Autores: Angela C. Peña Obregón
Roberto Valcárcel Rojas
Miguel Angel Urbina Herrán
Es sumamente interesante
conocer la importancia socioeconómica que tuvo la zona donde aconteció el
hallazgo de la imagen de la
Virgen de la
Caridad, para comprender por qué ocurrió allí y cuáles eran
las causas por las que los indios venían desde el Real de Minas de Santiago del
Prado (El Cobre), hasta el Hato de Barajagua y de ahí a Nipe a buscar sal.
A su llegada a Cuba el
español usó jurídicamente conceptos geográficos y socio políticos de los
nativos. Así las tierras mercedadas en el perímetro de una “provincia aborigen”
pasaba a llamarse con el nombre dado por los indios, pero, ¿un hato era del
tamaño de una provincia?, ¿cuándo se habla de las tierras que conformaron “los
hatos” Barajagua ha de entenderse que estos ocuparon la geografía de la antigua
provincia?.
Comencemos por determinar
quiénes eran los dueños de los Hatos Barajagua para descubrir por qué era ese el
lugar de “autoconsumo” de las minas de cobre cercanas a Santiago de Cuba.
En un primerísimo momento
durante la conquista y en los primeros años de colonización, los españoles buscaron
oro en las arenas de los ríos. Es ese el tiempo de las Encomiendas. Entonces los
conquistadores convivieron con los aborígenes en los pueblos de estos, o mejor,
en algunos pueblos aborígenes, generalmente los más importantes, adonde
trasladaron a los aborígenes de otros lugares. (En la amplia zona que va desde
Nipe hasta El Cobre solamente se han encontrado evidencias de pueblos aborígenes
donde convivieron españoles en el sitio que ahora se conoce como Loma del
Cementerio de Barajagua. ¿Acaso era ese el lugar más importante de la zona?, ¿estaba
ahí el sitio principal de la antigua “provincia de Barajagua?).
Durante la segunda mitad
del siglo XVI las encomiendas desaparecen porque ya había desaparecido la
esperanza española de encontrar oro en Cuba, a las tierras se les dan otros
usos. Unas sirvieron para Hatos ganaderos, otras para corrales donde se criaba
animales menores o domésticos. Pero en esas vastedades territoriales que eran
los Hatos se administraban desde un asiento o lugar-centro y para la
subsistencia de los ganaderos que laboraban en el Hato se creaban corrales y
estancias, que eran consideradas instalaciones complementarias. Incluso se
afirma que en un Hato podían existir más de un corral y más de una estancia. Obviamente
las poblaciones de los Hatos se asentaban alrededor de los centros y en las
cercanías de las estancias y corrales.
En la zona que nos
interesa, los dueños generalmente vivían en la villa de Santiago de Cuba mientras
que eran los mayorales quienes se
dedicaban a la explotación del ganado que vivía en sus tierras; dichos
mayorales podían ser de cualquier etnia, indios, africanos, criollos, europeos blancos.
Y realizaban los trabajos la población de la zona, indios y también los
mestizos y morenos nacidos en la tierra, esto es, criollos que eran el producto
de los cruzamientos ocurridos en la
Isla al mezclarse los distintos grupos. Los Hermanos Hoyos,
que eran indios naturales, viajando con un niño negro para hacer monterías de
sal a Nipe, ejemplifican el panorama. Todos los anteriormente mencionados eran
utilizados como empleados a sueldo o se dedicaban a labores de monteros y rancheadores.
Juntos a ellos, y para hacer un mosaico todavía más rico, en los Hatos se
empleaban a unos pocos esclavos africanos, pocos porque no se necesitaba gran
número de ellos para la actividad ganadera.
Los Hatos, lugares poco
poblados durante más de dos siglos y a veces durante un tiempo mayor, también
fueron sitio de refugio de contrabandistas y de indios y negros cimarrones. La Península de l Ramón,
por ejemplo, un sitio boscoso, montañoso y distante, se convirtió en palenque
de cimarrones y en el siglo XIX el lugar pasó a ser propiedad del corsario alemán
William Hastie, poseedor de una dotación de esclavos traídos de Nassau.
