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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

23 de noviembre de 2017

Manuel Ochoa Ochoa



Arreglista, profesor, director de coros y orquestas. (Holguín, 6 de octubre de 1925). Realizó estudios con su madre. En 1940 dirigió el coro de la iglesia San Isidoro; dos años después fundó la Coral de Holguín con la que ofreció numerosos conciertos hasta octubre de 1946, fecha en que es solicitado por el arzobispo Arteaga y se traslada a La Habana a dirigir el Coro de Belén y de otros colegios religiosos. En 1949 fundó el Coro  de Madrigalistas, uno de los coros de cámara  más relevantes de Cuba, realizando importantes estrenos de obras cubanas y universales, entre ellas la cantata Naenie de Brahms, la Misa del Gorrión de Mozart y villancicos de Esteban Salas que habían estado 150 años sin oírse. En 1954 realizó cursos de perfeccionamiento en países europeos: Alemania, Italia y España.
En 1962 fundó la Cátedra de Dirección Coral del Conservatorio Amadeo Roldán, contribuyendo a formar cantantes y directores como Guido López Gavilán y Digna Guerra. Con sus coros realizó giras por todo el país y grabó dos discos LP, uno de ellos con el coro de Madrigalistas con villancicos cubanos que fue muy elogiado. A finales de los años 60 se radicó en Estados Unidos, continuando su labor musical. A partir de 1988 dirigió la Orquesta Sinfónica de Miami.
Tomado del programa de ese concierto:
Nacido en Holguín, el 6 de octubre de 1925, Manuel Ochoa se ha convertido en pocos años en uno de los mejores directores cubanos de coros. Su iniciación musical la hizo con su madre, una excelente cantante, de quien heredó el íntimo conocimiento y manejo de las voces, quien había hecho carrera en España.
Luego de trasladarse en 1946 a La Habana, Manuel continuó la labor iniciada por María Muñoz Quevedo, pionera de los Coros en Cuba. En 1954 el holguinero viajó a España y pasó dos años de estudios y entrenamiento allí y también en Austria y otros países europeos donde escuchó coros y conoció de cerca sus escuelas corales.
La carrera de Manuel Ochoa como director y fundador de coros es uno de esos hechos de la vida musical cubana que quedan marcados para siempre por una labor tesonera, entusiasta, sin desmayos, bajo el estímulo constante del propio afán de superación. Ochoa comenzó su carrera coral muy joven, en el año 1942, al organizar en su ciudad natal la Coral Holguín, que dirigió durante cuatro años. Instalado en La Habana, organizó y dirigió numerosos coros, sucesivamente: el Coro de Niños Cantores de La Habana, el del Colegio “Trelles”, el de las Dominicas Americanas, Dominicas Francesas, Universidad de La Habana, Conservatorio “Internacional”, Colegio de Belén, y por último el Coro de Madrigalistas, un coro de cámara que llegó a términos de perfección de la más elevada categoría vocal, fundado en 1949 y que representó la culminación en el trabajo de Ochoa antes de 1959.
Con estos organismos citados ofreció primeras audiciones en Cuba de obras como la “Misa del Gorrión”, de Mozart; la “Misa Requiem” del sacerdote cubano José E. Acosta; la cantata “Naenie”, de Brahms; y varios Villancicos del cubano Esteban Salas (1725-1803), que habían estado sin oírse durante 150 años.
En 1960 Ochoa fue designado director del Coro del Conservatorio “Amadeo Roldán”.
En 1962 fue creada en ese mismo plantel la Escuela Coral, para la formación de cantantes y directores, habiéndose nombrado a Ochoa como su director y quien, además, asumió la cátedra de Técnica de Dirección.
El Coro y la Escuela Coral muy pronto se convirtieron en dos de los más activos elementos en la revitalización de las actividades artísticas del más antiguo conservatorio de Cuba que hoy lleva el nombre prestigioso de Amadeo Roldán.
A fines de 1959 la Dirección General de Cultura (posteriormente Ministerio de Cultura), patrocinó la grabación de un disco de larga duración, contentivo de villancicos de Esteban Salas y otros compositores cubanos, encargando su ejecución al Coro de Madrigalistas, bajo la dirección de Ochoa. En esa ocasión el compositor José Ardévol, entonces crítico musical del periódico “Revolución”, comentó:
Dos de las joyas indiscutibles de este disco son “Villancico Criollo”, de Edgardo Martín, y “Canción al Niño Jesús”, de Harold Gramatges; el primero es muy sencillo, pero absolutamente logrado, en lo cual recuerda las “Fugas”, los “Preludios” o las “Soneras”. La partitura de Gramatges es un acierto rotundo, tanto por la pureza de estilo como por su calidad expresiva y calidad intrínsecas. Ochoa ha comprendido muy bien éstas dos músicas, de las cuales da notables versiones, a pesar de que Gramatges es uno de los músicos cubanos de cualquier época de más difícil interpretación, principalmente por la riqueza y finura de su estilo, y también por la precisión y limpieza de dibujo de su fraseo.
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En 1966 Ochoa va al exilio y en 1989 creó la sinfónica de Miami, a pesar del escaso interés de la comunidad de entonces, siendo el primer director de orquesta hispano nombrado en los Estados Unidos. En junio del 2000 se presentó en el Carnegie Hall de Nueva York con la Orquesta Sinfónica de Miami en una exitosa presentación en la que interpretaron obras de Joaquin Turina, Joaquín Rodrigo y Alberto Ginastera, y culminaron con la obra de Saint Saen, Sinfonía No. 3. La presentación fue calurosamente recibida con una prolongada ovación de la audiencia.
Con una prolongada historia artística de 58 años el Maestro Ochoa se ganó el respeto de cientos de músicos a los que dirigió en Europa, América Latina y los Estados Unidos. En 1989, el Maestro Manuel Ochoa fundó La Orquesta Sinfónica de Miami como expresión cultural de la comunidad multiétncia de esa ciudad. La Orquesta es única en los Estados Unidos; fundada por un director hispano, la mayoría de los miembros del Consejo de Directores son hispanos y los miembros de la orquesta son de 28 nacionalidades diferentes. Falleció en 2006.
 

