Día
11 (de abril de 1871)
A las ocho de la mañana llegué a esta
ciudad de Nueva York y fui a parar a un hotel americano para evitar estar
reunido en otro donde hay muchos cubanos que no todos gozan la mejor nota como
patriotas[1]. En
esta fecha fui a casa del Ministro Sr. José Mestre[2] en
compañía del C[iudadano] Ricardo Prado[3] quien
me ha ofrecido sus servicios en obsequio de la patria. Entregué al primero correspondencia
de Secundino Bravo, quien hacía recomendación de mi, y después de recibirme muy
bien y tratar algo de Cuba me ofreció cuanto esté de su parte para conseguirme
pronta salida para Cuba. Seguí inmediatamente para la casa del Sr. Aldama y
después de haber entregado el pliego que del Gobierno de Cuba Republicana
traía, no me dio las más halagüeñas esperanzas; sin embargo, nos citamos para
mañana doce. Aquí vi al C[iudadano] Hilario Cisneros[4] a
quien le entregue otra que también traía de Bravo. Este me ofreció que me
ayudaría en todo cuanto pudiera para que mi regreso a Cuba fuera sobre la
marcha de mis deseos. En este día tuve muchas visitas.
Día
12 (de abril de 1871)
Miguel Aldama |
Recibí varias visitas hasta las 12 horas
en que tenía que estar en casa del Sr Aldama. Llegue a la casa citada y
encontré reunidos a los C[iudadanos] Antonio Hecheverría[5], José
Mestre, Hilario Cisneros, Leonardo del Monte[6], José
María Izaguirre y al Sr. Aldama. Tomó la palabra este ultimo y después de
tratar de diversas cosas relativas a la situación de la revolución en el campo
de la guerra dijo: “Señores, vamos a tratar de la expedición que ha de llevar
el General Peralta, ¿cuánto traen ustedes?, explique cada uno”. Al C Izaguirre que
desde Cuba fue mi compañero de viaje se le pidió explicación sobre su misión y
el contestó que venia en comisión por el General Máximo Gómez para mandar una
expedición con alguna pólvora y otros artículos de guerra; pero que siendo
pocos los recursos que traía y habiendo el General Peralta propuesto que se
unieran a él trae a aquellos y de ese modo darían mejor resultado pues que
haciéndose todos los gastos unidos seria mejor, y como no había tenido
inconveniente en hacerlo así, visto que solo podía mandar 4 ó 6 quintales de
pólvora y que por otra parte él había sustituido al Agente General Secundino
Bravo en Jamaica hasta tanto fuera o no aprobado por esta Delegación General y
que por tanto ponía a disposición del Sr. Aldama $ 2000
Concluido que hubo este tomé la palabra
y dije que ponía a disposición cinco mil pesos esperando que con la prontitud
que la patria exigía se me despachase para Cuba. Se procedió enseguida al
presupuesto de la expedición y después de algunas observaciones se me aseguro
mi salida para Santo Thomas[7] el
día 23 encargándoseme que hiciera por conseguir algo, puesto que no eran los
recursos nunca sobrantes, y que para el lunes próximo nos reuniríamos de nuevo.
Así se acordó y yo salí en la inteligencia de salir el 23 como he dicho[8]. En
este día fui a casa de Hilario Cisneros para ver una ropa. Regresé a las cinco
de la tarde a mi hotel y encontré allí al C. Ramón Aguirre quien me dijo que si
quería salir para Cuba inmediatamente tenia listo el cargamento que pidiera.
Contesté que solo me detenía hallar los recursos y puesto que él me ofrecía
todo, era necesario tratarlo con detenimiento y saber en primer lugar y luego
de conocer quiénes eran los que me
garantizaban mi salida para Cuba, contestaría definitivamente, supuesto
que para ello tenia que separarme de la Junta. Nos citamos para las ocho de la
noche y efectivamente se reunieron Aguirre, el C. Ramón Fernández y Criado y el
C. José Casanova[9]. Este último se marchó
enseguida a consecuencia de estar con fiebre.
Se procedió al proyecto y se empezó la
factura. Se me dijo que pidiera. Empecé por 800 armas y otras cosas por valor
de $ 15 000, entregando yo 4 000 pesos. Se me dijo que era imposible poder
despacharme porque no había vapor y que en una goletita no podía ir todo.
Conteste que todo podía ir en una goletica, pero que de ese modo no iría yo a
Cuba puesto que pensaba llevar recursos a los cubanos y no a los españoles[10]; por
último nada absolutamente se hizo porque la idea era separarme de la Junta
puesto que ellos aunque cubanos eran quesadistas. En esto deduzco que desean
hundir al C. Aldama, puesto que yendo despachado por ellos, el Gobierno Cubano
vería que Aldama en nada se interesaba por la causa. El Sr. Aldama en mi
concepto es bastante patriota; éste hizo que su padre se lanzara a la
revolución aún cuando español y además por convenir con aquella permitió que le
confiscaran seis o más millones de pesos. En esto quedó todo reducido por no
querer prestar auxilio a no ser que fuera separado de la Junta; el partido
quesadista está muy terrible contra Aldama. Yo sigo en armonía con los dos[11].
Esta noche he trabajado hasta las dos y media.
Día
13 (de abril de 1871)
Hoy he visto a José Casanova quien me
asegura que se me facilitara algo. Creo que no me dará nada puesto que es de
los principales que hacen la guerra al Sr. Aldama. Hoy he visto varios, pero
ninguno ha contribuido con un centavo, todo es inoficioso.
Día
14 (de abril de 1871)
Hoy me he visto con el Sr. Fernandez
Bramosio[12] y me
ha ofrecido algunos recursos, cuya suma me entregará el lunes. No ha ocurrido
otra novedad.
Día
15 (de abril de 1871)
Sigue el deseo de separarme de la Junta,
hoy vi al C. Miguel G. Cantero. Fuimos juntos a Bradis a ver al Sr. Brunet, que
no estaba y quedamos de verlo mañana domingo. No ha ocurrido otra cosa.
Día
16 (de abril de 1871)
Enrique Piñeiro |
Hoy fui a ver al Sr. Enrique Piñeiro[13] y me
ha gustado bastante, hará muy poco o nada por la causa consecuente con efectivo
porque no puede. Jordan[14] está
furioso porque yo salgo para Cuba, él no quisiera que yo consiguiera mi salida.
La Junta le dijo que yo traía mis recursos y que por esta causa debía salir
cuanto antes para Cuba. Nada conseguí en casa del Sr. Brunet aunque fui a comer
con su señora hermana, que es muy buena cosa y muy patriota; el Sr. Brunet no
se hallaba en su casa según su informe, por estar un amigo muy malo de viruelas.
Le he citado para mañana 17 a las 12 del día. Me figuro que trata de evadirse y
no quiere prestar servicios a Cuba. Es acérrimo enemigo de los de la Junta[15]. Vine
a las nueve de la casa de este señor. Allí le hicieron cargos extraordinarios
al C. Francisco Javier Cisneros de traición o mala administración, cosa que en
mi concepto es injusta y por esta razón rebatí manifestando que ese señor es
digno de otras consideraciones puesto que siempre está ocupado de la Patria y
que una de las cosas que podía manifestar en obsequio a él, es que ninguna
expedición ha sido perdida en el mar sino en tierra y que bajo ningún concepto
era él responsable de las perdidas sufridas. Algo satisfecho quedaron, uno de
ellos es el señor Miguel G. Cantero, el que para mi no es un gran patriota. No
ha ocurrido nada más.
