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La aldea a la mano (Holguín, Cuba)

6 de julio de 2013

Los Ochoa de Holguín. (Tercera generación)


Tomado de Tesis de Grado, Carrera de Historia, Universidad Oscar Lucero Moya, Holguín, Cuba
Autora: Yulemis Sánchez Machado.




La tercera generación de la familia Ochoa continuó la tradición del negocio del tabaco y como sus antecesores y por herencia de ellos, ocuparon cargos en el Ayuntamiento, esto anteriormente dicho, a pesar de los cambios políticos que acaecieron en Holguín (como en gran parte de Cuba y sobre todo en la Metrópolis, España, a partir de 1812).

Según la nueva  Constitución  Española  de  1812, los  Ayuntamientos se cubrirían por elección, suprimiéndose la vieja práctica de los Regidores ex oficio, los de nombramiento real y los hereditarios: ahora para ser elegidos se necesitaba cubrir el expediente de limpieza de sangre, legitimidad y poseer sustanciales ingresos, así, además, se dividieron los poderes, separándose las funciones de la Justicia, las de los Ayuntamientos y la de los Gobernadores, asumiéndose además los derechos burgueses fundamentales.


En Holguín la Constitución fue jurada en agosto de 1812. Sin embargo, una mirada a los nombres  de  los  electos  durante  el  periodo  constitucional  evidencia  que  las  familias tradicionales se mantuvieron en  el poder, aunque verdad que ocurrieron unos pocos cambios de nombres y una cierta apertura paulatina hacia otras pocas familias (…) como los Parra, Fernández, Reyes y Pitaluga, vinculados al ganado y al comercio. En general la  mentalidad tradicionalista y conservadora dominó en el Ayuntamiento () que ahora escalaban puestos que antes tuvieron vedados.


A partir de la cuarta generación de los Ochoa de Holguín se comienza a percibir una decadencia económica  de la familia, aunque estos tratan de mantenerse en algunos cargos del ayuntamiento y en el nuevo negocio imperante: la producción y comercio del azúcar.




De modo general, en esta etapa el apellido Ochoa fue expandiéndose de modo progresivo dentro del territorio holguinero. Si la segunda generación de la familia estuvo integrada por los siete hijos de Jo Antonio Ochoa y Rosalía de Ávila, en la tercera generación ya se había quintuplicado el mero de descendientes con respecto a la segunda. Juan Antonio tuvo una descendencia de trece hijos, Manuel Trinidad tuvo nueve hijos, Jo Antonio tuvo cinco descendientes, Francisco Javier tuvo tres, Miguel Ignacio cuatro, Diego Antonio tuvo solo dos hijos y Manuela no dejó descendencia.

De los trece hijos de Juan Antonio Ochoa, once fueron en matrimonio con Juana Antonia de la Torre:  María Patrocinio, María Concepción, María Gertrudis, María del Carmen, María Josefa, María Rosalía, Ana Josefa y Rita de Jesús, Tomás Ramón, Juan Antonio y Luis Agustín. Las hijas, como jóvenes  casaderas con sustanciosas dotes, se enlazaron con personas escogidas por su padre como parte de  una estrategia matrimonial que buscaba casamientos ventajosos con miembros de familias poderosas y prestigiosas, en la que predominaba el interés económico y el estatus social.

El hijo mayor, Tomás Ramón, contrajo nupcias con su prima segunda, Rafaela Rodríguez de la Torre; de este matrimonio resultaron nueve hijos. Tomás Ramón ocupó cargos en el Ayuntamiento  como  Veedor,  fue  abogado  de  la  Real  Hacienda  y  Alcalde  Ordinario, también fue propietario de varios sitios de labor, del ingenio Matatoro, de algunas casas en la ciudad y de alrededor de treinta esclavos.

Luis Agustín se ca igualmente con su prima segunda María Altagracia, hermana de Rafaela  Rodríguez  de  la  Torre,  y  ocupó  el  oficio  de  su  padre  inicialmente  como administrador del mismo, ya que este oficio de Regidor Alguacil Mayor fue alquilado por su madre Juana Antonia de la Torre al fallecer su esposo, a Nicolás Hernández.

Juan  Antonio  también  se  ca con  una  de  sus  primas,  María  Dolores  Hechavarría González  de   Rivera  manteniendo,  con  ello,  el  patrón  matrimonial  endomico  y, principalmente consanguíneo que iba siendo característico de la familia.

De los hijos de Manuel Trinidad el que más se desta socialmente fue José Ramón, quien  era  Licenciado  en  Derecho.  En  1817  ocupó  el  cargo  de  Alcalde  Ordinario  de segunda elección y en  1829  fungió como Veedor y abogado de la Real Hacienda del Distrito y Cancillería. Su matrimonio, como casi todos los de la tercera generación de los Ochoa, fue consanguíneo al casarse con su prima  hermana Rita Josefa, hija de su tío Juan Antonio Ochoa.

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