En geografía con población
tan variopinta podían suceder mil anécdotas diferentes; no siempre la vida eran
tan armónica como parece que fue el viaje de los dos indios y el niño esclavo
que encontraron la imagen de la Virgen.
Compruébenlo leyendo el fragmento del siguiente viejísimo
documento, dice: (…) que en 1547 cuatro
negros huidos fueron a la provincia de Baraxagua y en una estancia propiedad de
Juan Escribano, mataron al indio porquero porque no les quiso dar un puerco
para comer (…) (Ceballos, 1997:190).
Vistos los que vivían en
la zona, intentemos ver a los señores principales, o dueños del lugar, para, más
adelante, mirar el trasiego de gentes que iban y venían por allí, sus creencias
y transculturizaciones… en fin, la nueva cultura criolla que hizo que fuera
este y no otro el escenario donde ocurrió el hallazgo de la Virgen, su reconocimiento y
veneración.
Árbol de poseedores del
hato nombrado Barajagua y sus adyacentes.
(Todo lo siguiente tratando de descubrir cuáles
eran las tierras de Barajagua propiedad del Real de Minas de Santiago del
Prado, minas de cobre, para saber exactamente cuál era el lugar sobre el que
mandaba el mayoral Miguel Galán y si lo podemos entrever, finalmente, saber con
exactitud a dónde llevaron los Hermanos Hoyos y Juan Moreno la imagen de la Virgen de la Caridad inmediatamente
después que la encontraron sobre las aguas de la bahía de Nipe, lugar este que
fue donde primero se veneró a la que luego fue y sigue siendo la Patrona de Cuba)
¿Quién o quiénes fueron los
primeros dueños del territorio de Barajagua?. La información exacta se
desconoce, pero, felizmente, existe un documento con fecha de 1598, que es la
escritura de propiedad de los Hatos de Barajagua y que se hizo a petición de
amojonamiento o trazado de límites de dichos Hatos por parte del que promueve
dicho documento, que es el propietario de dicha comarca. Actualmente el
documento está en custodia del Archivo Nacional de Cuba, (ANC) sobre Realengos,
Legajo 14, No. 35, Folio 10 vuelta. En él dice que el vastísimo feudo que se
extendía desde el río Guaninicum hasta la bahía de Nipe era propiedad del
Capitán Juan Lizana Luyando.
Asimismo en el documento Lizana
Luyando asegura haber obtenido las tierras de Barajagua del Capitán Luís Bazán
y su consorte María Tovar, ambos residentes en (Santiago de) Cuba, y dice
también que “(…) apenas había en América
hatos y asientos de mas antigua posesión (…) (por lo que) se ha de deducir por
necesaria consecuencia que provino de merced hecha a los originarios pobladores
de Cuba” (Sic) (ANC, Ibídem, Folio 164 Vt).
Antes de proseguir,
algunos datos de los personajes anteriormente mencionados.
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En el catálogo titulado
Pasajeros de Indias, Volumen 6. Archivo General de Indias, Fondo Pasajeros, aparece
un Luís Bazan, (Hijo de Hernando de Castro y de Mayer de Bazán), quien, dice,
vino desde España en la flota que partió el 5 de agosto de 1579
Juan Lizana Luyando fue escribano del Cabildo de Cuba (Santiago de
Cuba), hasta 1599. En 1586 el escribano organizó la defensa de la villa contra
los franceses, por lo que desde entonces gozaba de un significativo prestigio. Sus
dos Hatos, que obtuvo de Luís Bazán, limitaban con los de Cayo Rey, Miranda y
Bocuey.