Caridad Ochoa Ochoa



Soprano, profesora de canto. (Holguín, 24 de octubre de 1884-La Habana, 1 de marzo de 1970). Realizó estudios en Cádiz y en el Real Conservatorio de Madrid, ciudades donde participó en veladas y otras actividades. Al retornar a Holguín en 1908 continuó cantando en iglesias, sociedades y teatros. En 1914 la revista habanera El Arte la seleccionó entre las mejores voces de Cuba. Contribuyó a formar cantantes y músicos, entre ellos su hijo Manuel Ochoa. Durante años dirigió el coro de la iglesia San Isidoro. Falleció en Holguín el 1ro de marzo de 1970

Graciela Morales Fuentes



Tomado de "Cuba musical"

Profesora graduada de piano y solfeo en recientes exámenes en el Conservatorio Orbón.
Dedicada a la enseñanza, es profesora del Instituto Provincial de Holguín, Oriente, que dirige su señor padre.


Siguiendo las huellas marcadas por su talentoso señor padre, la señorita Morales Fuentes es augurio feliz de un notable porvenir artístico, pues ha heredado de aquel una disposición facilísima para la interpretación de las más difíciles obras.

Graciela Morales Fuentes poco antes de cumplir cien años
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Por: Zenovio Hernández Pavón


En este 2017 murió Graciela Morales Fuentes, la última representante de una  familia de grandes artistas y pedagogos que ha prestigiado  la cultura de esta provincia y de Cuba. Con especial cariño  ella recordaba a su padre Agustín Morales Velázquez, un pianista  y patriota, colaborador de Martí y el Partido Revolucionario Cubano, quien, al  igual que ella, contribuyó a formar varias generaciones de músicos y cantantes, entre los cuales han sobresalido César y Rafael Morales, Raúl Ferreiro y Joel Rodríguez Milord.


En el libro Cuba Musical, de 1929, se prodigan los más cálidos elogios al trabajo docente de Agustín y Graciela. Al morir el padre, en 1937, es precisamente ella la que toma las riendas de la institución. Ya para entonces Rafael, el primogénito de los Morales Fuentes, disfrutaba de amplio reconocimiento nacional al lado del maestro Lecuona, con la Filarmónica de La Habana y otras importantes figuras y agrupaciones con las que trabajó. Por su parte César, un hermano que ella formó ,luego también ocuparía un lugar destacado en la pianística  cubana  e internacional.

Graciela en los años ´50 participando en una actividad junto a la Banda Militar de Holguín
 
Graciela, como todos sus hermanos, se destacó en el piano, el solfeo y otras materias del arte musical. De haber hecho carrera en la capital hubiera disfrutado de mayor reconocimiento, pero prefirió permanecer  en su terruño, haciendo aportes muy meritorios a la cultura, pues fue fundadora de la radio en 1930,de la escuela de ballet y el Teatro Lírico ,institución en la que se jubiló en 1988,no bastante continuó guiando y orientando a jóvenes valores hasta poco antes de su muerte. Holguín no podrá olvidar el aporte de ella y de   su familia  a nuestro desarrollo cultural.   


Para un libro dedicado a las familias de músicos, ella nos confesó sobre su progenitor:
Papá estudió en su juventud con Marín Varona en Camagüey. Como emigrado y revolucionario colaboró con José Martí y la gestación de la guerra de 1895, y como talentoso músico que era en República Dominicana ofreció conciertos y organizó actividades culturales para recaudar fondos destinados a la causa independentista, esos bonos los conservo, pues son  la constancia de sus donaciones al Club de Emigrados Antonio Maceo.