Día
17 (de abril de 1871)
Hoy salí para ver el señor Hilario
Cisneros y me encontré con Javier del mismo apellido. Este me enseñó todos los
documentos que tiene respecto de las expediciones en que él ha intervenido y
todo prueba que ha querido salvarlas combinando planes muy buenos; en la del
Gozne[16], a
no ser las disposiciones del Gobierno de Cuba y la exigencia de Melchor Agüero[17],
todo se hubiera salvado puesto que debían ir trescientos y un pico de hombres.
Esto lo se porque vi un acta que hizo levantar el Sr. Cisneros para cubrir la responsabilidad[18]. En
este lugar hemos convenido vernos para arreglar algo sobre mi expedición, para
la cual me ha dicho Hilario que debo tener listos a cien hombres, todos muy
buenos. Tengo que ir a la oficina de la agencia a las doce y media para
convenir algo sobre mi ida para Cuba. Nada he hecho hoy ni ocurrido novedad
alguna.
Número
1
A
la presidenta de la Junta Patriótica de Cubanas Nueva York[19].
Distinguida conciudadana:
habiendo sido comisionado por el Gobierno de la República para venir al
extranjero en busca de auxilios con que continuar la lucha que ha de asegurar
la independencia de la patria, y como son de mí conocidos los sentimientos
patrióticos que animan a las señoras que componen esa Junta, no he vacilado
un instante en dirigirme a usted como presidenta, a fin de que contribuyan a
la realización de mi proyecto con los recursos en medicinas, ropas, etc que
les sea posible, siendo de urgente necesidad la confección de tres o
cuatrocientos insignias militares y cuatro banderas en el mas breve plazo
posible según modelos que he entregado a la vicepresidenta señora Gálvez
Patria y Libertad Nueva
York, abril 17 de 1871
El mayor general G Peralta
|
No ha ocurrido nada más de particular.
Día
18 (de abril de 1871)
Hoy pienso salir para Filadelfia para averiguar
el paradero de mi querida y nunca olvidada familia, puesto que allí se halla mi
sobrina Tirsa Lacoste[20].
Pienso dejar a mí sobrino Pedro Pascual
Perfecto Lacoste, el que vino en mi compañía desde Cuba y del campo insurrecto
hasta tanto su madre disponga otra cosa[21].
Ayer tarde estuve en casa del C. José Casanova y éste no ha querido prestarme
auxilio alguno porque no me quise separar de la Junta de la que por ningún
motivo me separaré puesto que el Sr Aldama está dispuesto a despacharme y porque
él representa a nuestro Gobierno Republicano en Cuba[22].
Numero
2
Certifico: que el C.
Ricardo Prado, natural de la Habana y vecino de esta ciudad desde el once del
presente, día en que llegué a esta, me ha prestado todos los servicios que a
su alcance han estado en obsequio de la patria, observando como patriota una
conducta distinguida que le hace acreedor a la estimación de sus
conciudadanos, mereciendo por tanto mi aprobación y gratitud
Y para que pueda hacerlo
constar oportunamente, le expido el presente en Nueva York a 18 de abril de
1871
Peralta
|
Día
19 (de abril de 1871)
Perfecto Lacoste |
Fui a Filadelfia y vi allí a mi sobrina
Tirsa que hacia 8 años que no la veía. Por ella supe de la familia. Mi Pepilla[23] se
halla en la Isla de Pinos[24]
junto con mi madre[25] y
dos hermanas. Rafaelita está en la Habana con Don Pedro Lacoste[26]. Según
carta de esta ultima, Tirsa sabía que Perfecto está en este país. Encargue a
Perfecto al Sr. Luciano Casanova[27] y
tengo escrito a la familia. En esta [Filadelfia] procedí a proporcionarme armas y
conseguí de 50 a 100, el 24 sabremos lo fijo. He visto a varios patriotas y
todos dispuestos a hacer algo por la patria. Aquí vi al Sr. Emilio Cavada,
Ricardo Cantero y otros buenos patriotas.
Día
20 (de abril de 1871)
Salí de Filadelfia y llegué a Nueva
York. Este día trabajé examinando armas para escoger las que debo llevar a
Cuba. El Sr. José Casanova me proporciona dos mil pesos en carabinas Spencer y
algunas cápsulas. Di cuenta de las armas que me gustaron al Sr. Hilario
Cisneros, quien me encargó para ello. Vi al Sr. Antonio Fernández Bramosio[28], y
me ofrece carabinas Spencer. Aún no sé
que numero pero serán con su correspondientes capsulas. En la noche he visto a
varios que me han ofrecido dinero.
Día
21 (de abril de 1871)
Hoy muy poco se puede hacer a
consecuencia de tener que asistir al entierro de la señora del Sr. Aldama y en
esto se perderá la mitad del día. He visto al Sr. Escobar y me ha ofrecido
hacer cuanto pueda por el éxito de mi
expedición. Nada más he podido hacer por falta de práctico para visitar a
varios cubanos, pues el C. Joaquín Miranda no vino para acompañarme según me
ofreció hoy mismo en el entierro. Hoy he
visto a la señora presidenta Ana de Quesada[29] y se
ha tratado mucho en atención a los partidos que hay; ella esta por los
quesadistas y en contra del señor Aldama según he podido deducir[30]. El
Sr. Martínez Lamadrid me han propuesto auxilio hasta despacharme si la Junta no
lo hiciera; yo he aceptado aun cuando estos no proceden como buenos patriotas.
Sin embargo no se debe tratar más que de unir a estos partidos y por esta razón
contemporizo con muchos de estos quesadistas. Las noticias de Cuba son muy
favorables a la revolución.
Día
22 (de abril de 1871)
Hoy he hecho muy poco a consecuencia de
haberme citado el Sr. Hilario Cisneros para las doce. Fuí y tuve que esperar
hasta las tres y media y esta ciudad es muy difícil de andar por su extenuidad.
Se convino en vernos el domingo o lunes. Nada más ocurre esta tarde. Espero el
señor Escobar y al señor Ambrosio Valiente. El señor Valiente vino y se trata
de una cuestión de Cuba favorablemente y de las disensiones que hay entre los
cubanos.
Día
23 (de abril de 1871)
Hoy vino el señor José Govín[31] y
éste me ha asegurado que en Filadelfia me tienen compradas cincuenta carabinas Spencer
con veinticinco mil tiros y que se preparaban cincuenta más. Para mañana veré
las armas por conducto del señor José Casanova. Muy poco se ha podido hacer por ser domingo.