Una hija de Lizana Luyando se casó con Andrés Duque de Estrada y
Tovar, que era parte de una familia que pertenecía a los vecinos notables de la
villa de Santiago de Cuba y que en 1632 era propietario del hato vecino a los
de Lizana Luyando, el que tenía por nombre Miranda.
En Pasajeros de Indias aparece el que posiblemente es el primer Lizana
que vino a América: Juan de Lizana, hijo de Jimeno de Burgos y Catalina de
Lizana, vecinos de Toledo. Hizo el viaje a América en agosto de 1513.
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A partir de la propiedad
del capitán Lizana Luyando se fue conformando el árbol de poseedores de los
terrenos de la provincia de Barajagua.
En un primer momento
dichos terrenos se mantuvieron en el seno de las familias Lizana Luyando y Estrada.
Andrés Duque de Estrada y Tovar,
esposo de la hija de Lizana Luyando, es el segundo gran propietario conocido y
asimismo quien inicia la fragmentación de la propiedad por la multiplicación de
los herederos y por ventas.
Los datos anteriores se
consiguieron en el documento dicho, conformado a petición de Luzana Luyando, en
acto de amojonamiento o trazado de límites de sus propiedades. Y la información
siguiente es tomada de un abultado expediente que conserva el Archivo Nacionald
e Cuba, Fondo Realengos, Legajo 14 No. 35, titulado: Testimonio del Executorial librado por el Rel. y Supremo Consejo a
fabor de los Dueños del Hato nombrado Barajagua y sus adyacentes (Sic). Dicho
expediente fue conformado a partir de un litigio establecido en 1776 ante el
escribano de la Tenencia
de Gobierno de Holguín, Lorenzo Castellanos. (Barajagua pasó a formar parte del
territorio de Holguín a partir de 1752, fecha esta cuando se crea la Tenencia holguinera).
Más datos sobre el litigio
antes de nombrar a los propietarios de Barajagua. Dicho litigio fue establecido
por los herederos del presbítero don Juan de León y Nápoles, de doña Antonia Nápoles
y Arévalos y don Fernando Hierrezuelo, contra los herederos de Diego de la Torre, sobre el pago y
satisfacción de los réditos redimidos del capital impuesto a favor de la Real Hacienda en las tierras
realengas de Barajagua que pertenecían al Clero y que estos los reclamaban, o
sea, que el Clero reclamaba la cantidad de dinero que a ellos les pertenecía
por una capellanía que hacía 24 años no le pagaban. Y ahora eran los
propietarios los que ya nombramos antes al decir quiénes fueron los que
impusieron el litigio. Ellos habían comprado la porción de terreno (Hato del
Medio) a los herederos de Diego de la
Torre sin que este dijera nada del gravamen.
No le interesa a la Aldea saber el fin de aquel
litigio, pero sí, y mucho, el árbol de poseedores de la provincia de Barajagua
que el proceso jurídico conllevó a conformar.
El primer dueño que se
menciona es el ya conocido Lizana Luyando. Del segundo no se dice nada, pero se
infiere que lo serían los sucesores de Luyando a la muerte de aquel, ocurrida
poco después del amojonamiento o delimitación de sus propiedades. Este último
hecho aconteció en 1598.
Luego aparece un dato de
mucha importancia para esta historia que estamos narrando. En el expediente de
litigio se mencionan otro título de propiedad sobre el espacio de la provincia
india de Barajagua que fue emitido junto al de Luyando en 1598. Se trata del
titulo perteneciente al Real de Minas, o lo que es igual, se trata de lo que en
verdad andamos buscando: las tierras que en Barajagua le pertenecían a las
Minas de Cobre de Santiago. Dicho título está fechado en Cuba (Santiago de
Cuba), a diez y ocho de mayo de 1598.
