El apellido como medio
para diferenciar a unas personas de otras y para identificar a un sujeto con su
linaje familiar, surgió en Europa Occidental a partir del siglo XII.
Muchos apellidos de
origen español tienen su origen del nombre de un antepasado lejano, esclavizado
por colonizadores castellanos, ejemplo Álvarez, (de Álvaro); Sánchez, (de
Sancho); González, (de Gonzalo); Díaz,
(de Diego). Pero asimismo, en España y las tierras con clara influencia de esa
cultura, existe una gran variedad de orígenes de apellidos, como se verá a
continuación:
Apellidos de origen toponímico: nombres de ciudades, pueblos, ríos,
montañas y accidentes geográficos, como Salamanca, Ávila, Toledo.
Apellidos de profesión u oficio: Carpintero, Cardenal, Monje,
Alcalde, Rey, Conde, Marqués.
Apellidos de apodos y nombres: Una de las formas más primitivas y
tradicionales de los humanos es llamar a los otros por alguna característica
física o moral que les permitía diferenciarlos: Delgado, Feo, Hermoso, Rubio,
Moreno, Prieto, Negrín, Negrón, Leal,
Travieso, Malo, Mellado, Calvo, Doblado, Cejijunto, Cabeza de Vaca, Barragana,
Expósito, Santana (por Santa Ana).
De origen extranjero y españolizados: O´Donnell, Swartz, Osborne,
Cólogan, Hamilton, Waló, Wangüemert, Yanes, Melo, Dorta, Carballo.
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