Día
24 (de abril de 1871)
Muy temprano vi a la señora del señor
Miguel Embil[32] y esta señora ha quedado
de facilitarme algunos recursos; he quedado en volver a su casa de hoy a
mañana. Fui a la oficina del señor Casanova y fuimos a tratar cien carabinas
Remington, las cuales quedaron tratadas para entregar el día 4 del entrante y además
catorce mil tiros. Vi también al señor Antonio Bramosio y mañana a las diez
sabré cuantas carabinas Spencer me facilitaran para llevar a Cuba. Me regalo un
magnifico revolver de faltriquera[33].
Día
25 (de abril de 1871)
Hoy a las diez fui a ver a Bramosio, me
ofreció treinta carabinas Spencer, sus cartucheras y cincuenta capsulas. Vi a
lo señores Calvo y Fernández y ellos quedaron en hacer alguna cosa. He visto al
señor Embil y nada he conseguido con él. Al Sr. Escobar lo vi también y para el
jueves sabré si da algo. El señor José Mora me dijo que pasase a su oficina
para darme todo lo que pudiera, mañana voy. No se oye otra cosa que disensiones
desfavorables todas a la buena marcha de la revolución. El señor Alfaro[34] es
el que me ha dado los cien Remington y catorce mil capsulas.
Miércoles
26 (de abril de 1871)
El señor Antonio Fernández Bramosio
entregará setecientos pesos en vez de las carabinas que iba a dar. El señor
José Mora ha dado cien pesos. El señor Fausto Mora, que había ofrecido dar cien
pesos, solo ofrece cinco armas. Nada más se ha hecho hoy. El coronel O Ryans[35] ha
venido a saber si tendría yo inconveniente en que él fuera a Cuba en la
expedición que preparo, le contesto que tendría mucho gusto en ello, ha quedado
de que se le avise con alguna anticipación. Él dice que puede conseguir
hombres, solo gastan diez por cada uno. El señor Federico Castellanos ha venido
para que le diera garantía sobre su persona con respecto al General Agramonte[36], le
he asegurado que este general nada tendrá que hacer con él, pero que el
gobierno es natural que le forme un consejo; él esta dispuesto a ello y a
sufrir cuanto salga de aquel, en este concepto irá a Cuba por estar sumamente
aflicionado. No he podido trabajar hoy mas.
Jueves
27 (de abril de 1871)
He amanecido malo y por esta razón haré muy poco, le he
encargado al C. Manuel Izaguirre que reciba la suma del señor Bramosio y cobre
cien pesos del señor José Mora en el banco.
Viernes
Día 28 (de abril de 1871)
Cobró Manuel Izaguirre los setecientos
pesos del señor Bramosio y cien del señor José Mora. Hoy no he conseguido nada
más. La señora de Embil y la señora Emilia Villaverde me han ofrecido armar
treinta hombres con el objeto de que le forme una fuerza con el nombre de
“Batallón de la Cruz”, yo le he ofrecido hacerlo, le comprarán carabinas
Remington calibre cuarenta y tres, sistemas españoles, y los equiparan de todo[37].
Sábado
Día 29 (de abril de 1871)
Nada se ha hecho, el señor Leonardo del
Monte, a quien le indiqué la compra de dos cañones pequeños, me dijo que los
viera y si eran buenos me los regalaba, en esto quedamos por la tarde; a las
cuatro y minutos salí para Filadelfia, llegué tarde. El señor Enrique Rubio me
llevó a su casa.
Domingo
30 (de abril de 1871), Filadelfia
Hoy de algunas diligencias propias fui a
casa del señor Luciano Casanova quien me lleva a casa del señor Emilio Cavada y
otros que están dispuestos a comprar de setenta a ochenta carabinas Remington,
las cuales mandarán a Nueva York. Por la noche la Junta Auxiliadora de esta ciudad
tuvo sesión y se trató del modo de atraer recursos para la revolución y la
causa de la independencia de Cuba. Varios cubanos quedaron de avisar si
saliese la próxima expedición conmigo.
Se rifaron dos bonos[38] de
la República que importaban cien pesos los dos y se dedicaron veinticuatro
pesos que se hicieron para la compra de armas.
Lunes
1 de mayo (de 1871), Nueva York.
Hoy ha salido el señor Aldama con el
mayor interés a trabajar por despacharme cuanto antes para Cuba. Poco ha sacado
solo cien pesos que me dio el señor Escobar después de mucha lucha y súplicas.
No he visto a más nadie.
Martes
2 (de mayo de 1871).
Hoy fui a Cool Epin[39] a
ver dos cañones, me acompaño el C. José Maria Izaguirre. Probamos los cañones y
nos gustaron; fueron tomados por cincuenta pesos puestos en esta ciudad. El
señor Belli me ha ofrecido dar algo para la causa.
Miércoles
3 (de mayo de 1871).
He visto a varios y todos han ofrecido,
nadie ha dado aun. Vi a Don Elías Hernández, este me ofrece llevarme a ver a Don
Félix Govín quien cree me auxilie con algo. Nada más se hizo hoy.
Jueves
4
(de mayo de 1871).
Fui a casa de la señora Ángela Quesada
de Embil[40],
allí se reunieron varios cubanos que van para Cuba en la expedición y que
armaron “Las hijas de la Liga de Cuba”, no he podido hacer más nada a
consecuencia de las aguas.
Viernes
5 (de mayo de 1871).
Sigue lloviendo, quizás por esta razón
no pueda hacer nada hoy.
Al
C. Miguel Aldama, Agente General Delegado de la República de Cuba en los EU
de América.
Distinguido conciudadano:
Teniendo la seguridad de que varios de los cubanos residentes en esta ciudad
desean ir a Cuba en la expedición cuyo mando se me ha confiado y queriendo en
todo proceder de acuerdo con usted, espero se sirva manifestarme brevemente,
si debo o no aceptar sus ofrecimientos en el concepto que considero de mi
deber oír su opinión sobre ese particular[41].
(51)
Soy de usted, con toda
consideración su seguro servidor. Patria y Libertad. Nueva York, mayo 6
Peralta.
|
Domingo
7 (de mayo de 1871).
Hoy no se ha hecho nada.
Lunes
8
(de mayo de 1871).
Hoy he visto a varios patriotas entre
ellos al C. Félix Govín[42],
quien me ha dado cincuenta pesos para emplearlos en obsequio de la causa, y el
otro, Ramón Estévez que me ha dado mil pesos con el mismo objeto. El C. Ramón
Fernández Criado me ha regalado cuatro revólveres muy buenos con bastantes
capsulas, y su señor hermano me ha dado ciento cincuenta pesos. Hemos convenido
el señor Aldama y yo mi salida para Haití[43] el
diez de este.Todo marcha muy bien. Hoy no he podido hacer más nada, los
individuos que he visto todos están escasos de recursos según me han
manifestado.
Martes,
Mayo 9 (de 1871).
Hoy se ha hecho muy poco. El C. Guilián
ha venido a hablarme para ir a Cuba en la expedición que yo debo llevar y le he
dicho que sin embargo de que no tengo inconveniente es mejor ver el parecer del
Agente General, el señor Aldama. Lo vi y está dispuesto a que vaya pero sin
otros gastos que pagarle el pasaje, así mismo se lo he dicho a Guilián[44].
Miércoles
10 (de Mayo de 1871).