"Al regresar a su natal Gibara en 1900, de paso por Holguín conoce a mi mamá. Después de casarse funda en 1902 su academia, luego Conservatorio Provincial de Holguín y que desde  1914 a 1968 estuvo unido  al Orbón de La Habana, viniendo el propio Benjamín Orbón muchos años a examinar a los alumnos”.
Graciela Morales a inicios de los años ´60
Al arribar a sus cien años, y después de más de 20 de haberse jubilado como pianista-repertorista del Teatro Lírico Rodrigo Prats, al que se entregó en cuerpo y alma desde 1962 a 1988, Graciela  nos confesó:

Mi mayor ambición era ser concertista, soñaba con interpretar a Chopin, Beethoven, Liszt… pero tuve varios obstáculos. Primero la muerte de mi papá me obligó a tomar la dirección del Conservatorio y posteriormente la pérdida de la salud mental de dos de mis hermanos fue otro freno para realizar ese y otros planes. Sin embargo me siento contenta de haber dado mi pequeña contribución a la cultura.

Entre las muchas cosas que recuerdo está  la Escuela de ballet que fundara con Angélica Serrú y la inauguración de la primera emisora de radio en 1930, la cual comenzó a transmitir  el 24 de octubre de 1930 desde una de las habitaciones del hotel Telégrafo. Ese día acompañé a mi hermano Agustín, quien le sacaba al serrucho un sonido maravilloso. Esa emisora, la CMKF, la compró Manuel J. Góngora que fue alumno de Ignacio Cervantes. Tocaba al piano maravillosamente las danzas de su maestro. Al fundarse la CMKO también colaboré con Manuel Angulo Farrán. De la radio recuerdo especialmente un programa que realizaba cada domingo con un conjunto de cámara que formamos.

Al inaugurarse el antiguo Instituto Cívico-Militar (hoy ITH) trabajé con once profesores de música, entre ellos, Porfirio Sánchez, Esther Mallo y Manuel Ochoa Ochoa, este último un verdadero genio al frente de grandes masas corales .Después de 1959 seguí trabajando como profesora, por entonces se gestaba la fundación del Teatro Lírico, reto que pude enfrentar gracias a la ayuda de mi hermano Rafael, que era repertorista y profesor en la Ópera Nacional. Trabajar con Raúl Camayd y el colectivo fue una de mis grandes satisfacciones”.

Graciela Morales acompañando a la soprano Náyade Proenza
 
Aunque los problemas de salud la aquejan y  hace algún tiempo residió en casa de su hermana Berta, en el reparto Nuevo Llano, desde su silla de ruedas saludaba  y conversaba  con esa proverbial dulzura y amabilidad que siempre le distinguió. Ansiaba volver a impartir lecciones y con frecuencia se sentaba a su viejo y entrañable piano; entonces las melodías que llenaban el ambiente y le hacían recordar momentos hermosos de su vida, como aquellos días de la década de 1970 en que acompañó a Alicia Alonso en unos inaplazables ensayos que le valieron cálidos elogios de la fundadora del Ballet Nacional de Cuba. 

Graciela Morales a finales de la década de 1990
No hay  dudas que la obra de esta dulce mujer y la de su familia  son conquistas insoslayables de nuestra historia cultural  y ameritan la gratitud  infinita de los holguineros que amamos la música, ese arte al que Graciela Morales Fuentes  ha consagrado toda su vida.


Agustín Morales Velázquez




Tomado de la prensa de la época
Director del Conservatorio Provincial de Holguín (Oriente). Este notable profesor de música fue discípulo del nunca bien llorado maestro José Marín Varona en Camaguey.

Fue colaborador decidido de la causa por la Independencia de nuestra patria contribuyendo con sus esfuerzos artísticos y su cooperación en Conciertos que se celebraban en la República hermana de Santo Domingo.

Su valioso aporte, en cuantas fiestas se celebraban con ese fin, sobre todo en Puerto Plata, fue muy notable.

El importante de lo que se recaudaba en esas veladas era entregado o enviado a los agentes  revolucionarios y en muchas ocasiones aportó, además de su eficaz colaboración artística, sus recursos pecuniarios.



Nuestro biografiado nació en Gibara, provincia de Oriente, y desde muy niño demostró sus inclinaciones por el arte divino de la música.

Dirige actualmente con éxito muy notable el Conservatorio Provincial de Holguín, que está incorporado al Conservatorio Orbón de La Habana, cuyo plan de estudios sigue desde el año 1914, y en el que reciben instrucción musical numerosos jóvenes de positivo valer artístico que honran a su maestro con sus adelantos en el difícil arte sonoro.

En la dirección de dicho plantel ha logrado innumerables éxitos con los discípulos que ha presentado a examen en todos los cursos y que han logrado las más altas calificaciones del tribunal que ha presidido el ilustre pianista Benjamín Orbón, quien ha felicitado calurosamente al maestro Morales Velázquez por la perfección con que aplica sus planes de enseñanza.

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