¿De dónde sale la
información tan precisa de la fecha en que se dio título legal al Real de Minas
sobre su propiedad en Barajagua?. Sale de un proceso legal de delimitación del
hato de Miranda, que tenía límites con las tierras de Barajagua. Dicho proceso
legal ocurrió en 1632, fecha en la que, dice el documento, el administrador de
las Minas de Cobre, Miguel Bartute presentó el documento que legalmente hacía
al Real del Prado dueño de esa porción de terreno en Barajagua. ¿Dice el
documento la ubicación exacta de la propiedad del Real de Minas?. No, lamentablemente.
Pero, por lo menos el documento demuestra que las propiedades del Real de Minas
estaban ubicadas en un espacio diferente al que fue propiedad de Lizana
Luyando. Entonces, ¿Lizana Luyando no era propietario de todo el territorio que
había formado parte de la provincia india de Barajagua?, ¿un fragmento de la
antigua provincia india de Barajagua era la propiedad del Real de Minas?, ¿cuál
fragmento?. Si hoy se supiera se podría afirmar con propiedad cuál fue el
primer lugar de Cuba donde se levantó un templo a la Virgen de la Caridad.
Al parecer la provincia
india de Barajagua era de una extensión considerable, tanto que, posiblemente, su
terreno fue suficiente para albergar cuatro Hatos, los nombrados Miranda,
Bocuey y los dos que pertenecieron a Lizana Luyando, conocidos estos como
Barajagua, el del norte, que limitaba con la Bahía de Nipe y Hato del Medio el segundo, que
limitaba al sur con el Hato de Cayo del Rey, pero todos los que se encontraban
dentro de los límites originales de la provincia de Barajagua, incluyendo al
que fue propiedad del Real de Minas, fueron denominados indistintamente por su
nombre y por el nombre genérico: Hatos de Barajagua. De los cuatro, dice, fue
propietario Antonio de Estrada, al que en el documento llaman El Viejo.
Y para hacer aún más
confusa la información, dice el documento que el segundo administrador de las minas
de cobre compró parte de los terrenos que entonces eran propiedad de Andrés
Estrada, esposo de la hija de Lizana Luyando y por lo tanto su propietario de
entonces. Lo que no dice el documento es cuál porción fue la que compró.
Un dato que sería esencial
comprender es el que se relaciona con el Hato Cayo del Rey, localizado al sur
de la vieja provincia india. Lo singular de este lugar es el nombre que tiene y
que su segundo propietario lo fue un yerno de Joan de Eguiluz, individuo este
que fue administrador de las minas de cobre. El Obispo Agustín Morel de Santa
Cruz, quien a mediados de siglo XVIII recorrió la mayoría de los espacios de la Isla en visita eclesiástica,
escribió en su informe de la visita al Cobre:
(…) el ganado Bacuno se
puso quince leguas en las tierras de Barajagua con título de Hato del Rey, que
hasta oy se conserva.(Sic)
El primer administrador de
las minas de cobre y fundador del Hato en tierras de la provincia de Barajagua
de donde sacarían el autoconsumo de los cobreros, dijo que dichas tierras
estaban a quince leguas del Real de Minas y el mismo dato lo repite Morel de
Santa Cruz.
Los ermitaños que narraron
la historia del hallazgo y primera veneración a la Virgen han dicho que esta
fue llevada al asiento principal o centro del Hato propiedad del Real de Minas
y la tradición popular ubica ese centro en el poblado con nombre Barajagua,
pero del Cobre a Barajagua hay mucho más que 15 leguas.
El lugar que sí queda a
quince leguas del Real de Minas es Hato del Rey, que, igual, está relativamente
próximo a Barajagua La Nueva.
¿Inmediatamente después que la encuentran llevaron la Virgen a Barajagua La Vieja o a Barajagua La Nueva?. (Por la profusión en
el cambio de dueños que tuvieron esas tierras Barajagua La Vieja también pudo ser
propiedad del Real de Minas).
Sea donde halla sido que
llevaron a la imagen de la
Virgen hoy es casi imposible comprobarlo. Y por demás, la
memoria popular dice que fue a Barajagua La Vieja.