Hoy hemos convenido el señor Aldama en
que no salga para Haití hasta tanto no tengamos una conferencia o junta, de
donde se resolverá lo que deba hacerse. A las dos empezó la sesión estando
reunidos el señor Aldama, Cisneros Javier e Hilario, Echevarria, Mestre,
Izaguirre, y yo.
Después de varias discusiones se acordó
hacer por escrito cuanto fuera conveniente y que el viernes volviéramos a
reunirnos para concluir todo cuanto fuese necesario. Todo cuanto se trato fue
en obsequio de la salvación de la expedición que debo llevar a Cuba.
Jueves
11 (de Mayo de 1871).
No he podido hacer nada hoy por estar
malo. Anoche estuve en casa de la señora del Presidente[45],
allí se trató de asuntos relativos al Agente del Gobierno, el C. Miguel Aldama
y a los demás que le rodean; cosas lamentables son, pero difícil de impedir,
tal es la predisposición que hay entre juntistas[46] y
quesadista. Esta noche he sabido por el C. José Robert que se le dio a Donato[47] y a Félix
Figueredo[48] mucho dinero, sin que se
sepa que lo emplearan en nada; él cree que se le han cogido[49].
Estaba delante José Maria Izaguirre.
Mayo
12 de (Mayo de) 1871.
A
la C. Presidenta de la Junta Patriótica de Cubanas de Nueva York.
Es en mi poder su
comunicación de 6 del corriente en la que se me invita por las señoras que
forman esa Junta para asistir a una sesión que se celebrara el 9 del actual y
a la que no puedo asistir por atenciones urgentes del servicio de la Patria.
Posteriormente he sabido que debían ustedes reunirse nuevamente hoy y había
hecho yo la intención de asistir personalmente pero la circunstancia de
celebrar esta tarde a las dos, la conferencia con los representantes de Cuba,
me impide con sentimiento de mi parte el tener el honor de conocer a las
distinguidas patricias que con tanta abnegación vienen trabajando en pro de
la causa de Cuba. Sírvase reiterar a todas esas señoras los sentimientos de
mi mas alta consideración.
Patria y Libertad
|
Sábado
13 (de Mayo de 1871).
Francisco Javier Cisneros |
Hoy hemos tenido la junta compuesta de
los C. Miguel Aldama, José Antonio Echevarria, José A Mestre, José Maria
Izaguirre, Francisco Javier Cisneros, y Julio Grave de Peralta, el narrante[50]. Se
acordó que en todo lo concerniente a lo militar fuera Peralta el que entendiera
para su organización y mando, y todo lo demás de la expedición fuera dirigido
por el C. Javier Cisneros, hasta tanto se ponga la expedición en las costas de
Cuba y que hasta entonces no seria Peralta en nada absolutamente responsable[51]. Todo
cuanto se acordó se firmó en un acta sacándose seis copias para que de ella
tome una la Agencia, una para el Secretario de Relaciones Exteriores, otra
Javier, otra para Peralta, otra para Izaguirrre y otra quede para enviarla al
C. Manuel Codina puesto que lo acordado aquí le concierne a él también. No
consigno todo lo acordado aquí porque deberé conservar mi acta[52].
Todo cuanto se trató fue relativo a la expedición que debo llevar a Cuba. La C. Emilia
Villaverde vino a verme y se trató de enviarle al presidente algunas
comunicaciones las cuales he ofrecido llevar; esta me regaló un sobretodo de
goma muy regular.
Domingo
14 (de Mayo de 1871).
Hoy hemos asistido Izaguirre y yo a una
cita que nos hizo el C. J. Cisneros. Solo se trató de combinar una clave para
comunicarnos cuando sea necesario y oportuno. Para mañana lunes nos reuniremos
a fin de hacer la combinación y dejarla corriente entendiéndonos los tres
perfectamente[53]. Salí para casa del C.
Melchor Agüero, quien acababa de llegar de Cuba Libre, allí lo vi y me aseguro
que traía comunicaciones muy importantes y que pensaba ir a Cuba muy pronto, me
dijo que intentaba escribir todo cuanto paso con Javier Cisneros en la
expedición que con él fracaso. Le aconseje que no lo hiciera en caso de que
algo perdiera la patria con ellos, manifestándole el terreno tan escabroso que
hoy tenemos en esta ciudad, él me aseguro que evitaría todo en obsequio de la
patria[54].
Hablamos de otras cosas relativas a mi expedición y algo sobre la situación en
que dejó a Cuba; me dijo que todo
marchaba bien, así lo esperaba yo.
Liberato mi hermano y el C. Ángel Torres[55] a
quienes dejé yo en Cuba para que viniesen a unírseme, están en Jamaica. Tengo
cartas en poder de Codina[56],
pero aún no he visto a éste. Hoy asistí a una junta de señoras, las cuales
estarán reunidas para otra el martes, se trató algo sobre insignias para el ejército
libertador de Cuba y me entregaron unas pocas que yo les había pedido. Nada más
ha ocurrido. El señor Manuel Casanova vino de Venezuela y me trajo una carta de
Jamaica y un recado del general Quesada, el cual no puedo aceptar por ser
proposición inútil.
Lunes
15 (de Mayo de 1871).
Nada se ha hecho de nuevo, el señor
Cisneros pensó que yo saliera para Filadelfia en busca de un dinero que allí
tenia él preparado; aun no se ha resuelto nada, estuvimos reunidos éste, el
señor José M Izaguirre, y yo tratando sobre la clave que debemos usar para
entendernos cada uno en el trabajo que debemos emprender cada cual en distintos
puntos hasta llevar a cabo la expedición que debo llevar a Cuba[57].
Se convino en ello sin perjuicio de que
se innovara algo en caso de ser oportuno, quedamos de vernos más tarde. Hoy
recibí carta del Agente en Haití, el C Manuel R Fernández en que me dice que se
dificulta la reclutación de un número de hombres como el que yo le he indicado
en la [carta] que le hice desde Jamaica. Esto quizás estropeará mi plan. En
esta misma fecha he recibido una del general Quesada la cual nada es
absolutamente indigna y sí dignas del mayor aprecio y aplauso todas sus ideas
en no hagamos nosotros la guerra[58].
Nada mas de interés ha ocurrido hoy.
Martes
16 (de Mayo de 1871).
Hoy he asistido a la junta que han
celebrado la “Junta Patriótica de Cubanas”. El objeto de ella fue hacerme
conocer sus esfuerzos por hacer recursos para nuestra guerra y entregarme
varias comunicaciones, así como hacerme la entrega de un numero de insignias
para la fuerza de Cuba desde Mayor General hasta subteniente, que con fecha
anterior había pedido oficialmente; aquí me ofrecieron trabajar mucho por
tenerme algo preparado para cuando vuelva de Cuba[59].
Nada más se trato y otra cosa no se ha podido hacer hoy.
C. General Manuel de
Quesada
Caracas.
Mi estimado General y
amigo: Tengo a la vista su grata del 7 de abril ultimo que me ha llegado
de.... y cuyo particular paso a contestar.
