de la República de Cuba en Lima[17], que fue mi compañero y
que sale para el lugar que le corresponde, me manifestó gran descontento en el
desempeño de su puesto a consecuencia que le tratan muy mal por la Junta General
de Nueva York y varias injusticias, creyendo que no era Aldama el que debía
estar al frente de aquella. Yo he calificado esto de ambición una parte, aunque
quizás me equivoque.
“Vapor” y abril 8 en el mar.
Me dijo también el Sr. Ambrosio
Valiente que el Presidente Ciudadano Carlos Manuel de Céspedes le había mirado
con indiferencia, puesto que le había hecho varias cartas confidenciales y que
solo una le contestó, siendo esta por conducto del Ciudadano Secretario de Relaciones Exteriores, Ramón Céspedes,
y que por lo tanto estaba resuelto a servir a Cuba pero sin sacrificio de sus
intereses, que ya tenía hecho muchos. Me dijo que Cisneros no debía ocuparse
más de expediciones, visto que todas se perdían.
De ese modo llegamos el día 11 a Nueva
York.
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[1]
Boca de Caballo está situada en la costa sur de Oriente.
[2] En la época de a llegada del General
Peralta, Jamaica era colonia del Reino Unido por lo que sus ciudadanos eran
considerados como súbditos británicos (ingleses).
[3]
Lamentablemente son poco conocidos los varios ejemplos de la solidaridad
de los vecinos de las islas de las Antillas británicas y las Bahamas para con
los revolucionarios cubanos. Así en Las Bahamas los expedicionarios del buque
Liliam encontraron ayuda. Y constante fue el
tráfico de armas y hombres entre Jamaica y Cuba durante las Guerras de
Independencia Isla, e incluso, la de algunas autoridades locales que no
pusieron reparo a aquellas actividades ilegales.
[4]
Capital de Jamaica.
[5] Según el relato de José M. Izaguirre,
los caballos se los entregó el jefe de la policía de la localidad por donde
desembarcaron
[6]
En su diario, Grave de Peralta escribe Kingston sin la s
[7] Esa espontaneidad de los emigrados
cubanos era frecuente, siendo, además, una buena fuente de información para los
agentes españoles. Producto de una situación similar ocurrió el trágico fin de
la última expedición del buque
Virginius.
[8] Se refiere a Francisco Bravo,
conocido por Secundino Bravo. Este individuo era agente general de Cuba en
Jamaica. Cuando, posteriormente, llegó a Jamaica el vicepresidente de Cuba en
Armas, Francisco Vicente Aguilera, acompañado por Ramón Céspedes, Bravo fue con
ellos a Nueva York desempeñándose como su secretario. Unos meses después
Aguilera lo asigno como representante diplomático en la República del
Perú.
[9]
Había entre los mambises el prejuicio hacia los emigrados a quienes se le consideraba que en lugar de combatir en
los campos de la Isla preferían estar en el exterior. Es de
creer que el criterio de Peralta, expresado a los cinco días de llegar a
Jamaica, es muestra del dicho prejuicio, llevado desde los campos cubanos.
[10] En ese criterio el General Peralta
expresa una constante de los hombres de
1868, esto es, escuchar la decisión de la mayoría para tomar cualquier decisión
[11]
Manuel de Quesada y Loynaz, nació en Camagüey, Cuba el 29 de marzo de 1833 y murió en San José de Costa Rica en
1884. Llegó a ser Mayor General y
General en Jefe del Ejército Libertador. Destituido como Jefe superior del
Ejército su cuñado y Presidente de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes lo envió al
extranjero como agente especial para promover el envió de expediciones a Cuba. Con
su llegada al exilio se creó una profunda división entre él y Miguel Aldama.
Estas divisiones afectaron profundamente a la emigración.
[12] Desde Jamaica se enviaban con cierta
frecuencia botes y goletas con pequeños cargamentos de municiones y otras
vituallas para los insurrectos. El tráfico era tan regular que en la costa sur
de Oriente operaba de forma permanente
una fuerza bajo el mando del brigadier Jesús Pérez que tenía la misión
de recibir esas expediciones y en general todas las llegadas por esa
comarca.
[13]
La Junta de New York estaba
dirigida por Miguel de Aldama.
[14]
Juan Clemente Zenea, destacado poeta cubano. Vivía en el exilio. Se
trasladó a Cuba Libre con un salvoconducto del gobierno español. Al retornar al
extranjero fue hecho prisionero y ejecutado. Los insurrectos, que desconocían
los vínculos del poeta con España, al enterarse de esto lo consideraron un
traidor. Y traidor lo consideraron los
españoles, que, al parecer fueron quienes mejor lo consideraron, un mambí, y
como tal lo trataron.
[15] José de Armas y Céspedes, crítico del trabajo realizado por Miguel
Aldama y sus seguidores
[16]
En medio de la pasión las facciones de emigrados expresaban todo tipo de
criterios sobre quienes estaban en grupos diferentes a ellos. En el presente,
con las pocas fuentes existentes, es difícil determinar la veracidad de tales
valoraciones. En los momentos en que se
entrevista con el General Peralta, a José Castillo se le puede considerar un
Quesadista y el recién llegado (Julio Grave de Peralta), se estaba moviendo en
un grupo cercano a Aldama
[17]
La Republica de Cuba nombró representantes diplomáticos en varios países. Esos debían de promover el
reconocimiento de la Republica Cubana. Ambrosio Valiente ocupó ese cargo hasta
finales de 1871, entonces renunció y regresó a New York. Haciendo un análisis
un poco esquemático de él podíamos
considerarlo en esos momentos un Quesadista, aunque es difícil enmarcar las
personas. (Solo intentamos ofrecerle al lector el grupo que le era más cercano
a algunos de los individuos relacionados con Peralta).