Es efectivamente cierto
que a petición mía y después de un consejo celebrado por el Ejecutivo, en
vista de razones expuestas por mi, se me autorizo para venir a esta república
en busca de recursos que hoy más que nunca son altamente necesarios en Cuba,
acordándose por el Gobierno que yo hiciese entrega de unos pocos fondos de mi
propiedad exclusiva y únicos que traje al C. Agente General Delegado.
Doy cordialmente a usted
las gracias por las lisonjeras frases que me dirige al celebrar la elección
recaída en mí, y esté usted persuadido, General, que procurare llevar bien y
puntualmente la misión que se me ha confiado.
La situación de Cuba hasta
mi salida de allí presentaba en todas partes un aspecto brillante a pesar de
la escasez de recursos en que nos encontrábamos, debido solo a sostener la
bandera de Cuba libre hasta la muerte, reinando la mejor armonía y marchando
las cosas en la unión mas completa.
Veo con gusto cuanto usted
me dice sobre su pronta y oportuna ida a Cuba, aunque deploro sobremanera el
retardo que pueda impedirle el hallarse en aquella. Séame licito, amigo
General, y después de sondear la opinión publica, indicar a usted encontrarse
al lado de sus hermanos tanto mayor será el bien que la causa de la patria
reportará y que a usted mismo traerá por consecuencia. No por esto crea usted
que he podido hacer comentario alguno sobre su conducta toda vez que estoy
plenamente satisfecho de ella, conociendo como conozco su acendrado
patriotismo.
Puede estar seguro que
agradezco su indicación con respecto a mi actitud en este país y entre los
emigrados y que jamás me podré separar de los rectos principios que usted
conoce, ni tampoco dedicarme a hacer a mis hermanos o compatriotas una guerra
miserable de partidos y de intrigas.
Reitero a usted en esta
ocasión los sentimientos de mis mas pura amistad y crea que es siempre que lo
estima y b.s.m[60].
J.G de Peralta
|
Hoy no se ha hecho nada que valga la
pena, he estado malo de las muelas.
Jueves
18 (de Mayo de 1871).
Según me ha dicho saldrán esta semana
los tubos necesarios para la construcción del HORNET[61],
vapor en que debo ir a Cuba y que se está componiendo hace días. Nada de
particular se ha hecho hoy.
Viernes
19
(de Mayo de 1871).
Hoy he ido a Filadelfia, solo estuve a
ver mis sobrinos y al señor Luciano Casanova, por la noche vimos al señor
Cabada, los dos me han ofrecido recursos mayores para otra expedición si vuelvo
salvando la que lleve ahora[62]. Por
la noche he salido para esta ciudad, [Nueva York], llegué a ella al amanecer.
Sábado
20
(de Mayo de 1871).
Según llegué se me dijo que teníamos
junta el domingo a las once en casa del señor Aldama, Agente General de la
Republica de Cuba en los EU de América. Hoy no se ha hecho nada.
Domingo
21
(de Mayo de 1871).
A las once fuimos a la junta compuesta
del Agente Aldama, el señor Echevarria, señor Mestre, el señor Hilario Cisneros,
señor José Maria Izaguirre, señor Melchor Agüero y el que narra. Se hallaban
presentes los señores L. Delmonte y Javier Cisneros.
Tomo la palabra el señor Aldama y dijo
que: el Gobierno [había enviado comunicación] al señor Agüero con instrucciones
muy extensas relativas a planes convenidos por éste para llevar a Cuba una
expedición, pero que en vista de que el señor Agüero no podía ser despachado
según deseaba por falta de elementos, creía que podía convenirse en que este se
asociara con el General Peralta e Izaguirre para que utilizando todo cuanto
estuviese en conocimiento de Agüero facilitando el mejor éxito de lo que ya estaba acordado que llevase
Peralta y que para ello expresaría el señor Agüero su pensamiento sobre el
particular. EL señor Agüero dijo que él tenia un lugar en Cuba donde los
españoles no habían pisado jamás ni
podrían pisar y que dos mil hombres que le esperarían según actas firmadas por
jefes de Cuba y que siendo así era natural que no debía pensarse en el plan del
General Peralta, dirigiéndose a este para que diese su parecer. Peralta dijo
que no podía encontrarse una mejor combinada ni de mas garantía que lo
propuesto por el señor Agüero y que tan lo consideraba así que, desde luego, se
sometía a cuanto creyesen prudente en
obsequio de la salvación de la expedición que deseaba poner en manos de
cubanos, dejándolo todo a disposición de Agüero sin que por esto dejasen de creer
que aquella combinación era falsa puesto que las operaciones militares y
enemigas podían fácilmente entorpecer ese plan, mucho más cuando la gente que
esperaban Agüero estaba desarmada, creyendo que las tropas españolas podían ir
a aquel lugar con la misma facilidad que han ido a otros lugares de bastante
fragosidad. El señor Agüero dijo: que no era posible que fueran por que no
tendrían absolutamente qué comer y no podían llevar. Manifesté a esto que
nuestras tropas de seguro se morirían allí pues teníamos menos nosotros que el
enemigo.
Por ultimo y después de una larga discusión
[Ilegible] expresando
lo mismo no podía ser útil en nada a la salvación de la expedición que Peralta
debía llevar porque el mismo no podía llevar la suya sin volver antes a Cuba
para combinar un plan, puesto que había pasado el tiempo que él tenia fijado
para que se le esperara en Cuba, manifestando al mismo tiempo que se iría para
Cuba en un bote antes que estar en esta ciudad comiendo el pan del estado. El
señor Aldama y el señor Hechavarria
vieron con disgusto todo cuanto expreso Agüero manifestándoselo así mismo
puesto que no se prestaba a servir en nada con su plan y sus noticias más [Ilegible] de Cuba al plan de Peralta. Se resolvió
por último que puesto que Agüero no quería asociarse con Peralta e Izaguirre,
se hiciera sobre la marcha lo ya
acordado sobre los dos últimos. Agüero se despidió, y se procedió enseguida a
resolver lo que debíamos hacer[63]. Se
acordó que el General Peralta saliera para Haití a proceder a la organización
de los expedicionarios, Izaguirre para Sudamérica a hacer fondos para la
conducción de la expedición, yéndose con el mismo objetivo el señor Javier
Cisneros a Filadelfia. Se firmaron las actas de lo que teníamos acordados y a
cada uno de los interesados en ella cogió la suya. Concluimos a las tres y
cuarto.
Según quedé con el señor Javier Cisneros,
fui a verlo y tratamos asuntos relativos a los hombres que conmigo pueden ir a
Haití, debiendo acompañarme uno de toda confianza que se resolverá mañana a las
cinco de la tarde. Nada más ha ocurrido de nuevo.
Lunes
22
(de Mayo de 1871).
Cirilo Villaverde |
Hoy ha estado a verme en ésta el C.
Cirilo Villaverde[64] con una carta para la
señora Embil a fin de que yo la firme pidiéndole a aquella se dirija al pueblo
americano para que nos faciliten ropas y medicinas para los heridos de Cuba así
como para los pobres que por el campo insurrecto sufren hoy calamidad, hizo
esta petición manifestando que nosotros no teníamos recursos absolutamente
ninguno. No me pareció esta conducta muy buena y por consiguiente no la quise firmar,
puesto que manifestaríamos en ella una miseria espantosa y hasta la muerte de
la revolución. Hoy solo me he ocupado de preparar mi salida para Haití según se
me ha ordenado. Hoy mismo se me ha entregado un pliego firmado por los señores
Aldama y señor Javier Cisneros conteniendo las instrucciones que se me dan para
la organización de la expedición en Haití. Son bastante estrictas para mí,
puesto que me amarran completamente las manos, sin embargo no he querido en
nada hacer observación alguna para de este modo no obstaculizar nada.
Martes
23
(de Mayo de 1871).
Todo tengo listo para mi salida a las
tres de esta tarde en el vapor “Sudamérica” que debe llevarme hasta S. Thomas,
me acompañará sirviéndome de secretario
el C. Rafael E. Geralta. Yo iré con el nombre de Andrés Suárez y el otro
será su apellido Geraldo. A las tres estábamos a bordo y me encontré al señor
Villaverde quien me habla del C. Manuel Verasa para que viniese conmigo
entregándole el precio del pasaje, le manifesté que no había inconveniente pero
este ciudadano nada más tenía reunidos
treinta pesos y el pasaje importaba cincuenta y seis pesos, sin embargo lo hice
quedar y abone el resto a condición de que se me abone por la junta lo que yo
gaste con él o lo que gaste por cada individuo trayéndolo de Nueva York hasta
aquí en el caso de que sea menos de lo que yo gaste. Nos hicimos al mar a las
cuatro de la tarde de este día y después de un viaje bastante feliz fondeamos
en el puerto de S. Thomas el treinta por la mañana, Hiendo inmediatamente para
tierra, allí había muchos españoles, pero parece que ningún espía. Fuimos al
hotel del comercio. En este mismo día y
según desembarque me vi con el señor [Ilegible] e inmediatamente se puso a mi
disposición. Este señor me ha parecido una buena cosa, con él conferencie algo
sobre me ida a Haití y me dijo que quizás no había la organización en la escala
que la pretendía, pero esperaba que consiguiera parte de mi objeto. Me habló de
las armas que hay en Curazao[65] y
que deben mandarse para Haití, manifestándome el medio mas seguro para hacerlas
llevar y menos costosos, encargándome se lo hiciera presente al señor Fernández
en Port ua Prince[66]. Me sirvió en todo cuanto
fue necesario.
Miércoles
31
(de Mayo de 1871).
Lo he pasado en este puerto en espera
del vapor de Europa el cual debe llevarnos a Jacmel[67].
Aquí me he enterado por el señor Mendoza que él y el señor Esteban van a
Venezuela para inspeccionar la conducta del General Quesada, para si no es
buena quitarle los recursos que tiene y dárselo a otro que tenga posibilidades
de llevarlos a Cuba. El señor Esteban me ha manifestado que él es el que va
encargado para lo que fuera necesario hacer y que tiene indicaciones de
entregarme a mi lo que sea conveniente en el caso de que sea preciso quitarle a
Quesada lo que tenga. Este debe venir a Haití muy pronto según él cree. Yo no
he creído nada absolutamente de lo que dice, puesto que él debe estar
interesado en llevarnos a Cuba, sin embargo, puede suceder lo primero. Estos se
embarcaron en una goleta, en esta noche a los diez hemos ido a bordo.
Junio,
jueves 1, a bordo
A las seis de la mañana salimos para
Jacmel y después de un buen viaje llegamos a este al amanecer. Aquí encontré a
los señores Betances[68] y
Basoras. Con ellos tuve una conferencia, según se me indica en mis
instrucciones, y estos opinaron que no podría hacer la organización en esta República
consecuencia de la revolución de Santo Domingo[69]. Consecuentemente
esto con la carta que recibí en Nueva York del señor Fernández, sin embargo no
he querido decir nada al señor Aldama hasta no verme con el señor Fernández y
oír de él su opinión sobre el particular. Todo me lo arreglo el señor Betances
para poder seguir a Puerto Príncipe donde se halla nuestro Agente señor
Fernández.
[1]
Algunos hoteles y casas de huéspedes se convirtieron en verdaderos cuarteles de
las diferentes facciones en que estaba dividida la emigración.
[2]
José Manuel Mestre. Hijo de un emigrado
español adinerado, se graduó de abogado. Antes del 68 trabajo en los negocios
de Miguel Aldama. Casado con la hija del rico Miguel Alfonso de quien heredo
una considerable fortuna. Después del estallido del 68 se traslado a los
Estados Unidos. Fue nombrado representante
de la Republica de Cuba en el exterior. Podemos considerarlo como
Aldamista.
[3] No
hemos podido determinar si Julio Grave de Peralta conocía el ingles. Al parecer, si lo hablaba
era de forma imperfecta. Tampoco el General conocía la ciudad de New York, por
lo que en estos momentos iniciales necesitó guías.Hicieron estas funciones
Ricardo Prado y Joaquín Miranda.
[4]
Hilario Cisneros, hermano de Francisco Javier. Participó en la organización de
expediciones en el exilio.
[5] Antonio
Hechavarría: Hijo de emigrantes españoles establecidos en Cuba. Trabajó en los
negocios de la familia de Miguel de Aldama antes del estallido de la guerra. Cuando
esta se inició Hechavarría se trasladó a los Estados Unidos donde representó
diplomáticamente a la República de Cuba en dos ocasiones. Fue escritor y
periodista Estaba estrechamente
relacionado con el grupo de Aldama.
[6]
Leonardo del Monte, casado con una hija de Miguel Aldama y su fiel colaborador.
[7] Santo
Thomas, Isla de la Antillas menores. Fue colonia de Dinamarca y luego pasó a la
administración de los Estados Unidos. Era un importante punto de comunicación
en el área.
[8] En
esta reunión realizada por el grupo aldamista se determinó que Grave de Peralta se encargara de organizar una expedición en
el buque Hornet, que se encontraba surto en un puerto de Haití.
[9] Los
hermanos José y Manuel Casanova eran acaudalados emigrados revolucionarios
vinculados al grupo del general Manuel de Quesada.
[10] En
la época España contaba con un grupo de rápidos guardacostas construidos en los
Estados Unidos además de otros buques de vapor más veloces que uno de vela.
[11] Una
de las características del General Grave de Peralta es que trata de no
comprometerse con ninguna de las dos
facciones. Aunque en la practica actúa en el grupo aldamista que es el que le
brinda un plan mas concreto para enviarlo a Cuba.
[12]
Antonio Fernández Bramosio, acaudalado emigrado cubano, era escritor.
[13]
Enrique Peñeiro, periodista y escritor cubano. Fue representante de Cuba en
Perú y Chile Era partidario de Miguel de Aldama en aquellos momentos.
[14]
Thomas Jordan, general estadounidense que combatió en la guerra de 1868 por la
causa cubana. Había tenido contradicciones con Julio y su hermano Francisco
durante su campaña en Holguín al extremo que destituyó al holguinero de su
cargo. Quizás por eso su oposición a que Grave de Peralta saliera al frente de
una expedición hacia Cuba.
[15]
Esta actitud de Brunet era muy típica de la emigración. Se actuaba siguiendo
los intereses del bando por el que se sentía simpatías. Es evidente que para
los seguidores del General Quesada, Julio Grave de Peralta era un aldamista.
[16] No
sabemos a la expedición a que se refiere
Cisneros. Lo cierto es que hasta esa fecha, abril de 1871, Melchor Agüero había
participado en la conducción a Cuba de las expediciones del Anna, que
desembarcó el 19 de enero de 1870, la del vapor Mambí, que desembarcó el 28 de
julio de 1870 y la del Hornet, que
desembarco el 7 de enero de 1871.
[17]
Melchor Agüero Arteaga. Nació en Puerto Príncipe hoy Camaguey, Cuba. Se trasladó
al exterior al inicio de la guerra de 1868 y participó en la conducción a Cuba
de varias expediciones. Casi paralelamente con Grave de Peralta trataba de
organizar una expedición apoyado por los quesadistas, o sea, que actuaban en
bandos contrarios. Los criterios que vierte Grave de Peralta y la mutua desconfianza
ejemplifica a que extremo habían llegado las contradicciones.
[18] El
acta levantada por Cisneros para salvar su responsabilidad respecto a la
expedición es una prueba evidente de la
importancia que tenía el documento escrito para, estos hombres. Esa
anotación nos ayuda a comprender lo minucioso que era el General Grave de
Peralta en las anotaciones que hacía en su diario.
[19]
Organización en la que se agrupaba un grupo de mujeres cubana en el
exilio. Aunque no se pueden encasillar a todas sus miembros, entre ellas había
la tendencia a apoyar más al grupo aldamista.
[20]
Hija de Rafaela, hermana de Julio Grave
de Peralta y el rico emigrado español Perfecto Lacoste.
[21]
Rafaela Grave de Peralta y Zayas, hermana mayor de Julio. Viuda del rico
emigrado español Perfecto Lacoste. Estaba al cuidado de la herencia que le dejo
éste a sus hijos al fallecer. Esta riqueza le dio mayor relevancia a la familia
Grave de Peralta que en los años anteriores a la contienda había visto
disminuir bastante su peculio. En la casa de Rafaela, antes del estallido del
68, se daban tertulias literarias con la participación de dos destacados
conspiradores, Manuel Hernández Perdomo y su compañera de amor y acción
revolucionaria Juana Isabel de la Torre Pupo. Al estallar la guerra, Rafaela
fue detenida. Los gobernantes españoles consideraban que en su casa se
conspiraba, lo que parece que era cierto, pero luego puesta en libertad y ella
marchó a la insurrección. Otras mujeres de la familia Grave de Peralta
mantuvieron posiciones subversivas, entre ellas la madre, Doña Rafaela, que no
dudo en realizar una acusación contra un teniente gobernador. Otra de las
hermanas Grave de Peralta acompaño a su
esposo, Idelfonso Vivanco, en sus trajines conspirativos. Todas ellas marcharon
al campo insurrecto. Durante la ofensiva española conocida como Creciente de Valmaceda
cayeron en poder de los colonialistas y fueron remitidas a Isla de Pinos, bajo
estrecha vigilancia. Como ocurrió con la mayoría de las mujeres
independentistas, todas acabaron sumidas en el olvido. Ellas misma con la
discreción con que actuaron las mujeres de la guerra, ayudaron a tal anonimato:
a diferencia de los hombres de la familia que dejaron cartas, diarios y otros
documentos ellas tan solo dejaron un misterio espeso.
[22] Otra
muestra muy evidente de las profundas contradicciones que se desarrollaban en
el seno de la emigración. Era imposible salir de este estrecho marco de
enfrentamientos internos, como se demuestra con las acciones de Grave de
Peralta que fracaso en su intento de mantenerse apartado de las tales pugnas.
[23]
Maria Josefa Cardet y Zayas, prima y esposa de Julio Grave de Peralta. Apoyó
desde los primeros momentos el alzamiento. Marchó con su esposo al campo
insurrecto. Capturada, fue deportada al exterior. Se radico en Jamaica donde
vivía pobremente cosiendo pago. Como casi todas las mujeres del 68 fue
olvidada.
[24]
Isla de Pinos era en la época un centro
de deportación. La familia Grave de Peralta había sido detenida en Cuba Libre y
según nos dice el General Peralta, fueron enviados allí. Antes del estallido de
la guerra Francisco, hermano mayor de Julio, también fue deportado a Isla de
Pinos por sus actividades subversivas.
[25] Doña
Rafaela de Zayas y Cardet, madre de los Grave de Peralta. Mantuvo una posición
contestaría contra el colonialismo, llegando hasta a hacer una acusación contra un teniente gobernador antes del
estallido del 68.
[26]
Pariente de Perfecto Lacoste, el esposo de Rafaela Grave de Peralta y Zayas, que
falleció antes del estallido de la guerra.
[27]
Varios patriotas entregaron sus hijos u otros familiares que aún eran niños, a
la protección de emigrados acaudalados o de relevancia social.
[28]
Antonio Fernández Bramosio, rico hacendado del occidente cubano emigrado a
Estados Unidos al iniciarse la guerra Pertenecía al grupo de los aldamistas en
los momentos en que ocurren estos acontecimientos.
[29] Ana
de Quesada y Loynaz, esposa del Presidente de Cuba en Armas, Carlos Manuel de Céspedes y hermana del general insurrecto Manuel
de Quesada. Fue enviada por Céspedes al extranjero junto a Juan Clemente Zenea.
Hecha prisionera fue deportada a los Estados Unidos.
[30] Ana
de Quesada era una ferviente admiradora de su hermano. Llegó incluso a acusar
de traidores a los seguidores de Aldama. Se pueden ver sus criterios en las
carta al esposo reproducida en la compilación realizada por Fernando Portuondo y
Hortensia Pichardo publicada por la editorial de Ciencias Sociales en 1982, tomo
III paginas 223 a la 241.
[31] José
Govín, patriota y acaudalado comerciante cubano radicado en New York. Eran partidario del grupo de Manuel de
Quesada.
[32] Miguel
Embil, cuñado de Manuel de Quesada y uno de sus seguidores políticos.
[33] Revólver
pequeño que se podía llevar en el bolsillo.
[34] Ignacio
Alfaro era quesadista. Sin embargo le hizo esta colaboración al General Peralta
que parecía más cercano a Aldama que a Quesada.
[35]
Claudio Albert Washington Ryan nació en Toronto. Se unió a las fuerzas insurrectas en la guerra de
1868. Llegó a Cuba en una expedición. Se destacó en la caballería en Camagüey.
Retornó al extranjero donde participó en la organización de varias expediciones.
Regresaba en la del Virginius cuando el buque fue capturado por una unidad de
la marina de guerra española y conducido
a Santiago de Cuba. Ryan fue fusilado junto a otros expedicionarios y
tripulantes.
[36]
Ignacio Agramonte y Loynaz, miembro de una antigua familia camagüeyana. Se alzó
en noviembre de 1868. Llegó a ser jefe militar de ese territorio y uno de los
jefes militares más competente en la guerra de 1868. Murió en combate el 11 de
mayo de 1873.
[37]
Este peregrinar en busca de recursos para organizar una expedición era una
constante en quienes intentaron llevar a cabo una empresa de este tipo. En lo
que dice el General en su diario nos da una idea del tacto y el prestigio que
era necesario tener. Tales gestiones eran entorpecidas por las disensiones
entre los cubanos y los constantes intentos de desprestigiar al bando
contrario.
[38] La
Republica de Cuba había emitido una serie de bonos que serian pagados al obtenerse
la independencia la isla.
[39] Así
lo escribe en el diario Es de pensar que debe ser la castellanización de un
término del inglés.
[40]
Hermana del general Manuel de Quesada
[41]
Existía el peligro de que algunos de los que se ofrecían para ir a Cuba fueran
agentes españoles.
[42] En
esos momentos era quesadista. Trabajó activamente en la organización de la
expedición de Melchor Agüero.
[43] Por
primera vez Grave de Peralta hace referencia a su futuro traslado a Haití.
[44]
Aparece como Guilián. Quizás sea la
“cubanizacion” de un nombre anglosajón.
[45] Se
refiere a Ana de Quesada y Loynaz.
[46]
Grave de Peralta llama “juntistas” a los seguidores de Miguel de Aldama.
[47]
Donato Mármol Tamayo, nació en Santiago de Cuba en 1843. Fue el Jefe de la
insurrección en ese territorio y Jiguaní. Alcanzó el grado de Mayor General. Murió
de una enfermedad en 1870 estando en las filas libertadoras.
[48]
Félix Figueredo Díaz, nació en Bayamo en 1829. Era médico. Alcanzó el grado de
General de Brigada y desempeñó diversos cargos en la Republica de Cuba en Armas.
Murió en 1892 en La Habana.
[49]
Comentarios así que ponían en dudas la integridad de patriotas, eran frecuentes
en medio de las pasiones que se desarrollaban entre los emigrados. Por lo que
es necesario verlos con cautela y someterlos a un análisis critico.
[50] Estos
patriotas conformaba una especie de estado mayor que debía de encargarse de organizar la expedición de Julio Grave de
Peralta. Todos eran furibundos aldamistas y enemigos de Manuel de Quesada y sus
seguidores, por lo que en la práctica podemos considerar a Julio en el bando de
Aldama, pese a su criterio de mantenerse neutral. (Verdaderamente era imposible
la neutralidad dadas las pasiones que existía entre los emigrados y las
fronteras muy precisas entre ambos grupos rivales).
[51] En
la mayoría de las expediciones organizadas por la emigración había un jefe de
mar y uno de tierra. El de mar era el responsable de trasladar la expedición hasta
la costa de Cuba y desembarcarla. El de tierra comenzaba a serlo después del
desembarco. Aunque en torno a tal división de responsabilidad hay más preguntas
que respuestas, al parecer ambos tenían un papel importante.
[52] El
documento adquiría una gran importancia al consignar todos los acuerdos. Recuérdese
que los patriotas encargados de organizar las expediciones eran comerciantes
acostumbrados al mundo de la documentación. Además un asunto imprescindible era
protegerse contra las malevolencias del grupo contrario, por lo que no es de
extrañar que se levantaran actas, se firmaran acuerdos y se guardaran notas,
pagare y otros muchos documentos.
[53] Era
frecuente que los revolucionarios usaran claves para comunicarse. Hay varios
ejemplos, entre ellas las que usaban en sus cartas Carlos Manuel de Céspedes y su esposa Ana de Quesada cuando ella se
encontraba en el exterior.
[54] Era
frecuente que los patriotas dirimieran sus contradicciones en la prensa,
atacándose unos a otros y desprestigiando a Cuba. En este caso los temores de
Grave de Peralta eran comprensible pues él sabia que Melchor de Agüero
simpatizaba con los quesadista y Cisneros con los aldamistas, por lo que
cualquier roce podría terminar en una querella pública que a la larga la gran
perdedora sería la revolución independentista.
[55]
Ángel Torres, practico de la costa norte de oriente. Retornó con Grave de
Peralta a Cuba en la expedición del Fanny en junio de 1872.
[56]
Manuel Codina Polanco, Coronel del ejército libertador nacido en Manzanillo. Fué
enviado por Máximo Gómez al exterior a buscar una expedición.
[57] Las
claves jugaban un papel muy importante en las expediciones pues España pagaba
generosamente a sus agentes y trataba de sobornar a los patriotas. No menos
importante eran para establecer comunicación con los insurrectos e informarle
del lugar por donde se produciría el
desembarco; eso permitía que los revolucionarios que estaban en Cuba situaran
fuerzas con la misión de esperar a los que llegaban del extranjero.
[58]
Esta expresión: “sin que hagamos nosotros la guerra” se refiere a la guerra
interna entre cubanos que se desarrollaba
en la emigración. Podemos deducir que en su carta Quesada estaba en desacuerdo
con estas divisiones internas.
[59]
Julio había variado sus planes. Originalmente pensaba llevar una expedición y
desembarcar al frente de ella. Ahora por la lógica que se desprende de estas palabras pensaba retorna al exterior
en caso de tener éxito para continuar trasladando armas y vituallas a la isla.
[60] La
carta podía ser interpretada como el criterio de un aldamista pese a que expresa
una alta estima por Quesada. Y es lógico, porque el General Peralta preparaba
una expedición con el apoyo de los aldamista y había rechazado las propuestas
de los quesadistas por considerarlas irrealizables. En ella se deja entrever
una crítica a Quesada y sus seguidores por las divisiones internas creadas. Sin
embargo el General holguinero elude hablar de las contradicciones que también
existían entre el Gobierno de Cuba en armas y la cámara de representantes y
deja ver una posición muy optimista sobre el desarrollo de la guerra pese a la
gran ofensiva hispana y la carencia de parque.
[61] Por
primera el General se refiere al buque Hornet en su diario personal.
[62]
Grave de Peralta reitera la idea de conducir otra expedición a Cuba si la
primera se efectuaba sin inconvenientes.
[63]
Este fracasado intento de unir ambas expediciones, la de Agüero y la de Grave
de Peralta, es un ejemplo elocuente del daño que le hacía a la revolución las
divisiones internas de la emigración. Por lo que es evidente que estamos ante
dos bandos con un verdadero enfrentamiento.
(Quesadistas y Aldamistas). Era imposible que ambos unieran sus esfuerzos para
una empresa común, incluso Agüero trata a Julio como a un enemigo, intenta
engañarlo y además arrebatarle la conducción de la expedición.
[64]
Patriota y destacado novelista; autor de la famosa novela “Cecilia Valdés”. En
esos momentos era enemigo de Aldama y más cercano al General Manuel de Quesada.
[65]
Isla de las Antillas Menores que en la época era colonia de Holanda.
[66]
Capital de Haití.
[67]
Puerto haitiano.
[68]
Emeterio Betances, patriota puertorriqueño que ayudó activamente al movimiento
independentista cubano.
[69] En
este criterio se pone en evidencia la estrecha relación entre las dos
Repúblicas que ocupan la isla de la Española. Lo que ocurriera en una podía
influir en la otra.